Laugar Brewery (1). Entrevista.



Esta semana vamos a dedicar dos post a la gente de Laugar, una cuadrilla bien maja que seguramente os habréis cruzado en más de una ocasión ya que con sus típicas txapelas han ido recorriendo lo más granado de las ferias cerveceras peninsulares, siempre repartiendo buen rollo y armando mucha fiesta. Para que les conozcáis un poco más hoy hablamos con Eneko.


¿Quiénes estáis detrás del proyecto?

Como responsables directos somos por el momento cinco txalaos, aunque cada día es más grande la familia de "laugarianos" que nos apoya y nos anima.


¿Cuándo y por qué os lanzasteis a la elaboración de cerveza?

Cansado de la prácticamente única alternativa de estilo de cerveza comencé a hacer cerveza en casa. Tras algún festival en la zona de Catalunya, pude visitar la fábrica de Bleder, en la que más tarde me pondría en contacto con Salvador Fortea para trabajar en su fábrica. Creo que es muy importante la mención del Maestro Salvador por la gran oportunidad que me dio y que la tenemos muy presente todos nosotros. Gracias a él los conocimientos se multiplicaron, además pude conocer a mucha gente del mundo con la que más tarde hemos coincidido en festivales y mantenemos una gran amistad.

Finalmente el proyecto se pone en marcha en Octubre del 2011 siendo tres y más tarde se incorporarían las dos últimas joyas de este proyecto para completar el equipo que somos hoy.


¿Cómo fueron los inicios y las máximas dificultades con las que os encontrasteis?

Podemos decir que hasta ahora las cosas han sido bastante sencillas gracias al apoyo recibido. Marina tiene parte de culpa también al meternos en el camino, apostando por nosotros para dar el salto en el festival que organizaron, el "Birrasana 2012", y que para nosotros fue el punto y aparte tras la muy buena aceptación del público.


¿Por qué el nombre de “Laugar”?

Se trata de una contracción de dos palabras en Euskera, "Lau" + "garagardoak" (Cuatro + cervezas). Elegimos este nombre tras una larga crazy braining storm regada con unos sabios brebajes, los cuales ayudaron a lubricar las grandes neuronas que hay tras este gran juego de palabras. También ayudo el hecho de que para hacer cerveza simplemente es necesario 4 ingredientes básicos (agua, malta, lúpulo y levadura).


¿Cuáles son las variedades que elaboráis actualmente?

Todavía no tenemos unas elaboraciones fijas, ya que nos gusta jugar con nuevos retos e investigaciones y no podemos mantener una tirada constante aunque tenemos varias que intentamos continuarlas, como son: Gorri, Pasote, Ehun IBU, CCVII IBU, Tripa, Ortobeltz y Txorrañejo, que intentamos tener sobre todo para ferias.

 Foto sacada del blog de Jordi Expósito, Cerveza Artesanal en Catalunya. Aquí el enlace.


¿Cuáles son grosso modo las maltas y lúpulos que usáis?

Bueno en este momento la maltas que usamos son de Alemania, tenemos en mente utilizar otras maltas cuando nos sea posible. Con relación al lúpulo utilizaríamos muchas más variedades si no fuese tan difícil conseguir ciertos lúpulos. Actualmente trabajamos con americanos, ingleses y estamos en fase de pruebas con otros como los de Nueva Zelanda entre otros.


¿Qué pensáis que os falta por mejorar en vuestras cervezas?

Siempre se puede mejorar todo y en este caso se podría empezar por los medios de elaboración, a partir de aquí es cuestión del gusto de cada maestro cervecero y de la experiencia que cada uno tengo sobre fermentaciones, es en este último punto el que más necesidad de ser mimado y controlado necesita, sin restar importancia a los demás, ya que las fermentaciones son el alma de la cerveza.


¿Dónde elaboráis por el momento?

Elaboramos en un local que tenemos acondicionado para ello, es pequeño pero nos da muchas alegrías.


¿Y cuántos litros elaboráis?

Inicialmente fabricábamos con una braumeister de 50L. En estos momentos fabricamos con una maquina 100L de diseño y fabricación propia (¡casera vamos!), con la que estamos realizando diversas investigaciones.


¿Qué queréis ofrecer al público con vuestros productos?

Lo que en un principio queríamos y cada vez más gente demanda, cervezas de calidad y diferentes a las habituales, intentando sorprender en algunas de ellas, dándoles un toque más gastronómicas.


