Los centros culturales más importantes de nuestra ciudad se unieron hace unos años para luchar juntos por sus necesidades. Sin estar en contra del circuito oficial, se consolidan en su misión de trabajar con fuerte compromiso social.
Hace unos siete años, entendieron que la unión hace a la fuerza, tal como reza una conocida frase, y comenzaron a discutir la posibilidad de unirse. Es que, si todos y cada uno de ellos pretendían que el arte y la cultura sirvieran como integradores sociales, y para esto trabajaban cada uno por su lado, a pulmón y sin apoyo de nadie, estaba claro que lo mejor era compartir sus problemáticas en común y buscar soluciones en conjunto.
De esa manera, los suyos dejarían de ser reclamos aislados, y pasarían a ser gruesas demandas con un importante trasfondo, y numerosos grupos de personas con argumentos sólidos para respaldarlas.
Las primeras reuniones entre estos inquietos centros culturales de nuestra ciudad tuvieron lugar durante el año 2003, con el Centro de Cultura y Comunicación (42 entre 6 y 7), el de la Vieja Estación Provincial (17 y 71), el Daniel Favero (40 y 117), y El Núcleo (6 entre 40 y 41) como principales impulsores. Dos años después, esos encuentros tuvieron su corolario con la formación de la Red de Centros Culturales, iniciativa a las que se sumaron tres espacios más: el Viejo Almacén El Obrero (13 y 71), el Grupo La Grieta (18 y 71), y El Faldón (por aquel entonces funcionaba en 56 entre 17 y 18, y actualmente lo hace en el edificio de la Vieja Estación).
Encargados desde su nacimiento de absorber las manifestaciones artísticas, sociales y culturales que van por fuera del circuito oficial, estos centros se unieron para encauzar sus necesidades compartidas, al no contar, por aquel entonces, con ningún tipo de ayuda gubernamental.
Entre las principales características que estos espacios tienen en común, figuran el hecho de abrir las puertas a las más variadas expresiones culturales, desde teatro, música, danza, acrobacia, lectura, escritura, fotografía, plástica, y muchísimo más. Como no persiguen fines de lucro, todo lo que se cobra -como los espectáculos o los talleres y cursos- además de ser muy accesible al bolsillo de los ciudadanos, está destinado a sustentar la existencia y el mantenimiento del propio centro cultural. Lamentablemente, sólo con solidaridad y “amor al arte” no se puede solventar un alquiler, los servicios, o el trabajo de los profesionales o entusiastas que dedican su tiempo a alguna tarea.
En diálogo con Hoy, desde el Centro de Cultura y Comunicación, Pablo Antonini contó que la Red “está abierta a todos aquellos espacios multiculturales que quieran unirse”, y que, en este momento, hay otros dos a punto de sumarse, y en trámites para constituirse como centros.
Entre los logros obtenidos a partir de la Red, Pablo habló de una ordenanza aprobada el año pasado en nuestra ciudad, que plantea un régimen de fomento para este tipo de lugares. “Este paso se pudo dar gracias a un trabajo con todos los bloques del Concejo Deliberante, incluida una movilización”, señaló, aunque destacó que “todavía se está tratando de aplicar”, ya que aún no se ha hecho efectiva en la práctica.
Por otro lado, también se consiguió una habilitación provisoria para los espacios físicos que ocupan. Como su vigencia termina en diciembre de este año, desde la Red buscan obtener para ese entonces una figura legal -o cualquier otra solución- de habilitaciones definitva, que los distinga del resto de centros y salas oficiales.
Los integrantes de la Red se reúnen cada quince días, una vez en la sede de cada centro. Allí, discuten los temas principales, y acuerdan los pasos a seguir. Para que su trabajo se conozca cada vez más, organizan ferias o encuentros de centros culturales, que no tienen una fecha fija. El próximo evento de este tipo será el 19 de junio, en el predio de la Vieja Estación. Allí tendrá lugar la presentación del documental que un grupo de alumnos de cine realizó sobre el trabajo de la Red, y cada centro tendrá la oportunidad de mostrar las actividades que realiza y las que ofrece.
“Al ser una Red, los centros aparecemos como un actor más fuerte a la hora de decidir políticas culturales”, expresó Antonini, consultado acerca del lugar que ocupan los espacios “extraoficiales”, en cuanto a reconocimiento y oportunidades. En ese sentido, destacó la importancia del papel que cumplen, teniendo en cuenta que cubren una gran multiplicidad de actividades, que no le cobran a los artistas, y que brindan una oportunidad desinteresada a la comunidad, para que todos puedan aprender lo que les guste, o mostrar a otros lo que saben hacer.
También hizo hincapié en que su trabajo “trasciende lo estrictamente artístico”, ya que llevan adelante una función social con alto grado de compromiso, a través de la integración cultural y la solidaridad en los barrios.
Con pasos firmes hacia objetivos claros y concretos, la Red de Centros avanza con decisión desde el día en que se gestó. Y su lucha no tiene que ver con un enfrentamiento hacia otros sectores, sino con una búsqueda sana hacia la consolidación de estos espacios como promotores de la inclusión social, por el camino del arte y la cultura.