A mí se me detiene en tu ombligo

Hace 5 años el 15 de Junio también cayó en viernes. Lo recuerdo perfectamente porque no fue un día cualquiera, ese era EL DÍA. Y yo lo tenía claro, tanto que tuve que andar media noche sin poder apoyar el pie en el suelo, no me importó, había cosas que me preocupaban bastante más aquella noche.
El 15 de Junio de 2007 se saldó con un esguince y el beso más tierno que me han dado nunca. Lo del esguince se solucionó a la semana siguiente después de una visita al fisio, lo del beso lo seguimos trabajando cada día (y cada noche).

 Últimamente no paro de darle vueltas a esto del tiempo. Si pudiera haría que estos años tuvieran más días, el doble por lo menos, que no pasasen tan rápido, estar así durante más tiempo… nosotras y lo que nos rodea, disfrutarlo y que todo se congelase. Alargar esta etapa más. Nunca se me dio bien cerrar etapas, ni de pequeña, recuerdo cuando mi hermana (que estaría en plena adolescencia) me dijo que ya no podía seguir pidiendo juguetes para Reyes, recuerdo más la tristeza que el orgullo de hacerme mayor. Y la misma historia siempre, al acabar el instituto o al dejar la universidad.
Pero el tiempo es el que es, y los años tienen 365 días (366 si estás de suerte) y pasan, y sé que hay cosas que si no se hacen, ya no se van a poder hacer, y la verdad es que me agobia tener que tomar una decisión. Cada día me atraviesan la cabeza unas mil ideas distintas y unos días pienso que esta etapa me encanta y que quiero que dure así, con esta libertad, toda la vida y otros días pienso que es sólo miedo y que no puedes permitir que el miedo te condicione.

 Lo único que tengo claro ahora mismo es que quiero que el tiempo que venga nos halle abrazadas las espaldas. Que mi tiempo lo quiero pasar contigo.

Y las arrugas de tu piel, amor, 
es señal de que hasta el tiempo se queda contigo. 
Y las arrugas de tu piel, amor, 
es tiempo que te dibuja los rostros que has sido.
Carlos Chaouen


La miliciana


La miliciana. 

Por Orlando González Esteva.

Radio Marti


El autor recuerda los últimos días de su madre.

 

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Un derrame cerebral devastó a mi madre, arrojándola a un hospital del sur de la Florida y a un centro de rehabilitación varios días después. Llegó de noche, en camilla, con la pierna y el brazo izquierdos inútiles y adoloridos, el campo visual recortado, los nervios deshechos y el habla enredada. Las autoridades del centro no faltaron al protocolo: era imperativo someterla a una evaluación física para precisar su estado y, quizás, registrar cualquier magulladura o herida por las cuales la familia pudiera, luego, hacer reclamos a la institución.

Aunque el reconocimiento se condujo en presencia de mi cuñada, a quien tanto quería, y la enfermera escogida para evaluarla fue respetuosa, esa vulneración de su privacidad, la extrañeza del sitio, el nuevo estilo de vida y la heterogeneidad del equipo médico que a partir de entonces se ocupó de ella la abrumaron. Eran ojos, voces y manos extrañas, aunque femeninas, escudriñándola, interrogándola, tanteándola, volviéndola de un lado al otro, tomándole la presión, inspeccionando cuánto alimento ingería, medicándola, instándola a sobreponerse al sufrimiento y a ejercitar las extremidades dañadas, pero con tanta y tan reglamentaria insistencia, que sobrevivía extenuada. No se violó ningún derecho: se honró a pie juntillas una formalidad y se recurrió al tratamiento adecuado para propiciar una recuperación, pero mi madre estaba rota.

            No hubo un solo trastorno de orden emocional relacionado con una apoplejía que no pareciera ensañarse con ella: ansiedad, apatía, psicosis, desesperanza, insomnio y, sobre todo, miedo, un miedo que fue filtrándolo todo --la tarde, la madrugada, los alrededores del lecho, los traslados a la silla de ruedas, los viajes al consultorio de los especialistas, las sesiones de terapia-- y que acabó explayándose en una serie de imágenes a las que sólo ella era sensible y que nos hicieron temer por su cordura. El diagnóstico fue tan puntual como tranquilizador: “No está loca. Es el síndrome de Charles Bonnet.”

