Fuente: ISIS (Instituto de Ciencia y Sociedad)
Los genes modificados genéticamente pueden saltar de una especie a otra a través de las heridas, y si esta transferencia horizontal de genes ocurre, y con una gran frecuencia, estamos ante el más grande y subestimado de los peligros liberados al ambiente a través de los organismos modificados genéticamente (OGM). Dra. Mae Wan-Ho
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Decir que los genes se escapan es una forma poco apropiada de hablar de la transferencia horizontal de genes.
Los científicos de la Universidad de Bristol en el Reino Unido anunciaron el descubrimiento (1) de un nueva ruta hasta ahora desconocida según la cual “los genes modificados genéticamente pueden escaparse al medio natural”. Decir escapar en una forma poco adecuada de hablar, porque los organismos modificados genéticamente han sido liberados al medio ambiente en gran cantidad en los últimos 17 años. La cuestión está en lo rápido y en qué medida los genes modificados genéticamente se pueden transmitir, y de donde podrían surgir graves consecuencias.
El escape hace referencia a la transferencia horizontal de genes – la propagación de los genes modificados genéticamente por infección y multiplicación (literalmente como un virus), independientemente de la barrera entre las especies, por lo que la tasa de propagación es mucho más rápida, y en cierta medida virtualmente ilimitada. Las nuevas combinaciones de material genético se producen a una velocidad sin precedentes, afectando a las especies que se reproducen más rápidamente, es decir, las bacterias y los virus que producen enfermedades. La transferencia horizontal de genes y la recombinación es de hecho la ruta principal para la generación de nuevas cepas de bacterias y virus que causan enfermedades. La modificación genética y la liberación de los organismos modificados genéticamente en el ambiente no tendría importancia si no se facilitase en gran medida la transferencia horizontal de genes y la recombinación. Se han creado amplias carreteras para el tráfico de genes donde antes existían estrechos caminos ocasionales.
Algunos de nosotros hemos considerado durante mucho tiempo que la transferencia horizontal de genes encierra graves peligros ocultos y que son subestimados por la mayor parte de la Ingeniería Genética, y se ha alertado a los reguladores en consecuencias, una y otra vez, ya desde que los OGM se liberaron por primera vez (ver ejemplo, [3,4] Tecnología genética y ecología genética de las enfermedades infecciosas, publicaciones científicas de ISIS; Ingeniería Genética ¿sueño o pesadilla?). La reciente emergencia lanzado por un científico de alto nivel ( http://noticiasdeabajo.wordpress.com/2011/02/22/los-cientificos-advierten-sobre-la-relacion-entre-un-nuevo-y-peligroso-patogeno-y-roundup-de-monsanto/#comment-614) del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos al Secretario de Agricultura sobre la aparición de un microorganismo sospechoso y asociado a los cultivos transgénicos, puede ser un ejemplo de ello (5)
Las heridas en las plantas, una vía para el tráfico de genes
Los investigadores de la Universidad de Bristol mostraron que las heridas de las plantas, producidas por ejemplo por las picaduras de los insectos, la abrasión o daños mecánicos, son puntos de acceso para el tráfico de genes, debido a las hormonas que en la herida produce la planta. En tales circunstancias, la bacteria del suelo Agrobacterium tumefaciens, que causa la enfermedad de las agallas de la corona, podría ampliar su gama de huéspedes infectando a los hongos, e insertando genes extraños en el genoma de los hongos (2). Esto tiene serias implicaciones en la seguridad de los OGM, de amplia distribución en el medio ambiente.
A. tumefaciens es probablemente único entre los patógenos naturales de la plantas que realiza una transferencia horizontal de genes entre distintos reinos durante la infección, y esta capacidad ha sido ampliamente explotada para la creación de cultivos transgénicos, que se cultivan en aproximadamente 134 millones de hectáreas en todo el mundo, cifras de 2009, y ampliándose un 10% en 2010, según información del Servicio Internacional de Aplicaciones Agro-biotecnológicas (ISAAA) (6).
