MONSEÑOR BARTOLUCCI: Siempre he celebrado con el antiguo misal


El Maestro de Capilla emérito de la Capilla Sixtina ha declarado que celebra con el antiguo Misal ininterrumpidamente desde su ordenación: "Se equivocan quienes la llaman Tridentina o de San Pío V, es nuestra Misa, romana y universal en el tiempo y en el espacio. Una única lengua de Oceanía al Ártico".Monseñor Bartolucci no elude críticas a la forma en la que se aplicó la reforma litúrgica: "se pretendía comprender la transustanciación como un teorema de matemáticas"... Además nos podemos fijar en los orientales y ver que ellos conservan su liturgia de San Juan Crisóstomo tal como la celebraba el santo hace siglos en el imperio bizantino, o por ejemplo los coptos tienen un rito que se ha mantenido ininterrumpidamente desde siglos de antigüedad y aún hoy celebran y esperamos los que amamos la Liturgia romana que continuemos con la liturgia que el Papa Juan XXIII amó y reeditó en 1962.

La Santa Misa según los santos (I).

Santa Angela de Foligno:
"Si tan solo pausáramos por un momento para considerar con atención lo que ocurre en este Sacramento, estoy seguro que pensar en el amor de Cristo por nosotros transformaría la frialdad de nuestros corazones en un fuego de amor y gratitud."
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San Agustín:
"Cristo se sostuvo a si mismo en Sus manos cuando dio Su Cuerpo a Sus discípulos diciendo: "Este es mi Cuerpo". Nadie participa de esta Carne sin antes adorarla".
"Reconoce en este pan lo que colgó en la cruz, y en este caliz lo que fluyó de Su costado... todo lo que en muchas y variadas maneras anunciado antemano en los sacrificios del Antiguo Testamento pertenece a este singular sacrificio que se revela en el Nuevo Testamento" -Sermón 3, 2; Circa 410 A.D.
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San Efrén:
Oh Señor, no podemos ir a la piscina de Siloé a la que enviaste el ciego. Pero tenemos el cáliz de tu Preciosa Sangre, llena de vida y luz. Cuanto mas puros somos, mas recibimos.:
"Cuando la abeja ha recogido el roció del cielo y el néctar de las flores mas dulce de la tierra, se apresura a su colmena. De la misma forma, el sacerdote, habiendo del altar al Hijo de Dios (que es como el rocío del cielo y verdadero hijo de María, flor de nuestra humanidad), te lo da como manjar delicioso"
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San Juan Bosco:
"El objetivo principal es promover veneración al Santísimo Sacramento y devoción a María Auxilio de los Cristianos. Este título parece agradarle mucho a la augusta Reina del Cielo"

La Sancta Missa en la vida del cristiano, (III).


“Así se entra en el canon, con la confianza filial que llama a nuestro Padre Dios clementísimo. Le pedimos por la Iglesia y por todos en la Iglesia: por el Papa, por nuestra familia, por nuestros amigos y compañeros. Y el católico, con corazón universal, ruega por todo el mundo, porque nada puede quedar excluido de su celo entusiasta. Para que la petición sea acogida, hacemos presente nuestro recuerdo y nuestra comunicación con la gloriosa siempre Virgen María y con una puñado de hombres, que siguieron los primeros a Cristo y murieron por Él
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“Quam oblationem… Se acerca el instante de la consagración. Ahora, en la Missa, es otra vez Cristo quien actúa, a través del sacerdote: Este es mi Cuerpo. Este es el Cáliz de mi Sangre. ¡Jesús está con nosotros! Con la Transustanciación, se reitera la infinita locura divina, dictada por el Amor. Cuando hoy se repita ese momento, que sepamos cada uno decir al Señor, sin ruido de palabras, que nada podrá separarnos de Él, que su disponibilidad –inerme- de quedarse en las apariencias ¡tan frágiles! Del pan y del vino, nos ha convertido en esclavos voluntarios: praesta meae menti de te vivere, et te ille semper dulce sapere: haz que yo viva siempre de ti y que siempre saboree la dulzura de tu amor.
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“Más peticiones: porque los hombres estamos casi siempre inclinados a pedir: por nuestros hermanos difuntos, por nosotros mismos. Aquí caben también todas nuestras infidelidades, nuestras miserias. La carga es mucha, pero Él quiere llevarla por nosotros y con nosotros. Termina el canon con otra invocación a la Trinidad Santísima: per Ipsum, et cum Ipso, et in Ipso…, por Cristo, con Cristo y en Cristo, Amor nuestro, a Ti, Padre Todopoderoso, en la unidad del Espíritu Santo, te sea dado todo honor y gloria por los siglos de los siglos.
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“Jesús es el camino, el Mediador; en Él, todo; fuera de Él, nada. En Cristo, enseñados por Él, nos atrevemos a llamar Padre Nuestro al Todopoderoso: el que hizo el cielo y la tierra es ese Padre entrañable que espera que volvamos a Él continuamente, cada uno como un nuevo y constante hijo pródigo”.
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De: San Josemaría Escrivá: Es Cristo que pasa, 14 de abril de 1960.

