Tras echar unos cuantos números y rememorar las diferentes cervezas que bebimos, hoy toca cerrar el ciclo de posts referentes al Barcelona Beer Festival 2014 con las conclusiones y reflexiones que extraigo a nivel personal de esta tercera edición.
En primer lugar no podía empezar de otro modo que ligando esta edición con la anterior a través de la organización. Y es que si hay algo que me alegra haber podido comprobar, aunque no tenía duda de que iba a ser así por el interés demostrado en numerosas ocasiones a través de las redes sociales y los guiños a los blogs (entre otros...), es que la organización escucha. Ha escuchado y lo más importante es que sobretodo ha tratado de dar respuesta dentro lo posible a algunos puntos que se criticaron el año pasado: sillas para sentarse, referencias interesantes pinchadas en cualquier momento...
Después de quedar algo despagado el año pasado con el festival, incluso llegando a plantearme si quizás este año era mejor dedicar el tiempo y el dinero a otras propuestas foráneas, finalmente por la seriedad de la organización decidí que debíamos volver y no me arrepiento lo más mínimo de haberlo hecho, más bien al contrario. Y por ello creo que quienes no hayan podido o querido asistir este año deberían replanteárselo para una futura edición.
Pero antes de pasar a ver punto por punto los diferentes aspectos que me parecen más destacables, creo que hay un matiz en lo personal que ha hecho que cambiase la percepción y el disfrute del fin de semana. Hablo de la eliminación por completo de cualquier planning de lo que íbamos a beber dentro del festival (nada de wishlists, ni "sueños eróticos" con tal o cual cerveza...), y por otro lado intentar disfrutar de alguna actividad interesante (el año pasado no asistimos a ninguna), pero también englobar el BBF todavía más en un fin de semana completo a base de visitas puntuales a otros locales, limitando la asistencia al BBF como mucho a media jornada diaria. Todo esto sumado a disfrutar con amigos, charlar con conocidos y también conocer a gente nueva, y también enfocarlo como un gran fin de semana en el que no todo fuera probar cervezas, es lo que en resumen ha hecho que a nivel personal me haya merecido mucho la pena desplazarme hasta Barcelona.
Dicho esto, a continuación quiero dejaros mi opinión sobre diferentes puntos que me parecen destacables sobre la organización, las cervezas y también la localización de este BBF2014.
La sala del festival. |
- ORGANIZACIÓN -
Novedades respecto al año pasado.
Beer informer. Desde el momento que me enteré la novedad de los beer informer me pareció un gran acierto ya que hace que el BBF no sea un festival solo para frikis, acercando la cerveza a todo tipo de público. No tuve el gusto de charlar con ninguno de ellos y por lo tanto tampoco puedo opinar sobre su preparación o conocimientos, así que si hay alguien que lo hiciera sería interesante tener opinión al respecto. Pero insisto, este guiño al neófito es para ser aplaudido.
Meet the brewer. Un acercamiento a como funcionan las típicas ferias que tanto abundan en tantos pueblos, interesante para conocer de primera mano a quien está detrás de la cerveza sin tener que sentarse en el típico salón de actos a escuchar una charla magistral. Otro gran acierto.
La guía.
Al igual que el año pasado (incluso más esta vez) estaba muy trabajada, con detalles de las cervezas, horarios, comida, locales para visitar fuera del BBF… Así que no por obvio creo que debe dejar de ser destacado. Había algún nombre mal escrito y también alguna información incompleta, pero es algo nimio en comparación con toda la información útil tanto para neófitos como para aquellos que queremos ir más allá del “folleto-propaganda”.
Cobrar entrada.
Como ya se ha comentado en diferentes foros, creo necesaria la existencia de un precio para la entrada, aunque ello pueda significar renunciar a un grueso de gente potencialmente interesada. Tal y como está montado el festival, en un espacio con aforo limitado, solo por el hecho de evitar a gente que solo quiere pasarse a dar una vuelta sin más, creo que es necesario.
¿El precio? Sinceramente 7 euros por una guía, un vaso personalizado y 2 fichas para consumir me parece más que correcto y más dando acceso para todo el fin de semana. En algunos festivales de fuera (USA, UK, Dinamarca…) se pagan auténticas fortunas por asistencias mucho más restringidas y unas condiciones también mucho menos favorables.
Actividades.
