Mucho cuidado con los cocodrilos, vienen despacio y nunca los ves

De camino iba pensando que no iba a poder condensar 12 años en un par de cervezas. Ni siquiera sé si son 12, se me olvidó cuándo dejamos de vernos y de hacer todo juntas. Se me había olvidado hasta la razón, a ti no, el sentimiento de culpa no te dejó olvidar.
Hicimos repaso rápido de nuestras vidas: familia, amigos, trabajo, novios/as, fue fácil contártelo. Contar 12 años no es tan difícil, al final omites detalles, que son en realidad lo importante y lo que llevaría otros 12 contar. Listas acontecimientos, situaciones, hechos… y ya está.
Lo difícil fue resumir los años que pasamos juntas, hacer cosas con alguien por primera vez crea lazos que se mantienen a través del tiempo. Volver a recordarlo te hace sonreír con cara de idiota a veces, otras reírte hasta que ya no puedes más y otras bajar la vista pensando que fuimos muy tontas.
Y ayer te miraba y no podía evitar pensar lo diferentes que somos, lo éramos entonces y lo seguimos siendo ahora. Tú siempre viviendo el presente, a toda velocidad, tu condena es tu impaciencia. Yo siempre más cauta, pensando, analizando y valorando alternativas antes de actuar. La mía es la indecisión.
Cuando atravesaba la M30 desde la otra punta de la cuidad hasta casa recordaba aquellas cervezas de hace tanto tiempo y de repente me vi volviendo a casa abrazada a ti cantando a grito pelado la última canción que habíamos escuchado en el bar.
El tiempo pone a cada uno en su lugar, a los cocodrilos también. Quizá éste pueda volver a ser nuestro tiempo, no lo sé.



Hace tiempo tuve una amiga
a la que quería de verdad.
Una princesa que andaba a dos pasos
de sus zapatos de cristal .

Compartíamos una casa
al otro lado de la ciudad .
Le hicimos un sitio a mi mala suerte
y a sus pocas ganas de acertar.

Tú por mí, yo por ti.
Iremos juntas donde haya que ir.
Tú por mí, yo por ti.
Iremos juntas sólo por ir.

Christina y Los Subterráneos