El síndrome, identificado en el siglo XVIII por el naturalista y filósofo suizo que le dio nombre, radica en la propensión del cerebro a compensar, con independencia absoluta de la voluntad de la persona cuya visión sufre merma, la escasez de imágenes procedentes del exterior, y compensarla recurriendo a la memoria, presentando como periféricas algunas de las imágenes archivadas en ésta. La persona goza de buena salud mental pero no puede evitar los brotes de alucinaciones: el pasado da fe de vida de una manera tan avasalladora como el presente; lo que fue, vuelve a ser; quien no está ahí, está, aunque la víctima del síndrome lo sepa distante o muerto. William James, psicólogo estadounidense, advirtió a finales del siglo XIX que mucho de lo que percibimos no es obsequio de nuestros sentidos sino de nuestra mente. Éste era el caso.

            Los temores de mi madre no disminuyeron. Veía pájaros negros que invadían la habitación y fijaban su mirada en ella, amenazantes; hombres ocultos detrás de los árboles que crecían cerca de la ventana, y, finalmente, una mujer que le infundía terror y a la que sólo se atrevía a referirse en voz baja, entre dientes, recelosa de que anduviera cerca o de que nosotros, incrédulos, desestimáramos su zozobra. Sólo al cabo de varios días se arriesgó a revelar, con un hilo de voz y luego de asegurarse de que la susodicha no rondaba, su identidad: es la miliciana, dijo. ¿Qué miliciana? La de la cárcel. ¿La de qué cárcel? La de Boniato. ¿La de Boniato? La que nos obligaba a mami y a mí a quitarnos la ropa y nos registraba cuando íbamos a ver a tu abuelo.

Los ultrajes sufridos por los familiares de los presos políticos que visitaban la Cárcel de Boniato no excluían, en el caso de las mujeres, el verse forzadas a desnudarse, el cacheo de las gendarmes, el comentario soez o burlón en torno a su aspecto físico y, en ocasiones, la vergüenza de verse apremiadas a arrancarse la toalla sanitaria para que no cupiera duda de que no había objeto prohibido debajo de ella, aunque el verdadero propósito de la infamia era divertir a la chusma vestida de verde olivo.

De nada sirvió que tratáramos de convencer a mi madre de que esa mujer no podía estar allí, en una instalación médica de Estados Unidos, aguardando la primera oportunidad para humillarla; de nada, tratar de convencerla de que esa mujer no podía haber sido la misma que la examinó a su llegada al centro, de que esa mujer era sólo un recuerdo de sus visitas a aquella prisión donde mi abuelo había pasado años por conspirar contra un gobierno que él mismo, antagonista acérrimo del gobierno anterior, había contribuido a instaurar y había decidido combatir apenas instaurado. De nada sirvió que le recordáramos a mi madre que su última visita a la Cárcel de Boniato había tenido lugar hacía más de cuatro décadas y que era imposible que aquella esbirra figurara entre el grupo de enfermeras que ahora la atendían: había vuelto a verla y presentía que en cualquier momento, aprovechando una de nuestras ausencias y su invalidez, volvería a personarse y a infligirle una nueva vejación. El pasado abolía, consumiéndolo, el presente.

            Recordé unas palabras de Herta Müller, la escritora rumana galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 2009, cuya madre fue deportada a la Unión Soviética y confinada a un campo de trabajo forzado, y a quien la renuencia a colaborar con la policía secreta de su país le valió el desempleo; la publicación de su primer libro, la censura, y la del segundo, publicado en el extranjero, el rechazo de las editoriales y los medios de prensa de su país. La represión sufrida durante el régimen comunista de Nicolae Ceauşescu, el deterioro de las relaciones humanas y la degradación paulatina de todo lo que ese régimen tocó signan su obra:

En realidad no alcancé a comprender los daños que sufrían aquéllos, mis familiares, hasta que no me vi, yo misma, en una situación desesperada. Fue entonces cuando realmente tomé conciencia de que una herida demasiado profunda deja los nervios destrozados para siempre. Que las consecuencias de tener los nervios destrozados se manifiestan después. Es más, que esas consecuencias abarcan épocas anteriores.

            Mi madre falleció el 30 de mayo de 2012. No hay consuelo. O lo hay, mínimo: saber que donde ella está no volverá a encontrarse con aquella mujer, no hay lugar para aquella mujer.

