(Fuente imagen: fordham.edu)
El comienzo de 2007 no está resultando muy alentador para los grupos mediáticos de la Industria de la telefonía móvil. La ciencia está desbordando sus intentos de parar la aparición de estudios científicos que demuestran que las emisiones que producen tanto las antenas como los teléfonos móviles pueden tener graves efectos sobre nuestra salud.
El pasado 17 de enero, se publicó un nuevo estudio internacional con los datos recogidos en Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia y Reino Unido. Este estudio es parte de uno más amplio en el que participan 13 países: el proyecto Interphone. En este estudio, que será publicado en el International Journal of Cancer, epidemiólogos de 5 países europeos han encontrado nuevas evidencias que muestran que, en usuarios de teléfonos móviles durante más de 10 años , el riesgo de padecer gliomas -un tipo de tumor cerebral- se incrementa en un 40%.
Este incremento significativo en el riesgo avala resultados anteriores obtenidos en el 2006 en Alemania, en donde también se observó un incremento en la aparición de gliomas para los usuarios de móviles durante más de 10 años. Según el estudio de 2004 del grupo de Suecia, este mismo segmento de usuarios tendría el doble de posibilidades de sufrir un neuroma acústico.
Un análisis de todos los estudios epidemiológicos existentes, hasta el último trimestre de 2006, en las bases de datos de Campos Electromagnéticos de la OMS, arrojaba que un 80% de los estudios se encontraban claros indicios de que las emisiones de las estaciones base pueden afectar gravemente a la salud. Por ello, el mismo 17 de enero se solicitó a la propia OMS, en su sede Ginebra, que revisase sus notas informativas y explicara al mundo que vivir cerca de una estación base de telefonía móvil puede producir efectos adversos sobre la salud.