(Fuente imagen: www.naylamp.dhn.mil.pe)
Mucha gente podrá pensar que todos los grupos y colectivos de vecinos que venimos denunciado que no se aplica el principio de precaución en materia de la telefonía móvil, somos unos aficionados indocumentados, unos locos, unos aprensivos, ... Ya hemos comentado en anteriores artículos que nos movemos con bastantes datos antes de realizar algún comentario o movilización.
Desgraciadamente, en muchas ocasiones la prensa (quizás interesada por los ingresos publicitarios), si sale un estudio que niega que la telefonía móvil produce efectos nocivos, publica que la telefonía ya es inocente de cualquier efecto adverso. En cambio, si sale alguno en sentido contrario, (si es que es publicado), siempre alega que todavía hay que seguir investigando más, que quizás la metodología no sea correcta y los resutados entonces estén sesgados, etc. ¿Qué va a publicar por ejemplo CincoDias.com si salen los resultados de otro proyecto como RELFEX?. Ya nos gustaría verlo pronto: "La ciencia despeja dudas sobre la culpabilidad del teléfono móvil".
Pedro Costa Morata, Premio Nacional de Medio Ambiente, ya nos avisa que "es sabido desde hace decenios que los campos electromagnéticos que utiliza la telefonía móvil producen un amplio abanico de efectos fisiológicos negativos, sobre todo en el sistema nervioso" (Revista Ambienta, del Mº de Medio Ambiente, mayo 2005).
Así que nadie se pone de acuerdo. Sólo en los efectos térmicos. Así que para ello es necesario que haya cambios en la actual tecnología de telefonía móvil y se hagan con un poco de imaginación. El consumismo estimulado por la Industria va a hacer que cada vez más gente utilice el teléfono móvil (niños no, por favor). El sistema actual empieza ya a resquebrajarse: los vecinos se quejan, nadie quiere una antena en su azotea, las operadoras instalan como pueden antenas, la ciencia descubrirá finalmente la VERDAD (como con el tabaco), habrá apagones de cobertura,...
En definitiva, que el sistema actual no es sostenible y hay que buscar alternativas. Japón nos da dos ejemplos innovadores: humanos digitalizados para medir el impacto de los teléfonos móviles o satélites que sustituyen a las antenas en las azoteas.