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Objetos necesarios para la Santa Misa
Para celebrar una Misa rezada según el rito romano extraordinario es necesario primero preparar una serie de objetos en el altar, en la credencia y en la sacristía:
Sobre el altar
1-El altar ha de hallarse cubierto por tres manteles blancos de lino que cubran toda la superficie y que, al menos el superior, cuelgue por ambos lados hasta cerca del suelo.
2-En el centro del altar debe haber un crucifijo, puesto en medio de los candelabros. No basta una cruz desnuda, sino que debe tener sobre ella la imagen del Crucificado. Debe ser de tal tamaño y colocado de tal modo que tanto el sacerdote como los fieles puedan verlo fácilmente. La pequeña cruz que suele rematar el sagrario no puede reemplazarlo, en dicho caso ha de colocarse el crucifijo sobre el sagrario. Normalmente, sin embargo, se ha de colocar sobre la grada del altar (si la tiene) o directamente sobre el altar, pero siempre en el centro del mismo (jamás a un lado o al otro). Nada hay prescrito sobre la materia en que debe estar hecho pero normalmente el crucifijo es de metal y más raramente de madera. En realidad la cruz de altar se compone de tres elementos distintos (unidos normalmente por un largo tornillo puesto en el interior): la cruz propiamente dicha (con el crucificado), un tallo o vástago más o menos alto sobre el que se asienta la cruz y un basamento o pié, sobre el que reposa el conjunto.
3-Habitualmente ha de haber sobre el altar dos, cuatro, o seis candelabros, colocados de manera simétrica a ambos lados del crucifijo, directamente sobre el altar o sobre la grada si la hubiera. Han de ser candelabros individuales pues no está permitido usar candelabros de brazos, p.ej. un candelabro de tres brazos a cada lado de la cruz, ni menos aún reemplazarlos por apliques fijados al retablo o al muro.
Normalmente el candelabro de altar consta también de tres elementos: un basamento o pié que lo sostiene, un tallo o vástago más o menos alto y un cajillo donde se inserta el cirio (o a veces una punta donde se lo clava). El cajillo suele llevar en su base un platillo para recoger la cera derretida. La altura de los candelabros debe ser proporcionada a la de la cruz de altar, en concreto: deben llegar aproximadamente a la altura de la punta de abajo de la cruz, lo que significa que han de ser tan altos como el tallo sobre el que se asienta la cruz de altar. (Generalmente, si se trata de un juego completo, el vástago de los candelabros y el de la cruz tienen la misma forma y el mismo tamaño).
4-Sobre los candelabros han de disponerse los cirios. Los cirios que se ponen en el altar han de ser completamente de cera o de cera en su mayor parte. Se tolera el uso de tubos que imitan los cirios verdaderos y que contienen uno en su interior. El grosor y la altura de los cirios es una cuestión estética y dependerá de la altura y estilo de los candelabros.
5-Las sacras son unos cuadros, generalmente artísticamente encuadrados, sobre los que se hallan escritas ciertas oraciones difíciles de leer en el misal. Aunque la rúbrica sólo exige la de en medio, la costumbre universal es que sean tres : una que se pone al lado del Evangelio y que contiene el inicio del Evangelio según san Juan, otra que se pone al lado de la Epístola y que contiene el salmo Lavabo inter innocentes (a veces también la bendición del agua) y la tercera, normalmente más grande, que se pone en el medio y que contiene las palabras de la consagración, el Gloria, el Credo y otras oraciones.
6-Debe haber sobre el altar un atril o un cojín para poner el misal sobre él. El atril puede ser de madera o de metal y se puede recubrir con un velo del color de los ornamentos de la Misa. El cojín puede ser siembre blanco (o rojo) aunque también puede conformarse al color de los ornamentos.
Antes de empezar la misa el atril (o el cojín) ha de estar puesto en el extremo del lado de la Epístola (a la derecha del altar según se lo mira desde la nave). Ha de estar colocado de frente a la nave de la iglesia (de modo que su límite anterior discurra paralelo al borde anterior del altar), y no un poco de lado ni oblicuo.
7-Sobre el atril o el cojín ha de colocarse el Misal, que ha de estar cerrado, con la primera página debajo de manera que el lomo mire hacia la parte exterior derecha del altar y la abertura hacia el centro del mismo. Es conveniente que antes de poner el misal sobre el altar se hayan señalado las páginas de la misa que se vaya a decir, utilizando las cintas que sirven para ello. El Misal puede cubrirse con una funda de tela del color de los ornamentos del día.
8-Además de los objetos que venimos de enumerar y que constituyen el ajuar mínimo y obligatorio, puede adornarse el altar (según la solemnidad) con otros elementos como, p.ej. un antipendium o frontal de metal noble o de tela del color de los ornamentos de la misa, jarrones con flor cortada o con flores artificiales, relicarios, etc.
