Honrando al santo Lúpulo.



Que te den ideas para escribir posts es estupendo, pero si además es con algo tan curioso y divertido como lo es la invitación de los compañeros de Cervecearte, mucho mejor.

La propuesta toma el relevo, unos meses después, de aquel par de posts en los cuales el compañero Birraire nos emplazó a compartir virtualmente unas cervezas. Si alguien tenía algún tipo de dudas sobre el punto freak que alcanzamos ya no solo los bloggers sino gran parte del mundillo cervecero actual en general, para muestra un botón, y de los grandes: hoy 14 de octubre celebramos San Lúpulo(os lo había advertido), lo cual en definitiva no deja de ser otra excusa más para beber buena cerveza.

Con un nombre como el de este blog a priori las opciones son muchas, y si son extremas, mejor. Pero no. En primer lugar, para honrar a nuestro querido (y desde hoy también santo) Humulus lupulus, he pensado en hacerlo con una cerveza que nos trajimos de nuestro periplo por la Bretaña francesa: St. Georges Pale Ale Houblonée. Sobre la microcervecera poco os puedo decir ya que fuera de la información disponible en su blog no hay mucho más donde escarbar. En cuanto al porqué de la elección, siguiendo con el citado frikismo, vendría casi a modo de rito/plegaria cervecero-meteorológica, para ver si así, con una buena y refrescante pale ale, dejamos aparcado de una vez este dichoso y caluroso verano otoñal que está asolando (al menos) el levante peninsular.

En lo referente estrictamente al contenido, esta cerveza turbia (sin depósitos) de color amarillo apagado forma una abundante y consistente espuma blanca de larga duración. En nariz se presenta muy cítrica y afrutada, con notas de naranja, piña, melocotón, fresas, y en segundo plano más dulzonas, como a bizcocho de manzana. Muy sugerente. En boca entra fluida y bastante carbonatada, con notas a fresa y grosella, pero también a pomelo, naranja, piña y melocotón, que a parte de una acidez bien atada aportan también un cierto toque astringente. De medio trago hacia el final aparecen el amargor, marcado pero no estridente. Final seco y cítrico con recuerdos a levadura. En conclusión, una cerveza interesante, que recuerda a sus vecinas belgas lupuladas, e ideal para empezar una buena sesión cervecera.

Tras la primera y muy refrescante elección bretona pensamos que había que dar un paso adelante para demostrar más si cabe nuestra profunda devoción por el apreciado y verde santo. Teníamos una cerveza a la cual no le encontrábamos el momento, así que la sorpresa santoral vino como agua de mayo, o para ser más precisos, de octubre. Se trata de la Nogne Ø 500, una Imperial IPA que la reconocida cervecera noruega de la O rayada sacó para conmemorar su batch número #500, elaborada con 5 lúpulos, 100 IBUs, 10% de alcohol… En fin, una sarta de números a cual más tentador y que ya de por sí constituirían una tentadora excusa. Pero es que además, y aquí viene la verdadera razón de dicha elección, este 14 de octubre se encuentra justo en medio de los dos cumpleaños de quienes están detrás de éste blog, con lo que la excusa es doble.

Nos encontramos ante una cerveza de aspecto inmejorable, color caoba con reflejos rojizos, apenas turbia, con una bonita espuma beige de burbuja minúscula que resiste como puede y sin mucho éxito hasta terminar en un fino y débil anillo. En nariz es fabulosa, dónde se entremezclan un dueto formado por lúpulo resinoso, leñoso y cítrico (recuerda a limón y piña) junto con notas más dulzonas, ligeramente acarameladas, como a melaza y también bizcocho, y más de fondo también madera. En boca entra untuosa, casi jarabeada, con una carbonatación de burbuja muy pequeña y a la vez tremendamente bien integrada. Desde un inicio destaca una sensación cálida además del lógico amargor que domina a lo largo de todo el trago. Destacan notas potentes de resinas, bizcocho y algo de caramelo de fondo, pero que gracias al pomelo y el limón consiguen un trago para nada empalagoso. Potente, de trago largo, sí, pero excelentemente bien compensada y nada cansina.

Y así, con esta verdadera obra maestra, damos por finiquitado nuestro pequeño homenaje a la citada florecilla. Esperemos que hasta el próximo 14 de octubre caigan en vuestras (y nuestras) manos muchas y muy ricas cervezas, alguna de las cuales tengan como protagonista al lúpulo… ¡Santificado sea el gran Humulus lupulus!