"Jugos Del Valle engañaba a sus consumidores en EU "

. . . Para permanecer en el mercado Estadounidense, la empresa Del Valle, propiedad de "Coca Cola", fue obligada a corregir sus empaques de néctares ya que engañaban a los consumidores. Por ello, debió sobreponer una pegatina que dice: “Información de la etiqueta corregida”, en la cual admite que estas bebidas, las que le generan sus principales ingresos en México, contienen menos

La Sancta Missa en la vida del cristiano, (II).


“El Confiteor nos pone por delante nuestra indignidad; no el recuerdo abstracto de la culpa, sino la presencia, tan concreta, de nuestros pecados y de nuestras faltas. Por eso repetimos: Kyrie eleison, Christe eleison, Señor, ten piedad de nosotros; Cristo, ten piedad de nosotros. Si el perdón que necesitamos estuviera en relación con nuestros méritos, en este momento brotaría en el alma una tristeza amarga. Pero, por bondad divina, el perdón nos viene de la misericordia de Dios, al que ya ensalzamos –Gloria!-, porque Tú sólo eres santo, Tú solo Señor, Tú solo altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo, en la gloria de Dios Padre.
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“Oímos ahora la Palabra de la Escritura, la Epístola y el Evangelio, luces del Paráclito, que habla con voces humanas para que nuestra inteligencia sepa y contemple, para que la voluntad se robustezca y la acción se cumpla. Porque somos un solo pueblo que confiesa una sola fe, un Credo; un pueblo congregado, en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
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“A continuación, la ofrenda: el pan y el vino de los hombres. No es mucho, pero la oración acompaña: recíbenos, Señor, al presentarnos a Ti con espíritu de humildad y con el corazón contrito; y el sacrificio que hoy te ofrecemos, oh Señor Dios, llegue de tal manera tu presencia, que te sea grato. Irrumpe de nuevo el recuerdo de nuestra miseria y el deseo de que todo lo que va al Señor esté limpio y purificado: lavaré mis manos, amo el decoro de tu casa.
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“Hace un instante, antes del lavabo, hemos invocado al Espíritu Santo, pidiéndole que bendiga el Sacrificio ofrecido a su santo Nombre. Acabada la purificación, nos dirigimos a la Trinidad –Suscipe, Sancta Trinitas-, para que acoja lo que presentamos en memoria de la vida, de la Pasión, de la Resurrección y de la Ascensión de Cristo, en honor de María, siempre Virgen, en honor de todos los santos.
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“Que la oblación redunde en salvación de todos –Orate, frates, reza el sacerdote-, porque este sacrificio es mío y vuestro, de toda la Iglesia Santa. Orad, hermanos, aunque seáis pocos los que os encontréis reunidos; aunque sólo se halle materialmente presente nada más que un cristiano, y aunque estuviese solo el celebrante: porque cualquier Missa es el holocausto universal, rescate de todas las tribus y lenguas, y pueblos y naciones.
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“Todos los cristianos, por la Comunión de los Santos, reciben las gracias de cada Missa, tanto si se celebra ante miles de personas o si ayuda al sacerdote como único asistente un niño, quizá distraído. En cualquier caso, la tierra y el cielo se unen para entonar con los Ángeles del Señor: Sanctus, Sanctus, Sanctus…
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“Yo aplaudo y ensalzo con los Ángeles: no me es difícil, porque me sé rodeado de ellos, cuando celebro la Sancta Missa. Están adorando a la Trinidad. Como sé también que, de algún modo, interviene la Santísima Virgen, por la íntima unión que tiene con la Trinidad Beatísima y porque es Madre de Cristo, de su Carne y de su Sangre: Madre de Jesucristo, perfecto Dios y perfecto Hombre. Jesucristo concebido en las entrañas de María Santísima sin obra de varón, por la sola virtud del Espíritu Santo, lleva la misma Sangre de su Madre: y esa Sangre es que se ofrece en Sacrificio redentor, en el Calvario y en la Sancta Missa”.
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De: Josemaría Escrivá: Es Cristo que pasa. Extractos de una homilía del 14 de abril de 1960.