Sobre la credencia
9-La credencia es una mesilla de pequeño tamaño que se coloca a la derecha del altar (según se lo mira desde la nave), es decir: al lado de la Epístola. Se la debe cubrir con un mantel blanco. Antes de empezar la misa rezada se deberán poner sobre ella los siguientes objetos:
Las vinajeras, que son dos pequeños vasos que normalmente han de ser de cristal, aunque se permite el uso de vinajeras de plata o de oro. Una vinajera debe estar llena de vino y la otra de agua. Se han de colocar sobre un platillo.
El manutergio, es un lienzo de tela de color blanco del que se sirve el sacerdote para secarse los dedos después del lavabo. Se ha de poner plegado encima de las vinajeras, pero si éstas están provistas de un tapón o de una tapadera, se pone sobre el platillo de las vinajeras.
El manutergio, es un lienzo de tela de color blanco del que se sirve el sacerdote para secarse los dedos después del lavabo. Se ha de poner plegado encima de las vinajeras, pero si éstas están provistas de un tapón o de una tapadera, se pone sobre el platillo de las vinajeras.
Un platillo de comunión. Si se ha de distribuir la comunión a los fieles el ministro acompañará al sacerdote sosteniendo dicho platillo que ha de ser de metal.
Un candelabro pequeño o palmatoria con su cirio. En España se suele poner sobre el altar un candelabro encendido desde el momento de la consagración hasta las abluciones. Si se sigue éste uso, se pondrá el candelabro con la vela apagada sobre la credencia. Conviene también poner lo necesario para encenderla cuando llegue el momento.
Un copón. Si durante la Misa se hubiesen de consagrar partículas para la comunión de los fieles se pondrán éstas dentro de un copón que es un vaso sagrado fabricado en oro, plata o en otro tipo de metal con tal que la copa esté dorada interiormente. El copón debe hallarse provisto de una tapadera, generalmente de forma abombada y coronada por una cruz.
Un pabellón que es un velo de seda blanca, de forma circular, con el cual debe cubrirse el copón cuando éste contiene el Stmo. Sacramento.
San Miguel Arcángel
II. La humildad y la sumisión procuraron a San Miguel una gloria eterna, y el orgullo precipitó a Lucifer a los abismos infernales. ¡Temblad, soberbios! la vanidad es la que ha perdido a la más hermosa de todas las creaturas. Humillémonos y temamos comparecer ante Dios que hasta en los ángeles ha encontrado corrupción. ¡Cayeron los astros del cielo, y yo, lombriz, no tiemblo!
III. Debes honrar a San Miguel, porque es el príncipe de la Iglesia que debe un día asistir al examen de toda tu vida. ¿Qué dirás? ¿qué harás en ese tremendo día? No podrás esperar ayuda alguna ni de tu riqueza ni de tu ciencia. Sólo tus buenas obras abogarán a tu favor ante el Juez supremo. ¿Bastarán para asegurarte una gloria eterna? Llegará ese día en el que un corazón puro valdrá más que palabras hábiles, una buena conciencia más que una bolsa llena de oro. (San Bernardo).
La Santa Misa
Sus Cuatro Fines. Y precisamente el sacerdote, para reconocer el soberano dominio de Dios sobre las creaturas, ofrece a Dios a nuestro Señor Jesucristo mismo, el cual, al ser inmolado en la cruz, rindió al Padre un culto infinito de adoración y de gracias, de expiación y de impenetración. El Sacrificio de la Misa, al poner en el altar la Víctima del Calvario, nos permite adorar por medio de ella y cual conviene a Dios, darle gracias dignamente por todos sus beneficios, aplacarle plenamente mediante la oblación de la Sangre de Jesús y pedirle favores, con la certeza de ser siempre atendidos, porque esas peticiones van hechas en nombre de Aquél que, con sólo mostrar al Padre sus gloriosas llagas, intercede por nosotros sin cesar en el cielo y en la Eucaristía.
La Misa y los Tiempos Litúrgicos. Y como quiera que todos los misterios de la vida del Salvador cooperaron en unión con el del Calvario en nuestra salvación, la Iglesia celebra su aniversario en el Sacrificio de la Misa en las diferentes festividades del Ciclo Temporal, o Ciclo de Cristo. En Navidad, por ejemplo, se ofrece a Dios el divino Infante del pesebre con todo aquello en que más gloria dio Cristo al Padre, especialmente durante los años de su santa infancia. Pues la Misa, en todo ese tiempo, nos aplica de un modo muy especial las gracias particulares que Jesús entonces nos mereció, y que nos ayudarán a practicar cada año mejor las excelsas virtudes de que Jesús y María nos dieron ejemplo.
