" Rebelión en la granja (Libro) "

Rebelión en la granja (en inglés Animal Farm) (1945) es una novela satírica de George Orwell acerca de un grupo de animales en una granja que expulsan a los humanos y crean un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal. Orwell, un socialista democrático y un miembro del Partido Laborista Independiente por mucho años, fue un critico de Joseph Stalin. La novela fue

La Presencia Real: un don sagrado

En el IV Concilio de Letrán, en 1215, la Iglesia definió formalmente que "por divino poder, el pan y el vino son transubstanciados en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo".

La fe en la Presencia Real de Nuestro Señor en la Eucaristía es una marca de la Iglesia Católica. De modo claro y conciso, el obispo de Paterson (EE.UU.) Mons. Arthur Joseph Serratelli presenta una sinopsis histórica de esta verdad de fe.



Una de las divisiones más grandes entre católicos y protestantes tiene como motivo principal la Eucaristía. ¿Cómo entender lo que realizó Jesús en la Última Cena?¿Cuál fue su intención?¿Obsequió a su Iglesia con un simple memorial de su Pasión y Muerte, dándole el pan y el vino como símbolos del Misterio Pascual?¿Dio realmente su Cuerpo y Sangre a los discípulos reunidos en torno a la mesa del cenáculo?¿Da hoy su Cuerpo y Sangre a los fieles reunidos en torno al altar?

Desde tiempos apostólicos, todos los seguidores de Cristo creyeron en la Presencia Real, lo cual siguió así hasta el nacimiento del protestantismo en el siglo XVI.


La fe en la Presencia Real a lo largo de la historia de la Iglesia


Sin embargo, antes de la época de Lutero hubo ya algunas pocas voces disidentes que negaron la fe de la Iglesia en la Presencia Real. San Ignacio de Antioquía (110 d.C.) cuenta que los gnósticos se rehusaron desde un comienzo a creer en la Presencia Real. "Se abstienen -dice él- de la Eucaristía y de la oración porque no profesan la doctrina de que la Eucaristía es la carne de nuestro Salvador Jesucristo, carne que padeció por nuestros pecados y que el Padre, en su bondad, resucitó"(Carta a los fieles de Esmirna 6, 2-7, 1). Tenían al menos la honestidad de no acercarse a la Eucaristía, porque no aceptaban lo que enseñaba la Iglesia.

Cuando los antiguos Padres de la Iglesia analizaban lo escrito en 1Cor 10, 16-17; Jn 6, 32-71, así como los relatos de la Última Cena (Mt 26, 26-28; Mc 14, 22-23; Lc 22, 19-20; y 1 Cor 11, 23-25), interpretaban estos pasajes literalmente. J. Kelly, renombrado historiador protestante de la Iglesia primitiva, resume la enseñanza de los Padres acerca de la Presencia Real cuando escribe: "Su doctrina eucarística -y es preciso entenderlo desde un comienzo- era en general incuestionablemente realista, esto es, el pan y el vino consagrados eran tomados, tratados y designados como el Cuerpo y la Sangre del Salvador". (Early Christian Doctrines, 440).

El primer cristiano de alguna importancia en negar la Presencia Real fue Berengario de Tours. ¡Y vivió en el siglo XI! Este joven sacerdote tenía a su cargo una escuela de Teología en Tours, la que frecuentaban muchos estudiantes ilustres que más tarde llegarían a ser obispos y arzobispos. Berengario negaba la creencia de que Jesús está real y verdaderamente presente en la Eucaristía bajo las apariencias del pan y del vino.

Llamaba a esta creencia "opinión de la ralea", y enseñaba que la Eucaristía es sencillamente un símbolo de la prsencia de Cristo entre nosotros.

