Mentiras, grandes mentiras y Ciencia Médica

Muchos investigadores médicos han llegado a la conclusión de que los estudios realizados son falsos, exagerados o están mal llevados a cabo. Así que ¿por qué los médicos han llegado a esta sorprendente conclusión, cuando todavía la desinformación está presente en su práctica médica? El Dr. John Ioannidis ha pasado su carrera desafiando a sus compañeros mediante la exposición de sus errores científicos.


Por David H. Freedman, 13 de enero de 2011

En 2001, circulaban rumores en los hospitales griegos de que los médicos residentes del área de cirugía, deseosos de aumentar su experiencia en el uso del bisturí, diagnosticaban apendicitis falsamente a los desventurados inmigrantes albaneses. En el hospital docente de la escuela de medicina de la Universidad de Ioannina, una médico de nuevo cuño, Athina Tatsioni, estaba hablando sobre estos rumores con sus colegas cuando un profesor que oyó la conversación le preguntó si quería demostrar si eran verdaderas, en una actitud casi desafiante. Ella aceptó el reto, y con el profesor y otros compañeros realizaron un estudio formal que demuestra que los apéndices retirados a los pacientes con nombres albaneses en seis hospitales griegos tenían muchas más posibilidades de estar en perfecto estado de salud que los pacientes con nombres griegos. “Fue difícil encontrar un blog que estuviese dispuesto a publicar el estudio, pero lo hicimos”, recuerda Tatsioni. “También descubrí que me gustaba mucho la investigación”. Menos mal, porque el estudio había sido una especie de auditoría. El profesor, que resultó se había estado reuniendo con un equipo de médicos jóvenes excepcionalmente audaz y curioso, estaba llevando a cabo una inusual y controvertida agenda.

La pasado primavera, me senté en una de las reuniones semanales del equipo en el campus de la Escuela de Medicina, a la que se llegaba atravesando una serie de colinas. El edificio en el que nos encontrábamos, como la mayoría de la escuela, tenía el aspecto de un cuartel y estaba adornado con graffitis de carácter político. El grupo se reunió en una amplia sala de conferencias, al estilo de Silicon Valley. Colocados en torno a una gran mesa se encontraba Tatsioni y otros ocho investigadores y médicos, que, en contraste con el personal de los hospitales de los Estados Unidos, parecía un elenco con glamour de una serie de televisión. El profesor, un hombre pulcro y de voz suave, llamado John Ioannidis, la presidía.

Uno de los investigadores, un bioetadístico llamada Georgia Salanti, puso en marcha un ordenador portátil y un proyector, y realizó una presentación del estudio que ella y sus colegas habían realizado, haciéndose esta pregunta: ¿ manipulan las compañías farmacéuticas las investigaciones publicadas para que sus medicamentos sean aprobados? Salanti enumeró los datos que parecían indicarlo así, pero enseguida algunos miembros del equipo la interrumpieron enseguida. Uno de ellos señaló que el estudio de Salanti no abordaba el hecho de que las investigaciones de los medicamentos no medían ciertos aspectos relacionados con los pacientes, como la supervivencia frente a la muerte, y que en su lugar los laboratorios tienden a suavizar los resultados, tales como los síntomas que el paciente expresa ( ya no me duele tanto el pecho). Otro señaló que el estudio de Salanti ignoraba el hecho de que cuando los datos de las compañías farmacéuticas parecían demostrar que la salud del paciente mejoraba, los datos sin embargo no demostraban que el medicamento fuese el responsable, o que la mejoría sólo era marginal.

Salanti mantuvo el tipo y reconoció que las sugerencias eran buenas, pero un solo estudio no puede demostrarlo todo, dijo. Cuando estaba oyendo que los estudios sobre los medicamentos eran muy maleables, Ioannidis, que ya había oído esta música, dio el golpe de gracia: ¿ no sería posible que las compañías farmacéuticas seleccionasen cuidadosamente los temas de estudio, por ejemplo, comparando sus nuevos fármacos con los ya conocidos… realizando malabares con los datos del estudio? “Tal vez algunas preguntas no tienen una respuesta sosegada”, dijo con una amable sonrisa. Todo el mundo asintió con la cabeza. Aunque los resultados de los estudios de los medicamentos a menudo son titulares de los periódicos, uno se pregunta si esto prueba algo. En efecto, dada la amplitud de los problemas potenciales que pueden surgir en la reunión, ¿ ninguna investigación médica tiene la suficiente confianza?

Esta cuestión ha sido fundamental para la carrera de Ioannidis. Es lo que se conoce como un meta-investigador, y se ha convertido en uno de los principales expertos mundiales en los referente a la credibilidad de la investigación médica. Él y su equipo han demostrado, una y otra vez, de diferentes maneras, que muchas de las conclusiones publicadas por las investigaciones médicas, como la receta de antibióticos o medicamentos para la tensión arterial, o cuando se aconseja consumir más fibra y menos carne, o cuando se recomienda la cirugía para enfermedades del corazón o para el dolor de espalda, resultan falsas, exageradas y con frecuencia con efectos no deseables. Acusa que el 90% de la información médica publicada, en la que los médicos confían, es errónea. Su obra ha sido ampliamente aceptada por la comunidad médica, publicándose en las principales revistas del ramo, siendo muy citado, y sus conferencias son multitudinarias. Teniendo en cuenta lo dicho, y que en términos generales su trabajo cumple los objetivos del resto de trabajos en medicina, … Ioannidis puede ser uno de los científicos vivos más influyentes. Sin embargo, le preocupa que la investigación medica sea tan defectuosa, que esté plagada de conflictos de interés, que podrían ser crónicos y resistirse al cambio, pero también podría admitirse públicamente que hay un problema.

