Mostrando entradas con la etiqueta San Lúpulo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta San Lúpulo. Mostrar todas las entradas

San Lúpulo 2013: santificados sean tus IBUs.


Queramos o no reconocerlo, la mayoría de cerveceros somos un tanto frikis (bueno, según el compañero Fran, también los hay snobs, iniciados… pero parece que son minoría) así que nos hacen faltan muy pocas excusas para montarnos una fiesta y luego contar las batallitas… Cuando no son armarios, es el beeranoo la navidad, el #IPAday y cuando no los santos… Sí, sí, habéis leído bien… ¡santos!. Y es que tal y como nos descubrieron el año pasado los compañeros de Cervecearte, existe un santo muy cervecero y con muchos IBUs llamado San Lúpulo de Capua. Así que, ¡¡a beber lúpulo se ha dicho!!

La cosa es que en mi armario últimamente escasean bastante las elaboraciones sobradas de lúpulo así que haciendo una especie de all-in pokeriano pero a lo cervecil he conseguido encontrar cuatro elaboraciones que se podrían acoger a esta especie de oda a los alfa-ácidos.

---

- Naparbier / Zombier Hoptopus from outer space IPA, en “Hopcuentros en la octava fase”.

Nos encontramos ante una IPA que hicieron los navarros de Naparbier a principios del verano en colaboración con el conocido distribuidor Zombier y cuya botella tenía guardada desde entonces, en una especie de afrenta a ese tiempo que tan en contra juega de nuestro querido, fresco y aromático lúpulo. Así que cualquier descripción dada a continuación en principio debería distar bastante de la cerveza fresca y lupuladita que idearon para refrescar el verano y no para tomar tantos meses después.


El aspecto es inmejorable, con un bonito y limpio color anaranjado coronado por una espuma blanca y de buena retención. En nariz es más suave de lo esperado, intuyo que por el tiempo de espera y/o quizás por el vaso (otro caso a favor de mi cruzada en contra de la pinta americana para retener aromas). Destacan notas dulzonas y acarameladas acompañadas por naranja, melocotón y ligerísimamente fruta tropical tipo piña, además de un vago recuerdo resinoso. En boca posee una carbonatación muy atenuada y bien integrada, es tremendamente fácil de beber, con las citadas notas cítricas y resinosas, acompañadas por un intenso toque amargo, muy largo y persistente, sin que el aparente toque maltoso percibido en nariz lo amortigue demasiado. Muy bebible, refrescante y ligera. En conclusión, una nueva muestra del amor que le tienen estos navarros al lúpulo y el amargor. Personalmente la esperaba más ligera y más sabrosa, aunque repito nuevamente que dudo que cualquier tipo de conclusión sacada a estas alturas tenga alguna validez ya que estamos ante una cerveza hecha para consumir muy fresca.


- Toccalmatto Oceania, en “Saison… el otro lado de la fruta”.

Al bueno de Bruno Carilli le encanta jugar con los lúpulos y esta saison italiana con variedades neozelandesas y australianas es una buena muestra de ello.


En aspecto llama la atención su color amarillo pálido además de la elevada carbonatación que se consagra en una espuma de aparencia frágil, abierta y poco persistente. En nariz destacan recuerdos especialmente citricos a limón y naranja, muy frescos y sugerentes, acompañados por fruta de la pasión y en segundo plano algo de pan pero sin un claro predominio del característico dueto terroso/especiado de las saison. En boca es muy curiosa, refrescante y ligera, con predominio de las notas propias de lúpulos de las antípodas como fruta tropical, fruta de la pasión, pomelo, algo de piña, naranja amarga, acompañadas por una ligera acidez y marcada astringencia. En segundo plano y dejando toda esa frutosidad aparece un claro recuerdo especiado que no sabría definir y que se asemeja a nuez moscada y cardamomo. Tiene una carbonatación viva aunque menor de lo esperada por el aspecto. Una cerveza realmente muy peculiar ya que al intentar mezclar mentalmente una típica saison y una IPA no me imagino este resultado. En conclusión, una gran cerveza, muy refrescante y en la que personalmente mejoraría esa carbonatación y redondearía ese toque agrio/astringente para terminar de hacerla más bebible si cabe.