¿Qué opináis sobre el auge del movimiento artesanal existente en la península ibérica? ¿Qué tipo de futuro le auguráis?

Cada día es mayor la demanda y la cantidad de fábricas. Es un buen momento para la cerveza, el cual hace que la "competencia" entre fábricas haga aumentar la calidad y las ganas de ofertar nuevos productos. Este auge puede tener un gran futuro si lo cuidamos, haciendo las cosas bien y ayudándonos entre todos, ya que siempre habrá alguien que te quiera poner la zancadilla. Si se observa el caso de otros países con mayor recorrido se puede ver que tras muchos años sigue habiendo un gran movimiento.


Dejando los lógicos amiguismos a un lado, nombrad dos cerveceras artesanales de la península que penséis que sean un ejemplo a seguir y por qué.

Es una decisión difícil como para elegir a dos. Naparbier es un buen ejemplo por su trayectoria, han ido de menos a más y siempre manteniendo la calidad y ahora estamos descubriendo cosas nuevas y que pronto darán muchas más sorpresas. Ahora mismo son un punto de referencia y están en un nivel muy alto.


¿Algún consejo para alguien que elabore cerveza en casa y se esté planteando lanzarse al mercado?

Sin tener fábrica propia no podemos dar muchos consejos, solo nuestra experiencia hasta el momento. Humildad y ¡un par! y sobre todo que experimente todo lo que pueda. Si además tiene amistades en este mundillo, son ellos los que mejor pueden resolver sus dudas.

Y ya para terminar, sobre vuestro futuro, ¿algún proyecto o novedad en mente?

Novedades hay muchas pero todavía están bajo desarrollo y esperemos que el año que viene puedan estar preparadas. Paralelamente estamos preparando el proyecto de fabrica de unos 1000L, este es un proyecto lento, pero que se vera recompensado para ambos lados, ya que la demanda actual es demasiado elevada y no podemos tener el stock de producto que quisiéramos.

Muchas gracias por todo es un placer y nos hace mucha ilusión que la gente se moleste.

Un abrazo,
Eneko.

 Foto tomada de su Facebook.


En el próximo post os hablaremos de sus cervezas, algunas de las cuales las pudimos conseguir en la pasada edición de Mediona y que fueron la razón principal que desencadenó esta entrevista.

Una tarde-noche estupenda por Iruña.


Aunque el serial del viaje por la Bretaña francesa lo cerramos en el anterior post, aún nos quedaba una bala en la recámara. Y es que aprovechando la vuelta a Valencia desde Nantes, decidimos parar en Pamplona, ciudad que como muchos de vosotros sabréis tiene dos buques insignia en lo que respecta a cerveza: el Manneken Beer y la micro Naparbier.

El Manneken es una cervecería a la que le teníamos muchas ganas desde hacía tiempo. Nuestros repetidos viajes veraniegos por el norte peninsular, sobretodo por la zona de Pirineos, eran una de las razones principales. Pero por una u otra razón siempre nos salía algún imprevisto y la visita se iba al traste… hasta este año.


Este local, que dentro de pocos días cumplirá 2 años desde su apertura, nos sorprendió por su rebosante luminosidad, con un aspecto moderno y de colores neutros pero sin que se echara de menos la calidez de las buenas tabernas vasco-navarras. Tras una larga barra había 4 neveras de cuerpo entero repletas de joyas que harían temblar al beerhuntermás avezado.


Arriba los interiores con dos infiltrados muy interesados en una final (¡partidazo!) de baloncesto. Abajo, un mérito enorme poder mantener semejantes neveras, y más aún en Pamplona…



Un nutrido surtido de belgas que nos retrotraen al anterior negocio en la misma ciudad (Maison Belge) de sus dos capitanes, Iker y Eneko, pero con una amplia gama de cervezas de “nueva ola”… De Molen, Mikkeller, BrewDog, To Øl, Evil Twin, B. del Ducato… y, cómo no, estadounidenses (Southern Tier, Lost Abbey, Founders, Anderson Valley…) y artesanas de la península (Naparbier, Marina, Zulogaarden...) conformando un cartel superior a las 130 cervezas en botella... ¡tela marinera! En barril la oferta no es tan amplia, pero tener la posibilidad de degustar los auténticos joyones que van apareciendo continuamente en su grifo rotativo es una gozada.

