El Licenciado Bengala Negra vuelve a trabajar en la ciudad
Tras despertase medio abombado por los daiquiris que se había clavado en el festejo no oficial de la tropa macrista, en el boliche América, se levantó desorientado, intuyendo que tenía algo importante para hacer. Se miró al espejo, como si fuera una de esas propagandas de sales efervescentes, y por fin lo recordó, tenía que subir las fotos de la fiesta Pro al Facebook y al Flickr.
Fue hasta el teléfono para revisar los mensajes, Horacín Garcheta le había prometido la noche anterior, entre cumbias y globos, que lo iba a llamar. Tenía dos sin escuchar, el primero era Lamparita Lapegüe invitándolo a “Un sol para los Ñoños”, no terminó de escucharlo cuando Bengala le dio la opción de borrar. El siguiente era Horacín diciéndole que lo esperaba a las 17.00 hs en el bar de Corrientes y Callao.
El licenciado/a Bengala Negra, ministro de Espacio Aéreo de la Ciudad, miró el reloj del celular y vio con asombro que faltaban quince minutos para la cita. Se fue a buscar la ropa a la habitación y vio que había un bulto adentro de la cama. Lo tocó, había alguien abajo, pero no se acordaba si hombre o mujer. Descorrió el acolchado y encontró un tipo vestido de vaquero, como si fuera integrante de los Village People, con botas tejanas y todo, metido en posición fetal y chupándose un dedo gordo. Intentó despertarlo, pero no hubo caso.
Como pudo, en menos de cinco minutos se vistió, se puso gel en el pelo, y le sacó los anteojos oscuros al tipo de la cama. Agarró las carpetas que tenía para presentarle las propuestas al jefecito de gabinete porteño, y salió comiéndose un pancho por la mitad que había sobre la mesa. Afuera estaba un taxi esperándolo, se metió la camisa en el pantalón, abrió la puerta trasera y Bengala Negra pensó con orgullo “Estoy de vuelta”.