Dichos de San Juan María Vianney (V)


“La mayor parte de los cristianos vive en pecado, esperando siempre tener una buena muerte, confiando en que dejarán el estado de culpa, que harán penitencia y que antes de ser juzgados repararán los pecados que cometieron. Mas el demonio los engaña, y no saldrán del pecado más que para ser precipitados al infierno”.
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“Cuanto más nos retrasamos en salir del pecado y volver a Dios, mayor es el peligro en que nos ponemos de perecer en la culpa, por la sencilla razón de que son más difíciles de vencer las malas costumbres adquiridas”.
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“Cada vez que despreciamos una gracia, el Señor se va apartando de nosotros, quedamos más débiles, y el demonio toma mayor ascendiente sobre nuestra persona”.
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“Cuanto más tiempo permanezcamos en pecado, nos ponemos en mayor peligro de no convertirnos nunca”.
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“¿No es verdad, amigo mío, que muchas veces piensas: dejemos hablar al cura, y hagamos nosotros nuestra vida ordinaria? Pues, amigo mío, tú te estás condenando”.
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“¿Cuál será nuestra desesperación en el momento final de nuestra vida terrena, al ver que podíamos salvarnos y que nos hemos condenado?”.
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“A cuántos ha arrastrado el demonio al infierno, con la esperanza de que se convertirían. Hermanos míos, ¿qué pensarán ustedes, que me escuchan y no practican la oración, ni se confiesan, ni piensan en convertirse?”.
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“Un momento más, y aquel pecador que vivía tranquilo en el pecado será juzgado y condenado; un instante más, y llevará consigo sus lamentos por toda la eternidad”.
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“De haberlo querido Dios, todos seríamos iguales. Pero no fue así, previó que por nuestra soberbia, no habríamos resistido someternos unos a otros”.
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“Dios puso en el mundo ricos y pobres, para que unos a otros nos ayudáramos a salvar nuestras almas”.
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“Mi único deseo es amarte, Dios mío, y sé que te amaré en mi hermano…”
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“¡Oh! amoroso Dios, prefiero morir amándote que vivir un instante sin ti”.
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Fuente: El Cura de Ars, Sufrir amando no es sufrir.