Menuda pasarela de perlas…

En esta estupenda garagardotegia nos habíamos citado con Juan, de Naparbier, y también con Hugo, que seguramente os suene más por su nick, Embracing Darkness, uno de los autores del veterano blog Hipos Urinatum.

Con este cartel la tarde se presentaba muuuy interesante (imaginadme a lo Mr. Burns frotándome las manos con los dedos arqueados…). Empezamos de un modo inmejorable, con una Weihenstephaner Pale ale de barril, una gozada de American Pale ale elaborada por una cervecera que me encanta pero que a ojos cerrados no hubiera acertado en 10 años. Perfil de lúpulo lógicamente muy marcado, cítrica y muy afrutada, floral y un punto ligerísimamente especiado, sabrosa y de entrada imparable. Una gratísima sorpresa.

La foto del delito (el primero de ellos…). No perdáis detalle del Manneken bruselense-euskaldun :P


Charlando tan a gusto fueron desfilando y cambiando de manos varias joyas por la barra: To ØlBlack Ball (una de las porter más acojonantes que he probado en mucho tiempo…) y Final Frontier (riquísima IPA), Southern Tier 2xIPA (otra gozada lupulada), Cantillon Lambic (¿algo que añadir?), BrewDog Zeitgeist (la recordaba mejor...), Zulogaarden Viernes 13 (también se me quedó algo corta)…

Pero entonces Juan nos propuso hacer una visita expressa las instalaciones de Naparbier (más bien a lo poco que quedaban de ellas). Y es que están en fase de traslado a un local mayor, dada la enorme demanda que tienen sus cervezas, cosa que no creo que extrañe a nadie hoy en día.

Allí, entre cubas y fermentadores, probando un par de joyas que pronto verán la luz y que mejor no desvelamos para manteneros bien al tanto, pasamos un excelente rato.


La perla sacada directamente del fermentador (fotos de arriba y abajo) apuntaba a escándalo… ¡Ufff! Verde, sí, y nunca mejor dicho...


Ya de vuelta al Manneken, con los cascos vacíos esperándonos en una bolsa, decidimos sentarnos a comer… y ya se sabe que de esto la gente del norte sabe un poco… Unas bravas de escándalo y unas salchichas que no se quedaban atrás, fueron el preludio de unas hamburguesas realmente ricas (de tanto disfrute olvidé fotografiarlas… :P), regado todo ello, como no, con otra ronda de la magnífica Weihenstephaner Pale ale.

¡Picoteo del bueno!

Y para cerrar esta jornada de excelentes cervezas y mejores compañías, Iker nos tenía guardada una sorpresilla como colofón, unos chupitos de la BrewDog Tactical Nuclear Penguin, la cual aún no había tenido el placer de probar por razones económicas que no creo que sean ajenas a nadie. He de reconocer que tenía mucho respeto a sus imponentes cifras (32% de alcohol…) pero os puedo asegurar que aún siendo una cerveza para no tomarte la botella entera, me pareció realmente bien compensada, con ciruelas y pasas que recordaban muy mucho a un Porto corpulento y mascable, con un contrapunto ahumado muy ligero… en fin, que para no aburriros con notas (que tampoco estábamos para ello…), ¡una auténtica gozada!

Ahora que recuerdo, la Tactical (en el fondo) no fue el único “espirituoso” de la noche… ;)


Y así, tras algunos intercambios de presentes (en algunos casos un tanto desmadrados, ¿eh, Iker y Hugo?, nos despedimos hasta la próxima, que esperemos sea muy pronto. Bueno, miento, a la mañana siguiente volvimos a darles la lata a los chicos de Naparbier, pero eso ya es otra historia… Mil gracias Iker y Eneko, Hugo y panda de Napar, ¡sois todos muy grandes!

Bretaña francesa. (VI). Nantes... ¡y fin!


Aunque oficialmente Bretaña la cerramos en Morbihan, en el sur, el viaje quedaría inconcluso sin pasar por Nantes, una ciudad actualmente perteneciente a la región de Pays de la Loire, pero que durante más de 1000 años perteneció a Bretaña y fue su capital durante varios siglos. Pero dejando las lecciones de geografía e historia a un lado, a continuación paso a relataros nuestra experiencia en dicha ciudad.

La cosa empezó de regular tirando a mal... o qué narices, ¡fatal! De la información que pudimos encontrar de la ciudad referente a cerveza nos topamos con tres importantes pedruscos de buenas a primeras, pero que igualmente os los comento para que quien quiera pueda probar suerte o no, dependiendo del caso.