La ciudad universitaria donde trabaja Ioannina se encuentra a escasa distancia de las ruinas de un anfiteatro para 20.000 espectadores y del santuario Zeusian, construido en el lugar del oráculo de Dodona. El oráculo se dice que predecía cuando los sacerdotes consultaban a un roble sagrado. Hoy en día, otro roble ofrece a los visitantes la oportunidad de probar la posibilidad de obtener sus profecías. “Cojo a todos los investigadores que llegan aquí, y a todos les digo que hagan al árbol la misma pregunta”, dice Ioanndis al contemplar el árbol al día siguiente de la reunión del equipo. “¿Se aprobará mi beca de investigación?”. Se ríe, pero Ioannidis se sonríe, no tanto por alegría como por suavizar su agudo ataque. Y por supuesto, sugiere que tanta obsesión con la financiación ha debilitado la fiabilidad de la investigación médica.

La primavera vez que tropezó con este tipo de problemas, fue cuando era un joven médico investigador en la década de 1990 en Harvard. En ese momento estaba interesado en el diagnóstico de enfermedades raras, por lo que la falta de datos dejaba a los médicos con poco que hacer, a no ser una dosis de intuición y otra de reglas prácticas. Pero se dio cuenta de que los médicos procedían de la misma manera, incluso cuando se trataba de tratar el cáncer, enfermedades del corazón y otras dolencias comunes. ¿ Dónde estaban los datos concretos que respaldasen sus decisiones de tratamiento? Existía una gran cantidad de información publicada, pero gran parte de ella era poco científica, basada principalmente en la observación de un pequeño número de casos. Una nueva medicina “basada en evidencias” es un movimiento que está empezando a tomar fuerza, e Ioanndis decidió seguir este camino, trabajando primero con destacados investigadores en la Universidad de Tufts, en la Universidad Johns Hopkins y el Instituto Nacional de Salud. Estaba preparado para ello: había sido un niño prodigio en matemáticas en la escuela secundaria en Grecia, y continuó la tradición familiar de sus padres, ambos investigadores médicos. Ahora tenía la oportunidad de combinar las matemáticas y la medicina mediante la aplicación de un rigurosos análisis estadístico, que le parecía un campo sorprendentemente abandonado. “Supuse que lo que hacían los médicos era básicamente correcto, pero ahora quería verificarlo”, dice. “Todo lo que tenía que hacer era revisar de modo sistemático las evidencias, la confianza en lo que se nos decía, y entonces todo iría bien”.

Pero no resultó de esta manera. Estudiando detenidamente las revistas médicas, le llamó la atención cómo muchos hallazgos fueron refutados más tarde por los resultados. Por supuesto, la ciencia médica permanece casi en secreto. Y a veces en los titulares, que aparecen cuando salen a la luz grandes estudios, o los investigadores por consenso dicen que las mamografías, las colonoscopias y las pruebas de PSA son herramientas mucho menos útiles en la detección del cáncer de lo que se había dicho, o cuando los antidepresivos recetados, como Prozac, Paxil, Zoloft, se revelan poco más eficaces que un placebo en el tratamiento de la depresión, o cuando nos enteramos que permanecer durante mucho tiempo al sol puede aumentar el riesgo de padecer cáncer, o cuando se dio el consejo de beber mucha agua durante el ejercicio intenso era potencialmente mortal, o cuando, en abril pasado se nos informó que la ingesta de aceite de pescado, hacer ejercicio y hacer rompecabezas en realidad no ayuda en la prevención de la enfermedad de Alzheimer. La revisión de estudios por otros médicos han llevado a conclusiones opuestas sobre el uso del teléfono móvil, que puede causar cáncer cerebral; o si dormir más de ocho horas por la noche es saludable o peligroso; o si tomar la aspirina todos los días tiene más probabilidades de salvar su vida o de acortarla, y si la angioplastia de rutina es mejor que los medicamentos en el tratamiento de las arterias coronarias.

Pero más allá de los titulares, Ioannidis se sorprendió por la amplitud y cantidad de inversiones realizadas en la investigación médica diaria. “Los ensayos aleatorios controlados”, en los que se compara cómo responde un grupo a un determinado tratamiento frente a otro grupo que no recibe el tratamiento, fue considerado durante mucho tiempo como una evidencia firme, pero también es cierto que los resultados no han sido siempre fiables. “Me di cuenta que incluso en nuestro patrón oro de la investigación se daban muchos problemas”, dice. Desconcertado, comenzó a buscar maneras específicas para demostrar que los estudios iban mal. Y al poco tiempo descubrió que el número de errores que se cometen es sorprendente: sobre la formulación de las preguntas por parte de los investigadores, la manera de concebir los estudios, a la forma de reclutar los pacientes, las mediciones que se tomaron, de cómo se analizaron los datos, a la forma de presentar los resultados, a la forma en la que los estudios particulares se publicaron en revistas médicas.

Esto sugiere una disfunción subyacente, e Ioannidis cree saber el por qué. “Los estudios eran sesgados”, dice. “A veces eran abiertamente sesgados. A veces era difícil ver la tendencia, pero allí estaba. Los investigadores emprenden estudios para obtener ciertos resultados, y los encuentran. Pensamos que el proceso científico es objetivo, riguroso, e incluso implacable para separar lo verdadero de lo que simplemente es un deseo, siendo fácil manipular los resultados, aun sin intención o de forma inconsciente.A cada paso en el proceso hay espacio para distorsionar los resultados, para que tengan más impacto o para seleccionar la conclusión que se espera”, dice Ioannidis. “Hay un conflicto intelectual de intereses en los investigadores: son presionados para encontrar lo que busca la instancia que les financia”.

Tal vez sólo una minoría de investigadores fueron sucumbiendo a este sesgo, pero sus resultados se distorsionaron, teniendo un efecto enorme sobre la investigación pública. Para obtener financiación y publicidad, muchas veces simplemente para mantenerse a flote, los investigadores tienen que publicar su trabajo en revistas de prestigio, donde las tasas de rechazo pueden subir por encima del 90 por ciento. No es sorprendente que los estudios tiendan a hacer todo lo posible para que resulten llamativos. Pero al mismo tiempo, crear una teoría llamativa es fácil, pero comprobar su validez es otra cosa. El colapso de la mayoría de las investigaciones bajo el peso de resultados es contradictorio cuando se analiza con rigor. Si imaginamos que cinco equipos de investigación diferentes intentan probar una interesante teoría, si cuatro equipos prueban correctamente la falsedad de la teoría, el otro equipo, menos cuidadoso, prueba incorrectamente su validez a través de errores, casualidades y selección inteligente de datos. ¿ Los resultados los acaba leyendo el médico en una revista u oyendo las noticias por la noche? Los investigadores a veces pueden llamar la atención refutando un importante hallazgo, que puede ayudar a poner en duda los resultados, pero en general es mucho más gratificante agregar una nueva visión o un sonido excitante que dé un giro a las investigaciones para volver a probar las premisas básicas. Después de todo, tiene que volver a probar los resultados otra persona, y socavar la labor de reputados colegas puede tener repercusiones en su vida profesional.

