Planeando

Qué ganas de que lleguen las 3, de cerrar el ordenador, recoger (amontonar sin orden ni concierto) los papeles y hale, el año que viene más y ¿mejor? Mejor no lo sé, pero por este año ya está bien, cerramos chiringuito hasta el 2009, hasta después de que SSMM visiten nuestros hogares.
Cuando llegue a casa desterraré al fondo del armario la ropa de persona seria y los zapatos y pondré en primera línea las zapatillas y mis vaqueros. Y a aprovechar las fiestas, a descansar, a montar en bici, a pasear, a correr, a hacer el tonto por la calle con mis sobrinos, a disfrutar con SitaXX (¿¿cómo podía vivir antes sin un blognombre para ella??), a leer un poco, a ver pelis, a dormir, a divertirme y a olvidarme un poco de tanto estrés como tengo últimamente.
El caso es que no me hago a la idea de que estamos ya en Navidad y sin embargo, llevo todo el día en actitud de vacaciones. Si todos los días fueran tan productivos como este se hundía la empresa.

La canción que se me viene a la cabeza hoy es la de "vacaciones santillana" que en realidad era más del verano que de ahora, pero qué queréis que os diga, a mí me sale sola… Como no la he encontrado en ningún sitio digital y no se la pedí a la mula, pues nada, os dejo otra que me gusta más





Tu cuello es una rama para colgarse,
tu mente un crucigrama por descifrar,
tu ombligo anda buscando por donde ocultarse,
tu boca es un milagro de la humedad.
Sabina

Así que aguanta un rato la respiración

Vaya pereza que me da… hoy me toca cena de navidad de la empresa. La verdad es que todos los años me da pereza ir y todos los años me lo acabo pasando bastante bien. Tengo buen rollo con los compañeros de trabajo, y eso en esta empresa, que parece que busca la competitividad entre nosotros, es todo un lujazo. Me caen bien, creo que soy muy distinta a ellos, pero me caen bien. Me ha dado por acordarme de otras cenas, la verdad es que en ésta echaré de menos (mucho) a dos de ellos. Peeero… qué le vamos a hacer. Habrá que tomárselo con filosofía, hacer acto de presencia y a ver si no me voy demasiado tarde a casa, que es miércoles y no quiero llegar ya mal al fin de semana. Siempre me llama la atención que la gente desfase tanto en la cena de empresa, ¿¿¿es que no tienen vida social otros días??? O es que como las copas no cuestan hay que ponerse hasta arriba? No me cabe en la cabeza… quizá soy una aburrida, no lo sé. La verdad es que yo casi no bebo, entre otras cosas porque siempre llevo el coche y todavía me quedan un par de dedos de frente. Cuestión de prioridades, supongo, prefiero no beber y no tener que esperar 3 horas por un taxi ni dejarme el sueldo en ellos.
Bueno, y luego están todas las niñas hipermegamonas de la muerte, hoy una de ellas ha dicho que menos mal que habían retrasado la hora de la cena, que iba “pilladísima” para arreglarse. A lo que yo he pensado que poco arreglo tiene, pero no lo he dicho, claro. Yo me he traído unos vaqueros para quitarme el disfraz antes de la cena, pero ni siquiera pienso cambiarme el jersey. Vamos, que a mí en total me llevará arreglarme unos 2 minutos (y eso si hay cola en el baño del curro).
En fin, que no me apetece ir, que yo preferiría ir a buscar a SitaXX al trabajo, o que viniese ella a buscarme a mí al mío (que es lo que suele pasar), irnos a dar un paseo, ver bicis y luego volver a casa, cenar algo y hacerme bolita en el sofá un rato. No lo he contado pero vamos a comprarnos unas bicis, miedo me está dando… últimamente se me rompe todo, el otro día el reloj, al siguiente mi queridísimo ipod, después el ordenador amenazó con continuar la racha (pero tras una seria conversación comprendió que no estoy pá gastos y volvió a funcionar) y ahora me compro una bici… y esto es una racha… y sólo tengo dos piernas…



Guarda la noche suave de tu habitación,
en un cajón con llave.
Un corazón que mate por necesidad
cuando le falte el aire.
Quique González

A veces soy muy ñoña

Llevo unas semanas que cuando me quiero dar cuenta es ya viernes. He vuelto a contagiarme un poco de este ritmo frenético que se respira por aquí, por eso ya casi no escribo, porque me acostumbré a hacerlo en ratos muertos en el trabajo y últimamente no hay muchos.
No deja de ser paradójico que me vuelva a apasionar el trabajo ahora que sé que es imposible ascender este curso, ahora que sé que puedo considerarme afortunada si consigo mantener el puesto… O puede que en realidad sea lógico que paradójico.

Pero tranquilidad, que todavía no he perdido completamente la cabeza y tengo ganas de puente, aunque será un poco más aburrido de lo que yo esperaba, se me ha puesto malita xx (soy una bloguera supercutre que después de tanto tiempo no tiene nombre artístico para su novia, así que voy a llamarla xx recién asignado).
Creo que lo aprovecharé para ir a ver la navidad con mis sobris al centro. Esto de las navidades me produce sentimientos encontrados: ya sabéis que no soporto las imposiciones, y eso de "toque" ser muy bueno y muy feliz… me parece simplemente ridículo y lo de los discursos sobre presupuestos austeros y las recomendaciones sobre la calefacción para no malgastar energía dándose de bruces con el despilfarro de bombillas y de electricidad para encenderlas… no sé si todavía más ridículo que lo anterior. Peeeero… qué queréis que os diga, que a mí me gustan las luces horteras en las calles y me gusta llevar a mis sobrinos a ver cortylandia y a juvenalia y comprarles globitos y escribir la carta a los reyes con ellos y ver su cara cuando el día 6 ven la casa llena de regalos … No sé si me gustan las navidades o es que estos locos bajitos hacen que todo sea especial.

