Cobardías

No es la primera vez que me toca acatar órdenes con las que no estoy de acuerdo. No soy de las personas que lo hacen y se callan, por suerte puedo permitirme no hacerlo, tengo unos jefes con los que todavía se puede hablar y que, de momento, me tienen en buena consideración. Otra cosa es que sirva para algo o no, al final hay una jerarquía y no te la puedes saltar así como así, que donde hay patrón no manda marinero. O sí. Todo depende de lo fiel que seas a tus principios. Ya ves, ahora parece que yo los he perdido (con los claros que los tenía). Yo me escudé en que había hecho lo que podía hacer, me quejé a mi jefa, varias veces... lo peor es que ella estaba de acuerdo conmigo pero quien está por encima de ella no.
Pero es que no es lo mismo tener una discrepancia técnica (que al final sólo afectará al trabajo) que tener una disrepancia sobre el equipo de PERSONAS con las que trabajas... entonces ya entran otras consideraciones. ¿Qué pasa ahí? Cuando sabes que te piden hacer (en mi caso no hacer) algo que va a perjudicar a otra persona y que no puedes (o debes según ellos) hacerlo de otra manera.
Entonces te das cuenta de que eres una hipócrita y que te importa más salvar tu culo que ser coherente con tus principios. Y entonces te sientes una egoísta y piensas que, definitivamente, te has vendido.



Que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada
Sabina