¿Reconocería hoy su voz? ¿La reconocería en una grabación? Si pienso en ella no la puedo reproducir en mi cabeza, han pasado unos 4 años desde la última vez que la escuché. No es poco tiempo. Su voz se me ha debilitado en la memoria pero dejó algo marcado en mí. Algo que me hizo daño mucho tiempo, algo que todavía me lo hace, algo que todavía después de todo este tiempo se interpone un poco en mi relación.
Hace mucho tiempo (mucho más de 4 años) alguien me dijo que me hacía falta que me chuleasen un poco. Decía que yo era muy ingenua y que confiaba en todo el mundo. Por supuesto lo único que le molestaba era que confiase en alguien más que en ella, resultó ser la misma persona que me lo dijo quien me chuleó. Cosas de la vida. Creo que fue la persona que más daño me hizo. Pero seguí siendo una ingenua. Después apareció ella y yo me cegué un poco y sólo la veía a ella, que eclipsaba todo lo demás. Incluso sus mentiras. Me hizo daño también, no tanto como la otra, pero me marcó más. Después no volví a confiar en nadie durante mucho tiempo, me encerré en mi mundo y evité todo lo que me pudiera hacer daño. Y un día decidí que ya estaba bien, que bastaba ya de autocompasión y de pensar que más vale prevenir que curar. Y volví a salir al mundo. Pero sé que no soy la misma, que todavía hoy tengo reacciones estúpidas de vez en cuando que sufre quien menos culpa tiene (como suele pasar) y que tienen una causa clara.
Todo esto viene porque tengo una leve impresión de que la he encontrado en un blog. No estoy segura, pero son demasiadas coincidencias y yo también soy buena atando cabos. No es que me importe demasiado aunque sí tengo que reconocer que tengo curiosidad por saber si es o no, y por saber qué fue de su vida después de mí. Después de nosotras. Después de lo que en su día fue TODO, aunque hoy sea NADA.
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!".
Grito "¡Nada!", y el eco dice "¡Todo!".
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
José Hierro