A finales de los años 1990, Ioannidis se establece en la Universidad de Ioannina. Se puso al frente de un equipo, que sigue intacto en gran medida hoy en día, y empezó a plantearse el problema en una serie de documentos que apuntaban que determinados estudios obtenían resultados falsos. Otros investigadores también han apuntado las tasas alarmantes de errores en la literatura médica. Pero Ioannidis quería conseguir una investigación con datos sólidos, un razonamiento claro, y un buen análisis estadístico. El proyecto se prolongó, hasta que finalmente se retiró a la pequeña isla de Sikinos en el Mar Egeo, donde se inspiró en un entorno relativamente primitivo siguiendo una tradición intelectual. “Un tema dominante de la antigua literatura griega es que se necesita buscar la verdad, no importa lo que la verdad diga”. En el año 2005, hizo públicos una serie de documentos que hicieron tambalear los cimientos de la investigación médica.

También decidió publicar periódicamente en la revista PloS Medicine, donde se plantea la revisión metodológica independiente de lo interesantes que los resultados puedan parecer. Ioannidis traza una prueba matemática detallada, que revela en el caso de que haya moderados niveles de sesgo en el investigador, o técnicas de investigación típicamente imperfectas, y la bien conocida tendencia a centrarse en teorías muy impactantes en lugar de las más plausibles, los investigadores llegan a erróneas conclusiones la mayor parte de las veces. Su modelo matemático predice, en diferentes campos de la investigación médica, las tasas de errores que se corresponden aproximadamente a las tasas observadas en los resultados que fueron posteriormente refutados: el 80% de los estudios no aleatorios ( de lejos el tipo más común) resultaron estar equivocados, el 25% de los ensayos aleatorios, supuestamente el patrón oro de la investigación, y el 10% de los ensayos aleatorios de gran tamaño, el patrón platino. El artículo explicaba la creencia de que los investigadores ayudan a decidir qué estudios se publican, para así suprimir puntos de vista opuestos. “Usted puede poner en duda algunos de los detalles en los cálculos de John, pero es difícil argumentar que las ideas esenciales no sean correctas en absoluto”, dice Doug Altman, un investigador de la Universidad de Oxford, que dirige el Centro de Estadística Médica.

Sin embargo, Ioannidis prevé que la comunidad podría hacer caso omiso de sus hallazgos: muchos trabajos de investigaciones dudosas se publican en revistas, pero los investigadores y los médicos pueden ignorarlos y centrarse en los mejores ¿Cuál es entonces el problema? En otro trabajo se plantearon esta pregunta. De los 49 resultados más respetados de la investigación en medicina en los últimos 13 años , a juzgar por la medición estándar que realiza la comunidad científica: los artículos más citados en las revistas de investigación fueron 49. Estos fueron los artículos que ayudaron a popularizar los tratamientos como el uso de la terapia de reemplazo hormonal para mujeres menopáusicas, la vitamina E para reducir el riesgos de enfermedades coronarias, los stents coronarios (os stents son dispositivos metálicos de diferentes diseños que se introducen en las arterias coronarias y actúan apuntalando su pared. De esta forma se evita la oclusión o cierre brusco de la arteria posterior) para evitar los ataques al corazón, y la aspirina en baja dosis diaria para controlar la tensión arterial y prevenir los ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Ioannidis no se oponía a la investigación, o simplemente a la investigación bien llevada a cabo, pero sí en contra de una investigación de tipo piramidal. De los 49 artículos descubrió que 45 de ellos afirmaban haber descubierto una terapia eficaz. Treinta cuatro de ellos habían sido vueltos a analizar, y 14 de estos, el 41%, se había demostrado convincentemente que la demostración era errónea o exagerada de manera significativa. Si entre un tercio y la mitad de las investigaciones más aclamadas de la medicina obtenían unos resultados pocos fiables, el alcance e impacto del problema es innegable. Este artículo fue publicado en la Revista de la Asociación Médica Americana.

Lo que me llevó de nuevo a la escuela, después de insistir, y que parece lo hace con todos los visitantes, era visitar un lago cercano y seis monasterios situados en un islote. Ioannidis se disculpó por pasarse un poco, explicando con una risa que no confiaba en que pudiera detener este tren. Teniendo en cuenta su voluntad, su entusiasmo, puede dar una bofetada al rostro de la comunidad de la investigación médica. Ioannidis es reflexivo, optimista, inmerso en la sociedad civil plenamente. Escucha con atención, con una frecuente sonrisa y semi-sonrisa de disculpa ante la insistencia en sus argumentos, da a entender un buen carácter. Contesta rápidamente a la pregunta sobre sus motivaciones y su competencia como cualquier otra persona. Un investigador de 45 años, que se presenta como una especie de Giancarlo Giannini, con algo de Mr. Bean.