 

Presidents of the Republic of Cuba




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Tomás Estrada Palma
(1832–1908)
Moderate Party
20 May 1902 – 28 September 1906
Governors appointed by the United States

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William Howard Taft
(1857–1930)
Governor appointed by the U.S.
29 September – 13 October 1906

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Charles Edward Magoon
(1861–1920)
Governor appointed by the U.S.
13 October 1906 – 28 January 1909
Presidents of the Republic of Cuba
2
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José Miguel Gómez
(1858–1921)
Liberal Party
28 January 1909 – 20 May 1913
3
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Mario García Menocal
(1866–1941)
Conservative Party
20 May 1913 – 20 May 1921
4
Alfredo Zayas of Cuba.jpg
Cuban Popular Party-National League
20 May 1921 – 20 May 1925
5
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Gerardo Machado
(1871–1939)
Liberal Party
20 May 1925 – 24 August 1933
In exile after 12 August 1933

Alberto Herrera y Franchi.jpg
Military
12 August – 13 August 1933
Provisional president

Carlos Manuel de Cespedes y Quesada.jpg
A.B.C. Revolutionary Society
13 August – 5 September 1933
Provisional President
5 – 10 September 1933

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Ramón Grau
(1887–1969)
Cuban Revolutionary Party

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Liberal Party

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Conservative Party

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Cuban Popular Party-National League

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Liberal Party
Presidents of the Republic of Cuba
6
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Ramón Grau
(1887–1969)
Cuban Revolutionary Party
10 September 1933 – 15 January 1934

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Carlos Hevia
(1900–1964)
Cuban Revolutionary Party
15 – 18 January 1934
Provisional President

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18 January 1934
Provisional President

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Carlos Mendieta
(1873–1960)
National Union
18 January 1934 – 11 December 1935
Provisional President

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José Agripino Barnet
(1864–1945)
National Union
11 December 1935 – 20 May 1936
Provisional President
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Miguel Mariano Gómez
(1889–1950)
National Union
20 May – 24 December 1936
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Federico Laredo Brú
(1875–1946)
National Union
24 December 1936 – 10 October 1940
9
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Fulgencio Batista
(1901–1973)
Democratic Socialist Coalition (CSD)
10 October 1940 – 10 October 1944
10
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Ramón Grau
(1887–1969)
10 October 1944 – 10 October 1948
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10 October 1948 – 10 March 1952
12

Fulgencio Batista
(1901–1973)
Military
United Action Party
Progressive Action Party
10 March 1952 – 24 February 1955
Provisional President
24 February 1955 – 1 January 1959


Progressive Party
1 – 2 January 1959
Provisional President


Carlos Manuel Piedra
(1895–1988)
2 – 3 January 1959
Provisional President
13

Manuel Urrutia Lleó
(1901–1981)
3 January – 18 July 1959
14
Allende,Cámpora,Dorticós 1973 (cropped).jpg
Integrated Revolutionary Organizations
United Party of the Cuban Socialist Revolution
Communist Party of Cuba
18 July 1959 – 2 December 1976
Presidents of the Council of State of Cuba

 
Desde 1959 no se han celebrados elecciones en Cuba 

15
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Fidel Castro
(1926– )
2 December 1976 – 24 February 2008


Raúl Castro
(1931– )
31 July 2006 – 24 February 2008
Acting President
16
24 February 2008 – Incumbent



MEMORIAL DAY

tart of the summer season.
USA memorial day
Memorial Day remembers those who died serving the United States military. ©iStockphoto.com/ Alan Crosthwaite

Un 20 de Mayo de una cubanita ex- presa política: Cary Roque.