Primeramente quiero volver a dar una palmadita a la espalda a la organización por conseguir que la gran mayoría de actividades fueran gratuitas. Solo las actividades con maridaje y ahora no recuerdo si alguna otra más, tenían coste. Gran trabajo. He leído por ahí algunas críticas al enfoque de algunos ponentes, que si daban poca información útil y demás, pero no puedo opinar al respecto puesto que solo asistimos a dos, que comento brevemente a continuación.
En cuanto a las dos actividades a las que asistimos, ambas de maridaje, la del Racó d'en Cesc y la de La Barricona, costaban 8 euros cada una y las disfrutamos mucho. Quizás nos sorprendió más la de Barricona por el desparpajo de quien hablaba, por desconocer el proyecto, por la calidad y cantidad de platitos que nos dieron a probar, pero también Edgar y Toni del Racó d’en Cesc ofrecieron una gran charla, un tanto diferente a lo que suele ser habitual en esto de los maridajes, sin menos ejemplos a degustar y tratando más aspectos técnicos, pero igualmente interesante. Posiblemente publicaré un post sobre ambas en un post más adelante, pero en resumen felicito tanto a los ponentes como a quienes apostaron por ellos.
Equipo Barricona. |
Uno de los platitos del maridaje de la Barricona. |
El festival para profesionales.
Me parece destacable conseguir congregar a gente tan interesante en un mismo espacio, desde productores, distribuidores, encargados de bares, tiendas, prensa… tanto foráneos como locales. Es una gozada tener a tanta gente y que solo hayan hecho falta tres ediciones para poner a Barcelona en el mapa en este sentido.
Aún así, es cierto que no me termina de convencer el formato de “todos juntos y revueltos” únicamente identificados por unas acreditaciones que en algunos casos hubo quien prefirió quitarse. Es complicado y echo de menos el contacto que se tiene en la típica feria con el productor delante de tus ojos, pero también es cierto que en según qué ferias el productor no está para muchas charlas ya que tiene que servir su cerveza. El punto de los meet the brewer va en este sentido y me gusta, pero creo que además se tiene que seguir insistiendo en dar visibilidad a alguna gente, sobretodo para quien empieza a adentrarse en este mundo y no conoce a nadie.
También eché en falta más coloquios o debates, enfocados tanto para iniciados como para interesados y un tanto desorientados, así como también debates con protagonistas con experiencia de años en el sector y que pueden ayudar a reenfocar modelos de negocio o aportar ideas mediante su interesante punto de vista.
Comida.
El año pasado la oferta no era muy amplia y los precios me parecieron caros. Esta vez la oferta fue muy pobre en número (solo tres stands: uno con quesos, otro con comida asiática, y otro con comida llamémosla local a base de croquetas, ensaladilla, quiche, trinxat…). Y aunque la calidad en algún caso fuera realmente destacable, tengo que reconocer que los precios en general volvieron a ser caros (pagar 4 euros por un trozo de quiche muy pequeño o un plato con algunas mini-croquetas, como ejemplo) y eché en falta variedad en plan bocadillos, hamburguesas o comida por el estilo.
Los tres puestos de comida. |
Insisto en que la calidad no es el problema, sino poder ampliar esa oferta con otras opciones y sobretodo con un rango de precios menos excluyente. Entiendo que no se pueda tener cocina caliente por tema de extracción de humos pero no me parece excusa suficiente, y como soluciones se me ocurren mil: desde bocadillos fríos, paninis, embutidos, encurtidos… Así que en resumen el tema de la comida es en mi opinión uno de los grandes puntos a mejorar en esta edición.
El trinxat, uno de los platillos que más repetimos. |
Las colas.
Uno de los temas más comentados fueron las enormes colas que tuvieron que soportar quienes no disponían de acreditación, y quizás debería haberse encontrado alguna solución más flexible para quienes habían pagado su entrada y tras salir por cualquier razón querían volver a entrar. No sé, alguna entrada paralela o algo así.
Desconozco la solución, pero también hay que entender las limitaciones y complicaciones de organizar algo en un espacio cerrado no demasiado grande (aforo, seguridad…). Como creo que dijeron los compañeros de Cervecearte, quizás un lugar como el Palau Sant Jordi, cerrado por arriba para evitar las inclemencias del tiempo, pudiera ser buena opción, pero también intuyo que más cara. La organización deberá valorar pros y contras, posibles gastos e ingresos, impacto público, accesos… pero sin duda creo que se debe apostar más a lo grande. Hay demanda, esto va a más y debe ofrecerse algo en consonancia.