- Nogne & Rennaissance & 8 Wired For Awesome, en “El Hobbit 3: Bilbo en la isla desnuda” (*).

En este caso nos encontramos con una elaboración hecha por un tridente demoledor que mezcla tres de sus más conocidas elaboraciones: la noruega Nogne con su #100, y las neozelandesas Rennaissancey 8 Wired con Stonecutter Scotch Ale y Hopwired IPA respectivamente, un triplete que también he tenido el placer de probar.


Servida en copa llama la atención su color caoba profundo, prácticamente opaco, con una espuma beige alucinantemente compacta. En nariz es una auténtica maravilla, con recuerdos a toffee, caramelo, frutos secos, un curioso toque vinoso ligeramente avinagrado, mucha fruta confitada, ciruela, cereza, recuerdos vagos a madera, lúpulo leñoso y afrutado. Incluso se llega a intuir un ligero toque a hoja de tabaco. En boca no se queda atrás, nuevamente dulzona y acaramelada con la citada abundancia de fruta en confitura pero al mismo tiempo una acidez avinagrada y un toque cítrico del lúpulo que corta todo y la hace fresca y más accesible de tomar. Una pasada los matices que recuerdan a madera, toffee, vainilla y frutos secos. El alcohol (9%) está maravillosamente bien integrado. Una especie de scotch ale corpulenta pero más fresca, lupulada y menos empalagosa de lo habitual, realmente peculiar pero en definitiva un auténtico cervezón.

(*) Nogne Ø significa “isla desnuda” en noruego.


- Adams Innovation, en “Imagine, by Hop Lennon”.

El nombre nos lo dice todo, ya que innovación en forma de lúpulo es lo que vamos a encontrar en esta inglesa. Bueno, es cierto que los lúpulos foráneos no son precisamente una novedad en UK pero aún así no deja de ser llamativa la permeabilidad con la que este mercado, aparentemente tan clásico y conservador, ha integrado la moda del lúpulo también como propia.


Centrándonos en la cerveza posee un aspecto atractivo, muy limpio, con un precioso color ambarino claro y una espuma blanquecina cremosa con buena retencion. En nariz entran sugerentes recuerdos cítricos a pomelo, limón, algo de níspero y melocotón, acompañado todo ello por una base maltosa acaramelada muy suave. Muy aromática, fresca y atractiva. En boca entra también refrescante y muy equilibrada a pesar del protagonismo del lúpulo. Seca y astringente, otra vez con los recuerdos cítricos tipo pomelo y fruta tropical a piña. Una cerveza ligera y muy bebible en la que a pesar del lúpulo y la carbonatación ligeramente subida, no esconde el carácter inglés. Lo malo, que la botella solamente sea de 33cl… ;)



Y con este particular hop-lifting cierro el cuarteto con el que he querido honrar al santo y me despido de él hasta el año que viene, aunque intuyo que hasta entonces vendrán unas cuantas excusas más para poder disfrutar de las buenas cervezas… ¡Que viva el santo lúpulo!

Honrando al santo Lúpulo.



Que te den ideas para escribir posts es estupendo, pero si además es con algo tan curioso y divertido como lo es la invitación de los compañeros de Cervecearte, mucho mejor.

La propuesta toma el relevo, unos meses después, de aquel par de posts en los cuales el compañero Birraire nos emplazó a compartir virtualmente unas cervezas. Si alguien tenía algún tipo de dudas sobre el punto freak que alcanzamos ya no solo los bloggers sino gran parte del mundillo cervecero actual en general, para muestra un botón, y de los grandes: hoy 14 de octubre celebramos San Lúpulo(os lo había advertido), lo cual en definitiva no deja de ser otra excusa más para beber buena cerveza.