 Cary Roque. Ex-presa Política Cubana

Periodista Especializada en Temas Cubanos

Memorias de una cubanita nacida el siglo pasado: 20 de Mayo
Comparto con el vecindario esta experiencia, porque por si no lo saben, un 20 de Mayo de 1979, salí de Cuba vía España... ¿Por qué para España, si se suponía que viajara como parte del convenio con la administración de Charter hacia USA?
Porque mi encausamiento (elaborado por el G-2 )señalaba a la cubanita como terrorista etc,etc; pero no era yo la única, nooo!!!
Fuimos alrededor de 200 los desterrados que solamente recibiríamos la entrada a USA a través de un tercer País...La recién estrenada SINA, tenía al frente un personal muy estricto, y cumplía al pie de la letra el famoso convenio recién firmado entre USA y Cuba de anti-terrorismo. Así las cosas tuve que hacer el viaje de Cristóbal Colón al revés.
Sentado a mi lado en el vuelo de Iberia, iba un ex preso cuyo rostro estaba desfigurado por haber pisado una "mina" sembrada por los comunistas para impedir al acceso a la Base Naval de Guantánamo...y yo me pregunte...¿Por que este hombre víctima del terrorismo estatal esta en este grupo? íbamos 200 ex presos en ese vuelo...todos excluidos por la misma razón...Terroristas, porque lo decía el G-2....
Hoy, veo con asombro y encono como miembros del régimen terrorista cubano reciben visado para viajar a conferencias a este País...Ya no hablemos de los famosos ex-agentes de la inteligencia que se pasean por estas calles...Nooo, eso es una tonteria comparado con la presencia del "historiador"Eusebio Leal, y la hija de Raul Castro y Vilma Espin..."la companera Mariela", con guardaespaldas y todo.....
Yo me pregunto si vivo en el mismo País que fue tan "escrupuloso" con las victimas de la dictadura y hoy por hoy tan tolerante con los victimarios...? y me pregunto mucho mas, si  tengo ganas de seguir viviendo en este País.