La Misa en Honor de los Santos. Pero la Misa se ofrece también en honor de los Santos, como lo demuestra el Ciclo Santoral; con lo cual se afirma que precisamente, merced a la Eucaristía - Sacrificio al par que Sacramento - llovió del cielo sobre los Santos tal torrente de gracias. De manera que cede en honra de los Santos el que glorifiquemos así la obra del Altísimo en ellos, que son sus obras maestras. También resulta un hermoso tributo de homenaje para los Santos el que unamos en el altar su memoria a la de Jesús; lo cual se hace siempre que celebramos el aniversario de su tránsito, y aun todos los días en el Canon de la Misa. Miembros como son del cuerpo místico de Cristo, es conveniente se les asocie al sacrificio de su Cabeza, ya que por sus trabajos y aun por su martirio, mezclaron su sangre con la de la Víctima divina. Por eso la Iglesia incrusta en el ara misma del altar las reliquias de los Santos y muy en especial de los Mártires en el sitio mismo en que se coloca la Sagrada Hostia. Dice a este propósito San Agustín, que toda la asamblea redimida, o sea, toda la sociedad de los Santos es el sacrificio universal, siendo ofrecida a Dios por el gran sacerdote que por nosotros se ofreció en su Pasión.
Es también para los Santos un gran honor, el mayor que dárseles pueda, el ofrecer a Dios en su nombre la Sangre de Jesucristo para adorar al Altísimo y para darle gracias por medio de Cristo, por las larguezas que con ellos usó. La eficacia de sus pasados méritos y de su oración actual suben de quilates cuando se presentan a Dios en unión con los méritos y plegarias de Jesús, Medianero universal; lo cual tiene lugar muy especialmente cuando el día de su fiesta se celebra la Misa en honor de los Santos. Parece como que Dios se complace más en la oblación de la Sangre de Jesús, cuando se pone a los Santos por medianeros. Así que, cuando asistimos a Misa, es preciso hagamos estas tres cosas:
Recomponer el Cuadro Histórico del acontecimiento de la vida de Cristo o de alguno de sus Santos, acontecimiento cuyo aniversario se celebra. A eso tiende la Misa de los Catecúmenos, con los múltiples elementos que la integran: Ornamentos, Cantos, Introito, Epístola, Evangelio, etc.
Ofrecer a Dios para su mayor honra y gloria el Misterio del Salvador o los actos de virtud practicados por el Santo que se festeja. (Canon de la Misa). No conviene - fuera del caso de necesidad - comulgar antes de haber hecho esa ofrenda, que a más de aplacar al Altísimo, nos garantiza los divinos favores.
Pedir a Dios (en el Padrenuestro) y recibir por los méritos e intercesión de Jesús y de sus Santos las gracias que ellos recibieron cuando acá abajo vivían (lo cual es fruto de la Comunión y de la Poscomunión).
Si a este método, que es el método del Misal, se añade el canto colectivo del pueblo fiel, especialmente el Canto Gregoriano, en las misas cantadas solemnes, entonces será completa la participación activa en los sacrosantos Misterios; entonces sí que beberemos en ellos el genuino espíritu cristiano en su fuente primera e indispensable, conforme a los vivos anhelos de (San) Pío X.
Se puede decir que, en general, la mejor participación, el mejor modo de asistir al Santo Sacrificio consistirá en hacer nuestras las fórmulas que el mismo sacerdote reza, no tanto repitiéndolas maquinalmente, sino sacando de ellas reflexiones serias y piadosas que correspondan a los pensamientos expresados por las oraciones de la Misa.
Tal manera de asistir a la Santa Misa, al Santo Sacrificio parece ser la preparación ideal a la Santa Comunión, por ser la misma que la Iglesia impone al Papa, a los Obispos y a todos los Sacerdotes cuando celebran. Es además muy apta para desarrollar dentro del alma los sentimientos de contrición (desde el Introito hasta las oraciones); de fe (desde las oraciones hasta el Credo); de amor (en la Comunión), y de gratitud (desde las últimas oraciones hasta el fin); sentimientos todos indispensables para recibir con fruto la Eucaristía. La participación más cumplida en la Santa Misa, que es la Comunión, alcanza por ahí todos sus frutos, por ser ella una de las aplicaciones más perfectas de las condiciones requeridas por el Decreto de Su Santidad (San) Pío X para "cosechar más copiosos frutos de la Comunión. Esas condiciones son: una preparación más esmerada y una acción de gracias conveniente a la recepción del divino Sacramento".
" El poder de los modelos mentales "
La Hermandad Sacerdotal de San Pío X no es herética ni sedevacantista ni cismática
Ni mons. Lefebvre ni los obispos y sacerdotes de la Hermandad han pertenecido nunca a ninguna de las categorías catalogadas en este canon. No aceptar el accidentado concilio ecuménico Vaticano II, al que se le imputan desde varias partes, no sólo desde la Hermandad, errores doctrinales así como ambigüedades graves, no significa en absoluto ser un hereje, visto que dicho concilio, como sabe todo el mundo, no proclamó verdades de fe “divina y católica”, o sea, no definió dogmas, sino que se declaró “pastoral”, y ello en un sentido nuevo y nada claro, puesto que el objeto declarado de esta “pastoral” era la puesta al día de la verdad católica en función de la mentalidad del “hombre moderno”.