El coleccionismo, ese gran olvidado…
Creo que el tema del coleccionismo, aún siendo aparentemente minoritario, va íntimamente ligado a la cerveza y en mi opinión debería ser tenido más en cuenta. Había merchandising del festival (cristalería, camisetas…). A diferencia de las típicas ferias este es un festival únicamente con barriles y todos lo entendemos, y a nivel personal lo valoro porque muchas referencias mejoran en barril, pero repito que ni que sea algo insignificante, sería grato para los coleccionistas tener algún guiño más al mundo de la breweriana.
Quizás alguna solución sea dar una pequeña charla sobre el tema, para “corromper” a los que no conozcan el tema, o montar alguna actividad tipo meeting con o sin intercambio dependiendo de espacio… Mediona es un buen ejemplo de que se puede hacer y Barcelona y también el BBF tienen un poder de convocatoria mucho mayor, no hay duda. Lo dejo en el aire, a quien corresponda… ;)
- LA LOCALIZACIÓN: Museu Marítim de Barcelona -
El Museu Marítim vs. Las Arenas.
Tras haber quedado más que contento el año pasado con Las Arenas (por buena comunicación, servicios, lavabos, aireado…) creo que en general hemos empeorado con el cambio. Quise entender que el cambio era para alojar a mayor gente porque la cúpula del año pasado se quedó pequeña. Pues bien, aún habiendo menor afluencia de gente que el año anterior el espacio volvió a quedarse pequeño.
Hacía bastante más calor que en Las Arenas al estar mucho menos aireado, llegando a momentos en los que el ambiente se cargó demasiado pareciendo más una jaula de búfalos sudorosos ;).
No todo fue negativo puesto que el local tenía su encanto, era más acogedor que Las Arenas, y sobretodo estaba situado justo al lado de les Rambles, en pleno centro de Barcelona, muy bien comunicado con el transporte público y con infinidad de locales de hostelería y de alojamiento en los alrededores.
Mesas y sillas.
A uno de los puntos más flojos del año pasado se le puso solución habilitando unas mesas con sillas en una de las esquinas del festival, cosa que se agradece, y sabiendo las implicaciones de seguridad y asistencia que ello limita. Aún así, tampoco había muchas y creo necesario seguir mejorando este punto para quienes quieren disfrutar una jornada (o varias) completas y no tener que estar de pie horas y horas. Pero en global veo el cambio como muy positivo.
Zona de mesas altas con la pizarra al fondo. |
Punto de agua.
Salvando el punto de incomodidad de tener que cruzarse toda la sala de punta a punta cada vez que querías limpiar el vaso para volver otra vez al otro extremo donde estaba la pizarra, creo que el tema del punto de agua fue más que suficiente. No salía el agua a borbotones, ni los pocos grifos hubieran dado de sí en caso de una mayor afluencia de gente, pero en ningún momento tuve que hacer cola. Además, el servicio de limpieza evitó que aquello se convirtiera en una pocilga.
Lavabos.
Posiblemente uno de los puntos más criticados del festival junto con el de la comida y el del calor dentro del local. Y es que habilitar cabinas portátiles abiertas por arriba estando situadas en el exterior es algo muy mejorable puesto que un chaparrón hubiera puesto aquello perdido… Está claro que no siempre se pueden tener los servicios que ofrecía el año Las Arenas, pero un festival referente debe cuidar más este punto.
Tamaño del vaso.
Este tema es pura conjetura, pero con unos cuantos coincidimos en apreciar que nos pareció ver que el vaso de este año era más pequeño. No me he puesto a medirlo ni se si la diferencia existe ni si es muy grande pero no quería olvidarme esta mención por si alguien se percató o sabe algo al respecto.
La pizarra.
Aunque este punto podría haberlo tratado más arriba dentro del bloque de la organización, lo menciono dentro de la localización puesto que creo que el Museu fue crucial para que las sensaciones con esta genial idea fueran distintas a las del año pasado.
Para quien no sepa de que hablo, el sistema mediante el cual se nos informaba de las cervezas pinchadas en cada uno de los diferentes tiradores, la famosa pizarra y esa especie de azafatas con campanas indicando cada cambio, es realmente útil y se me ocurren pocas cosas para mejorarlo con bajo coste. Siempre se pueden diseñar aplicaciones para móviles, ponerse las pilas con actualizaciones en las redes sociales… pero supongo que la logística y el coste será también mayor, así que en global la veo muy útil.
