Por la Dra. Vandana Shiva, 10 de enero de 2011
En el mes de febrero, el Ministro de Medio Ambiente de la India, Jairam Ramesh, impuso una moratoria sobre la berenjena Bt. Ahora está favoreciendo los ensayos con caucho modificado genéticamente en Kerala. Un Estado libre de transgénicos. El jefe de Gobierno de Kerala, V.S. Achutnandan y el Ministro de Agricultura de Kerala, Ratnakaran Mullakkara, también reiteraron su compromiso de mantener a Kerala libre de transgénicos.
El Sr. Jairam Ramesh ha declarado que el caucho GM no es transgénico, es decir, que no tiene genes de especies no relacionadas. Esto es totalmente falso. Mientras que el gen MnSOD procede del caucho, el MnSOD ha sido obtenido mediante modificación genética. Contiene el CaMV35S, un virus que se utiliza como propulsor, un marcador de la resistencia a los antibióticos NPT II (kanamicina) y un gen transmisor de la CUS de las bacterias (E.Coli). Colocar virus y bacterias en una planta es una modificación genética. El Ministro de Medio Ambiente no debe engañar al país sobre la cuestión de los organismos modificados genéticamente, que tienen profundas consecuencias.
El caucho modificado genéticamente se está desarrollando para difundir el cultivo de caucho más allá de Kerala, siendo resistente a la sequía. Sin embargo, la resistencia a la sequía mediante ingeniería genética produce un efecto pleiotrópico, lo que significa que un sólo cambio genético puede causar efectos fisiológicos no deseados a través de la planta.
Investigadores que intentaban desarrollar una planta tolerante a la sequía, han descubierto que la expresión de un gen tolerante a la sequía puede tener efectos impredecibles y no deseados en otras características, incluyendo el rendimiento y la calidad. Al igual que un equipo informático sobrecargado de información se vuelve lento, los genes asociados con la tolerancia a la sequía frenen el desarrollo de la planta, dando lugar a plantas más pequeñas y a una floración tardía. Según un informe elaborado por Australia’s Grain Research & Development Corporation, “Las consecuencias son indeseables. Esto equivale a una pérdida de rendimiento por una posible sequía en los años favorables” (Ref._ Informe ETC).
Los investigadores del Centro Internacional de Investigaciones de Cultivos para las Zonas Climáticas Semiáridas (ICRISAT) de la India, también señalaron el inconveniente de trabajar con genes de respuesta al estrés en los cultivos transgénicos. En un artículo del año 2007, escriben: “ El control de las plantas transgénicas en condiciones de estrés, y la comprensión de los efectos fisiológicos de los genes insertados en la planta, siguen siendo retos importantes a superar. La ingeniería genética no es, pues, una tecnología fiable en cuanto a la tolerancia a la sequía”.
Además de los riesgos ecológicos de la adición de virus y bacterias en las plantas, el caucho modificado genéticamente promueve el monocultivo y elimina la biodiversidad. Mediante la sustitución de los cultivos para alimentación en otras regiones, se va agravando la crisis alimentaria en la India, que ha privado a la mitad de los niños y un tercio de los adultos a obtener su cuota adecuada de alimentos, sanos y nutritivos.
Otra controversia sobre los OGM se ha producido por las declaraciones del miembro del CPM Politburo, S. Ramachandran Pillai, quien en un seminario en Kerala dijo que es una superstición oponerse a las semillas transgénicas. El Sr. Pillai argumentaba que las semillas transgénicas permiten aumentar la productividad y evitan la malnutrición, y que no se debe estar ciegamente en contra de la ciencia y la tecnología.
La ciega aceptación de los organismos modificados genéticamente como una solución para el hambre sí que es real, porque la superstición en la ingeniería genética no aumenta el rendimiento de los cultivos. Se trata de una herramienta burda sobre la base de una ciencia reducionista que ignora las últimas novedades en los campos de la ecología genética, la epigenética y la economía agrícola. La Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (IAASTD), llevada a cabo por más de 400 científicos durante más de 4 años, han afirmado categóricamente que el futuro de la seguridad alimentaria no se encuentra en la ingeniería genética. Ésta es la más reciente evaluación de la ingeniería genética disponible en la comunidad científica. La ingeniería genética es una tecnología imprevisible, ya que se basa en malas prácticas científicas, reducionista y mecanicista, que no tiene en cuenta la complejidad y la autoorganización de los seres vivos.
Como dice el Manifiesto del Conocimiento de la Asociación Internacional sobre el Futuro de la Alimentación y la Agricultura, los siguientes principios son generalmente aceptados por la comunidad científica:
1.- La vida y los sistemas no vivos están interconectados de forma dinámica, de tal manera que cualquier cambio en un elemento necesariamente conduce a consecuencias no predecibles en otras parte de la red;
2.- La variabilidad es la base del cambio y la adaptación, mientras que su ausencia conduce inevitablemente a la muerte;
3.- Los sistemas vivos interactúan de manera recíproca con el medio ambiente.
Un ejemplo de este enfoque reducionista es el llamado “Enviropigs”, que han sido diseñados con genes de ratones y de la bacteria E. Coli para excretar menos fósforo. El problema no es, por supuesto, el propio fósforo. El fósforo es un nutriente que las plantas necesitan. Sin embargo, la cría intensiva de decenas de miles de cerdos convierten este nutriente en un contaminante. El exceso de fósforo escurre hacia las aguas superficiales, produciéndose el crecimiento de algas, que impiden que la luz solar alcance los niveles más profundos, consumiendo el oxígeno disuelto, matando peces y otros organismos. Enviropigs no es una solución verde. Mantiene un sistema violento que tortura a los animales, mantiene un sistema de fábricas contaminantes y desarrolla una agricultura no sostenible, que utiliza diez veces más proteínas del grano utilizado como alimento que las obtenidas de la carne que produce. Esto sí que contribuye a una crisis alimentaria.
Es hora de abandonar las anteojeras reducionistas que permiten a la ingeniería genética ser vista como una solución sostenible y segura contra el hambre. Necesitamos una ciencia real y una sostenibilidad real, no una pseudo ciencia y una pseudo sostenibilidad ofrecidas por las empresas y los científicos al servicio de las multinacionales. La alternativa a un cerdo modificado genéticamente es un cerdo criado en libertad. La alternativa a los monocultivos de caucho modificado genéticamente extendido por todo el país es promover la producción basada en la biodiversidad ecológica para promover la seguridad alimentaria a través de un aumento de la producción, así como la adaptación al cambio climático.
Las herramientas de la agroindustria corporativa son herramientas para el lucro. No pueden ser consideradas como la medida de la ciencia. La adopción de herramientas y paradigmas de la ciencia social es la presa de las supersticiones corporativas.
Como dijo Einstein, los problemas no pueden resolverse con la misma mentalidad de quienes los creó.
Tenemos que ir más allá de los monocultivos de la mente y de la crudeza del reducionismo mecanicista, en el que se basan las supersticiones de las falsas soluciones de la ingeniería genética.
http://foodfreedom.wordpress.com/2011/01/10/gmos-myths-falsehoods-superstitions/