Pero no se dio ningún cisma no tanto a causa de la invalidez de la excomunión cuanto porque ni mons. Lefebvre ni los cuatro obispos que consagró tuvieron, ni mostraron tener nunca, una voluntad cismática. Hasta tal punto fue así, que mons. Lefebvre no confirió a estos últimos el poder de jurisdicción en sentido propio (lo cual demuestra, según nos parece, su buena fe), que supone una base territorial, organizada en auténticas diócesis.
La verdadera voluntad cismática se evidencia, en cambio, en declaraciones expresas por parte de los que se separan (como en el caso de Lutero, quien declaró a boca llena que no reconocía ya la autoridad del Papa como jefe de la Iglesia universal), y, en cualquier caso, se echa de ver en un comportamiento orientado a crear una “iglesia paralela” efectiva, como se suele decir, unas organización eclesiástica nueva, autocéfala, que no reconoce la autoridad del Papa (como hizo asimismo el propio Lutero, y como habían hecho antes que él los católicos de rito griego denominados “ortodoxos”, visto que la llamada “iglesia ortodoxa” o “griega” es, en realidad, una secta cismática). La Hermandad, en cambio, ha reconocido siempre la autoridad del Romano Pontífice y de los obispos, y ruega siempre por el Papa y por el ordinario local en la celebración de la santa misa. Además, nunca se ha organizado en parroquias o diócesis, paralelas a las oficiales de la santa Iglesia, sino tan sólo en “distritos”, que son realidades geográficas, no administrativas, dado que se identifican con las naciones o hasta con los continentes (distrito de Francia, de Italia, de Asia); se trata de realidades, de espacios, en cuyo ámbito los obispos ejercen una “jurisdicción supletoria” de base personal y no territorial, es decir, tan sólo el poder de orden (impartir y administrar los sacramentos), que se puede aplicar en función de las necesidades causadas por las circunstancias, las cuales se expresan en las demandas concretas de las almas, de manera semejante a cuanto hacen los obispos en tierra de misión. Y, en efecto, el card. Castrillón reconoce que la Hermandad, a diferencia de los sacerdotes de Campos, «que mantenían de hecho una organización paralela a la diócesis», es una «asociación no reconocida [formalmente por la Prima Sedes y, por ende, no encuadrada en las figuras previstas en el código de 1983], servida por obispos que se declaran "auxiliares "» (entrevista citada publicada en 30 Giorni). Auxiliares porque, al no tener diócesis alguna, al no ejercer por lo mismo el poder de jurisdicción, al no gobernar, en suma, una organización paralela a la diócesis, ejercen la "jurisdicción supletoria" que se mencionó líneas arriba, según lo requieran los casos concretos a medida que éstos se presenten, ad personam, por el bien de las almas.
El card. Castrillón ratificó el significado teológico y canónico exacto de las ordenaciones episcopales y sacerdotales de la Hermandad: son perfectamente válidas a despecho de que se hicieran ilegítimamente a causa de la prohibición de la autoridad suprema. Los obispos de la Hermandad son obispos a todos los efectos, así como son sacerdotes a todos los efectos los ordenados por ellos; y lo son también los ordenados por mons. Lefebvre después de ser suspendido a divinis por su negativa a cerrar el seminario de Ecône y a desmovilizar a la Hermandad, que había sido suprimida ilícitamente por el ordinario local en 1975 (ilícitamente porque el ordinario carecía de suyo del poder, que pertenece al Papa en exclusiva, de suprimir una congregación de vida común sin votos, cual era y sigue siendo la Hermandad: se necesitaba una autorización pontificia expresa, cosa que no se dio jamás).
Por eso, la ilegitimidad que se sigue atribuyendo hasta el presente a las ordenaciones de la Hermandad no significa invalidez. Sólo significa esto: que el individuo que cumplió el acto (el cual no deja de ser válido en sí mismo) queda sujeto a una sanción por parte de la autoridad legítima, al haber prohibido ésta a su tiempo la comisión del acto en cuestión, el cual se realizó, por lo mismo, sin su mandato. Se trata de un problema meramente disciplinario, de importancia secundaria, entre los obispos y curas ordenados y la Prima Sedes, un asunto interno de la jerarquía eclesiástica, que no atañe a los fieles en manera alguna, en el sentido de que no incide ni en la validez de dichas ordenaciones, ni en la de los actos que ejecutaron después, en el ejercicio legítimo de los poderes derivados de la ordenación misma, las personas que recibieron aquéllas (celebrar la santa misa, bautizar, confirmar, confesar, practicar exorcismos, etc.).
