Flamenco en etapas
Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín, domingos a las 20)
Laura Falcoff
Un espectáculo que recorre cuatro etapas en la historia del flamenco acaba de estrenarse en el Centro Borges (Viamonte y San Martín, domingos a las 20). Su directora, creadora y principal intérprete es Marcela Rodríguez, bailarina formada desde la infancia en muchas y muy variadas técnicas: ballet, danza contemporánea, jazz, danzas regionales españolas y flamenco. El elenco de Evolucionarte flamenco se completa con Adrián Vergés y un grupo de diez bailarines y músicos en vivo. La estupenda Laura Roatta (Tanguera, Aniceto) fue invitada a coreografiar la última parte de la obra, dúo romántico que interpretan Marcela Rodríguez y Adrián Vergés.
¿Cómo es estar alimentada por tantas técnicas como las que tuviste la posibilidad de estudiar?
No lo sé. En realidad me apasiona bailar. Nunca, desde pequeña, tuvieron que "mandarme" a estudiar; siempre fui yo la que lo pedí. Me gusta tanto tomar una clase de ballet clásico como bailar una jota de Castilla. El flamenco me estremece cuando lo bailo, pero también cuando lo veo en alguien que me está dando algo que no consiste solamente en la técnica.
Rodríguez comenzó con el flamenco "a los 18, y ahora tengo 38. Viajé muchas veces becada a España y la última vez estuve con la familia de los Farruco: el Farruquito, la Faraona, la Farruca. Fue por las conversaciones que tuve con ellos que nació la idea de este espectáculo".
¿De qué modo?
Me hablaron del flamenco antiguo, no profesional; pensé en crear un espectáculo donde pudiera tomar este aspecto y sumarle mi experiencia. De ahí nacieron las cuatro partes de la obra. La primera evoca el período no profesional, cuando se bailaba en las cuevas y en los patios. La segunda coincide con la difusión del arte flamenco, el período del café cantante y las primeras academias de baile. La tercera toma cuando se incorporan ritmos de países latinoamericanos, especialmente Cuba. Y la última corresponde a la fusión actual, en este caso con el jazz y la danza contemporánea.
Fuente: Clarín