La humildad y la gracia son útiles para conseguir transmitir un mensaje no siempre de fácil digestión: que los investigadores, aun los más respetados en las instituciones de prestigio, se detienen en lo llamativo de los hallazgos más que en los resultados correctos. Pero Ioannidis pretende que aparezcan los resultados cuestionables en las páginas de las principales revistas médicas, o incluso en los titulares de mañana. Tenga en cuenta, me dice, que la interminable serie de resultados de los estudios sobre nutrición, en los que los investigadores siguen a miles de personas durante un buen número de años, vigilando lo que comen, los suplementos que toman, observan los cambios en su salud a lo largo del estudio. “ Entonces los investigadores se empiezan a preguntar ¿qué hace la vitamina E? ¿Qué hacen las vitaminas C ó D? ?Qué ha cambiado con la ingesta de calorías o proteínas o el consumo de grasas? ¿Qué ha pasado con los niveles de colesterol? ¿Qué tipo de cáncer ha aparecido?. Empiezan entonces a buscar todo tipo de asociaciones y, finalmente, la conclusión es que la vitamina X disminuye el riesgo de cáncer, o un suplemento alimenticio ayuda en el riesgo de contraer la enfermedad”. En una semana del pasado otoño, las páginas de noticias de Google ofrecían los siguientes titulares: “Más grasas omega-3 no ayudan a los pacientes con patologías cardíacas. ¿Sabía que las frutas y las verduras reducen el riesgo de cáncer para los fumadores? Se podrían aliviar los problemas del sueño en la mujer madura… y docenas de historias similares”.

http://www.theatlantic.com/magazine/archive/2010/11/lies-damned-lies-and-medical-science/8269

Un testimonio sobre el tratamiento del cáncer

Transcribimos la carta aparecida en la sección de Cartas al Director de la revista Discovery DSalud del mes de enero de 2011:



En marzo de 2003. con 48 años, fui diagnosticada de un cáncer de colon (a 35cm del ano). Afor­tunadamente en el 1.994 conocí la Nueva Medicina del Dr. Hamer -gracias a Itziar Orube y Dr. Fermín Moriano- y comprendí muchas cosas respecto a la salud y !a enfermedad y cómo el modo en el que vivi­mos los conflictos nos puede complicar la vida En suma, gra­cias a la información que tenía desde el 94 decidí hacerme un escáner craneal para ver real­mente en qué situación física me encontraba Y fui informa­da -gracias a ese escáner- no solo del tumor sino de los dis­tintos tropiezos que había su­frido mi salud a lo largo de la vida y de que, gracias a Dios y a la naturaleza se habían cu­rado sin grandes problemas. Sin embargo me encontré con la dificultad de asimilar la dure­za del diagnóstico. El cirujano que me atendió me dijo que me estaba suicidando al rechazar la operación y el posterior tra­tamiento. Me dijo textualmen­te que si no me operaba en un año estaba muerta. Yo le apos­té un reloj de pared a que pa­sado ese tiempo seguiría viva. Pero la crudeza de sus pala­bras todavía la recuerdo. ¡Pa­rece mentira que quienes están para ayudarte a sanar -en teo­ría- sean capaces de hacerte tanto daño! ¡Es como si te pe­garan físicamente un tiro! Y si un tiro real se puede denunciar, ¿porqué no un diagnóstico que nos ha causado similar daño fí­sico y psíquico? Pasados cin­co años acompañé a una ami­ga a la que este mismo ciruja­no había operado de colon y le pregunté si se acordaba de mí, si recordaba mi caso (no debe ser demasiado frecuente que la gente le diga a sus propues­tas ¡No!). Le recordé que esta­ba viva -era evidente-, que ha­bian pasado. cinco años-no uno- seguia sin operarme y que cinco años atras nos haniamos apostado un reloj de pared . Por supuesto, de pagar su apuesta perdida... nada de nada. En • -uanto a que reconociera-- imposible para su mentalidad y creencia -que estuviera viva y cin tan buen aspecto teniendo cáncer... tampoco. De hecho me contestó: "Asi que no era...". O sea, que ale­graba como excusa que lo mío no era cáncer"... cuando me propuso operarme de inme­diato y tenía hasta la habita­ción preparada para ingresarme . Tambien me "retó" luego a que escribiera un libro contando mi caso o que escribíera a alguna revista, cosa que estoy haciendo ahora por si a alguien puede ayudar mi experiencia .Por supuesto desde el 2003 puse mucho esfuerzo para salir de la situación lo an­tes posible aunque el destino se confabuló para complicar­me la vida en tantas parcelas que ni yo misma daba crédito. Pero a pesar de las circuns­tancias adversas salí adelante. He contado con el apoyo de aquellas personas que saben leer los escáneres y me indi­caron en cada momento có­mo estaba a nivel físico y psí­quico. También me ayudaron a no sufrir excesivamente con los conflictos que complicaban mi vida. Me enseñaron a mini­mizar los problemas, entre ellos, por ejemplo, a que no me afec­tara el miedo a la muerte a cau­sa del diagnóstico que me ha­bían realizado y que me podía haber afectado a los pulmo­nes. Hubo terapeutas que me ayudaron a nivel físico y emo­cional a través de distintas te­rapias. Debo confesar en todo caso que a pesar de mi total confianza en la Nueva Medici­na tuve miedo. Durante los 2 o 3 primeros meses dejé de dormir y la única palabra que había en mi mente era cáncer. Por eso me cuesta creer a aquellas perso­nas que cuando han sido diag­nosticadas de algo serio dicen que no tienen miedo ya que o son unos inconscientes o quie­ren convencer a los demás pa­ra luego convencerse ellos; al­go que en ese sentido puede ser también positivo. Desde que conocí la Nueva Medicina cuando alguien cercano era diagnosticado de cáncer siem­pre intenté ayudarle dándole esperanzas. Pero desde que fui diagnosticada mis palabras llegan mucho mejor a los pa­cientes pues a pesar de los in­convenientes físicos -como la diarrea, el sangrado intestinal dia­rio durante 4 años, los gases, etc.- siempre hice vida normal con algún pequeño intervalo de baja laboral. En suma, lo que quiero compartir con los lec­tores es que el cáncer no es mor­tal. Ni mucho menos. Lo he comprobado incluso con per­sonas que han seguido trata­mientos tremendos. Sí puede ser mortal sin embargo entre quienes sufren los efectos ne­gativos de las terapias con­vencionales y el pesimismo de los médicos que creen siem­pre tener razón. Es decir, si el paciente sobrevive ¡ellos han hecho el milagro!; y si se mue­re ¡ellos ya habían dicho lo mal que estaba la situación! Con lo cual... ¡siempre tienen razón! Aunque he de reconocer que a veces médicos muy serios se sienten atados de pies y ma­nos y aplican el protocolo es­tablecido por miedo a posibles denuncias de personas con po­cos o ningún escrúpulo. Quie­ro por último manifestar la res­ponsabilidad de cada persona en relación a su salud y el de­ber que tiene de tomar sus propías decisiones y no abando­narse al criterio del médico por muy bueno que éste sea Cuan­do afrontamos un diagnósti­co "grave" deberíamos ante todo escuchar a nuestro co­razón y dejarnos guiar por su sabiduría; aunque no coincida con la opinión de la gente que nos rodea y nos quiere. Rei­tero mi agradecimiento por la valiosísima información que nos ofrecen cada mes aunque no siempre sea capaz de en­tenderla en su totalidad. Un cordialísimo saludo,