Con un nombre como el de este blog a priori las opciones son muchas, y si son extremas, mejor. Pero no. En primer lugar, para honrar a nuestro querido (y desde hoy también santo) Humulus lupulus, he pensado en hacerlo con una cerveza que nos trajimos de nuestro periplo por la Bretaña francesa: St. Georges Pale Ale Houblonée. Sobre la microcervecera poco os puedo decir ya que fuera de la información disponible en su blog no hay mucho más donde escarbar. En cuanto al porqué de la elección, siguiendo con el citado frikismo, vendría casi a modo de rito/plegaria cervecero-meteorológica, para ver si así, con una buena y refrescante pale ale, dejamos aparcado de una vez este dichoso y caluroso verano otoñal que está asolando (al menos) el levante peninsular.

En lo referente estrictamente al contenido, esta cerveza turbia (sin depósitos) de color amarillo apagado forma una abundante y consistente espuma blanca de larga duración. En nariz se presenta muy cítrica y afrutada, con notas de naranja, piña, melocotón, fresas, y en segundo plano más dulzonas, como a bizcocho de manzana. Muy sugerente. En boca entra fluida y bastante carbonatada, con notas a fresa y grosella, pero también a pomelo, naranja, piña y melocotón, que a parte de una acidez bien atada aportan también un cierto toque astringente. De medio trago hacia el final aparecen el amargor, marcado pero no estridente. Final seco y cítrico con recuerdos a levadura. En conclusión, una cerveza interesante, que recuerda a sus vecinas belgas lupuladas, e ideal para empezar una buena sesión cervecera.

Tras la primera y muy refrescante elección bretona pensamos que había que dar un paso adelante para demostrar más si cabe nuestra profunda devoción por el apreciado y verde santo. Teníamos una cerveza a la cual no le encontrábamos el momento, así que la sorpresa santoral vino como agua de mayo, o para ser más precisos, de octubre. Se trata de la Nogne Ø 500, una Imperial IPA que la reconocida cervecera noruega de la O rayada sacó para conmemorar su batch número #500, elaborada con 5 lúpulos, 100 IBUs, 10% de alcohol… En fin, una sarta de números a cual más tentador y que ya de por sí constituirían una tentadora excusa. Pero es que además, y aquí viene la verdadera razón de dicha elección, este 14 de octubre se encuentra justo en medio de los dos cumpleaños de quienes están detrás de éste blog, con lo que la excusa es doble.

Nos encontramos ante una cerveza de aspecto inmejorable, color caoba con reflejos rojizos, apenas turbia, con una bonita espuma beige de burbuja minúscula que resiste como puede y sin mucho éxito hasta terminar en un fino y débil anillo. En nariz es fabulosa, dónde se entremezclan un dueto formado por lúpulo resinoso, leñoso y cítrico (recuerda a limón y piña) junto con notas más dulzonas, ligeramente acarameladas, como a melaza y también bizcocho, y más de fondo también madera. En boca entra untuosa, casi jarabeada, con una carbonatación de burbuja muy pequeña y a la vez tremendamente bien integrada. Desde un inicio destaca una sensación cálida además del lógico amargor que domina a lo largo de todo el trago. Destacan notas potentes de resinas, bizcocho y algo de caramelo de fondo, pero que gracias al pomelo y el limón consiguen un trago para nada empalagoso. Potente, de trago largo, sí, pero excelentemente bien compensada y nada cansina.

Y así, con esta verdadera obra maestra, damos por finiquitado nuestro pequeño homenaje a la citada florecilla. Esperemos que hasta el próximo 14 de octubre caigan en vuestras (y nuestras) manos muchas y muy ricas cervezas, alguna de las cuales tengan como protagonista al lúpulo… ¡Santificado sea el gran Humulus lupulus!