Si se reconoce, además, la existencia objetiva del estado de necesidad, que mons. Lefebvre no dejó nunca de invocar, entonces las ordenaciones que realizó ni siquiera son punibles, como que el estado de necesidad suprime la imputabilidad, según se vio. Desaparecería, pues, la nota de ilegitimidad que se sigue atribuyendo a las ordenaciones mismas. Sin embargo, la Santa Sede no ha llegado todavía, a lo que parece, a reconocer plenamente el estado de necesidad, que Mons. Lefebvre invocó en su momento.
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Dichos de San Juan María Vianney (V)
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“Cuanto más nos retrasamos en salir del pecado y volver a Dios, mayor es el peligro en que nos ponemos de perecer en la culpa, por la sencilla razón de que son más difíciles de vencer las malas costumbres adquiridas”.
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“Cada vez que despreciamos una gracia, el Señor se va apartando de nosotros, quedamos más débiles, y el demonio toma mayor ascendiente sobre nuestra persona”.
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“Cuanto más tiempo permanezcamos en pecado, nos ponemos en mayor peligro de no convertirnos nunca”.
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“¿No es verdad, amigo mío, que muchas veces piensas: dejemos hablar al cura, y hagamos nosotros nuestra vida ordinaria? Pues, amigo mío, tú te estás condenando”.
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“¿Cuál será nuestra desesperación en el momento final de nuestra vida terrena, al ver que podíamos salvarnos y que nos hemos condenado?”.
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“A cuántos ha arrastrado el demonio al infierno, con la esperanza de que se convertirían. Hermanos míos, ¿qué pensarán ustedes, que me escuchan y no practican la oración, ni se confiesan, ni piensan en convertirse?”.
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“Un momento más, y aquel pecador que vivía tranquilo en el pecado será juzgado y condenado; un instante más, y llevará consigo sus lamentos por toda la eternidad”.
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“De haberlo querido Dios, todos seríamos iguales. Pero no fue así, previó que por nuestra soberbia, no habríamos resistido someternos unos a otros”.
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“Dios puso en el mundo ricos y pobres, para que unos a otros nos ayudáramos a salvar nuestras almas”.
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“Mi único deseo es amarte, Dios mío, y sé que te amaré en mi hermano…”
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“¡Oh! amoroso Dios, prefiero morir amándote que vivir un instante sin ti”.
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Fuente: El Cura de Ars, Sufrir amando no es sufrir.
Origen del canto gregoriano
Santa Teresa de Jesús y la Santa Misa
" La tumba de Cleopatra, posible ubicacion "
Arzobispo ortodoxo ruso sobre la nefasta reforma liturgica católica
Y como muy bien ha afirmado el arzobispo ortodoxo del patriarcado de Moscú: "Los servicios divinos ortodoxos son un tesoro inapreciable que debemos custodiar cuidadosamente", escribió Hilarión. "He tenido la oportunidad de estar presente en servicios tanto católicos como protestantes, que fueron, con raras excepciones, bastante decepcionantes... Desde las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, los servicios en algunas iglesias católicas han acabado siendo poco diferentes a los protestantes".
De nuevo, estas palabras de Hilarión parecen encontrar eco en las propias preocupaciones de Benedicto XVI. El Papa ha puesto en claro que él desea reformar la liturgia de la Iglesia católica, y preservar lo que contenía la vieja liturgia y que ahora corre el riesgo de perderse.
Hilarión citó al ortodoxo Juan de Kronstadt de forma aprobadora. San Juan de Kronstadt escribió: "La Iglesia y sus servicios divinos son una encarnación y una realización de todo en el cristianismo... Es la sabiduría divina, accesible a los corazones sencillos y llenos de amor".
Estas palabras resuenan en palabras escritas por el cardenal Ratzinger, ahora Benedicto XVI, quien a menudo dijo que la liturgia es una "escuela" para los sencillos cristianos, impartiendo las profundas verdades de la fe incluso incluso a los ignorantes a través de sus oraciones, gestos e himnos.
Hilarión en años recientes ha llegado a ser conocido por sus composiciones musicales, especialmente para Navidad y para Viernes Santo, celebrando el nacimiento y la Pasión de Jesucristo. Estas obras han sido ejecutadas en Moscú y en Occidente, en Roma en marzo de 2007 y en Washington en diciembre de 2007.
Unas relaciones más cercanas entre Roma y Moscú, entonces, podrían tener profundas implicaciones también para la vida cultural y litúrgica de la Iglesia en Occidente. Esto podría ser una renovación del arte y la cultura cristianas, además de la fe.