Mª Antonia Salazar (Bilbao)

Contestación del director:

Nos congratula comprobar que hay personas que, co­mo usted, superan diag­nósticos de muerte porque piensan por sí mismas y no dejan su salud y su vida en manos de los médicos. Es­pecialmente en el caso de quienes se limitan a aplicar los protocolos farmacoló­gicos impuestos a los pro­fesionales de la salud por la gran industria farmacéu­tica sin ejercer el libre albedrio. Pero es que hoy a los médicos se les amenaza con retirarles la licencia si no hacen lo que se les ordena. ¡Como si hubiera trata­mientos oficiales que obli­gatoriamente los médicos han de seguir! Tal creencia es absolutamente falsa. Y el miedo que los médicos tienen a sugerir a sus en­fermos lo que consideran mejor para ellos según su leal saber y entender com­pletamente absurdo. Nin­gún juez -salvo que se tra­te de un ignorante o de al­guien corrupto- va a con­denarles nunca por eso. Aun­que en algunos colegios médicos haya infiltrados de la industria intentando conseguirió. En suma, le agradecemos muy sinceramente su carta y le felicítamos por su valentía y sentido común. En cuanto a la Nueva medicina instamos a los lectores a leer en nuestra web -www.dsalud.com~ lo que hemos publicado sobre ella en distintos números. Ca­be asimismo recordar que el Dr. Ryke Geerd Hamer es miembro de nuestro Consejo Asesor -al igual que el Dr. Fermín Moriano, du rante años íntimo colaborador su­yo- desde su creación.

Sniace Torrelavega: una empresa obsoleta y peligrosa

La planta de Sniace (“Sociedad Nacional de Industrias Aplicaciones Celulosa Española, Sociedad Anónima) se instala en Torrelavega en 1941 y sufre una reconversión industrial y tecnológica en 1981, diversificando su producción. Actualmente se dedica principalmente a la producción de celulosa para la elaboración de fibras como la viscosa, un producto muy empleado en la confección de tejidos textiles ( según la página web de la empresa se utiliza en quirófanos y hospitales, en la construcción, en la moda, en la restauración o en el hogar ).

El proceso de obtención de la viscosa, o rayón, que también recibe ese nombre, se elabora a partir de la celulosa obtenida de la madera, y se sigue este proceso:

INMERSIÓN: La celulosa es disuelta en sosa cáustica
PRENSADO: La solución es prensada por rodillos para eliminar el exceso de líquido
PASTA BLANCA: Las hojas prensadas son despedazadas o trituradas para producir lo que se conoce como “pasta blanca”
ENVEJECIMIENTO: Se consigue exponiendo la “pasta blanca” a la acción del oxígeno
XANTACIÓN: La “pasta blanca” envejecida es mezclada con disulfuro de carbono en un proceso conocido como xantación
PASTA AMARILLA: La xantación modifica la composición de la mezcla de celulosa resultado un producto llamado “pasta amarilla”
VISCOSA: La “pasta amarilla” es disuelta en una solución cáustica para formar viscosa
MADURACIÓN: La viscosa se deja reposar durante un tiempo, dejando que madure
FILTRADO: Tras la maduración, la viscosa es filtrada para eliminar cualquier partícula no disuelta
DEGASIFICACIÓN: Cualquier burbuja de aire es eliminada de la viscosa por presión
EXTRUSIÓN: La solución de viscosa es extruida a través de un molde parecido a una alcachofa de ducha con agujeros muy pequeños
BAÑO ÁCIDO: Una vez que la viscosa sale del molde permanece sumergida en ácido sulfúrico, resultando los filamentos de rayón.
ESTIRADO: Los filamentos de rayón son estirados para fortalecer las fibras
LAVADO: Las fibras son lavadas para eliminar cualquier residuo químico
CORTE: Si lo que se desea producir son filamentos, el proceso acaba aquí, si no se sigue con el entretejido.
La celulosa se trata con un álcali y disulfuro de carbono para formar viscosa.


De todo este proceso, nos vamos a detener en el disulfuro de carbono, utilizado, según se puede leer, en la xantación de la pasta obtenida, de modo que modificando la composición se convierte en la “pasta amarilla”. Veamos qué dice de este compuesto químico
( http://training.itcilo.it/actrav_cdrom2/es/osh/ic/75150.htm) :
“Es altamente explosivo e inflamable, sobre todo si se mezcla con el aire/vapor. Su inhalación produce confusión mental, vértigo, somnolencia, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, irritabilidad, alucinaciones…, pudiéndose absorber a través de la piel. En la ficha se seguridad también se dice que hay que prestar una especial atención al agua, de la que debe estar alejado el disulfuro de carbono. Para su almacenamiento debe estar contenido en un depósito irrompible, sellado, presenta un punto de inflamación a -30ºC e ignición a 90ºC, por lo que es preciso mantener refrigerado de forma constante y tener una vigilancia especial para evitar fugas o errores en su manipulación.
El contacto prolongado o repetido con la piel puede producir dermatitis. La sustancia puede afectar al sistema cardiovascular y al sistema nervioso central, dando lugar a enfermedades coronarias, alteraciones neurocomportamentales severas, polineuritis y psicosis.
La experimentación animal muestra que esta sustancia posiblemente cause efectos tóxicos en la reproducción humana.”

