Iniciar un negocio no
debería ser difícil, sobre todo cuando se anima con asiduidad al
emprendimiento. El despacho, lo pone internet, y muchos negocios no
necesitan grandes inversiones cuando ofrecen servicios, no obstante
siempre existen los créditos rápidos con Asnef que pueden ayudar en determinadas situaciones dando un cierto impulso.
Emprender
no es fácil. Sobre todo si se viene de un trabajo por cuenta ajena, con
una cierta estabilidad económica y profesional. Requiere tener una gran
valentía y creer mucho en la idea de negocio para lanzarse a la
aventura, aún sin saber, a veces, si lo que ofrecemos lo valorará y
validará el mercado o no. Porque aunque todas las escuelas de negocio
aconsejan hacerse multitud de matrices para valorar la idoneidad del
salto, la realidad es que no siempre esto se hace y hay más una
componente emocional que racional.Alta en el registro de actividades, cuota de autónomo, teléfono, adsl y contrataciones y suscripciones a servicios externos que necesitamos para poder llevar a cabo nuestro trabajo. No siempre es fácil. Los comienzos nunca lo fueron. Y, económicamente hablando, la holgura, en los primeros tiempos, es inexistente, y no siempre se encuentran apoyos públicos que ofrezcan ayudas o apuesten por el proyecto.
Ahí entran en juego los préstamos, sobre todo cuando surge un imprevisto. Se estropea el ordenador. De pronto, se apaga, se pone la pantalla negra y ya no somos capaces de reiniciarlo. Quedamos en que nuestro despacho era internet, pero también es nuestro material de trabajo, nuestro canal de comunicación y, dependiendo del sector, a veces es nuestra propuesta de valor.
En una actividad que está iniciando no siempre se tienen en cuenta estas situaciones que suceden de manera fortuita o si se tienen en cuenta, no siempre se dispone de un fondo destinado para ello, porque muchas veces no existe siquiera que esté destinado a otra cosa.
Además, muchas veces los emprendedores se encuentran en un círculo vicioso. No se posee dinero para invertir y los bancos tradicionales no dan créditos, justamente, porque no se dispone de dinero, avales u otras garantías que piden y que en un negocio que está iniciando en un contexto de incertidumbre, como la mayoría al principio, no es posible ofrecer seguridad sólida. Por otro lado, a veces se necesita mucho menos de la cantidad mínima que otorgan los bancos, por lo que pedir un crédito por las vías tradicionales incluso cuando se cumplan con todos los requisitos, no sería una buena idea, ya que los intereses en las devoluciones lo encarecen.
En este escenario es donde se puede recurrir a los microcréditos o préstamos de pocas cantidades, de hasta 700 u 800€. Además, muchas plataformas que se dedican a este tipo de operaciones financieras se encuentran en la red, ni siquiera hay que desplazarse a solicitar información ni que se ralentice el proceso por cuestiones meramente administrativas. Y, como ventaja fundamental, está la inmediatez, ya que muchas organizaciones la posibilidad de obtener la cantidad deseada casi en tiempo real.
Conocer y distinguir las distintas plataformas, los criterios y características de cada una de ellas es fundamental para poder elegir la que mejor se adapte a nuestras exigencias. Y una vez tengamos el dinero pedido en nuestra cuenta, sólo nos queda seguir creciendo.