L’Espumossa, Art & Cervesa.


Durante la escapada que hicimos a Barcelona con motivo del BBF decidimos aprovechar para visitar algunos locales que aún no conocíamos y así de paso hacer aún más interesante y completa la escapada. Uno de ellos fue l’Espumossa, Art & Cervesa, un local que abrió sus puertas en 2011 y que se sitúa en esa cuadrícula urbana perfecta llamada l’Eixample.


Llegamos el viernes a última hora de la tarde, dispuestos a disfrutar de unas buenas cervecitas en un ambiente relajado y bien lejos del bullicio del BBF. Como bien reza su nombre, en este espacio se conjuga la cerveza con el arte en forma de exposiciones temporales, conciertos de música en directo, monólogos… El local posee una pequeña zona más estrecha en la entrada, con una pequeña barra a la derecha y varias mesitas y sillas pegadas a ella, y más adelante, en el flanco izquierdo, posee unas estanterías con cervezas para comprar y llevarse a casa. Más al fondo el local se vuelve más espacioso y tiene unas cuantas mesas grandes y una nevera, además de una zona con libros y revistas para entretenerse y hacer la estancia todavía más placentera.


La decoración es sencilla pero acogedora, respetando el muro de piedra de una de sus paredes, y en el cual hay expuestos unos cuantos cuadros muy coloridos, que en el momento de nuestra visita eran de un artista llamado Dani Garrido. También destaca la cuidada ilustración de temática cervecera en la pizarra de detrás de la barra en la que se anuncian las cervezas de barril, obra de Pedro Gómez.

Cristina y la citada pizarra de fondo.

En cuanto a cerveza, tanto en la parte de tienda como en los barriles y las referencias en nevera, destaca una cuidada selección de micros catalanas, pero también algunas Naparbier, Dougall’s, además de foráneas como Moor, Moylan’s, Fyne Ales, BrewDog…

En los tres barriles rotativos en aquel momento tenían pinchadas Espina de Ferro Summer Division, Espiga Blonde Aley Van Viven Smoked Porter. En nuestro caso probamos las dos cervezas locales, recomendados por Cristina, una mujer encantadora que nos dio un trato muy agradable en todo momento y haciendo la visita realmente placentera.

La Espiga Blonde era una APA muy aromática, con el lúpulo cítrico como principal protagonista. Muy refrescante y bien hecha. La Espina de Ferro era una summer más subidita de cuerpo de lo esperable en ese estilo, afrutada, un punto cítrica y resinosa, pero también refrescante. Dos gratas sorpresas.


Para acompañar poseen una carta de comidaen la que ofrecen croquetas caseras, embutidos y quesos artesanos, aceitunas, banderillas… Así que viendo la buena pinta que tenían nos decidimos por un variado de croquetas caseras: una de gorgonzola con nueces, otra de morcilla con manzana, una de sobrasada con miel y finalmente una última de pollo asado. Todas ellas realmente muy buenas. También pedimos un plato de quesos artesanos de un nivel destacable, pero tengo que reconocer que charlando bien a gusto con Cristina se me olvidaron apuntar los nombres (creo que era un idiazábal ahumado, uno de oveja moho por fuera y un manchego…).

¡¡Qué croquetas!!

El queso de la izquierda rozaba la matrícula... 

Para rematar la visita nos pedimos una Moor Fusion Vintage 2012, una Old Ale envejecida en barricas de Brandy Cider de Sommerset, algo así como un Calvados o destilado de sidra pero producido en Reino Unido y por lo que he podido descubrir goza del sello de Indicación Geográfica Protegida desde 2011 aunque se lleva produciendo al menos desde el s.XVII. En cuanto a la cerveza sorprende su nula formación de espuma y su coloración negra impenetrable. En aroma desprende recuerdos a melaza, regaliz, fruta oscura sobremadurada, algo de café y cacao, realmente muy compleja. En boca tiene una textura densa, con una carbonatación muy justa y los mismos recuerdos percibidos en nariz y que dan la sensación de estar tomando algún postre típico británico a base de frutas, complementados por una suave calidez y un curioso toque amaderado, un tenue recuerdo a vainilla y un final seco y torrefacto. Una cerveza muy peculiar que disfrutamos muy mucho.


Y con esta copa de sobremesa cerramos una visita corta pero muy placentera en especial gracias al trato de Cristina, pero también por su carta de comida, reducida pero de calidad, y como no también por la buena selección de cervecitas. ¿A caso se puede pedir algo más? Así que desde aquí felicito a Cristina por su gran trabajo con este local y por hacer de Barcelona un sitio todavía más grande en lo que a cerveza se refiere. Salut i sort, companya!