Estamos por tanto ante una sustancia extremadamente tóxica y peligrosa, con múltiples efectos sobre la salud de las personas y el medio. Pues bien, éste es el producto químico presente en las instalaciones de Sniace, y que mantienen en depósitos sumergidos en el agua de los estanques.

El jueves 29 de noviembre de 2007, el periódico Diagonal
( http://www.diagonalperiodico.net/Vivir-en-Torrelavega-constituye-un.html?var_recherche=sniace) publicaba un artículo en el que se exponía el grado grado de contaminación de Torrelavega, y denunciando lo poco que por parte de las Administraciones se está haciendo en este sentido. Ecologistas en Acción solicitó entonces la declaración como “zona de atmósfera contaminada”:

“Esa declaración habría obligado a las empresas más contaminantes a instalar medidores en sus chimeneas y a reducir significativamente sus emisiones. Sin embargo, los portavoces de todos los grupos políticos, con la excepción de la concejala de la Asamblea Ciudadana por Torrelavega, rechazaron esa declaración, basándose en que la situación no es tan grave como en 2006 y se está corrigiendo. Los datos del Centro de Investigación del Medio Ambiente (CIMA) contradicen esa afirmación. En la estación de medición de Barreda, el número de superaciones del límite horario de protección a la salud, en el caso del SO2, se ha triplicado respecto al año pasado; y lo mismo ocurre con el umbral inferior de evaluación de protección a la salud en la estación de Minas”

Pero la realidad de las instalaciones de esta empresa es mucho más preocupante de lo que pudiera deducirse de las informaciones anteriores, ya de por sí graves. Desde el año 1981, año de su reconversión y diversificación, no se han realizado ningún tipo de mejoras o arreglo de las instalaciones, así que el aspecto y las condiciones son penosas: tuberías y depósitos oxidados, remiendos hechos con trapos y sujetos después con un alambre o cinta aislante, medidas de seguridad desfasadas o que no funcionan, presencia de escombros en lugares de trabajo y otra chatarra que dificulta el movimiento dentro de las naves, hierros peligrosos…. Piénsese que se está manejando disulfuro de carbono, no una simples piedras de construcción.

Todo esto se mantiene con la connivencia de la clase política cántabra, desde los que están en el gobierno hasta la oposición, luego nos hablan de la honestidad del señor Revilla y otros; de los sindicatos, que callan como muertos, de los trabajadores, que ven peligrar sus puestos de trabajo, y una parte muy importante de la propia sociedad de Torrelavega, que también calla en connivencia con aquellos.

Todo sea en aras del desarrollo de una comarca y una localidad y el mantenimiento de una “riqueza” y unos puestos de trabajo a costa de lo que sea. Cuando se vaya a poner una prenda de viscosa piense en toda lo que cuesta, en lo referente a la salud y en vivir encima de una potencial bomba.

Fuente: http://esto-es-una-mierda-masomenos.blogspot.com/2010/12/sniace-torrelavega-una-empresa-obsoleta.html

Modificar nuestros hábitos alimenticios: una cuestión de supervivencia para la humanidad

Por el doctor Jacques Lacaze, 12 de enero de 2011

El problema de los recursos naturales y de la salud de la población del planeta se planteó con fuerza una vez más en los estudios de un gran Instituto público. La pregunta que surge sobre el actual sistema: ¿ la globalización capitalista ultraliberal ( buscar por todos los medios disponibles la obtención de exhorbitantes ganacias inmediatas) que afecta a todos los ámbitos de la vida ( agricultura, medicamentos, transporte…) es compatible con un verdadero desarrollo sostenible, un genuino sistema de asistencia sanitaria al que se enfrenta la humanidad a día de hoy, que nos permita sobrevivir?

Bajo el título “Para preservar el planeta, el hombre debe cambiar su dieta”, el diario Le Monde (lemonde.fr) conjuntamente con la AFP, con fecha 12 de enero de 2011, ha publicado un informe realizado por investigadores del INRA.

Como la dieta se caracteriza por un alto contenido en calorías de origen animal, la presión que se ejerce sobre los recursos naturales es muy importante”, dicen los investigadores del INRA ( Instituto Nacional de Investigación Agronómica).

Según el Informe, los países ricos deben consumir menos carne en su dieta y poner fin al caos que puede suponer alimentar a 9.000 millones de personas en el año 2050, preservando los recursos del planeta.

Examinando la cuestión de la subsistencia de los seres humanos en el año 2050, el informe “Agrimonde”, fruto del trabajado iniciado en 2006, responde a dos escenarios: el bienestar inmediato y el desarrollo sostenible. Se trata de un verdadero avance, dice el estudio realizado por el INRA y el Centro Internacional de Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD)

Obviamente, no es porque se vaya a comer menos que alguien que vive en el Sahel se vaya a comer mejor”, matiza Sandrine Paillard, directora de la Unidad de Estudios Prospectivos del INRA, “pero está claro que si todo el mundo sigue comiendo tanta carne, la presión sobre los recursos naturales no van a poder sostenerse”. Por promedio, una persona consume unas 3.000 kilocalorías por día. Sin embargo, las diferencias son muy grandes, pues se pueden alcanzar las 4000 en los países ricos de la OCDE, 4500 en los Estados Unidos, frente a sólo 2.300 en el África subsahariana.

Reducir el consumo de carne

El estudio se centra en el desarrollo sostenible, estimando los investigadores que las 3000 kilocalorías por día deben ser distribuidas de un modo más equitativo en el mundo. Se puede postular que “no se debe aumentar aún más la presión sobre los recursos naturales”. En el Norte, se trataría de reducir la ingesta de calorías en un 25%. “Esto es muy importante”, dijo Sandrine Paillard.

Los medios para lograr esto son múltiples e involucran a toda la cadena de producción y consumo. En primer lugar, se deben reducir “las pérdidas en el consumo”, que pueden elevarse hasta el 30% en los países ricos. En el punto de mira están los residuos, incluidos los alimentos desechados por haber caducado su fecha de consumo óptimo, a menudo confundida con la fecha de caducidad. “La industria alimentaria también se protege, ya que la fecha de caducidad no refleja necesariamente la realidad de la seguridad alimentaria”, sugiere la investigadora.

