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Entrevistas: Joan Montasell (Birralta).



En el evento que Zombier montó para celebrar su primer aniversario en Mataró tuvimos el placer de conocer a Joan Montasell, la cabeza pensante y actuante de Birralta Homebrewing. Quedamos muy gratamente sorprendidos con su persona y con su excelente cerveza así que decidimos hacerle una entrevista para que nos presentara su proyecto. Acompañadnos, merece la pena.


 ¿Cómo empieza todo?

Allá por el último año de la licenciatura (2009) consigo una beca para ir a la Katholieke Hogeschool Sint-Lieven de Gante (Bélgica) durante 5 meses, en un proyecto de investigación basado en la mejora de la vida útil de la cerveza. Parte de las tareas realizadas durante esta estancia se basaban en análisis químicos de cervezas comerciales, elaborar cerveza en una planta piloto de 50 litros así como el entrenamiento sensorial. Así empieza todo, se aprende mucho y se absorben muchos conocimientos.

Poco después, en 2010, termino la licenciatura en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, en 2011 hago un máster en Biotecnología Alimentaria y ahora mismo estoy cursando el doctorado en el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) en el ámbito de la Tecnología Alimentaria.


Y desde ahí a Birralta…

En febrero de 2010, una vez finalizada la estancia, decido empezar la elaboración de cerveza a nivel homebrewer. Aprovechando el espacio que hay en casa (Sant Cebrià de Vallalta), se habilita una zona para la elaboración. El 3 de marzo de 2010 lanzo la primera receta, una pale ale de 6% con Fuggle, y hoy en día ya he elaborado 40 recetas distintas: Ale con ratafía casera, con miel de naranjo, con castañas, con saúco, con flores de hibisco, weissbiers, con chocolate negro y menta, de fermentación espontanea (aunque el resultado fue espantoso), lager lupuladas, saisons, otras con frutas autóctonas de la zona, entre muchas otras. Entre todas destacaría la “Maduixet”, la primera que se ha elaborado comercialmente al por mayor. Se trata de una cerveza con tan sólo 3,5% alc., con un 50% de cebada y un 50% de trigo, y sobretodo muchas fresas del Maresme, las cuales son muy jugosas y aromáticas.


Una segunda receta que vio la luz este verano pasado fue la cerveza con cerezas d’en Roca (autóctonas de Arenys de Munt, Maresme). Por desgracia las pocas existencias se terminaron rápidamente. La cereza d’en Roca es un fruto extremadamente estacional (mucho más que la fresa) y solamente se puede consumir durante junio/julio. El próximo junio la elaboraremos de nuevo.


¿Y cómo surge el nombre de Birralta?

Etimológicamente Birralta proviene de la unión de los términos “birra” y “Vallalta”.


¿Quienes formáis Birralta?

Por el momento solamente estoy yo, aunque recibo ayuda de familiares y amigos cuando se los necesita!


¿Cuáles fueron las máximas dificultades con las que te encontraste al ponerte a elaborar cervezas con tan poca graduación y con ingredientes tan peculiares?

La primera dificultad fue sin duda el hecho de sacar las hojas de cada fresa una a una. Es realmente laborioso… por no decir una cruz. Puedes estar hasta 4 horas seguidas solamente limpiando fresas sin parar. Pero bueno, todo sea para innovar con cervezas nuevas!



Por lo que nos comentabas vemos que te gusta elaborar cervezas que se salgan de la norma, con algún producto local y/o peculiar.

Bueno, como sabéis, la cerveza tiene 4 ingredientes: agua, malta, lúpulo y levadura. Birralta tiene la inquietud de poner siempre un quinto, y en caso de no utilizarlo se potencia alguna de las características de la malta o del lúpulo. La cerveza tiene que ser siempre rara y/o curiosa, sin dejar de ser buena, por supuesto!


¿Hay alguna/s cervecera/s en la que te inspires y/o que admires?

En todas y en ninguna en concreto. Cualquiera de las cervezas que pruebo, me gusta imaginarme la receta y como la podría reproducir, pero a mi manera. Por ejemplo, durante el crucero de cervezas Mare de Birra quedé enamorado del aroma de una IPA que probé (lo siento, no recuerdo el nombre!). Al cabo de unos días, mi pareja Anna estaba comiendo un caramelo de saúco, y sorprendentemente olí el mismo olor. Tenía que plasmar ese aroma en una de mis cervezas como fuera! De este modo fue cuando pensé en el saúco para elaborar una de mis recetas. El resultado no tuvo nada que ver con la original, pero la cerveza resultó ser bastante buena (Carlo de De Struise y Thomas de Mikkeller la han probado y vamos a decir que no hicieron malas caras!).


