CHILE: LA PRESA MÁS APETECIDA


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Angélica Mora
 Apuntes de una Periodista
Nueva York

Los pueblos no aprenden y los que aprenden pueden olvidar rápidamente las lecciones del pasado.

Los regímenes que quieren dominar América Latina no olvidan que les falta la adquisición más valiosa, Chile.
Los gobiernos de Cuba y Venezuela hicieron lo imposible hace dos años para que llegara al poder, en ese país austral, un candidato izquierdista.
Hay que recordar que la última elección presidencial de Chile se realizó en dos etapas:
Cuatro candidatos se presentaron en una primera vuelta, realizada el día domingo 13 de diciembre de 2009, en conjunto con elecciones de diputados y senadores.
Debido a que ninguno alcanzó la mayoría absoluta de los votos, se realizó una segunda vuelta el 17 de enero de 2010, entre el candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, y el representante de la Coalición por el Cambio, Sebastián Piñera.
Piñera, con el 51,6% de los votos, se convirtió en el primer centroderechista desde 1958 que logró ser electo presidente de Chile, rompiendo así una sucesión de veinte años de gobiernos de la Concertación.
En la primera vuelta quedó eliminado el candidato izquierdista Marco Enríquez Ominami, conocido bajo el jocoso espíritu de los chilenos por las siglas de su nombre, MEO.
MEO era el candidato al que apostaban Cuba y Venezuela.
Cuando Ominami perdió en la primera vuelta, hubo pataletas en los palacios de La Revolución y en Miraflores. El régimen cubano buscó culpables y los encontró en Max Marambio, un empresario chileno que dirigió la campaña presidencial de MEO. Marambio fue condenado -mediante un juicio en ausencia- a 20 años de cárcel en Cuba, por delitos de estafa, cohecho y falsificación de documento público.
Hoy, aunque faltan dos años para las nueva elecciones presidenciales en Chile , el clima político que se vive es activo.
Los gobiernos de La Habana y Caracas tienen sus ojos puestos en las elecciones presidenciales chilenas del 2014, y han formado una plataforma firme para lograr los votos que lleven al triunfo a un candidato de izquierda.
Las frecuentes visitas de chilenos a Cuba y Venezuela -como Camila y los grupos universitarios- son parte de la "formación política" que reciben de estos gobiernos socialistas.
Por otra parte, se da en Chile la constante llegada de miembros de contingentes cubano-venezolano "para adiestramiento político" de los chilenos en los centros de estudio y trabajo.
Toda esta maquinaria, presenta claramente el propósito final de castristas y chavistas, que es lograr apoderarse de esta nación andina, que se les escapó un 11 de septiembre de 1973 y que hasta el momento no han podido recuperar.
 La dolorosa lección del pasado debería primar  en las mentes de los chilenos y alertarlos del peligro frente a esta situación creada por Cuba y Venezuela, cuyos gobiernos no descansarán hasta tener en sus garras a Chile, la presa más desea