Este escenario también supone una nueva política de salud pública “más ambiciosa” , que luche contra el exceso de comida y las enfermedades relacionadas, se indica en el informe. En el año 2003, 1,3 mil millones de adultos de todo el mundo presentaban sobrepeso, incluyéndose 400 millones de obesos. Por lo tanto, no sólo hay que comer menos, sino comer de una forma diferente, y en particular, limitar el consumo de carne: la producción de rumiantes se ha incrementado en un 40% entre 1970 y 1995. Un escenario sostenible supone que la proporción de calorías provenientes de vegetales debe ser de 2500 kilocalorías, frente a las 3000 de hoy en día.

… La sra. Paillard recuerda que el agua necesaria para producir un kilo de patatas es de 100 litros, pero para producir un kilo de carne de vacuno se precisan 13.000 litros de agua.

Este esfuerzo se podría hacer casi sin darnos cuenta. En el año 2050, las personas con más de 60 años representarán el 20% de la población mundial, frente al 10% de la actualidad. “ Las necesidades calóricas para estas personas es menor, de modo que el envejecimiento de la población puede contribuir a hacer posible una reducción del consumo medio de alimentos en los países ricos”, se escribe en el informe.

Para saber más, visite www.cirad.fr

http://www.jacques-lacaze.com/article-lutter-pour-survivre-64836573.html

Las Guerras Secretas de Fidel Castro

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Las Guerras Secretas de Fidel Castro -

OGM: mitos, falsedades, supersticiones

Por la Dra. Vandana Shiva, 10 de enero de 2011

En el mes de febrero, el Ministro de Medio Ambiente de la India, Jairam Ramesh, impuso una moratoria sobre la berenjena Bt. Ahora está favoreciendo los ensayos con caucho modificado genéticamente en Kerala. Un Estado libre de transgénicos. El jefe de Gobierno de Kerala, V.S. Achutnandan y el Ministro de Agricultura de Kerala, Ratnakaran Mullakkara, también reiteraron su compromiso de mantener a Kerala libre de transgénicos.

El Sr. Jairam Ramesh ha declarado que el caucho GM no es transgénico, es decir, que no tiene genes de especies no relacionadas. Esto es totalmente falso. Mientras que el gen MnSOD procede del caucho, el MnSOD ha sido obtenido mediante modificación genética. Contiene el CaMV35S, un virus que se utiliza como propulsor, un marcador de la resistencia a los antibióticos NPT II (kanamicina) y un gen transmisor de la CUS de las bacterias (E.Coli). Colocar virus y bacterias en una planta es una modificación genética. El Ministro de Medio Ambiente no debe engañar al país sobre la cuestión de los organismos modificados genéticamente, que tienen profundas consecuencias.

El caucho modificado genéticamente se está desarrollando para difundir el cultivo de caucho más allá de Kerala, siendo resistente a la sequía. Sin embargo, la resistencia a la sequía mediante ingeniería genética produce un efecto pleiotrópico, lo que significa que un sólo cambio genético puede causar efectos fisiológicos no deseados a través de la planta.

Investigadores que intentaban desarrollar una planta tolerante a la sequía, han descubierto que la expresión de un gen tolerante a la sequía puede tener efectos impredecibles y no deseados en otras características, incluyendo el rendimiento y la calidad. Al igual que un equipo informático sobrecargado de información se vuelve lento, los genes asociados con la tolerancia a la sequía frenen el desarrollo de la planta, dando lugar a plantas más pequeñas y a una floración tardía. Según un informe elaborado por Australia’s Grain Research & Development Corporation, “Las consecuencias son indeseables. Esto equivale a una pérdida de rendimiento por una posible sequía en los años favorables” (Ref._ Informe ETC).

Los investigadores del Centro Internacional de Investigaciones de Cultivos para las Zonas Climáticas Semiáridas (ICRISAT) de la India, también señalaron el inconveniente de trabajar con genes de respuesta al estrés en los cultivos transgénicos. En un artículo del año 2007, escriben: “ El control de las plantas transgénicas en condiciones de estrés, y la comprensión de los efectos fisiológicos de los genes insertados en la planta, siguen siendo retos importantes a superar. La ingeniería genética no es, pues, una tecnología fiable en cuanto a la tolerancia a la sequía”.

Además de los riesgos ecológicos de la adición de virus y bacterias en las plantas, el caucho modificado genéticamente promueve el monocultivo y elimina la biodiversidad. Mediante la sustitución de los cultivos para alimentación en otras regiones, se va agravando la crisis alimentaria en la India, que ha privado a la mitad de los niños y un tercio de los adultos a obtener su cuota adecuada de alimentos, sanos y nutritivos.

Otra controversia sobre los OGM se ha producido por las declaraciones del miembro del CPM Politburo, S. Ramachandran Pillai, quien en un seminario en Kerala dijo que es una superstición oponerse a las semillas transgénicas. El Sr. Pillai argumentaba que las semillas transgénicas permiten aumentar la productividad y evitan la malnutrición, y que no se debe estar ciegamente en contra de la ciencia y la tecnología.

La ciega aceptación de los organismos modificados genéticamente como una solución para el hambre sí que es real, porque la superstición en la ingeniería genética no aumenta el rendimiento de los cultivos. Se trata de una herramienta burda sobre la base de una ciencia reducionista que ignora las últimas novedades en los campos de la ecología genética, la epigenética y la economía agrícola. La Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (IAASTD), llevada a cabo por más de 400 científicos durante más de 4 años, han afirmado categóricamente que el futuro de la seguridad alimentaria no se encuentra en la ingeniería genética. Ésta es la más reciente evaluación de la ingeniería genética disponible en la comunidad científica. La ingeniería genética es una tecnología imprevisible, ya que se basa en malas prácticas científicas, reducionista y mecanicista, que no tiene en cuenta la complejidad y la autoorganización de los seres vivos.