Y en cuanto al futuro próximo, ¿podemos hablar de una micro propia?

De momento, debido a los estudios de doctorado, la actividad se centrará en seguir elaborando más recetas curiosas y hacer en grandes cantidades aquellas más atractivas, elaborándola en microcervecerías de terceros. Invertir tiempo y dinero en una fábrica propia es, hoy por hoy, inviable. Pero todo llegará…



Viendo tu filosofía, ¿cómo ves la tónica habitual que ha reinado durante los últimos años de lanzarse a invertir los ahorros en las instalaciones de una micro?

¡Eso es muy bueno! Yo porque estoy medio ocupado, que sino también me lanzaría! Cuando más instalaciones haya, mas enriqueceremos nuestra cultura cervecera sin duda! Aunque es posible que nunca igualemos a los niveles de conocimiento que tienen otros países (desde el punto de vista científico y técnico), el hecho de tener muchas micros favorecerá la diversificación de estilos. Aquí es cuando tenemos que empezar a sustituir parcialmente las recetas inglesas o americanas (que todo el mundo hace) para hacer nuevos estilos más propios. Con las materias primas que tenemos aquí en nuestra tierra, junto con la buena gastronomía… lo tenemos muy bien!


Dejando los lógicos amiguismos a un lado, ¿podrías nombrarme algún ejemplo de cerveza local que creas que es un buen ejemplo a seguir y por qué?

Sinceramente creo que aún es temprano para tener referencias locales, ya que todos estamos en proceso de aprendizaje. Hay que recordar que este es un sector aún muy “joven”. Lo que sí que es un ejemplo son las micros, y a la vez distribuidores y vendedores finales, que trabajan duro para convencer a la gente que hay algo más que la típica lager del bar.


Y para terminar, ¿cuándo podremos encontrar tus cervezas en el circuito habitual de tiendas físicas/online y si nos podrías decir alguna otra receta que esté a punto de ver la luz a parte de la Maduixet y la cerveza de cerezas d’en Roca?

Debido al trabajo hay poco tiempo para dedicarse a la elaboración de un modo continuo, pero dentro de lo que se pueda, se harán esfuerzos para que estas cervezas se expandan tanto como se pueda, ya sea online o mediante tiendas especializadas.

En relación a las nuevas recetas 2013, tengo en mente las siguientes:

Hoppy lager (nombre por determinar) - Cerveza lager de 5%, con dry-hopping de Nelson Sauvin y refermentada en botella con levadura ale para mejorar su perfil organoléptico.

Cherryful Fate – Aunque también contendrá cerezas, esta cerveza será un tributo a la banda danesa Mercyful Fate. La cerveza vendrá a ser una Saison de 8% alc., y las cerezas no son para enamorar… es solo para dar un toque “rojo-infernal” a la cerveza. Como la buena música siempre me acompaña durante las elaboraciones, que menos puedo hacer para homenajearla! Ya en el mayo del 2011 en el festival de la cerveza de Copenhague (Ølfestival København 2011), presenté en el concurso de homebrewers Hop Bomb Challenge una stout lupulada llamada Black Betty, de la canción de la banda Ram Jam. Qué buena es!! (La canción, por supuesto)

¡Salud!


* Tanto el logo como todas las fotos utilizadas son de Joan Montasell y por lo tanto tienen sus respectivos derechos de autor.

Entrevistas: Manuel Baltasar, Cervecería Freiburg.



Hace unos meses charlábamos con Sven (Drunk Monk), alguien a quien considero un referente ya no solo a nivel cervecero sino también a nivel personal. Pues hoy en el blog me apetece recuperar la sección de las entrevistas con un colega suyo, Manuel Baltasar, más conocido como Manolo, la cabeza más visible de la cervecería Freiburg en L’Hospitalet de Llobregat. Como muchos de vosotros ya sabréis, se trata de una gran persona y cuyo trabajo y dedicación se desprenden desde la barbaridad de referencias con las que trabaja y nos da envidia día a día, a mil y un detalles más cómo pueden ser sus ricos bocadillos o la pasión y la llanura con la que trata a la clientela. Acompañadme, que os aseguro que es bien interesante.


