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En el Metro, teatro para mirones en la Ciudad de México

La Biznaga realiza intervenciones artísticas en espacios públicos, dentro de una caja los actores encarnan a personajes de la Revolución. (Foto: Especial )

Una serie de 30 escenificaciones al interior de “cajas voyeristas”. La compañía lucha contra el prejuicio de “si está en la calle, no tiene calidad”.

El tumulto alrededor de una caja de madera llena de hoyos por todas sus caras, abandonada a media calle y en la que la gente se asoma sin pudor, parece imitar las célebres imágenes de Enrique Metinides, donde los mirones de la vía pública eran captados in fraganti.

Gemidos, movimientos, voces altisonantes surgen del breve espacio de una caja de dos metros por uno, la cual estimula el morbo de los transeúntes, quienes se arremolinan alrededor, atraídos por la curiosidad de saber qué pasa adentro.

Se trata de las “cajas voyeuristas”, un escenario efímero y móvil que toma por asalto lo mismo un parque, una estación del Metro o una plazuela, para provocar que el peatón rompa con su cotidianidad y se deje llevar por la curiosidad.

“Las cajas es un escenario donde el público se convierte en voyeur, en mirón de algo a lo que no fuimos invitados”, señala Dora García, fundadora de la compañía de teatro independiente La Biznaga.

Producida con el apoyo del programa de coinversiones del Fonca, La Biznaga propone “intervenciones teatrales en el Metro y en los espacios públicos de la Ciudad de México”.

Es una serie de 30 escenificaciones al interior de las cajas en las que dos actores encarnan a héroes revolucionarios o personajes populares, mientras desarrollan seis breves historias, con duración de 5 a 15 minutos. Los mirones se enterarán lo mismo del más grande secreto jamás revelado que de cómo en la intimidad, Maximiliano abofetea a Carlota antes de morir colgado. En otra escena podrán ser testigos del enjuiciamiento que, en su lecho de muerte, le realiza una mujer a Pancho Villa por sus conductas machistas.

A punto de cumplir once años, La Biznaga cuenta con 14 actores, además de los creativos y la producción. La agrupación realiza lo mismo musicales, cabaret, comedia y drama, pero hace cuatro años comenzaron una búsqueda que resultó en lo que llaman teatro de intervención.

“Es una de las ramas más fuertes: salir a la calle a encontrarnos con el publico de manera directa y sin dejar de hacer teatro. Se trata de intervenir un espacio público invitando a artistas a este hecho teatral de proximidad”, detalla.

“Es forma en cómo dices un poema o haces cómplice a un transeúnte cuando va abordo de un vagón del metro y no sabe que es teatro lo que haces, montando una ficción que raya en la realidad, siempre acompañado del elemento sorpresa”, comenta Dora García.

Sobre la experiencia de explorar el espacio público apunta que siempre estudia el lugar a intervenir, los valores artísticos y las relaciones sociales existentes.

“Es el mejor escenario para compartir emociones de manera directa y que se debería explotar más. La gente es honesta, si le gusta se queda y al final te agradece. A mí eso me inspira, la calle es muy generosa pero los apoyos son difíciles y remamos contra el prejuicio de que ‘si está en la calle no tiene calidad’”.

Sobre la crítica explica que “hacemos crítica amable y amorosa no panfletaria. El hecho de estar en estos espacios ya es una crítica en sí misma. Estos lugares crean espacios teatrales que connotan intimidad, y lo que más sorprendente es que la gente sigue siendo generosa, capaz a leer una carta a un ciego, ayudar a una novia perdida”, refiere.

Para Dora García la estructura oficial del teatro actual no ayuda mucho a las compañías innovadoras que buscan nuevas formas de vincularse.

“Había gente en los teatros pero nos volvimos demasiado intelectuales y nos olvidamos de ellos. La otra es que hay inequidad en la distribución del presupuesto y apoyos a un pequeño círculo que siempre se beneficia”.

Fuente: Milenio

Cuando el video sube al escenario

DIÁLOGO. "En la obra que escribí, el video es un personaje más", dice Casado Rubio Foto: Alejandra Bratín

Por Natalia Gelós
Para LA NACION - Buenos Aires, 2010

Una mujer sola reza y rompe en llanto junto al ataúd de su amada. Y mientras el cuerpo de su compañera se vuelve imagen y pasado, Rosa, la que pena, se convierte en una persona invisible para la familia de su pareja, para la ley y para la sociedad. El diálogo entre el amor y la muerte es el centro de Es inevitable , ópera prima del madrileño Diego Casado Rubio, que combina el aire del teatro clásico español con los recursos más modernos, lo que en este caso da por resultado un teatro cinematográfico que incluye tráiler, video y una exquisita interacción entre el escenario y la pantalla.