La investigación encargada por el Ministerio de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA) en la década de 1990, ya había revelado que es muy difícil, si no imposible, deshacerse del vector Agrobacterium, utilizado en la creación de la planta transgénica (7), y la bacteria es probable que se mantenga latente incluso después de que las plantas transgénicas son trasplantadas al suelo. Por lo tanto, se facilita la transferencia horizontal de genes mediante Agrobacterium a los microorganismos del suelo, y extendiéndose más allá.
Las tensiones que causan enfermedades por las cepas de A. tumefaciens presentan un plásmido extracromosómico Ti (Inductor de tumores) que permite la transferencia horizontal de un segmento de plásmido Ti, el T-ADN, al genoma de la célula de la planta cuando la virulencia de la bacteria (causante de enfermedades) se activa por las hormonas producidas por la planta en la herida. Esta característica es explotada en la creación de organismos modificados genéticamente (OGM), mediante el desarme de la bacteria, e incorporando genes virulentos por un vector “binario” que es usado en conjunción con la cepa desarmada de Agrobacterium.
En la década de 1990, se demostró que el rango de organismos modificados por Agrobacterium podía ampliarse si la hormona acetosiringona presente en la herida fuese utilizado para inducir más virulencia al sistema.
Los investigadores de la Universidad de Bristol razonaron que, como A. tumefaciens es un patógeno que mora en el suelo a menudo infecta a las plantas a través de las heridas, también es posible que la bacteria pudiera encontrar a otras numerosas especies de organismos, incluyendo hongos patógenos, utilizando el mismo método para penetrar en la planta. Los lugares utilizados son las heridas, donde es probable que se exude la hormona acetosiringona, estando preparadas las bacterias para la transferencia de ADN-T.
Las investigaciones realizadas confirman las sospechas en su totalidad
Llevaron a cabo su investigación con el causante del marchitamiento, el hongo Verticillium albo-atrum, un seguro candidato a encontrarse con Agrobacterium en la planta, ya que tiene un rango similar en las plantas donde se hospeda, tanto en la raíz como en la corona. Anteriores experimentos de laboratorio habían demostrado que Verticillium albo-atrum no puede ser modificado por Agrobacterium en ausencia de acetosiringona. Por lo tanto, si se presenta Agrobacterium en el tejido vegetal, y la modificación se produce, debe ser por la hormona que suministra la planta donde se ha producido una herida.
Los tubérculos de patata y la zanahoria pelados y cortados en rodajas, y secciones del tallo de la planta de tabaco, fueron utilizados como tejidos vegetales para la realización de las experiencias. Después de la esterilización, fueron inoculados con A. tumefaciens y Verticillium albo-atrum, y conservados a temperatura ambiente en un medio con agar durante un mínimo de 80 días y un máximo de 42 días.
Se observaron modificaciones con Verticillium albo-atrum en los tejidos de las plantas, 2 de 17 rodajas de patatas, 1 de cada 15 de zanahoria, en 14 de las 42 muestras que tenían de 3-5 piezas de hoja y en 10 de las 31 secciones del tallo ( sin cultivo de agar, con la finalidad de que las condiciones fuesen lo más naturales posibles). Estas modificaciones fueron confirmadas mediante análisis moleculares genéticos.
Se han desestimado las evaluaciones de riesgos de los organismos modificados genéticamente
Los investigadores concluyeron(2):”Este trabajo plantea interesantes preguntas acerca de si la variedad de anfitriones de A. tumefaciens en la naturaleza se reduce únicamente a las plantas. Es posible que la comprobación de tales circunstancias se compruebe retroactivamente al observar el creciente número de secuencias de genoma de las plantas que se realizan…
Además, los resultados bien que podrían tener implicaciones para la evaluación de los riesgos de las plantas modificadas genéticamente producidas a través de la modificación mediante Agrobacterium, dado que Agrobacterium puede sobrevivir dentro de los tejidos vegetales a través de la modificación y cultivo de tejidos, y por lo tanto se puede encontrar en el interior de las plantas transgénicas…”.
Todo esto es más que un eufemismo de un grave riesgo que ya se conoció desde la primera versión de Agrobacterium modificada genéticamente y liberada al ambiente.