Todo esto estaba en juego en la reunión reservada entre el arzobispo Hilarión y Benedicto XVI en la tarde del viernes, en el palacio apostólico con vistas al lago Albano. Y esta noticia y estas afirmaciones de los ortodoxos nos deberían motivar a custodiar la bellísima y sacra tradición litúrgica de nuestra Iglesia Católica, que vemos que el Papa lo quiere hacer y lo está haciendo, ¡¡¡Gloria a Dios!!! Nuestra liturgia de siempre es también un tesoro inapreciable que debemos de custodiar cuidadosamente... Laudetur Iesus Christus!!!
Misa Pontifical en Saint Louis, EEUU
El Arzobispo Raymond Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica, ha celebrado el pasado fin de semana, una Solemne Pontifical, en Saint Louis, Missouri, EE.UU.
" El Proyecto Manhattan "
San Pío de Pietrelcina
DONES EXTRAORDINARIOS:
Discernimiento extraordinario: la capacidad de leer los corazones y las conciencias. Profecía: pudo anunciar eventos del futuro. Curación: curas milagrosas por el poder de la oración. Bilocación: estar en dos lugares al mismo tiempo. Perfume: la sangre de sus estigmas tenía fragancia de flores.Llegaban a verle multitud de peregrinos y además recibía muchas cartas pidiendo oración y consejo. Los médicos que observaron los estigmas del Padre Pío no pudieron hacer cicatrizar sus llagas ni dar explicación de ellas. Calcularon que perdía una copa de sangre diaria, pero sus llagas nunca se infectaron. El Padre Pío decía que eran un regalo de Dios y una oportunidad para luchar por ser más y más como Jesucristo Crucificado. Su beatificación fue la de mayor asistencia en la historia. La plaza de San Pedro y sus alrededores no pudieron contener la multitud que asistió a su beatificación. El Padre Pío es un poderoso intercesor. Los milagros se siguen multiplicando.
Sin duda alguna lo que ha hecho famoso al Padre Pío es el fenómeno de los estigmas: las cinco llagas de Cristo crucificado que llevó en su cuerpo visiblemente durante 50 años. Un poco más de un mes después de haber recibido el traspaso del corazón, el Padre Pío recibe las señas, ahora visibles, de la Pasión de Cristo.El Padre describe este fenómeno y gracia espiritual a su director por obediencia: “Era la mañana del 20 de septiembre de 1918. Yo estaba en el coro haciendo la oración de acción de gracias de la Misa y sentí poco a poco que me elevaba a una oración siempre más suave, de pronto una gran luz me deslumbró y se me apareció Cristo que sangraba por todas partes. De su cuerpo llagado salían rayos de luz que más bien parecían flechas que me herían los pies, las manos y el costado.Cuando volví en mí, me encontré en el suelo y llagado. Las manos, los pies y el costado me sangraban y me dolían hasta hacerme perder todas las fuerzas para levantarme. Me sentía morir, y hubiera muerto si el Señor no hubiera venido a sostenerme el corazón que sentía palpitar fuertemente en mi pecho. A gatas me arrastré hasta la celda. Me recosté y recé, miré otra vez mis llagas y lloré, elevando himnos de agradecimiento a Dios”.Los estigmas del Padre Pío eran heridas profundas en el centro de las manos, de los pies y el costado izquierdo. Tenía manos y pies literalmente traspasados y le salía sangre viva de ambos lados, haciendo del Padre Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia (San Francisco Asís no era sacerdote).El provincial de los Capuchinos de Foggia invitó al Profesor Romanelli, médico y director de un prestigioso hospital, para que estudiara el caso y diera su parecer. El Doctor Romanelli no tuvo la menor duda del carácter sobrenatural del fenómeno. Poco después la Curia Generalicia de los Capuchinos en Roma envió a San Gionanni Rotondo a otro especialista, el profesor Jorge Festa. Sus conclusiones fueron que “los estigmas del Padre Pío tenían un origen que los conocimientos científicos estaban muy lejos de explicar. La razón de su existencia está mas allá de la ciencia humana”.La noticia de que el Padre Pío tenía los estigmas se extendió rápidamente. Muy pronto miles de personas acudían a San Giovanni Rotondo para verle, besarle sus manos, confesarse con él y asistir a sus Misas.La palabra ESTIGMA viene del griego y significa “marca” o “señal en el cuerpo”, y era el resultado del sello de un hierro candente con el cual marcaban a los esclavos. En sentido médico, estigma quiere decir una mancha enrojecida sobre la piel, que es causada porque la sangre sale de los vasos por una fuerte influencia nerviosa, pero nunca llega a ser perforación. En cambio los estigmas que han tenido los místicos son lesiones reales de la piel y de los tejidos, llagas verdaderas como, en este caso, las han descrito los doctores Romanelli y Festa.