En primer lugar fuimos a Le Graslin, la que sobre el papel pensábamos que podría ser la mejor cervecería de Nantes, situada en pleno centro, cerca del Teatro con el mismo nombre. Muchas referencias en botella y barril, decoración clásica… pero fue llegar allí y nos topamos con que un buen lifting a lo moderno, que no modernista, había terminado con todo ello. Se había convertido en un bar de copas y vinos en el que resistían temerosos 10 barriles con alguna referencia destacable como Mc Chouffe, Maredsous Tripel o Lindemans Faro, pero acompañados por Kwak, Guinness, Carlsberg y Warsteiner Premium. En botella, poco más de 20 referencias a precios alrededor de los 6€. Aún así, y por no irnos sin tomar nada, pedimos dos referencias que nunca fallan como son Orval y Hopus.

 Teniendo poca oferta, no está mal encontrarse con las dos perlas de arriba.

Con el cuerpo un tanto desentonado nos fuimos algo cautos hacia la segunda referencia de la tarde, el Delirium Café, una franquicia del famosísimo bar bruselense. ¿Cuál fue el varapalo en este caso? Pues ni más ni menos que nos topamos con las puertas cerradas por vacaciones, y es que no abrían hasta el día 15 de agosto y nosotros estábamos allí los días 11 y 12. Mala suerte, sí… Así que tras la foto exterior pertinente y el rabo entre las piernas nos fuimos a otros menesteres.


Arriba los exteriores. Abajo, hasta el elefantito rosa parecía estar riéndose de nosotros…


Pero como si de alguna fatídica conjunción astral cervecera se tratara, y para dar la razón a aquel refrán que reza aquello de que no hay dos sin tres, nos fuimos en tranvía hasta La Cervoiserie, una tienda impresionante según pudimos ver en su web, situada a las afueras, para topamos otra vez con las puertas cerradas por vacaciones. Os podéis hacer una ligera idea de cómo se nos quedaron los ánimos tras los tres ganchos de derecha en toda la cara, a cual más doloroso.

 El tercer varapalo…

Pero ahí terminó de golpe todo el mal fario. Y es que seguidamente visitamos Chez Clem, sin duda alguna una de las mejores tiendas que nos encontramos a lo largo de todo el viaje. Entre un nutrido catálogo de cervezas belgas, con De La Senne, De Ranke, Cantillon, y otras reputadas elaboradoras a la cabeza, destacaban 8 referencias de De Struise, entre ellas las aún inéditas por la península Catso y Motuecha. Pero los ojos se quedaron más abiertos si cabe al ver (¡por fin!) hasta 9 referencias de la suiza Brasserie des Franches-Montagnes (BFM para los amigos…), reputada dónde las haya. Pero aquí no iba a terminar la cosa, y es que además de otras interesantes referencias nos encontramos con un corto pero muy cuidado catálogo de cervezas francesas artesanas interesantes: Anosteké, St. Glinglin y sobretodo 6 referencias de Brasserie du Mont Salève. La cara de la reina Lúpula y la del monedero, en ese orden, cambiaron radicalmente haciendo que por un segundo dudara de mi integridad ;).


Arriba el logo y parte de los interiores. Abajo, algunas de las joyas que compramos.

 
 
 
Más contentos que unas pascuas y aún sin creernos del todo lo que nos habíamos cruzado, nos fuimos hacia Le Sur Mesure, el cual iba a ser también uno de los mejores pubs del viaje. Otra vez un nutrido catálogo de belgas como estandarte, tanto en botella (alrededor de unas 150 referencias) como de barril (6 tiradores con Chouffe Houblon, Gouden Carolus Classic, Barbar Bok…). Pero hubo un detalle que nos sorprendió, y es que encontrar escrito “Pannepot Reserva” en una pizarra no por conocido deja de ser una gratísima sorpresa. Así que preguntamos si había más referencias fuera de carta y entonces se abrió la caja de Pandora haciéndonos temblar de miedo y de placer al mismo tiempo: BrewDog, Tracquair, BFM, Struise

 
 
Arriba, los exteriores y las pizarras. Fijaros en el detallazo de las tipografías de las marcas escritas en la pizarra… clavadas! Abajo, dos gratísimas sorpresas, una auténtica bomba francesa, Salève Sorachi Ace Bitter, con poco alcohol e hiperlupulada pero con una base sabrosa más que suficiente haciendo mucho más grandes sus 2,5% de alcohol; y desde Escocia, una Orkney, con un curioso carácter lupulado cítrico y seco muy marcado. ¡Riquísimas!


