Los sábados escribía Platea Infantil, en LA NACION
Ayer, a la madrugada, luego de un posoperatorio complicado, murió Ruth Mehl, decana del teatro infantil, cuyos restos serán inhumados hoy, a las 9, en el cementerio de la Chacarita.
Ruth Mehl era una defensora de los chicos, de su derecho a disfrutar del teatro. En 1978, la escritora Syria Poletti la invitó a reemplazarla en su columna Adónde ir con los Chicos, en LA NACION. Años después, desde Platea Infantil, su columna semanal en este diario, ejerció durante más de 30 años la crítica de los espectáculos de la cartelera porteña dedicada a los niños. Su estilo era claro y sin concesiones, expresión de una enorme honestidad intelectual. Buscaba orientar a los padres, destacar las expresiones escénicas más valiosas de los artistas, pero, sobre todo, dar a conocer los ámbitos en los que los niños pudiesen vivir una experiencia teatral enriquecedora. Solía observar no sólo el escenario, sino también la platea, recogiendo gestos y comentarios de los chicos que le permitían comprender mejor la interacción entre la representación teatral y el público infantil, sin perder por ello la independencia de sus fundados criterios estéticos y formativos.
Autora ella misma de relatos de ficción ( Miniplaneta en peligro, El sobreviviente ) -y lectora apasionada de la ciencia ficción-, fue también una aguda crítica literaria. Su libro Con este sí, con este no es una extensa recopilación de más de 500 fichas sobre obras de literatura infantil argentina, muchas de ellas con una síntesis evaluativa. A su vez, hace menos de un mes dejó un legado importantísimo: su libro El teatro para niños y sus paradojas , editado por el Instituto Nacional del Teatro.
Ruth Mehl volcó también su experiencia hacia los mismos creadores. Muchos de los autores más reconocidos de la literatura infantil local participaron de un recordado seminario organizado por ella en el Centro Cultural Recoleta, en el que los escritores de los chicos indagaron sobre las fuentes de su vinculación con la literatura a partir de las lecturas de su propia infancia. Ruth Mehl fue presidenta de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina (Alija) entre 1989 y 1993 y un año después, jurado del Premio Hans Christian Andersen, considerado el Nobel de la Literatura Infantil.
También fue editora de una colección de obras de teatro infantil y durante varios años dirigió un ciclo de espectáculos rotativos en la Fundación San Telmo que fue un punto de referencia para un público recurrente, casi amigo.
Toda esta multiplicación de actividades en torno a la cultura infantil se abría como un abanico de propuestas, que encontraban expresión semana a semana en sus notas en LA NACION. Seria a la hora de sostener una crítica negativa, sabía reír con felicidad cuando desde el escenario se producía un encuentro logrado con chicos y adultos en la platea.
Ruth nació en Córdoba, en 1932. En 1960 se radicó en Buenos Aires, y dos años después viajó a los Estados Unidos con una beca, donde estudió periodismo, literatura infantil, teatro, dramaturgia y comunicación de masas, durante un año, en la Universidad de Nueva York. A su regreso dirigió colecciones de libros para niños, escribió programas para Radio Nacional sobre libros y niños, participó en la organización de ferias de libros y ciclos de funciones teatrales. A su vez, en la Argentina fue jurado de numerosos premios y concursos. Estuvo casada con el compositor Fernando González Casellas, con quien tuvo dos hijos, Fernando y Ximena.
De expresiones a veces tajantes, era sin embargo generosa en un sentido muy amplio del término. Entendía su tarea como la de una cronista calificada -por la experiencia, por la dedicación-, ajena a todo protagonismo, que tenía la posibilidad de difundir espectáculos valiosos, pero también criterios para el teatro y la vida de los chicos. Sin pontificar, con el solo afán de compartir. La vamos a extrañar.
Juan Garff
Fuente: La Nación