Etiquetado de las bolsas encontradas en la potabilizadora
de Amerbury, Massachussetts.
de Amerbury, Massachussetts.
Por Rady Ananda
15 de octubre de 2010
En julio de este año, las Naciones Unidas declararon como un derecho humano el acceso al agua limpia. Estados Unidos fue una de las 41 naciones que no apoyaron esta resolución. Desde el 15 de octubre hay una petición: una inspección de la práctica estadounidense muy extendida de fluorar el agua.
Suecia rechazó la fluoración del agua en el año 1970, y actualmente se confirma la sabiduría de aquella decisión. Los niños no han sufrido más caries, como las cifras de la OMS señalan, y los ciudadanos no han sido sometido a los riesgos que el fluoruro puede causar, En todo caso, el fluoruro ya está disponible en las pastas de dientes, y no hay que insistir en su uso.
Arvid Carlsson, Premio Nobel de Medicina y Fisiología (2000) y Profesor emérito en Farmacología por la Universidad de Gothenburg.
Publicado el 7 de octubre, Contra el fluoruro: desechos peligrosos que terminaron en el agua potable..., por Paul Connett, James Beck y Spedding Micklem, advierten que la fluoración del agua no es un asunto descuidado por la FDA, Administración de alimentos y fármacos, y la Agencia de protección ambiental no tiene ninguna responsabilidad en la práctica.
Carl Hays también se felicita por el libro:
En vísperas del nuevo milenio, el Centro de Control de Enfermedades (CDC) puso la fluoración del agua como una de los 10 mayores logros en materia del salud pública en el siglo XX. Los investigadores exponen la ineficacia de la fluoración y su toxicidad, lo que muestra que la CDC y otras organizaciones sobre la salud practican una política para salvar la cara, más que una investigación creíble.
La fluoración ha sido un tema que ha marcado a sus detractores como teóricos de la conspiración, como método para desacreditar los muchos científicos estudios realizados y que se incluyen en el libro.
En marzo de este año, el asunto otra vez fue noticia cuando trabajadores de Amerbury, en la planta de potabilización del agua de Massachussetts, encontraron que las bolsas de fluoruro que se habían comprado contenían una sustancia no soluble desconocida. Suponía el 40% del producto total.
Estas bolsas llevaban una etiqueta de advertencia:
ATENCIÓN: PUEDE DAÑAR EL CORAZÓN, LOS RIÑONES, LOS HUESOS, EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL, EL SISTEMA GASTROINTESTINAL. EVITE QUE PENETRE EN LOS OJOS O POR LA PIEL. NO LO INGIERA O INHALE.
¿Por qué añaden esto al agua?
Muchos científicos se oponen a la adición de una sustancia tóxica al agua de bebida.... Incluso suponiendo que la razón para fluorar el agua sea la prevención de la caries y sea legítima, los farmacólogos, los toxicólogos, los dentistas y los médicos explican que este añadido al agua viola la ética médica al no informarse a la población y tener su consentimiento.
Muchos son los profesionales que piden la prohibición de esta práctica. El doctor Carlsson declara: Es una práctica obsoleta. La farmacología moderna reconoce que las personas reaccionan de muy distinta forma a la misma dosis de medicamento.
En este caso, se encuentra en el agua y la gente bebe cantidades diferentes de este líquido. Existe por tanto, una ingesta muy variable de fluoruro.
El doctor Phyllis Mullenix insiste: El uso correcto de la práctica farmacológica debe administrar la dosis correcta por persona y en el momento adecuado. Con la fluoración esto no se cumple.
La fluoración del agua expone los órganos internos a esta sustancia tóxica. Los niños son los más vulnerables, porque la barrera cerebral todavía no está completamente desarrollada. El fluoruro disminuye la inteligencia. Uno de cada tres adultos estadounidenses padece de artritis, que puede ser un síntoma de la fluoración esquelética. El fluoruro también puede causar depresión y letargo, según se dice en el informe.
La OMS informó que un tercio de los niños estadounidenses sufre de fluorosis dental, causado por un consumo excesivo de fluoruro. Un informe del año 2006 del Consejo Nacional de Investigaciones, que impulsa la Agencia de protección ambiental estadounidense para reducir la cantidad máxima de fluoruro permitido en el agua potable.
En la planta potabilizadora de Amerbury, había bolsas de cloruro de sodio. Sin embargo, se añade generalmente en los abastecimientos de agua municipales ácido hexafluorosilícico, un desecho de la industria de los fosfatos agrícolas. No es el fluoruro sódico de uso farmacéutico. Los ciudadanos deben exigir a las autoridades municipales que terminan con esta práctica, innecesaria, ineficaz y peligrosa. Mientras tanto, los sistemas de filtración de fluoruro pueden ser colocados en las viviendas, con un precio de entre 50 dólares al año a varios cientos.
http://foodfreedom.wordpress.com/2010/10/15/the-case-against-fluoride-toxifying-the-tap/