Como bien reza el título, en esta segunda entrada de la escapada a Roma los protagonistas van a ser el Open Baladiny el Donkey Punch - Nel buco del mulo; uno más conocido, resplandeciente y ostentoso con su mega-barra de cervezas, y otro con un aspecto más humilde, pequeño y aparentemente sin tanto interés, pero en ambos casos muy recomendables.
Open Baladin.
Tras hacer un poco de turisteo por el bohemio Trastevere cruzamos el río Tíber para visitar este local situado muy cerca del antiguo gueto judío, a medio camino entre la piazza Navona y el Trastevere. Nos costó un poco encontrarlo ya que estaba en una calle muy tranquila, sin ningún cartel que lo anunciara, y las callejuelas colindantes, serpenteantes y poco luminosas, tampoco ayudaban.
Para que os hagáis una idea del nivel del local, detrás del proyecto se encuentran Teo Musso de Baladin, Leonardo di Vincenzo de Birra del Borgo (de ahí que ambas cerveceras estén ampliamente representadas), y también Gabriele Bonzi de Pizzarium.
Ya en sus entrañas me dejó asombrado su enorme barra con más de 40 grifos y las enormes estanterías de detrás, atestadas de botellas, con una estética muy cuidada y atractiva y cuya estructura se divisaba desde cualquier rincón del enorme local.
A pesar del gigantesco tamaño del local y que el ambiente era bastante animado, nos sorprendió gratamente que fuera más acogedor de lo esperado (quienes queráis más intimidad, ya de vuelta a casa vi que en la plata de arriba tienen varias salas un tanto decadentes pero con bastante encanto). En nuestro caso nos sentamos en la sala grande, en una mesa de los laterales, justo debajo de la pared tipo pizarra donde se anunciaban las referencias pinchadas en barril.
Fragmento de la bonita pared-pizarra. |
No tardamos mucho en pedir una Birra del Borgo Re Ale (muy aromática, rebosante de cítricos, cuerpo ligero y muy bebible y refrescante) y una Birra del Borgo Prunus, elaborada como su Duchessapero con cerezas, con lógicos recuerdos a cereza y algo de ciruela también, acidez láctica nada agresiva y bien equilibrada (quizás incluso demasiado para quienes amamos las espontáneas más estridentes).
B. del Borgo Prunus y Re Ale. |
Al rato pedimos la carta de comida y tras pedir recomendación nos decidimos por unas hamburguesas que tenían en una hoja aparte, bastante caras (14 euros) pero que me nos alegramos infinitamente de haberlas pedido puesto que terminaron siendo alucinantes, de las mejores que hemos comido nunca. Y ya se sabe, la calidad se paga y un día es un día…
Ma-ra-vi-llo-sas! |
Además de las hamburguesas también nos pedimos unas alitas de pollo con salsa de Birra del Borgo Re Ale (realmente muy buenas) y un plato a base de mozzarella de Bufala con tomate (parecido a una ensalada Caprese pero sin albahaca). El queso también era de otro nivel, fresquísimo y con un sabor asombroso.
Para regar el ágape nos pedimos una Birrificio del Ducato Victoria IPA (muy floral y lupulada en nariz, tremendamente fácil de beber con unos insignificantes 3,5% de alcohol, pero algo falta de punchen boca) y Lambratte Quarantott (una doble IPA con la fruta tropical como protagonista, amargor persistente y final seco, bastante corpulenta pero muy rica).
Buenas cervezas con mejores hamburguesas. |
Y tras asentar todo el festín cerramos velada con una Baladin Terre, una barleywine maravillosa envejecida en barrica de vino, muy dulce, con mucha presencia de caramelo, toffee, pasas, ciruelas, y un final larguísimo. También nos pedimos una Birra del Borgo Imperiale, una Imp. Russian Stout rebosante de torrefactos, cacao, café, un punto ahumado, corpulenta y con un final también largo. Esta Baladin es de las mejores cervezas de la casa que he probado y también una de las mejores italianas.
Foto muy mejorable, pero la Baladin Terre (derecha) tenía que aparecer. |
Y con estos dos copones cerramos nuestra visita a este local cuyos puntos fuertes son su amplísima oferta de cervezas en barril (la mayoría de nivelazo) pero también la comida. En varios bares de Roma comimos muy bien (y eso que desgraciadamente no pudimos visitar uno de los más conocidos, el Bir&Fud, por estar cerrado por reformas), pero en Open Baladin la comida merece una mención a parte. Otro punto a destacar es que antes de la visita, y por las pocas fotos que quise ver, imaginábamos que sería un local más helado, con un ambiente incluso algo snob y para gente pudiente, y aunque estaba lejos de ser el Ma Che Siete, al final estuvimos realmente muy a gusto. En esa sensación también influyó que el personal, en particular la camarera que nos atendió, era bastante agradable y cercano.
Algo que no nos gustó fue que no se indicara el precio de las cervezas ni en la carta ni en la pizarra, algo sorprendente puesto que cada cerveza tenía auténticas notas de cata en la carta, lo cual ayudaba a elegir bien lo que querías, algo que he visto en muy pocos lugares. Aún así, por suerte la cerveza tampoco era tan cara dentro de lo que es el nivel estándar de la ciudad (según compruebo en el ticket, todas costaron 5 euros). Además, en la carta de comida si se indicaba el precio. Otro punto, el precio de la comida, quizás para alguien pueda ser algo negativo, pero por la enorme calidad y por el precio medio que se mueve en la ciudad al menos a mí no me parece ni mucho menos algo negativo.
Así que con todo no dudaría en recomendar muy mucho este local, por la variedad y calidad de cervezas pero también por la enorme calidad de la comida.
Donkey Punch / Nel Buco del Mulo.
Y para cerrar el post de hoy quiero hacerlo con un local situado cerca del Ma Che Siete, en pleno corazón del Trastevere, y que teníamos apuntado como opción de socorro para pillarnos algún bocadillo o sándwich de esos que uno suele tomar deprisa y corriendo cuando el dinero y/o el tiempo escasean. Y así fue como llegamos aquí.
Pero cual fue nuestra sorpresa cuando lejos de encontrarnos con un local de comida rápida en realidad se trataba de un pequeño templo con una carta de cervezas no muy larga pero sí muy cuidada, con bastantes referencias interesantes de micros italianas y también algunas craftestadounidenses o europeas.
Pero tampoco os voy a engañar ni quiero generaros falsas impresiones a quienes podáis visitarlo en un futuro. No se trata más que de un local minúsculo especializado en paninos, pero de verdad, su carta de cervezas en botella era muy destacable y llevan a esta “bocatería” un nivel más allá. De hecho, y sin saberlo, para beber nos pedimos una Lariano La Grigna porque nos hizo gracia el gato de su etiqueta, y ya de vuelta a casa nos enteramos que este año le habían dado el premio a la mejor lager en el Birra dell’Anno justo por encima de mi queridísima Birrificio Italiano Tipopils.
Cerrano jornada a base de paninos y birrotes... |
Además, la buena música (Led Zeppelin, ACDC…) y las pinturas y objetos en las paredes de grupos y cantantes como Freddy Mercury, Black Sabbath, Kiss, Jimmy Hendrix, Lynyrd Skynyrd… le daban un punto extra para quienes amamos este tipo música. Por si fuera poco, al final de la cuenta rezaba la siguiente frase: “let’s rock…” ;).
Así que también os recomiendo este local, por ejemplo tras una visita al cercano Ma Che Siete, ya que allí no sirven comida.