¿Cómo y cuando empezó tu andadura en la cervecería?

Pues todo esto empieza hace unos 16 años cuando el actual Freiburg era una cafetería. Se trasladó y al quedar vacío el local mis jefes deciden salirse del mundo del café y empezar con este proyecto. Fue algo difícil porque todos veníamos del café y esto era nuevo. Aún recuerdo mis comienzos con todas las industriales de siempre…


El año pasado se cumplieron nada más y nada menos que 15 años desde la apertura. ¿Cómo ha ido desarrollándose todo hasta consolidarse en la referencia que es actualmente?

Esto empieza a chutar con el mundo cervecero, hace unos cuatro años aproximadamente. Hasta entonces se conocía poca cosa en Barcelona, a no ser que te pasases por aquellos típicos locales de siempre que solo tenían cerveza belga. Recuerdo que empecé con una alemana de grifo, Warsteiner, y alguna belga, en fin, lo que copiaba por ahí. Hasta que un buen día conocí una cerveza americana que me cambio totalmente la vida y desde ese momento me volví muy atrevido y muy curioso por probarlo todo. Ya me daba igual el país, lo que quería era probar y probar.


¿En todo este tiempo ha habido algún tipo de evolución en las preferencias de tu clientela?

La gente ha ido cambiando y mucho. Hay algo que siempre les digo, que sean atrevidos y prueben, que no pasa nada. La excusa perfecta era que sino me la bebía yo, y vaya si me fue bien…


En la misma línea, ¿cuáles son las cervezas que actualmente tienen más salida en tu local? ¿Botella, barril, alemanas, belgas, americanas, artesanas locales…? ¿Y por el contrario qué tipo de cervezas constituyen un asunto fatigoso de vender?

En estos momentos lo que mas se mueve son las cervezas americanas, por igual en botella y barril, aunque he de reconocer que están entrando muchas cervezas del norte de Europa y tienen mucha aceptación. La verdad que las cervezas que mas me cuesta vender son las de trigo, me sabe mal decirlo pero no es mi estilo y vaya si se nota.


En su día algún pajarito me habló de un récord de tiempo en liquidar un barril de cerveza. ¿Qué nos podrías contar al respecto?

En ese sentido puedo estar muy contento, siempre hay cervezas que la gente adora. Creo recordar que un barril de Pura Pale de Agullons no llegó a los 10 minutos. También ocurre con los de Naparbier, son un éxito y sus barriles vuelan.


Para aquellos que trabajan con cartas de cerveza mucho más reducidas, ¿qué les dirías sobre cómo consigues llevar adelante un repertorio tan colosal?

Pues esto si que es difícil y de verdad. Intento estar siempre informado de lo que sale al mercado y se pueda traer, pero como decía antes soy muy valiente en ese sentido y por eso tengo tantas cosas. Suelo guiarme mucho por mis gustos y eso es algo que he de mirar porque de trigo encuentras dos o tres a lo máximo y en cambio de porter y stouts hay una barbaridad.


Cómo sabrás de leer el blog, considero imprescindible ligar la cerveza con la comida cuando visito cervecerías. No son pocas las veces que me encuentro locales con cartas magníficas para beber pero cuyo pie renqueante es que no ofrecen nada para comer o como mucho algunos aperitivos que no pasan de meras bolsas de patatas fritas. En su día, hablando con un buen amigo que como tú trabaja al “otro” lado de la barra me comentaba que dónde él vive la gente sale a las cervecerías únicamente para beber. En este sentido, ¿cómo lo ves y qué tal os funciona la comida en vuestro bar? ¿Hay mucha gente que se sienta en vuestra barra para beber únicamente?

Esto de tener cosas para acompañar para mi son muy necesarias. Poder tomarte la cerveza que te gusta acompañada de cualquier cosa para picar es lo mejor que hay. En el Freiburg pocos se van sin comer… de eso ya me encargo yo, ¡jajajajajaja!


Vamos con unas cuantas preguntas cortas a nivel personal: ¿Cuál ha sido la evolución, si la ha habido, de tus preferencias? O por ser más concreto, ¿cuál era la cerveza que bebías con asiduidad hace 10 años y cuál es ahora? ¿Me podrías decir una cerveza que exista desde antes de todo este boom que estamos viviendo actualmente que no podrías dejar de beber? ¿Por el contrario algún estilo de cervezas que no puedas con él?