La doctrina de Berengario terminó sirviendo de ayuda a la Iglesia. Como respuesta a la negación de un elemento esencial del depósito de la fe, la Iglesia empezó a predicar más ampliamente sobre la Presencia Real. Es interesante observar que, en el curso del debate de su doctrina entre teólogos y obispos, Berengario se retractó por lo menos cinco veces de sus opiniones. Finalmente en 1215, en el IV Concilio de Letrán, la Iglesia definió que "por divino poder, el pan y el vino son transubstanciados en el Cuerpo y la Sangre" (Canon). La doctrina de la Presencia Real es muy sencilla, si bien profunda: la Eucaristía es el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo bajo las apariencias del pan y del vino.


Bajo apariencia de pan y vino


Bajo las apariencias de pan y vino.

Esto significa que no es pan, ni vino; es el Cuerpo y Sangre de Cristo.

Qué mal servicio se hace a la fe de la Iglesia cuando alguno, en el momento de la Comunión, dice que el pan será distribuido de tal o cual manera o repartido de cierto modo. ¿Por qué no llamar a la Sagrada Comunión por lo que es: el Cuerpo de Cristo?

En el cuarto Evangelio es notable la ausencia del relato de la institución de la Eucaristía en la Última Cena; pero Juan es profundamente eucarístico en su Evangelio. El día posterior al milagro de la multiplicación de los panes y los peces en la sinagoga de Cafarnaúm, Jesús declara abiertamente que ha venido a darnos su carne y su sangre como verdadera comida y verdadera bebida (Juan 6, 26-58). Doctrina que para muchos era extraña y difícil de admitir. Muchos de sus seguidores hasta entonces reclamaron: "Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?" (Juan 6, 60). Algunos de sus discípulos dejaron de seguirlo a causa de esta enseñanza sobre la Eucaristía. Jesús los dejó marcharse. "Entonces como ahora, la Eucaristía permanece como 'signo de contradicción' y no puede dejar de serlo, porque un Dios que se hace carne y se sacrifica a sí mismo por la vida del mundo pone en aprietos a la sabiduría de los hombres" (Benedicto XVI, Homilía en San Juan de Letrán, 7/6/2007). El verdadero seguimiento de Jesús incluye la aceptación del sagrado don de la Eucaristía. Y una auténtica fe en la Eucaristía como Presencia Real nos abre el camino para entender todas las dimensiones de este misterio y el carácter sagrado de toda nuestra vida.

¡No te atrevas a encender estos cirios!