Otro local que nos sorprendió mucho fue el Dana, un pub con la gran mayoría de cervezas bretonas, rarezas, tiradas estacionales y productos de pequeñas micros incluidos. Una gozada. Además, si os gusta el rock, el heavy, el folk, el metal y todas las combinaciones posibles que se os ocurran entre ellos, se convierte en imprescindible.

 

Y para cerrar este post no podía hacerlo sino con un local, el Cav’ale, situado en un polígono, algo que quienes hayáis seguido los diferentes posts habréis comprobado que está bastante extendido por esta zona de Francia. Por una parte, la tienda, pequeña pero muy nutrida, con las cervezas belgas y alemanas como protagonistas y algunas pinceladas más o menos curiosas, además de un surtido extenso de vino que conforman en conjunto una bodega con más de 400 referencias.

 

Arriba el cartel anunciante y los interiores de la tienda, rebosantes de cervezas organizadas, todo hay que decirlo, de una forma algo caótica y sin un centímetro libre. Abajo, algunas rarezas de interés principalmente para el coleccionista.



Por otro lado, el bar, sencillo y sin excesivos adornos, incluso diría que un tanto impersonal, con una zona de mesas a un lado y una terraza-jardín colindante a la barra. En cuanto a las 6 neveras, mayoría de referencias belgas y alemanas, pero una de ellas centrada principalmente en cervezas francesas de Bretaña y de Pays de la Loire. En barriles, nada más 3 referencias, Coq Hardy, una lager francesa, Eichbaum Hefeweizen y Gouden Carolus Ambrio. Sin ser el mejor bar que visitamos, ya me gustaría tener alguno así cerca de casa.

 

Arriba la zona de la barra y sus neveras. Abajo, de las varias rondas monopolizadas con cervezas francesas, dos de las que más nos convencieron.



Cómo habéis podido comprobar en este monográfico sobre Nantes, existe una gran variedad de bares y tiendas cerveceras que sin duda merecen la pena una visita si se está por la zona.

Con éste post damos por cerrada la serie bretona, que espero pueda seros útil a cualquiera que viajéis por esa preciosa zona. Si alguien quiere más información, tanto en lo referente a direcciones de los locales, por ejemplo, como también en temas no estrictamente relacionados con la cerveza no dudéis en preguntar a través del correo, por Facebook o la clásica opción de los comentarios.

Bretaña francesa. (V). Finistère (2) y Morbihan.


Como recordareis, el último post lo dejamos inconcluso por cuestiones de extensión. Y es que Finistère todavía nos tenía guardada una visita a la Brasserie de Bretagne, la cual seguramente os suene algo más por las cervezas Britto Dremmwel que elaboran.

 Esperando con ansias a que abrieran a las 10.30 de la mañana…

La visita a las totémicas instalaciones de esta cervecera alojada en Trégunc, que de micro no le queda ni el nombre, la hicimos de buena mañana y sin pensarlo mucho nos ahorramos la visita a la fábrica y nos quedamos directamente en el bar (que le vamos a hacer… ;P) donde a parte de las pertinentes compras nos sorprendieron muy gratamente la Dremmwel Ambrée (floral, afrutada, con un punto lupulado sobre una buena base cereal y acaramelada) y Dremmwel Stout de barril (¡cómo cambia para bien esta cerveza en barril y sobretodo sin el kilometraje respecto a las botellas que he probado en casa… ofreciendo notas a turba, regaliz, ligero café y torrefactos, muy rica).


 Arriba los tiradores. Abajo, la rica Dremmwel stout de barril.



También probamos aunque nos dejaron sorprendidos negativamente la Britt blonde (tenía un buen recuerdo de ella en botella y me sorprendió la poca base y un extraño punto metálico herbal hacia el final) y la Saint Erwann (seductoras notas cítricas y florales pero extrañamente ácida y descompensada).