CARY ROQUE
Una viva muestra del peso que cargó sobre sus hombres la juventud cubana es Cary Roque. Con solo 19 años de edad, trabajaba como locutora y actriz en CMQ Radio, actriz de telenovelas en CMQ Televisión y en la exitosa obra teatral "Los Malditos". Además, estudiaba periodismo en la escuela Márquez Sterling. Como tantos otros jóvenes de su generación, Cary creyó honestamente que la revolución traería a Cuba un estado de derecho sin golpes militares y con un absoluto respeto a la Constitución de 1940.
Poco le duró la ilusión. Casi desde el primer día comenzó a ser testigo de la violencia desatada dentro de la propia CMQ. Se sintió defraudada por la revolución, pero aún más por las represalias en contra de quienes querían desligarse del sistema. El director de la escuela de periodismo, el Dr. Quintana, fue destituido y reemplazado por Carlos Rafael Rodríguez. Los alumnos que no simpatizaban con el nuevo régimen fueron depurados y hasta se les prohibió acercarse a la escuela.
Algo similar sucedía en la CMQ. A diario, las también actrices Violeta Jiménez, Raquel Revuelta y Maritza Rosales, presionaban a todas las demás para que se inscribieran en las recién estrenadas milicias. "¿Cuándo vas a unirte a las milicias, Cary? El domingo hay guardia". Esta pregunta se repetía con marcada insistencia. Un día, en tono conminatorio, Violeta Jiménez la emplazó: "Estoy hablando contigo, Cary Roque, ¿cuándo vas a ser miliciana?" A lo que Cary ripostó: "Nunca, porque yo no nací para andar con un fusil arriba; yo tengo una carrera, una educación, y me gustan los pantalones sólo como ropa de sport, no como uniforme".
Claro está que el círculo se le cerraba cada vez más, pero Cary había prometido a su madre no involucrarse en actividades contrarrevolucionarias y trataba de mantenerse alejada de éstas, aunque participó en alguna que otra reunión política. Pero las promesas se las lleva el viento cuando hay que tomar decisiones mayores. Conoció a Margot Roselló y a pesar de la cautela con que se movía entre tanto revolucionario arribista, se produjo una inmediata identificación política entre ellas. Margot y su hermana Mercedes conspiraban con el MRR, el Movimiento de Recuperación Revolucionaria, cuyo coordinador nacional en ese momento era Máximo Díaz Delgado. Cary comenzó a conspirar en acción y sabotaje; era un hermoso esfuerzo de entrega total y desinteresada, especialmente por parte del Directorio, el grupo estudiantil.
Las tres formaban parte de la misma célula y ayudaron al alzamiento de Lino Bernabé en la Sierra El Escambray. Su esposa, valiente mujer, a pesar de estar embarazada lo acompañó hasta el final. Esta fue una de las últimas operaciones que realizarían.
- El 17 de abril nos encontrábamos Margot y yo en la clínica El Sagrado Corazón con Mercedes, quien había tenido un embarazo extrauterino. La casa de Mercedes, junto al Parque Zoológico, era el cuartel general de operaciones; de ahí salían y para ahí bajaban de El Escambray, era casa de contactos, casa de seguridad, sede de estrategias; todo allí era "Top Secret".
… Desgraciadamente, nuestro grupo fue infiltrado por un muchacho llamado Pepe Silva, a quien Mercedes defendía apasionadamente y juraba que era como un hermano. El trabajaba en la Base de San Antonio de los Baños y allí tenía un contacto muy bueno que nos suministraba granadas, armas y demás. Ese fue su vínculo para entrar al movimiento. Nos denunció a todos y denunció la casa…
…En el hospital, Mercedes nos pidió que nos fuésemos para la casa porque Betty, su niña, estaba sola con la tala. ¡Qué sorpresa nos llevamos! Allí estaba escondido el sobrino de Mercedes, fugado de la cárcel de Santa Clara. Y dentro de la casa, todos estaban presos. La tata de la niña, asomada a la ventana de la cocina, nos abría los ojos indicándonos que algo andaba mal pero ¡olvídate!, no nos dieron chance. Saltaron sobre nosotros con armas largas y al grito de, "cogimos a las que esperábamos "nos apresaron en aquella enorme redada. Hasta el abuelo de las Roselló, sobre su anciano pecho las medallas de veterano de la Guerra de Independencia, cayó preso. Pudo salvarse "El Gordo" Manolo Salvat, que salió con nombre y apellido falsos. Si lo identifican, Manolito hubiera sido un paredón…
…Aquella recogida fue tan grande, tan loca, con cientos de miles de presos, que a veces creo que llegamos al millón. Tras ocho horas de detención en casa de Mercedes, nos llevaron de madrugada para el MINFAR, Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, donde nos esperaba Barba Roja Piñeiro y, junto a él, Pepe Silva. Margot y yo nos miramos y ambas pensamos, "Bueno aquí confirmamos lo que tanto dijimos y Mercedes negaba: Pepe nos ha denunciado". Años más tarde, nos dijeron que lo habían fusilado por robar armas para venderlas…
…¡Caer presas el 17 de abril! Con todos los cuadros de la resistencia listos para cuando llegara la invasión, ésta nos tomó por sorpresa, nos agarró desarticulados y sin información. Nuestros nombres estaban en listas desde hacía mucho tiempo. Nuestras vidas no valían un céntimo:
"¡Paredón, paredón, para saya y pantalón!"
…Barba Roja me lanzó a la cara un montón de fotos tomadas por Pepe Silva durante un trasiego de armas instándome a confesar que las mujeres en las fotos éramos Mercedes y yo. Yo hasta llevaba puestos los mismos espejuelos que en la foto, pero lo negaba una y otra vez. Fueron momentos muy duros. Fusilaron a muchos sin juicio. Por suerte, el esposo de Mercedes ni sabía que ella estaba conspirando, así es que el infiltrado no pudo delatarlo. El pobre hombre estaba lívido al saber lo que estas tres mujercitas venían haciendo en su casa y a sus espaldas. Así y todo, estuvo preso varios meses y salió loco…