La falta de sacerdotes no justifica la clericalización de los laicos
Me jugaría la primavera por tenerte delante
Nunca he contado esto a nadie (y lo voy a escribir en el blog), el 22 de septiembre de 2002 por la tarde salió el arcoiris y yo lo vi sobre el hospital cuando iba de camino. Me acordé de esa leyenda que dice que el arcoiris simboliza un pacto entre dios y los hombres y pensé que era una buena señal, que todo iba a cambiar... y vaya si cambió. El 23 de septiembre lo entendí todo, justo cuando no era capaz de entender nada. El arcoiris no es más que un fenómeno óptico, como todo: física y química. Sólo física y química.
Porque de ti volví a aprender el nombre de las cosas.Quedaba mucho por hacer... nos quedaba mucho por disfrutar a todos: a ti, a ella, a ellos (que llegaron después, cuando ya era tarde para ti), a nosotras. Odio las injusticias y ésta es la mayor que he sufrido en mi vida. Merecías estar aquí, disfrutando de todo esto y nosotros de ti. Parece paradójico, pero cuando más te echo de menos es cuando celebramos algo.
Porque de ti volví a aprender lo necesario.
Pan, casa, destino, camino.
De ti volví a aprender. Del bosque
de tu alegría. De manos
de tu sereno misterio.
Quedaba mucho por hacer
Manolo García
El título viene de otra canción, siempre ligada al 22 de septiembre.
La Visión diabólica de León XIII
Sacerdote: Ave Maria, gratia
S.: Sancte Michael Archangele, defende nos in praelio. Contra nequitiam et insidias diaboli esto praesidium. Imperet illi Deus, supplices deprecamur. Tuque princeps militiae caelestis, Satanam aliosque spiritus malignos, qui ad perditionem animarum pervagantur in mundo divina virtute in infernum detrude. S.: Amen
S.: Cor Jesu sacratissimum
M.: Amen.
Las oraciones de Su Santidad León XIII en español:
Sacerdote: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Pueblo.: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen. (tres veces)
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve, a ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos. Y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce siempre Virgen María! S.: Ruega por nosotros Santa Madre de dios P.: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
S.: Amen
S.: Oremos. - . oh Dios, nuestro refugio y fortaleza! Mira propicio al pueblo que a Ti clama; y por la intercesión de la gloriosa e inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios, de San José, su esposo, y de tus santos Apóstoles Pedro y Pablo, y de todos los Santos; Escucha misericordioso y benigno las suplicas que te dirigimos pidiéndote la conversión de los pecadores, la exaltación y libertad de ;a Santa Madre Iglesia. Por J. N. S.
P.: Amen
S.: San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sed nuestro amparo contra la maldad y acechanzas del demonio. reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder, a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
S.: Amen
S.: Corazón Sacratísimo de Jesus.
M.: Amen
" LA CAPSAICINA "
Canciones para el primer día en la tierra
Es justo lo que siento hoy, de sol a sol en estos días infinitos. Si pudiera ivernar y asegurar que el frío no cale mi corazón... Eso es exactamente lo que me gustaría hacer ahora, que volviera a ser verano y apurar las tardes en la piscina mientras leo y espero que sea la hora de ir a buscarte para sentarnos en un parque a escandalizar a los pijos de nuestra ciudad. O volver a agosto y re-ensayar nuestra convivencia. Cada vez mejor, estoy convencida, como los viajes, ya lo verás.
Septiembre es mi mes agridulce que consumo a medias entre estirar el verano y los viajes espaciotemporales que no puedo evitar marcarme hacia el final de mes. Por eso los últimos días de septiembre son nostálgicos. Mi año nunca empieza en enero, pero tampoco en septiembre. El mío siempre empieza en octubre, no me parece tan extraño teniendo en cuenta que en octubre es cuando empecé yo. Quiero creer que en octubre será distinto pero ahora mismo las ganas de otoño mías las debe tener enteras El Corte Inglés.
Como la canción es cortita, la voy a poner entera. No me apetece recortar hoy, hasta para eso estoy apática.
Duerme Corazón, descansa bien, porque al despertar,
te harán, volver, a trabajar, de sol a sol, sin descansar.
Duerme corazón, descansa bien, mañana sera, hoy otra vez, si te portas bien, te tratan mal, intenta ivernar, oso polar.
Y el frío no, podrá calar, tu corazón.
A trabajar, de sol a sol.
Niños Mutantes
El título del post lo tomo prestado del título del álbum de Niños Mutantes.
El ministro que ayuda en Misa
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Por otra parte, es preciso tener cuidado de que el que ayuda en Misa sea capaz de cumplir con su ministerio de una manera conveniente. Debe tener la vista mortificada y manifestar un exterior grave, modesto y piadoso: debe pronunciar las palabras claramente, sin apresurarse y a media voz; no en tono tan bajo que no le oiga el sacerdote, ni tan alto que incomode a los que celebran en otros altares. Por consiguiente, no deben ser admitidos ciertos niños desvergonzados, que están burlándose unos de otros durante la Misa y distraen al celebrante. Yo suplico al Señor se digne iluminar a los hombres sabios, e inspirarles la resolución de ocuparse en un ministerio tan santo y meritorio. A las personas más distinguidas corresponde dar el ejemplo".