Con las excelentes actuaciones de Estela Garelli, Patrizia Alonso y Lorena Viterbo, el año pasado la obra se mantuvo durante nueve meses en el Teatro La Carbonera, en San Telmo. Este año, las críticas favorables y el visto bueno del público vuelven a acompañarla, todo un fenómeno dentro del circuito independiente. Y es que, entre otros atractivos, Es inevitable brinda la oportunidad de ver cómo el teatro sale airoso y transformado de su encuentro con el cine.

Casado Rubio llegó al país en 2005. Desde entonces, escribió una novela, el guión de un largometraje que obtuvo una beca de la Fundación Carolina y filmó Al borde , mediometraje que, según dice, "tiene mucho de Mujeres al borde de un ataque de nervios , pero a la argentina". Formado en el lenguaje cinematográfico, el madrileño conoció a Mariela Asensio cuando ella dirigía Hotel Melancólico . Allí empezó a interesarse en el teatro e inició el camino que lo llevaría a crear Es inevitable .

El director describe el proceso creativo de la obra como un devenir natural, en el que el bagaje audiovisual fluyó de manera espontánea. "Cuando me senté a escribir Es inevitable , necesitaba hablar de la muerte, y así fue como me vino la imagen de una mujer llorando. Quería que la obra empezara con una mujer y un cajón. Desde la escritura, empecé a incluir video, porque para mí la única manera de volver reales esas imágenes en el teatro era a través de lo cinematográfico. Quería que un personaje saliera de un video en tamaño real y que pareciera una persona. Me gustaba la idea de lograr esa tridimensionalidad que tiene la obra, entre la realidad y la fantasía, en la que la fantasía no es sólo lo puramente teatral. Podría haber usado el recurso de una mujer de carne y hueso, con una luz que simulara un fantasma, pero no. Ese efecto lo consigo a través de la imagen, que es lo único que queda después de la muerte. Así logro esa metáfora."

Incorporar nuevas tecnologías es un riesgo y potenciar las posibilidades poéticas del texto es el desafío para aquel que intente fusionar ambos mundos. Casado Rubio tiene claro ese riesgo, pero no le preocupa. "Cuando está bien integrada con la historia, la herramienta tecnológica conecta y fascina. En teatro podemos recrear un tren con sonido pero eso es algo que ya hemos visto y vivido. Utilizar el video es como el cine de 3D; es una nueva herramienta que puede gustar o no pero que ciertamente conduce a nuevos mundos."

-¿Todo depende del uso que se le dé?

-Sí, el gran tema es ése. Y eso depende de si el director es autor o no, porque para esto es fundamental saber contar una historia. Lo importante es que la herramienta no sea un capricho o una mera escenografía. Porque el riesgo es que lo audiovisual pase a ser un elemento más dentro de lo técnico, y me parece que ésa no es la labor que debe tener el video.

-¿Es inevitable sólo es posible gracias al video?

-Bueno, sin videos no funcionaría, porque el video es un personaje más dentro de la obra. Aunque lo esencial sigue siendo el papel, la historia y su verdad.

Esa historia habla, por un lado, de la indefensión humana ante ciertas cuestiones universales y, por otro lado, de un tema actual y polémico: los derechos de las parejas homosexuales. En ese sentido, Es inevitable es reivindicativa, aunque no recurre al subrayado innecesario.

Al mismo tiempo, Casado Rubio también está a cargo de la realización audiovisual de El anatomista , la obra dirigida por José Maria Muscari, basada en la novela de Federico Andahazi. A Muscari, este artista español lo conoció en 2008, por intermedio de Mariela Asensio. El encuentro se produjo en la obra Crudo , dirigida por ella, que se basaba en la vida del creador de Catch . A partir de entonces, trabajaron juntos en cinco proyectos.

Con El anatomista , Casado Rubio fusiona en su video el erotismo y la religión para sintonizarlas con la puesta general. En ese caso, la experiencia es diferente a la de Es inevitable . "En El anatomista , la propuesta de Muscari tiene su sello, que ya es casi una marca registrada -explica-. Él decide y lo que hace es lo que él quiere ver. Al principio me agobié, porque no seguía la idea. El video se limita a acompañar a un gran elenco. La música de Gustavo Santaolalla y el vestuario de Renata Schussheim tampoco son la obra en sí. El video está presente e introduce al espectador en la historia."

Mientras prepara Se alquila , su próximo proyecto teatral, Casado Rubio rescata la integración de lo cinematográfico como una manera de abrir el juego y de convocar nuevos espectadores. "El video -dice- le aporta un grado de modernidad importante a lo teatral y conecta al espectador con el entrenamiento visual que la dramaturgia ya posee. No basta conectar sólo con los amigos o aquellos que forman parte del mundo del teatro, el teatro independiente tiene que ser convocante. El año pasado, Es inevitable estuvo nueve meses en cartel y eso que nadie me conocía como director. De alguna manera, lo audiovisual es un atractivo que vale la pena desarrollar."

Fuente: La Nación