Si hacéis un poco de memoria, cuando convoqué el evento #MBC13 (Mi Beerano Cervecero) ofrecí la posibilidad de publicar un post en este mismo blog a quien no tuviera blog propio. Los amigos Aine y Jota decidieron aprovecharlo así que hoy les cedo el protagonismo enteramente a ellos. Espero que disfrutéis su post tanto como yo.
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Tras las incursiones germánicas de lupuloadictosy labirratorios, escapadas fugaces de algún birrapédico a templos romanos, disfrutes de birraires en los Oberland berneses (que gratos recuerdos nos ha traido tu post ;) ) y carboncillos y churrascos en la gran fragua del cerverianode Colmenar Viejo… sólo nos queda un clásico entre los clásicos: Bélgica... ¡Ah! Que estuvo algún que otro jardinero del lúpulo, pués bueno, qué vamos a hacer... os lo contamos igual.
1. Lo mejor de lo mejor (el momento)
No es por desmerecer otras visitas a grandes fábricas (en calidad, claro) como Fantôme o Cantillon, pero visitar al genial Glenn Castelein y a su camarada Davy en las nuevas instalaciones de Alvinney que te pongan a currar ¡¡No tiene precio !!
Glenn nos dijo que llegamos el día en que tenía que controlar la calidad de toooodas las barricas que allí maduran y qué tremenda faena para nosotros tener que probar cositas como la Wild West en barrica de roble americano, su maravillosa Melchioren barrica de bourbon y la explotada Mano Negra en sus respectivas barricas de roble francés, una antigua barrica donde había reposado la genial Struise O.N.E. y a la que además habían añadido chili (tremenda), y una antigua barrica reutilizada varias veces y que le aportaba unos curiosos toques de chocolate con naranja (O_o).
También probamos la Undressed Foederbierdirectamente del tonelaco inmenso, una Kerasus 2010 procedente de un barril olvidado y que encontraron durante el traspaso de fábrica y por último y más reposadamente Mano Negra del grifo habilitado en su Proefloft (un bonito loft de degustación desde donde puedes observar toda la fábrica)
No sabemos si fue la levadura Morpheus, la particular acidez de Alvinne o las gratas conversaciones con Glenn y su sonrisa de niño travieso; pero esta visita perdurará muchos años en el recuerdo.
2. En casa del herrero, cuchillo de palo (la cerveza)
Cuando hablamos de cervezas belgas hay dos conceptos que llegan muy rápido a la mente: dulce y ácido (no juntas claro), y al visitar tierras flamencas y brabantinas lo normal es toparse con cientos de estas cervezas.
Y no es que no las bebiéramos y disfrutáramos con ellas, pero por desmentir que los Belgas no saben hacer buenas Pales e IPA's. Destacamos 4 y un encuentro americano en la tercera fase:
De menor a mayor sorpresa:
Band of Brothers:
Colaboración entre la cervecería Moeder Lambic y la Brasserie de la Senne. Una pale ligeramente cítrica, con suaves aromas frutales y a pino y tremendamente bebible. Un gran acierto que la sirvan también en 50cl (cosa rara en Bélgica)
Delhaize Xtrem Hops Series (Citra, Columbus, Sorachi Ace)
Elaboradas en De Proefbrouwerij para la cadena de supermercados Delhaize, esta serie de IPA's monolupuladas y muy bien hechas nos dejaron gratamente sorprendidos. ¿Quien no querría que el super de la vuelta de la esquina vendiera unas IPA's de marca blanca excelentes, en botellones de 75cl y por el razonable precio de 4€?
¿Quién puso eso ahí?
Sí, todavía no sabemos en que extraña situación nos vimos envueltos o que pasó para que todo acabará así o simplemente estuvimos en el lugar y en el momento adecuado.
Nosotros sólo fuimos a visitar la fábrica de Cantillon(ese “sólo” ya es decir mucho) y sorprendernos de sus ácidas sensaciones, pero esta visita ya por si sola merece un post, así que vamos al meollo.
Una vez acabada la “tournée” nos sentamos a degustar un par de copitas de gueuze en la zona habilitada para ello. Más o menos era la hora del almuerzo, y algunos de los trabajadores de Cantillon hacen un descanso y se sientan en una mesa cercana a almorzar, acompañando el refrigerio de espontáneo líquido.
Nosotros seguimos disfrutando de un par más de lámbicas (Iris y Kriek) cuando en esa mesa contigua aparece una botella de verde etiqueta con un círculo rojo O_o. ¡¡ Pliny the Elder señoras y señores!! ¿¡Qué hacía eso ahí!?
5 minutos más tarde, los empleados recogieron el campamento y muy amablemente conversamos con ellos acerca de esa cerveza y cómo había llegado allí. Nos dijeron que no les había gustado, que era muy amarga y que si nos apetecía probarla les quedada media botella todavía, que no la iban a tomar.
En este mismo momento empezamos a creer en los milagros y lógicamente no desestimamos la oferta.
La cerveza es increíble, explosión de aromas, mucho pino, resina, cítricos; para estar olfateando un buen rato, entra muy suave y cremosa, nada de lúpulos agresivos, deja un retrogusto amargo medio bastante prolongado entre floral y frutal. No es de extrañar que sea la 2º mejor DIPA del mundo por detrás de su hermana Pliny the Younger y una de las 50 mejores cervezas del mundo.
¡¡ Menuda visita a Cantillon !!
3. Lo que el Drunk Monk une … (la breweriana)
Como dice el amigo Pau, lo mejor de este mundo siempre será las amistades que te llevas y la gente que conoces, y durante nuestra estancia en Bélgica aprovechamos para visitar y saludar a un joven belga que conocimos durante un pre-BBF en el Drunk Monk.
Nos invitó a tomar unas cervezas en su casa, concretamente en el sótano, y qué decir… ¡¡ Malditos sótanos siempre repletos de sorpresas !!
Allí tenía habilitado un mini espacio cervecero, para pequeñas reuniones, rodeado de estanterías que albergaban una colección de más de 500 cervezas y otros tantos vasos, copas, carteles, placas, figuritas de la Chouffe, salvamanteles, posavasos, cubos … de nuevo ¡Increíble!
El sueño de más de un coleccionista y no tan coleccionista.
Y con esto ya finalizamos un viaje repleto de anécdotas, donde dejamos muchas cosas en el tintero: la visita a Fantôme, una rápida incursión en t'Gaverhopke, el albergue de St. Bernardus, las Westvleteren en In de Vrede, la abadía de Westmalley alguno bares bruselenses.
Todo sin desperdicio ;) ¡Hasta otras amig@s!