…En aquellos días de Bahía de Cochinos, el paredón no cesó de funcionar. Todo preso que tú te encuentres hoy y que estuvo en La Cabaña en aquella época, te contará cómo llegaban a las galeras y decían: "Tú, tú y tú, Fulano, Mengano y Zutano…", sin juicio ni nada. Pero igual sucedía en cualquier estación de policía y aún más en el propio MINFAR…
…A Mercedes la apresaron en el hospital. Le querían quitar los sueros, transfusión y demás, pero su médico se les encaró para explicarles que ella estaba muy grave tras operarla del embarazo extrauterino. Dijo que la mantuvieran bajo custodia, pero que no la movieran. A Margot y a mí nos llevaron, por separado, para el G-2. Aquello era terrible, imagínate que en un solo cuarto habíamos más de 70 mujeres. Allí solo encontré a una conocida, Juanita, que trabajaba en CMQ. A su esposo le ocuparon una planta de radio; él logró escapar y la agarraron a ella. Allí comencé a conocer a las que con los años se convertirían en mis hermanas. Mi verdadera hermana, Gloria, trabajaba con Pan American y la sacaron para Miami, no volví a verla en 20 años…
…Poco después de un mes en el G-2 me trasladaron con un grupo para una casa tapiada a unas dos cuadras de allí; creo que había sido de uno de los dueños de la tienda El Encanto. La habían subdividido en celdas con dos literas cada una; a mí me tocó compartir por mucho tiempo con una muchacha muy inteligente que logró salir en libertad, María del Carmen Muñoz y Grau. Era de la juventud Católica, la Universidad de Villanueva y el Directorio, pero nunca lograron ubicarla y la soltaron. Allí conocí a Reina Peñate y a Noelia Ramírez, a quien apodaríamos "La Preciosa". Allí estuve bajo interrogatorios constantes, de día y de noche, durante dos meses y medio. No me dejaban dormir, a veces me sacaban y me dejaban sola, por horas y horas, en un salón helado…
…El peor de los interrogadores, el más sinvergüenza, era Idelfonso Canales. Me presionaba mucho amenazándome con fusilar a mi padre si yo no hablaba; mis padres ni sabían de mí desde el día 17 de abril, así es que seguro me daban por muerta. Pero, Saturno se come a sus propios hijos y también así la revolución. Al igual que a Pepe Silva, a Canales lo fusilaron por traficar con dólares…
…Un día me dejaron ver a mis padres durante 15 minutos. Mi madre estaba totalmente destruida de los nervios y mi padre era un anciano; en un mes se había puesto blanco en canas. Se ve''ia como que le habían robado la vida. A su pregunta, les confesé que yo era culpable y que allí estaría por muchos años. No volví a ver a mis padres hasta que me trasladaron para Guanabacoa…
…El 22 de septiembre de 1961 se dictó nuestra sentencia en un juicio con Pelayito "Paredón" de juez y Flores Ibarra de fiscal, la combinación clave para la pena de muerte. La pidieron para 18 hombres, y las condenas más severas para Mercedes y Margot Roselló y para mí. Mi abogado, de apellido Fernández, vino recomendado por Dora Rivas, quien estaba defendiendo a Robert Morton, el vice-presidente de la Pepsi-Cola, acusado de ser agente de la CIA y para quien pedían la pena de muerte que luego conmutaron. Éramos 102; nuestra causa era la 238 pero mezclaban causas para confundir y había gente del MRR, de Rescate, y de la Unidad de Apoyo a Bahía de Cochinos. Conmutaron algunas penas, pero fusilaron a siete hombres. Fue un juicio desgarrador, con la sala atestada de familiares que gritaban su angustia cuando dictaban sentencia de muerte. Al finalizar el juicio procedían a la apelación, pero solo rectificaron las penas de muerte y a nosotras tres nos rebajaron las condenas a 20 años.
…En ese juicio condenaron a muerte a Aldo Vera estando prófugo. Al comandante de la Marina de Guerra Revolucionaria, Gonzalo Miranda le conmutaron la pena de muerte. Muchos venían del Movimiento 26 de Julio; era una conspiración netamente salida de las filas de la Revolución. Era un juicio de mucha fuerza por estar involucradas las tres armas, el Ejército, la Marina y la Policía. Importantes personalidades y embajadores estaban presentes, incluyendo el de Inglaterra. Aquello era un constante forcejeo. Tras cada sentencia de muerte el preso quería abrazar a sus hijos, a su esposa, a sus padres, por última vez…
…Cuando terminó el juicio, los familiares se tiraron arriba de los que iban a fusilar y los policías, los cascos militares, los PMs, a culatazo limpio nos golpeaban a todos…hacían un cerco y nos separaban. Mundito, el sobrino de Mercedes, estira las manos y nos dice: "Cuídense", y un PM con bayoneta calada nos da un fuerte culatazo a Mercedes y a mí. Al; tratar de interponerse Mundito, cargó contra él con otro culatazo…todo esto a la vista y gritos de los familiares…
…Los nuestros nos halaban para que no nos metieran en la jaula. Cuando a empujones nos montaron en la jaula para llevarnos a la cárcel de Guanabacoa, los familiares le cayeron atrás a la jaula mientras se oían los gritos de los que iban a fusilar… ¡horrible, horrible! ¡Aquello era Pandemonium! Polín corrió junto a Norma y entonces la arrastraron a ella; Mercedes perdió el conocimiento en pleno juicio y hubo que sacarla en camilla. Éramos 110 acusados y casi 400 familiares. Nunca olvidaré la cara de mi padre apretando los puños y mordiéndose los labios, cargado de impotencia…
...Cuando llegamos a Guanabacoa, las noticias del juicio habían precedido a nuestra llegada y las presas estaban rezando un rosario con María Cristina Oliva, rogando porque no hubiera fusilamientos. Al traer nosotras la mala nueva, se renovaba el dolor de cada una. Si no era el hermano, era el esposo, si no, el hijo. Cuando una iba a juicio, las demás nos quedábamos rezando. Mujeres que hasta ayer fuimos desconocidas, hoy, en el dolor, éramos más que hermanas.
PROHIBIDO OLVIDAR