Terminada la misa, los últimos fieles dejaban poco a poco la iglesia matriz de San Alexander, en una villa cerca de Białystok, al este de Polonia. Afuera caía la noche, mientras el viento frío arremolinaba los copos de nieve. Estanislao, el pacato sacristán, estaba a punto de cerrar las puertas cuando un hombre alto y corpulento entró rápidamente al atrio del templo. Se sacudió un poco la nieve amontonada en su abrigo y lo saludó con cortesía.
Su acento lo delataba: era extranjero, tal vez ruso, lo que no sería extraño porque la frontera estaba cerca.
Se disculpó por llegar tan tarde y explicó:
–Voy de viaje y mañana temprano tengo que negociar un asunto muy importante para mí. Por eso decidí hacer una promesa a la Virgen. Mire, aquí tengo dos cirios y quiero encenderlos muy cerca de esa imagen de Nuestra Señora de la Paz, porque conozco la devoción que le tiene la gente de aquí.
Estanislao, un poco contrariado, le respondió que no se acostumbraba a encender velas en ese altar. Pero el forastero fue insistente, y para zanjar la situación sacó de su bolsillo tres monedas de plata. Una oferta difícil de rechazar para un padre de familia pobre y con muchos hijos.
–Bueno, creo que podría hacer una excepción… Mire, se las dejaré encendidas toda la noche, pero mañana temprano usted tendrá que recogerlas, porque al Padre Lozinskij no le gustará mucho verlas ahí.
El extranjero concordó, y después de cerciorarse de que las velas habían sido puestas en el lugar requerido, partió tan rápido como había llegado. Al sacristán le pareció un poco raro que alguien tan ansioso por hacer una promesa no rezara nada frente al altar o no hiciera la señal de la cruz al salir. Pero se encogió de hombros y pensó en otra cosa. Al fin y al cabo, el hombre parecía tener verdaderamente mucha prisa…
Terminado el arreglo, Estanislao se dispuso a cerrar bien la iglesia y luego marcharse, cuando frente al altar de la Virgen recordó que no había rezado todavía su último rosario.
“Bueno –pensó–, tal vez sea mejor terminar el rosario en casa, donde al menos habrá calor”. Sin embargo sintió un inesperado deseo de quedarse ante el altar de la imagen.
Además se veía muy bonita iluminada con esas dos velas, que por cierto eran enormes.
El frío aumentaba cada vez más en la iglesia vacía, ante lo cual Estanislao se cubrió con la chaqueta y el sombrero de piel para luego sentarse cerca del altar y empezar a rezar. La baja temperatura le daba un poco de sueño y se distraía entre avemarías y padrenuestros. Ya con la vista un poco nublada, creyó ver a uno de los ángeles del retablo inflando sus mejillas y soplando con fuerza los cirios del extranjero.
–¡Estoy soñando con los ojos abiertos!
Pero no obstante las velas se habían apagado. ¿Cómo era posible?
Miró en busca de una ventana abierta sin encontrar nada. ¿De dónde había salido el viento que apagó los cirios? Volvió a prenderlos sin entender bien lo sucedido, y para evitar la modorra decidió rezar de pie el resto del rosario. Antes de terminar la siguiente decena vio al mismo ángel –y ahora con toda claridad– soplando las velas por segunda vez. Las dos se apagaron al instante, dejando sólo un ondulante hilo de humo.
Estanislao se atragantó mientras un escalofrío subía por su espalda.
Hizo la señal de la cruz varias veces y dio tres pasos hacia atrás, pero en seguida recordó que estaba en una iglesia, y además frente a una imagen de la Virgen rodeada de ángeles. No, no podía ser cosa del maligno.
–¡Parece que el frío me hace ver visiones!
Una vez más encendió las velas y acabó de rezar lo más rápido que pudo.
Después se preparó para dejar la iglesia, pero antes se acercó titubeando hasta el ángel para observarlo mejor.
Para su asombro, la pintura pareció llenarse de vida, y mientras lo miraba fijamente, sopló sobre las velas una tercera vez. Apenas se apagaron, el ángel le dijo con voz suave pero muy firme:
–¡Estanislao, no te atrevas a encender estos cirios!
El pobre hombre soltó un grito y cayó hacia atrás, se levantó y salió corriendo despavorido hasta la casa del párroco. Tartamudeando y con los ojos desorbitados le contó lo ocurrido. Volvieron juntos al templo (el sacristán casi escondido atrás del sacerdote) y se detuvieron frente al misterioso altar. El Padre Lozinskij, una persona piadosa y al mismo tiempo muy firme, miró fijamente la imagen, los ángeles pintados y finalmente los cirios apagados. Una repentina sospecha vino a su mente, recogió las tales velas y se puso a examinarlas.
Comprobó que pesaban mucho más que lo normal. Con una navaja cortó uno de los costados para descubrir, atónito e indignado, que los grandes cirios escondían un poderoso explosivo. Girando hacia el sacristán con el rostro muy serio, le dijo:
–¡Mira, Estanislao! Este milagro nos enseñó lo vigilantes que debemos ser. Es bueno mostrar buena voluntad y caridad con todos, pero siempre hay que guardar una distancia prudente, ya que todo hombre tiene un lado malo. Además, por desgracia existen personas que hacen el mal deliberadamente, y eso no lo podemos negar.
“Así que mi querido Estanislao, tengamos los ojos siempre muy abiertos. Prestemos atención a los prudentes recados e inspiraciones que muchas veces el Buen Dios nos envía, pero no siempre tomamos en cuenta.”

Me ha dado el sonido y el abecedario

Algunas voces te estremecen cuando las escuchas. No puedes definirlo, pero al escucharlas algo se remueve por dentro. La de Mercedes Sosa era una de ellas.
Para mí siempre estará ligada al Gracias a la Vida. Sólo nos queda darle gracias por habernos emocionado así.

Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto

Gracias a la vida, gracias a la vida

Letra: Violeta Parra
Interpretada por Mercedes Sosa como por nadie.


La música está de luto otra vez. Una vez más, se van los mejores.

" La Avena (Avena sativa) "

Es un cereal muy común que se cultiva en zonas templadas de todo el mundo. Esta planta tiene un tallo de 50-100 cm de altura y las hojas son alternas, lanceoladas y planas. Tiene una panícula con espigas de 2 cm de largo. El fruto es el cereal utilizado en todo el mundo como alimento. Planta realmente originaria de grecia que fue introducida en distintos continentes por los asiáticos.Su semilla

San Francisco de Asís


Llevo en mi cuerpo los estigmas del Señor Jesús. (Gálatas 6, 17).



Retirado del mundo a los 25 años, después de una juventud disipada pero caritativa, San Francisco está enteramente crucificado para el mundo. Su profunda humildad lo impulsa a rehusar el presbiterado, y desde entonces su vida es un prodigio de virtudes y milagros. Los doce primeros "penitentes de Asís" ya son legión antes de su muerte, con el nombre de Hermanos Menores, y tuvo el consuelo de ver a la Orden de Santa Clara, su santa amiga, extenderse cuando todavía vivía. El Serafín de Asís murió el 3 de octubre de 1226, a la edad de 44 años.



MEDITACIÓN SOBRE SAN FRANCISCO


I. El amor divino consumió todos los lazos que ataban a San Francisco en la tierra, y le hizo abandonar la casa paterna, las riquezas y los placeres. Toda su vida vivió él en este desasimiento; por esto debes tú comenzar a darte a Dios. Es imposible que ames a Dios y al mundo. ¡Ah! los placeres y los honores de la tierra no merecen ocupar tu corazón; déjalos antes que ellos te dejen a ti.
II. Ese mismo amor que separó a San Francisco de los bienes de la tierra, lo unió estrechamente a su Dios y le hizo encontrar en esta unión una inalterable felicidad. De este modo solía decir: "¡Dios mío y mi todo! en Ti es donde encuentro todo lo que necesito". ¡Alma mía, tratemos de gustar el placer que existe en estar unido a Él; en vano hemos buscado descansar en las criaturas, vayamos a Dios, pero hagámoslo dándonos a Él sin reserva, sin demora, y para siempre!
III. El amor, por último, transformó a San Fran cisco, en Jesucristo mismo, por decirlo así, cuando un serafín imprimió en su cuerpo las sagradas llagas del Salvador. No recibió esta gracia sino después de haberse hecho, por una mortificación continua, viva imagen de Jesús crucificado. Como este gran santo, lleva tú constantemente en tus miembros la mortificación de Jesucristo. Mira al Salvador clavado en la cruz: he ahí el verdadero modelo de predestinados. Para llegar a ser semejante a Él, es preciso que la mortificación imprima en tu cuerpo sus adorables estigmas. Llevan en sí las llagas de Cristo quienes mortifican y afligen el cuerpo. (San Jerónimo).




Introito (Gal. 6). -A mí líbrame Dios de gloriarme, sino en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. -(Ps. 141). Con mi voz clamé al Señor; con mi voz supliqué al Señor. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.



ORACIÓN


¡Oh Dios! que por los méritos del bienaventurado Francisco hicisteis nacer en vuestra Iglesia una nueva familia: dadnos que, a imitación suya, despreciemos las cosas de la tierra, y gocemos siempre de la participación de los dones celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo.

" La Bóveda Global de Semillas de Svalbard "

_ _Foto: Entrada a la boveda.. . .La Bóveda Global de Semillas (en inglés Svalbard Global Seed Vault y en noruego Svalbard globale frøkvelv ) está situada cerca de Longyearbyen en el archipiélago noruego de Svalbard. Es el almacén de semillas más grande del mundo, creado para salvaguardar la biodiversidad de las especies de cultivos que sirven como alimento. Se conoce popularmente como "Bóveda