Pero hablaba de la localización puesto que esta vez se situó en uno de los extremos de la sala, y o bien estabas delante o era imposible verla bien desde la otra punta por los pilares situados en medio. En este sentido insisto que la cúpula era ideal, sin pilares de por medio y con un ángulo de visión espectacular.
- LAS CERVEZAS -
Aquí entramos en el punto quizás más comentado el año pasado por ser bastante mejorable. A priori el año pasado la selección de cervezas (y hablo desde mi opinión, como todo lo demás) era más que interesante, pero al final por “h” o por “b” hubo bastantes referencias que me quedé esperando, mientras que algunas que no gozaron del beneplácito del público se quedaron sin una rotación más viva, dejándonos sin saber qué elegir en algunos momentos. Así que tras el fin de semana nos quedó una sensación de insatisfacción que tapó otros puntos positivos. Es cierto, y creo que también es justo reconocerlo, que parte de la culpa fue nuestra por hacernos nuestras listas de cervezas a probar como quien pretende ir a un supermercado e ir tachando productos a medida que los va metiendo en el carrito, pero como decía arriba del todo, por ello este año he comprendido que había que valorar el poder tener el listado previamente, con sus explicaciones y su coste en número de fichas, para simplemente organizarse, pero la clave sobretodo era intentar improvisar más y no obcecarse con probar una cerveza a no ser que esta tuviera algún momento asignado durante el fin de semana.
Pero creo que en general coincidiré con muchos si digo que objetivamente el número de referencias sobre el papel más interesantes en cualquier momento era más que suficiente, al menos así coincidimos con mucha gente que hablamos. Por si fuera poco, la guinda del fin de semana, la selección de cervezas estadounidenses traídas en colaboración con la Brewers Association estadounidense, hizo que durante la mañana del domingo muchos hiciéramos ojos chiribitas con referencias de Stone, Lagunitas, Founders, entre otras…
La selección local.
Un punto también bastante comentado fue el del elevado número de referencias locales, sobretodo de cervezas catalanas. Aquí entraríamos en si el festival debe ser un espejo de la realidad local más cercana o si bien debe ir enfocado a gente con más recorrido y especializada.
Mi opinión se encuentra entre ambos extremos, ya que por un lado creo que debe haber más moderación y filtro con las locales, y no dejarse llevar por amiguismos puesto que existen sobradas ferias para darles visibilidad a todas y cada una de las cervezas existentes, pero por otro lado creo que no debemos olvidar que este festival debe ser una ventana para el exterior también para las cervezas locales. Puede que me equivoque y realmente lo mejor sea ofrecer únicamente productos que rayen un nivel excelso, pero creo que aún estamos lejos de poder ofrecer tantísima variedad de cervezas de un nivel 10 y sobretodo creo que hace falta más tiempo para que el público poco iniciado pueda valorarlas suficientemente.
La selección internacional.
Quizás para la gente más curiosa que suele visitar y consumir cervezas con regularidad en bares de Barcelona el interés del BBF era menor que para otra gente de otras zonas con una oferta menor o inexistente como fue mi caso. Y digo esto puesto que en los Biercab, Ale & Hop, Resistència, Cerveteca, La Més Petita… pudimos ver no pocas cervezas referencias que también estaban en el BBF. Entiendo y creo que hay que reconocer la dificultad para la organización de conseguir referencias suficientemente llamativas para ese público “malacostumbrado” a tantas novedades por el hecho de estar en un mercado cada vez más globalizado, pero aún así creo que tanto por lo de las cervezas estadounidenses del domingo, como lo de las Amager Sinner Series simultáneas, como también las referencias de países o cerveceras poco conocidas (Lindheim, Compaan, Brekkeriet, Maximus, las portuguesas o la eslovaca…) había alicientes de sobra para terminar el fin de semana más que satisfecho.
Reparto de las cervezas durante el fin de semana.
Otro de los puntos que escuché a alguna gente que solo pudo asistir el viernes o el sábado y que por tanto se perdió la "bacanal" de las cervezas estadounidenses del domingo, es que quizás estas referencias se podrían haber repartido más. No todos pueden permitirse un fin de semana completo viniendo desde fuera, pero en este punto creo que fue un detalle que durante el viernes y el sábado se pincharan algunas de las estadounidenses.