Motu Proprio "SUMMORUM PONTIFICUM"
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La llamada Misa de San Pío V
Sí al Motu Proprio «Summorum Pontificum»
Queremos que un sacerdote de Cristo del Opus Dei o de la diócesis celebre la Misa de cara a Dios y no le de la espalda al sagrario o a los antiguos altares con reliquias de mártires y ara de piedra pura y no se ponga él como protagonista, sino que el sagrario tenga el sitio de honor de siempre en los templos y que el crucifijo presida la celebración y no el sacerdote, porque la Misa es el vivo, puro y santo sacrificio del Calvario y no una simple cena memorial como lo hacen los protestantes y en la que he observado que la mayoría de los sacerdotes pronuncian de la misma manera la parte principal del Canon que comienza por: “La víspera de su Pasión, tomó pan en sus santas y venerables manos” sin hacer la pausa que señala la rúbrica del Missale Romanum: “teniendo la hostia con los dedos índice y pulgar de las dos manos, pronuncia sobre la hostia las palabras de la consagración, en voz baja pero distintiva y atentamente”. El tono cambia, se hace íntimo; las cinco palabras “Hoc est enim Corpus meum” operan el milagro de la Transustanciación. El nuevo misal invita al celebrante a guardar el tono narrativo como si se tratara, efectivamente, de recordar el hecho de la última Cena, y no como una fórmula consagratoria sino como una recitación que el sacerdote pronuncia para recordar el momento en la que Cristo lo pronunció en la última Cena; arrancando todo el misterio, la solemnidad, la belleza, la tradición que se produce cuando se recita en voz baja en lo secreto donde Dios está y en la paz del silencio para consagrar el pan y el vino en el Santo y puro Cuerpo del Señor y en su preciosísima Sangre, de este modo como en oriente se cierran las cortinillas de los iconostasios, en occidente se guarda silencio, admiración y devoción al momento culmen del sacrificio de Cristo, por acción divina del Espíritu Santo, pone de manifiesto la sacralidad del momento y subraya la diferencia esencial entre sacerdocio común de los fieles y sacerdocio ministerial. Por último decir que nos da pena como los sagrarios se apartan, se ponen a un lado del altar o como ya no se ve el crucifijo en el altar como siempre, como no se recibe al Señor de rodillas como muestra de respeto, adoración, devoción y amor... Que Nuestra Madre del Cielo la Santísima Virgen María nos ayude a llevar a cabo la reforma de la reforma del Concilio Vaticano II, pese a que ni la fe ni la Iglesia comenzaron en dicho concilio hace 40 años...Dios os bendiga y me haga sacerdote si es su voluntad. "Laudetur Iesus Christus".
" Día Internacional de la Paz 2009 "
Dichos de San Juan María Vianney (IV)
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“Si supiésemos cuánto nos ama el Señor, moriríamos de gozo”.
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“Amar a Dios y sabernos amados por El, es la única felicidad verdadera que tenemos en esta tierra”.
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“Es hermoso tener un Padre en el cielo. Somos los hijos de Dios”.
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“Vale más una hora de paciencia que muchos días de ayuno”.
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“Los amigos de Dios hacen lo que no están obligados a hacer”.
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“El sacerdote no será bien comprendido más que en el cielo. Si se lo entendiese en la tierra, uno no se moriría de espanto, pero sí de amor”.
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“¡El sacerdote tiene que estar siempre envuelto por el Espíritu Santo como lo está en su vestimenta!”.
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“Es tremendo ser sacerdote. Confesión, sacramentos: son una pesada responsabilidad. Si se supiese lo que es ser sacerdote, ¡se huiría al desierto, como lo hicieron los santos para no serlo! Pero gracias al Espíritu Santo podemos hacer cosas inimaginables para la gloria de Dios”.
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“Un verdadero cristiano nunca se queja de nada”.
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“Cosa extraña: he encontrado a muchos que se arrepintieron de no haber amado a Dios, pero no he encontrado jamás a uno solo que estuviese triste y arrepentido de amarlo”.
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“El tesoro del hombre cristiano no está en la tierra, sino en el cielo. Por esto, nuestro pensamiento debe estar siempre orientado hacia allí donde está nuestro tesoro”.
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“Hermanos míos, es una gran miseria, una profunda humillación para nosotros, el haber sido concebidos en pecado original, ya que por él vinimos al mundo como hijos de maldición; es, indudablemente, otra muy gran miseria vivir en pecado. Mas el colmo de todas las desdichas es morir en él”.
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Fuente: El Cura de Ars, Sufrir amando no es sufrir.