Aunque el serial del viaje por la Bretaña francesa lo cerramos en el anterior post, aún nos quedaba una bala en la recámara. Y es que aprovechando la vuelta a Valencia desde Nantes, decidimos parar en Pamplona, ciudad que como muchos de vosotros sabréis tiene dos buques insignia en lo que respecta a cerveza: el Manneken Beer y la micro Naparbier.
El Manneken es una cervecería a la que le teníamos muchas ganas desde hacía tiempo. Nuestros repetidos viajes veraniegos por el norte peninsular, sobretodo por la zona de Pirineos, eran una de las razones principales. Pero por una u otra razón siempre nos salía algún imprevisto y la visita se iba al traste… hasta este año.
Este local, que dentro de pocos días cumplirá 2 años desde su apertura, nos sorprendió por su rebosante luminosidad, con un aspecto moderno y de colores neutros pero sin que se echara de menos la calidez de las buenas tabernas vasco-navarras. Tras una larga barra había 4 neveras de cuerpo entero repletas de joyas que harían temblar al beerhuntermás avezado.
Arriba los interiores con dos infiltrados muy interesados en una final (¡partidazo!) de baloncesto. Abajo, un mérito enorme poder mantener semejantes neveras, y más aún en Pamplona…
Un nutrido surtido de belgas que nos retrotraen al anterior negocio en la misma ciudad (Maison Belge) de sus dos capitanes, Iker y Eneko, pero con una amplia gama de cervezas de “nueva ola”… De Molen, Mikkeller, BrewDog, To Øl, Evil Twin, B. del Ducato… y, cómo no, estadounidenses (Southern Tier, Lost Abbey, Founders, Anderson Valley…) y artesanas de la península (Naparbier, Marina, Zulogaarden...) conformando un cartel superior a las 130 cervezas en botella... ¡tela marinera! En barril la oferta no es tan amplia, pero tener la posibilidad de degustar los auténticos joyones que van apareciendo continuamente en su grifo rotativo es una gozada.
Menuda pasarela de perlas…
En esta estupenda garagardotegia nos habíamos citado con Juan, de Naparbier, y también con Hugo, que seguramente os suene más por su nick, Embracing Darkness, uno de los autores del veterano blog Hipos Urinatum.
Con este cartel la tarde se presentaba muuuy interesante (imaginadme a lo Mr. Burns frotándome las manos con los dedos arqueados…). Empezamos de un modo inmejorable, con una Weihenstephaner Pale ale de barril, una gozada de American Pale ale elaborada por una cervecera que me encanta pero que a ojos cerrados no hubiera acertado en 10 años. Perfil de lúpulo lógicamente muy marcado, cítrica y muy afrutada, floral y un punto ligerísimamente especiado, sabrosa y de entrada imparable. Una gratísima sorpresa.
La foto del delito (el primero de ellos…). No perdáis detalle del Manneken bruselense-euskaldun :P
Charlando tan a gusto fueron desfilando y cambiando de manos varias joyas por la barra: To ØlBlack Ball (una de las porter más acojonantes que he probado en mucho tiempo…) y Final Frontier (riquísima IPA), Southern Tier 2xIPA (otra gozada lupulada), Cantillon Lambic (¿algo que añadir?), BrewDog Zeitgeist (la recordaba mejor...), Zulogaarden Viernes 13 (también se me quedó algo corta)…
Pero entonces Juan nos propuso hacer una visita expressa las instalaciones de Naparbier (más bien a lo poco que quedaban de ellas). Y es que están en fase de traslado a un local mayor, dada la enorme demanda que tienen sus cervezas, cosa que no creo que extrañe a nadie hoy en día.
Allí, entre cubas y fermentadores, probando un par de joyas que pronto verán la luz y que mejor no desvelamos para manteneros bien al tanto, pasamos un excelente rato.
La perla sacada directamente del fermentador (fotos de arriba y abajo) apuntaba a escándalo… ¡Ufff! Verde, sí, y nunca mejor dicho...
Ya de vuelta al Manneken, con los cascos vacíos esperándonos en una bolsa, decidimos sentarnos a comer… y ya se sabe que de esto la gente del norte sabe un poco… Unas bravas de escándalo y unas salchichas que no se quedaban atrás, fueron el preludio de unas hamburguesas realmente ricas (de tanto disfrute olvidé fotografiarlas… :P), regado todo ello, como no, con otra ronda de la magnífica Weihenstephaner Pale ale.
¡Picoteo del bueno!
Y para cerrar esta jornada de excelentes cervezas y mejores compañías, Iker nos tenía guardada una sorpresilla como colofón, unos chupitos de la BrewDog Tactical Nuclear Penguin, la cual aún no había tenido el placer de probar por razones económicas que no creo que sean ajenas a nadie. He de reconocer que tenía mucho respeto a sus imponentes cifras (32% de alcohol…) pero os puedo asegurar que aún siendo una cerveza para no tomarte la botella entera, me pareció realmente bien compensada, con ciruelas y pasas que recordaban muy mucho a un Porto corpulento y mascable, con un contrapunto ahumado muy ligero… en fin, que para no aburriros con notas (que tampoco estábamos para ello…), ¡una auténtica gozada!
Ahora que recuerdo, la Tactical (en el fondo) no fue el único “espirituoso” de la noche… ;)
Y así, tras algunos intercambios de presentes (en algunos casos un tanto desmadrados, ¿eh, Iker y Hugo?, nos despedimos hasta la próxima, que esperemos sea muy pronto. Bueno, miento, a la mañana siguiente volvimos a darles la lata a los chicos de Naparbier, pero eso ya es otra historia… Mil gracias Iker y Eneko, Hugo y panda de Napar, ¡sois todos muy grandes!