Arriba, el bar, que no tardó en llenarse… Abajo la tienda rebosante de cervezas y "cachivaches marketineros" varios… sólo faltaban carritos de la compra con la pinta de híper que tenía…



Tras el nutritivo desayuno cervecero (nada como una Dremmwel stout para empezar bien el día) nos fuimos a disfrutar de poblaciones como Pont Aven, Vannes y la zona megalítica de Carnac, todas ellas mucho más masificadas que el norte bretón, algo que sobre el papel pensábamos que sería justo lo contrario. Tras un día intenso pero flojo en cuanto a cerveza terminamos la jornada en la que sobre el papel iba a ser la mejor cervecería de todo el viaje, el pub Le Tonneau de Bière en Lorient, pero al igual que en Brest la cosa quedó prácticamente en agua de borrajas…


Así de atrayente se ofrecía por fuera… y por dentro…

 

Los exteriores, rebosantes de carteles prometiendo las mil maravillas a pesar del aspecto desmejorado achacable al paso del tiempo, rezaban: “record de France, plus de 600 bières”. Lo bien cierto es que quedamos muy gratamente sorprendidos con la decoración a pesar de estar ultra-recargada, pero chapas, posavasos, carteles y jarras forrando hasta el último milímetro (literalmente además…) son el sueño de todo buen coleccionista. Pero el fondo de la cuestión, nuestra querida cerveza, había ido a menos desde que en 1989 abriera sus puertas este enorme local. Mantenía 9 tiradores (100% belgas), y en cuanto a botella no mostraba las neveras y tenía unos precios relativamente caros para lo ofrecido, a 3,5€ como mínimo cosas relativamente comunes pero dando caña a más de 6€ por curiosidades de países como Canadá o colonias de ultramar que en algunas tiendas bretonas tenían por menos de 2€. Para que os hagáis una idea, nos recordó mucho al ya desaparecido Flabiol de Barcelona, cuyos interiores transmitían en los últimos tiempos mucha melancolía y sensación de mejores momentos pasados. Una pena pero es lo que hay.

A parte de los ubicuos saussisons(salchichas) de todas las cervecerías, nos pedimos una de las últimas Unibroue (Raftman) que deben quedar por Europa además de unas cuantas francesas con las que nos dejamos recomendar y entre las que destacaría una más que decente Bête des Vosges.


Lo mejor del local a parte de la decoración fue una muy buena selección de música francesa rollo indie, y un par de bolsas con más de 200 chapas a cual más curiosa y entre las cuales había numerosas rarezas belgas de los años 90 y muchas referencias de países que se dejan ver poco por la península… Y así, con la mente algo distraída con las chapas pero también algo cabizbajos por las sensaciones que transmiten estos locales que van camino de cerrar, nos fuimos al hotel.

 Una gozada de posavasos…


El día siguiente iba a estar monopolizado por fortificaciones, castillos y bonitos pueblos del interior de Bretaña: Pontivy, Josselin, Rochefort-en-Terre… pero entre “tanta piedra” como diría aquel, nos aguardaba una visita a la Brasserie Lancelot, una de las más conocidas fuera de sus fronteras por el lugar dónde se sitúa y la simbología que adopta, relacionada con las leyendas artúricas y la temática fantástica. Pero de una idílica fabriquita que nos imaginábamos nos encontramos con una mole de mucho cuidado, eso sí, una mole rodeada de un bonito bosque…


Arriba unos exteriores que no hacían presagiar la mole que descubrimos pocos metros más adelante. Abajo el rinconcito para las degustaciones.


Allí, en una esquina a la que llegabas tras encontrarte con infinidad de carteles de “prohibido acceder, únicamente personal acreditado” (algo que no he visto mucho por aquí, y me alegro...) había la tienda pertinente (estos bretones se las saben bien a la hora de vender, con tiendas que en ocasiones parecen supermercados como la de la Brasserie de Bretagne) y una barra para las degustaciones (gratuitas). Tuvimos la suerte de probar una cerveza que estaba a punto de salir al mercado, la Duchesse Anne Triple. También pudimos probar un poco de su Cervoise (que no cerveza tal y como conocemos, ya que no utiliza lúpulos y en su lugar emplean plantas aromáticas, miel…) y quedamos gratamente sorprendidos (espero probar con más tranquilidad la botella que nos llevamos para daros alguna impresión).


Arriba, la nueva cerveza en su portafolio. Abajo, algunas de las preciosas ilustraciones con las que esta cervecera atrae infinidad de fans (entre los que me incluyo...).



Y así cerramos Morbihan en cuanto a cerveza. A la vuelta de la esquina nos esperaban Nantes y varias gratas sorpresas como broche final del viaje (con el permiso de Pamplona), pero para eso deberéis esperar al próximo post...