Se sigue insistiendo en que los Campos Electromagnéticos (CEM), producidos entre otros por los transformadores o las estaciones base de telefonía móvil, no son perjudiciales para la salud (Fuente: Levante-EMV). Entre los expertos sigue apareciendo el epidemiólogo del Ministerio de Sanidad y Consumo, Francisco Vargas. Todo un lujo para los que asistieron a la conferencia de Taulada.
Dicen que «no producen cáncer porque la potencia de emisión es muy pequeña», y que dichos niveles de emisión están muy por debajo de los límites legales. Estamos de acuerdo en que, por lo general, se emiten densidades de potencia inferores a los máximos legales permitidos, pero muy superiores a los mínimos necesarios para que funcione un teléfono móvil. Con 0,1 pW/cm2 se consigue oficialmente una comunicación exitosa, apta para los requerimientos de cobertura del sistema (Haumann et al., 2002).
En lo que no estamos nada de acuerdo es en que la potencia no es el único factor que puede producir efectos fisiológicos: ¿por qué el Sr. Vargas nunca menciona las ondas que están moduladas a muy baja frecuencia?. Se lo tienen muy callado, pero la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer incluyó en junio de 2001 a los campos electromagnéticos de baja frecuencia en la Clasificación de Sustancias Carcinogénicas dentro de la categoría de "posible carcinógeno en humanos" (categoría 2B). ¿Comentarón esto en la charla de Teulada?. ¿Comentaron los resultados del proyecto REFLEX?.
Seamos serios, y por más que haya 40 millones de contratos de telefonía móvil, los CEM sí producen alteraciones en nuestros organismos, y no precisamente benignas en todos los casos.