Como dice el Manifiesto del Conocimiento de la Asociación Internacional sobre el Futuro de la Alimentación y la Agricultura, los siguientes principios son generalmente aceptados por la comunidad científica:

1.- La vida y los sistemas no vivos están interconectados de forma dinámica, de tal manera que cualquier cambio en un elemento necesariamente conduce a consecuencias no predecibles en otras parte de la red;

2.- La variabilidad es la base del cambio y la adaptación, mientras que su ausencia conduce inevitablemente a la muerte;

3.- Los sistemas vivos interactúan de manera recíproca con el medio ambiente.

Un ejemplo de este enfoque reducionista es el llamado “Enviropigs”, que han sido diseñados con genes de ratones y de la bacteria E. Coli para excretar menos fósforo. El problema no es, por supuesto, el propio fósforo. El fósforo es un nutriente que las plantas necesitan. Sin embargo, la cría intensiva de decenas de miles de cerdos convierten este nutriente en un contaminante. El exceso de fósforo escurre hacia las aguas superficiales, produciéndose el crecimiento de algas, que impiden que la luz solar alcance los niveles más profundos, consumiendo el oxígeno disuelto, matando peces y otros organismos. Enviropigs no es una solución verde. Mantiene un sistema violento que tortura a los animales, mantiene un sistema de fábricas contaminantes y desarrolla una agricultura no sostenible, que utiliza diez veces más proteínas del grano utilizado como alimento que las obtenidas de la carne que produce. Esto sí que contribuye a una crisis alimentaria.

Es hora de abandonar las anteojeras reducionistas que permiten a la ingeniería genética ser vista como una solución sostenible y segura contra el hambre. Necesitamos una ciencia real y una sostenibilidad real, no una pseudo ciencia y una pseudo sostenibilidad ofrecidas por las empresas y los científicos al servicio de las multinacionales. La alternativa a un cerdo modificado genéticamente es un cerdo criado en libertad. La alternativa a los monocultivos de caucho modificado genéticamente extendido por todo el país es promover la producción basada en la biodiversidad ecológica para promover la seguridad alimentaria a través de un aumento de la producción, así como la adaptación al cambio climático.

Las herramientas de la agroindustria corporativa son herramientas para el lucro. No pueden ser consideradas como la medida de la ciencia. La adopción de herramientas y paradigmas de la ciencia social es la presa de las supersticiones corporativas.

Como dijo Einstein, los problemas no pueden resolverse con la misma mentalidad de quienes los creó.

Tenemos que ir más allá de los monocultivos de la mente y de la crudeza del reducionismo mecanicista, en el que se basan las supersticiones de las falsas soluciones de la ingeniería genética.

http://foodfreedom.wordpress.com/2011/01/10/gmos-myths-falsehoods-superstitions/

Comprar, tirar, comprar

Ayer domingo, la cadena 2 de RTVE emitió el documental “Comprar, tirar, comprar”, sobre la obsolescencia programada, o lo que es lo mismo, la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar el consumo.

El documental ya se puede ver en la web de RTVE:

Baterías que se ‘mueren’ a los 18 meses de ser estrenadas, impresoras que se bloquean al llegar a un número determinado de impresiones, bombillas que se funden a las mil horas… ¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?

La 2 de Televisión Española emitió el pasado domingo en prime time “Comprar, tirar, comprar” un documental que nos revela el secreto: obsolescencia programada, el motor de la economía moderna.

Rodado en Catalunya, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ghana, Comprar, tirar, comprar, hace un recorrido por la historia de una práctica empresarial que consiste en la reducción deliberada de la vida de un producto para incrementar su consumo porque, como ya publicaba en 1928 una influyente revista de publicidad norteamericana, “un artículo que no se desgasta es una tragedia para los negocios”.

El documental, dirigido por Cosima Dannoritzer y coproducido por Televisión Española, es el resultado de tres años de investigación, hace uso de imágenes de archivo poco conocidas; aporta pruebas documentales y muestra las desastrosas consecuencias medioambientales que se derivan de esta práctica. También presenta diversos ejemplos del espíritu de resistencia que está creciendo entre los consumidores y recoge el análisis y la opinión de economistas, diseñadores e intelectuales que proponen vías alternativas para salvar economía y medio ambiente
Una bombilla en el origen de la obsolescencia programada

Edison puso a la venta su primera bombilla en 1881. Duraba 1500 horas. En 1911 un anuncio en prensa española destacaba las bondades de una marca de bombillas con una duración certificada de 2500 horas. Pero, tal y como se revela en el documental, en 1924 un cártel que agrupaba a los principales fabricantes de Europa y Estados Unidos pactó limitar la vida útil de las bombillas eléctricas a 1000 horas. Este cártel se llamó Phoebus y oficialmente nunca existió pero en Comprar, tirar, comprar se nos muestra el documento que supone el punto de partida de la obsolescencia programada, que se aplica hoy a productos electrónicos de última generación como impresoras o iPods y que se aplicó también en la industria textil con la consiguiente desaparición de las medias a prueba de carreras.
Consumidores rebeldes en la era de Internet

A través de la historia de la caducidad programada, el documental pinta también un fresco de la historia de la Economía de los últimos cien años y aporta un dato interesante: el cambio de actitud en los consumidores gracias al uso de las redes sociales e Internet. El caso de los hermanos Neistat, el del programador informático Vitaly Kiselev o el catalán Marcos López, dan buena cuenta de ello.
África, vertedero electrónico del primer mundo

Este usar y tirar constante tiene graves consecuencias ambientales. Tal y como vemos en el reportaje, países como Ghana se están convirtiendo en el basurero electrónico del primer mundo. Hasta allí llegan periódicamente cientos de contenedores cargados de residuos bajo la etiqueta de ‘material de segunda mano’ y el paraguas de una aportación para reducir la brecha digital y acaban ocupando el espacio de los ríos o los campos de juego de los niños.

Más allá de la denuncia, el documental trata de dar visibilidad a emprendedores que ponen en práctica nuevos modelos de negocio y escucha las alternativas propuestas por intelectuales como Serge Latouche, que habla emprender la revolución del ‘decrecimiento’, la de la reducción del consumo y la producción para liberar tiempo y desarrollar otras forma de riqueza, como la amistad o el conocimiento, que no se agotan al usarlas.

Fuente: Ecologistas en Acción