La verdad es que con el tiempo los gustos van cambiando y hay días para todo y según el momento pero recuerdo que me encantaba la Triple Karmeliet y ahora me pierdo por una IPA. Una cerveza que siempre me ha gustado y me sigue gustando es Krombacher y quizás el estilo que menos me gusta son las de trigo, pero con esto no quiero decir que no las tome pero si que es verdad que sólo las pruebo un poco. Supongo que me falta entrar más en ese estilo.


Desde tu posición privilegiada, ¿cómo ves la cerveza artesana que tenemos hoy en día? Nivel medio de las elaboraciones, facilidad de venta…

La pregunta es difícil. Veo que el panorama cervecero ha subido como la espuma, cada vez más y más, cosa que me alegro porque esto es un bien para todos. Lo bueno es que la gente puede probar y comparar pero reconozco que cada vez somos más exigentes con nosotros mismos y hay alguna que te decepciona. Aunque esto último hay que verlo como algo positivo puesto que lo están intentando y cada vez se pueden superar un poco más. El tema de la venta todavía cuesta un poco, quiero pensar que hay veces que el precio les hace comparar y hay es donde las artesanas salen perdiendo. Todavía tenemos esa mentalidad que lo de fuera es mejor.


¿Crees que todo lo que estamos viviendo ha venido para quedarse o temes que pueda ser una moda pasajera?

Estoy convencido de que esto va a más. Esto es un placer para los sentidos y de estas cosas no se puede prescindir. Muchos piensan que es un lujo pero yo lo veo desde otro punto y pienso que como todo lo bueno en la vida hay que disfrutarlo a sorbitos, una buena pinta al día y no 5 quintos en el bar de debajo de tu casa. Creo que todavía queda mucho por venir y será bueno.


Trabajando con tantos elaboradores y distribuidores, incluso conociendo lo que hacen otros colegas tuyos en la hostelería cervecera, ¿cómo ves los precios que se mueven, tanto a nivel consumidor como a nivel hostelería?

El tema de los precios es muy delicado, pero diría que somos un país de pillos y eso se nota y mucho. Está la oferta y la demanda y en eso no nos podemos meter, pero sí que podemos exigir calidad a la hora del almacenamiento, tener información detallada y un servicio, algo que muchos cobran en sus facturas y después no ofrecen.


Relacionado con la pregunta anterior, ¿crees que la cerveza está viviendo al margen de la situación económica que estamos atravesando?

Creo que por desgracia nada hoy en día vive al margen de la situación económica del país. Hay que mirar adelante con optimismo y si te viene un bajón yo recomiendo una buena cerveza, porque otra cosa no podemos hacer.


Cambiando de tercio, en vuestro local tenéis una cerveza propia aunque contratada en las instalaciones de una micro. ¿No te ha picado el gusanillo de la elaboración?

Sí que te pica el gusanillo y de hecho hay por ahí algún proyecto entre tres que tiene muy buena pinta, pero es solo un proyecto. De todos modos reconozco que lo mío es venderla.


Y para terminar, seguro que hay algún pecadillo inconfesable por ahí que nos puedas contar, ya sea alguna cerveza que consumes de forma habitual y que no está tan bien vista como otras o, qué sé yo, alguna mala costumbre relacionada con beber cerveza como hacerlo en vasos de tubo, copas heladas… ¡A confesarse!

¡Jajajajajaja! ¡Qué pícaro! La verdad es que me sabe mal reconocerlo pero soy muy pijo con la cerveza, aunque si que es verdad que muchas veces en la playa por no ir al chiringuito me he inflado de AURUM… no os la recomiendo, ¡jajajaja!



Y esto es todo. Manolo, ya sabes de mi admiración por tu trabajo diario y por conseguir lo que has conseguido. Un placer como siempre y ya estoy deseando visitar de nuevo el Freiburg para tomarme uno de esos bocadillos primorosos acompañados de cualquiera de tus buenas cervezas. ¡Un abrazo y hasta muy pronto!

Laugar Brewery (1). Entrevista.



Esta semana vamos a dedicar dos post a la gente de Laugar, una cuadrilla bien maja que seguramente os habréis cruzado en más de una ocasión ya que con sus típicas txapelas han ido recorriendo lo más granado de las ferias cerveceras peninsulares, siempre repartiendo buen rollo y armando mucha fiesta. Para que les conozcáis un poco más hoy hablamos con Eneko.