También se ha comentado que no es justo anunciar tantas cervezas si luego no las tienes todas pinchadas en cualquier momento, y aunque veo parte de razón aquí vuelvo a lo de antes y al enfoque personal, y es que creo que hay que tratar de disfrutar de lo que había (porque por haber referencias interesantes nadie creo que se pudiera quejar) y obsesionarse menos para evitar frustraciones.
El estado de los barriles y todo lo que los rodea.
Es cierto, y así lo comentamos en varios corrillos a lo largo del fin de semana, que aún asumiendo el hecho de que siempre hay cervezas que por alguna razón salen estropeadas (les pasa hasta a los más grandes y no creo que haya que darle más importancia) desgraciadamente hubo algunas cervezas en un nivel mejorable. No hablo de contaminaciones, que personalmente no vi ninguna, sino al estado de unas cuantas estadounidenses, y en mucha menor medida también europeas o locales. Entiendo que poco o muy poco podía hacer la organización más allá de rezar para que llegasen bien los barriles y a modo de feedback informar al productor a posteriori para que no se repita o que éste trate de solucionarlo en un futuro.
También en este sentido creo importante seguir insistiendo en quienes sirven la cerveza desde los grifos para que sigan mejorando ese giro de muñeca (uno tiende a ser muy tolerante con gente poco experimentada, pero dejando claro que no tengo ni idea de tirar cerveza, en algún caso me entraron ganas de saltar la bancada y servírmela yo mismo...).
Así que en resumen, y dejando claro que los frikis pagamos gustosamente el poder probar una Lagunitas en un local pegado a las Ramblas, también es cierto que si unas referencias distan de ser lo que deberían (algunos barriles estadounidenses tenían toda la pinta de ser restos de restos de restos…) por ser cervezas que sufren tanto si no se tratan con el mimo necesario (frescor, temperatura de conservación, golpes…) al final no son más que cartel y poco más. Así que la conclusión es que para tener algunas referencias de ese modo sería preferible no tenerlas, mal que nos pese y que lloremos con melancolía aquellas maravillosas estadounidenses del 2014 cuando en realidad todos sabemos que de maravillosas algunas tenían solo el nombre.
Precio en fichas.
Sobre el papel es de agradecer que el festival hiciera sus números para conseguir que hubiera pocas referencias caras (4 fichas), pero también es cierto que el año pasado hubo el 60% de cervezas con dos fichas y este año han pasado a un 50% en pro de las cervezas de 3 fichas, pasando del 37% el año pasado a un 48% este año.
Un punto interesante, el de pedir medias cañas para poder probar más referencias, esta vez no lo intentamos al asumir que las matemáticas no salen demasiado bien con las referencias de 3 fichas. Creo que algo en ese sentido debería ser tomado en cuenta y si así lo estaba, debería haberse informado en la zona de grifos porque no me enteré.
Las cervezas en botella.
Para finalizar no quería olvidarme del estuche de botellas, una de las pocas cosas “físicas” que junto con los vasos nos dieron un momento de placer a los coleccionistas, aunque su función fuera más bien didáctica, en consonancia con el mensaje dado por la organización en todo momento.
Sobre el precio, aún siendo cierto que las cervezas eran encargos específicos a cuatro microcerveceras, lo cual tiene un precio, y también el envoltorio de madera, creo que tratándose de elaboraciones de cerveceras de proximidad y con las posibilidades que hay para venderlas juntas (cartón mismo) humildemente me pregunto si esos 14 euros no podrían ajustarse un poco más.
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Así que para terminar, y haciendo balance de todo, el resultado global de este BBF creo que es más que positivo. Es justo destacar el enorme esfuerzo en la difusión (no es fácil congregar a tanta gente, desde frikis hasta gente ajena completamente a este mundillo) y también tiene mucho mérito conseguir un espacio tan significativo como es el Museu Marítim, pero no menos importante es que todo parezca tan fácil, con las actividades o al solucionar o evitar cualquier tipo de problema (no vi ningún altercado pese a que cuando hay alcohol de por medio…). He percibido un cambio a mejor y estoy seguro de que la próxima edición volverá a ser así, por lo que sin lugar a dudas puedo afirmar que ¡¡nos vemos en el BBF15!!