Una historia de amor y crecimiento
Cinco años atrás Angel Mahler debió trabajar un poco para convencer a su socio creador Pepito Cibrián de encarar el primer musical para chicos de la dupla. Algo reacio al principio, Pepito accedió y el resultado fue El ratón Pérez, una obra que puede verse nuevamente hoy en el Teatro Astral, con algunas reformulaciones y mejoras en la tecnología. "Yo lo convencí a Pepito -recuerda Angel Mahler-, como tengo dos hijos, siempre me gustaron las cosas para chicos hechas con el nivel y calidad de cosas realizadas para grandes".
Ambos eligieron al personaje antes de que se filmara la película argentina que lo tiene por protagonista, "El personaje se conoció a partir de ese musical", asegura Mahler. El fue el encargado de componer la música y Cibrián estuvo a cargo de las letras, los libros y la dirección.
Además de llevar el sello de la dupla hacedora de inolvidables musicales, esta versión plantea una historia diferente. "Acá el Ratón Pérez pierde su propio diente y como él se pasa toda su vida premiando a los niños por sus pérdidas, ahora busca a alguien que lo premie a él", resume Mahler.
Todo comienza cuando los padres se reúnen preocupados porque el siempre solícito y contenedor Ratón Pérez dejó de cumplir su misión y no aparece por ningún lado. Es que el ratón se ha embarcado en una búsqueda que lo llevará a vivir una serie de aventuras. En el camino se irá encontrando con numerosos personajes escritos especialmente para el musical como El capitán Tuerto, Rapito, otro ratoncito, Lunático, que es un científico que experimenta con ratones, la bruja Brújula y "un hada que le hace ver dónde está el afecto de los chicos".
Porque lo que El ratón Pérez descubrirá al cabo de todas esas dificultades es que el premio más grande es el amor de los chicos.
"En el musical hay mucho color, mucho despliegue visual como en todos nuestros trabajos -asegura Mahler-, además, es muy tierno lo que hace Nacho Medina que interpreta a Pérez", personaje con el que los chicos se fascinan. Aunque según Mahler de la obra pueden disfrutar tanto chicos (desde los tres años) como los adultos.
"Es para chicos por la duración 70 minutos y porque tiene un léxico un poco más sencillo -explica el compositor-, pero el contenido también puede emocionar a un grande, yo me emociono con todas las cosas que tengan un contenido interesante". Una de las diferencias con la puesta del 2005 es que esta vez se sumó un relator, Luis Otero, que tiene algunas intervenciones, ayudando a los chicos a seguir mejor el hilo del argumento. Otra diferencia es que la escenografía digital, superpuesta a la escenografía real, con imágenes proyectadas está más actualizada.
La música incluye distintos ritmos que van desde baladas melancólicas, hasta un pegadizo hip hop, pasando por canciones de cabaret y un carnaval. Así la dupla Cibrián Campoy-Mahler se proponen a contar una historia de transformación y crecimiento.«
De chico a Enrique Pinti lo llevaban a ver los títeres de un Vittorio Podrecca. "Era un tinglado enorme -recuerda- y los cuadros eran el Carnaval de Venecia con góndolas y uno se iba enterando del mundo, de la musica clásica". Entre los 6 y los 10 se hizo fanático de las radionovelas. "Los elencos iban de gira por los teatros de barrio -cuenta-. Yo siempre tenía la fila dos punta de banco". A los 10 empezó a entender que "era medio chatarra eso" y pasó a ver las zarsuelas y a las operetas vienesas que le encantaban a su papá. "Creo que de ahí viene mi afición por la comedia musical", asegura.
Información
"El Ratón Pérez" se puede ver en el teatro Astral, Corrientes 1639, los sábados y domingos a las 16. Valor de la entrada: $60 y $80.
Fuente: Clarín