No sabía qué canción poner hoy, pero se me ha venido a la mente una ahora mismo (y no voy a poner la de Serrat)



María pintó una raya sobre la raya que otro pintó,
y dijo que era una foca bailando al ritmo de una ilusión.
Y vio a Blancanieves morena de piel,
y el bosque encantado y la abeja en la miel.

Cuando quieras ver verás, todo lo que imaginaste.
Cuanto quieras ver verás, todo aquello que soñaste.

Las cosas que hemos vivido ya nunca fueron más lo que son,
las cosas son como rayas y cada uno vio lo que vio.

Pedro Guerra

Cómo me gusta que sean capaces de contagiarme con su ilusión!

Cobardías

No es la primera vez que me toca acatar órdenes con las que no estoy de acuerdo. No soy de las personas que lo hacen y se callan, por suerte puedo permitirme no hacerlo, tengo unos jefes con los que todavía se puede hablar y que, de momento, me tienen en buena consideración. Otra cosa es que sirva para algo o no, al final hay una jerarquía y no te la puedes saltar así como así, que donde hay patrón no manda marinero. O sí. Todo depende de lo fiel que seas a tus principios. Ya ves, ahora parece que yo los he perdido (con los claros que los tenía). Yo me escudé en que había hecho lo que podía hacer, me quejé a mi jefa, varias veces... lo peor es que ella estaba de acuerdo conmigo pero quien está por encima de ella no.
Pero es que no es lo mismo tener una discrepancia técnica (que al final sólo afectará al trabajo) que tener una disrepancia sobre el equipo de PERSONAS con las que trabajas... entonces ya entran otras consideraciones. ¿Qué pasa ahí? Cuando sabes que te piden hacer (en mi caso no hacer) algo que va a perjudicar a otra persona y que no puedes (o debes según ellos) hacerlo de otra manera.
Entonces te das cuenta de que eres una hipócrita y que te importa más salvar tu culo que ser coherente con tus principios. Y entonces te sientes una egoísta y piensas que, definitivamente, te has vendido.



Que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada
Sabina

Doblan por ti

Hay días en los que parece que todo se pone de acuerdo para conspirar contra ti. Hoy es uno de ellos. No es que me haya pasado nada especialmente grave hoy, ha sido más bien un cúmulo de pequeñas tonterías. Pero es que la vida, al final, está compuesta por pequeños detalles, al menos para mí.
Sé que no tengo derecho a quejarme demasiado, al fin y al cabo, casi todo lo que ha pasado hoy tiene solución (por ahora). Y con la racha que llevo, ya es bastante.

La semana pasada pensé que si yo creyera en destinos y en aquello de que todo pasa por algo, le estaría viendo un sentido a todo esto. La semana pasada recordé la lista con la que abrí el blog, aquellos objetivos. Hoy sé que uno no se cumplirá, pero también sé que no era el más importante. La semana pasada me di cuenta de que no lo puedo dejar más, que de repente un día se acaba todo y entonces ya sólo quedan los lamentos y la impotencia de decir palabras que sólo resuenan en una sala fría.

De entonces me quedo con ese sentimiento, con la lección aprendida. Para recuerdo prefiero otro, el de hace años, el de su vitalidad y su genio o el de aquella conversación este verano, el de las caricias a su rostro desmejorado y su enfado por haberle sumado un año de más (hay cosas que no se pierden, parece). "A ver cuándo vienes con marido", eso fue lo último que me dijo. Pobriña.

Hace tiempo leí esto en el prólogo de Por quién doblan las campanas. Sobran los comentarios, sobran hasta las canciones.

Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti.
John Donne

Interrumpida por la metafísica

Muy bien, hoy segunda oportunidad. A ver si puedo hacerlo un poquito mejor. Sé que hoy es bastante peor de lo que fue el domingo. Porque todo está empezando ahora, ahora cuando todo ha terminado.
Vaya mierda de semana, menos mal que ya se está acabando.



escribo sobre ti desde hace mucho
incluso antes de conocerte

y si no te veo aquí
te veré en mis sueños....

tengo mi tristeza siempre ahí
escondida
poniéndose guapa
y cuento con ella
pá que me sepa guiar
más allá de ti
más allá de mí
Iván Ferreiro

. . .

Envidio profundamente a esa gente que siempre sabe qué hacer. Yo soy insegura por naturaleza, hoy me llevó una hora salir de casa. Me levanté, llamé sin saber para qué, hablé sin saber qué decir, me volví a acostar, di unas cuantas vueltas, me volví a levantar, hablé con mi madre, decidí volver a la cama, llegué hasta allí, me senté y me volví a levantar para irme. Volví a llamar y esperé casi que decidiera por mí: una breve conversación con un "no hace falta" y un "pero cómo vas a venir ahora" que dejaban entrever un "por favor, vente" (o eso me pareció a mí). Salí de casa sin saber muy bien qué iba a hacer. Llegué, y subí y ahí estuve, y seguí sin saber qué hacer. Pensando que seguramente cualquier otro habría sabido manejar la situación mejor que yo. Intentando contar cómo lo viví yo, explicando mi consuelo, resaltando aquello que a mí me costó tiempo valorar, se parece tanto la situación que es lo único que podía hacer y aun así no me salían fluidas las palabras.
La vida, de vez en cuando, es una puta mierda.