¿Quiénes estáis detrás del proyecto?

Como responsables directos somos por el momento cinco txalaos, aunque cada día es más grande la familia de "laugarianos" que nos apoya y nos anima.


¿Cuándo y por qué os lanzasteis a la elaboración de cerveza?

Cansado de la prácticamente única alternativa de estilo de cerveza comencé a hacer cerveza en casa. Tras algún festival en la zona de Catalunya, pude visitar la fábrica de Bleder, en la que más tarde me pondría en contacto con Salvador Fortea para trabajar en su fábrica. Creo que es muy importante la mención del Maestro Salvador por la gran oportunidad que me dio y que la tenemos muy presente todos nosotros. Gracias a él los conocimientos se multiplicaron, además pude conocer a mucha gente del mundo con la que más tarde hemos coincidido en festivales y mantenemos una gran amistad.

Finalmente el proyecto se pone en marcha en Octubre del 2011 siendo tres y más tarde se incorporarían las dos últimas joyas de este proyecto para completar el equipo que somos hoy.


¿Cómo fueron los inicios y las máximas dificultades con las que os encontrasteis?

Podemos decir que hasta ahora las cosas han sido bastante sencillas gracias al apoyo recibido. Marina tiene parte de culpa también al meternos en el camino, apostando por nosotros para dar el salto en el festival que organizaron, el "Birrasana 2012", y que para nosotros fue el punto y aparte tras la muy buena aceptación del público.


¿Por qué el nombre de “Laugar”?

Se trata de una contracción de dos palabras en Euskera, "Lau" + "garagardoak" (Cuatro + cervezas). Elegimos este nombre tras una larga crazy braining storm regada con unos sabios brebajes, los cuales ayudaron a lubricar las grandes neuronas que hay tras este gran juego de palabras. También ayudo el hecho de que para hacer cerveza simplemente es necesario 4 ingredientes básicos (agua, malta, lúpulo y levadura).


¿Cuáles son las variedades que elaboráis actualmente?

Todavía no tenemos unas elaboraciones fijas, ya que nos gusta jugar con nuevos retos e investigaciones y no podemos mantener una tirada constante aunque tenemos varias que intentamos continuarlas, como son: Gorri, Pasote, Ehun IBU, CCVII IBU, Tripa, Ortobeltz y Txorrañejo, que intentamos tener sobre todo para ferias.

 Foto sacada del blog de Jordi Expósito, Cerveza Artesanal en Catalunya. Aquí el enlace.


¿Cuáles son grosso modo las maltas y lúpulos que usáis?

Bueno en este momento la maltas que usamos son de Alemania, tenemos en mente utilizar otras maltas cuando nos sea posible. Con relación al lúpulo utilizaríamos muchas más variedades si no fuese tan difícil conseguir ciertos lúpulos. Actualmente trabajamos con americanos, ingleses y estamos en fase de pruebas con otros como los de Nueva Zelanda entre otros.


¿Qué pensáis que os falta por mejorar en vuestras cervezas?

Siempre se puede mejorar todo y en este caso se podría empezar por los medios de elaboración, a partir de aquí es cuestión del gusto de cada maestro cervecero y de la experiencia que cada uno tengo sobre fermentaciones, es en este último punto el que más necesidad de ser mimado y controlado necesita, sin restar importancia a los demás, ya que las fermentaciones son el alma de la cerveza.


¿Dónde elaboráis por el momento?

Elaboramos en un local que tenemos acondicionado para ello, es pequeño pero nos da muchas alegrías.


¿Y cuántos litros elaboráis?

Inicialmente fabricábamos con una braumeister de 50L. En estos momentos fabricamos con una maquina 100L de diseño y fabricación propia (¡casera vamos!), con la que estamos realizando diversas investigaciones.


¿Qué queréis ofrecer al público con vuestros productos?

Lo que en un principio queríamos y cada vez más gente demanda, cervezas de calidad y diferentes a las habituales, intentando sorprender en algunas de ellas, dándoles un toque más gastronómicas.


¿Qué opináis sobre el auge del movimiento artesanal existente en la península ibérica? ¿Qué tipo de futuro le auguráis?

Cada día es mayor la demanda y la cantidad de fábricas. Es un buen momento para la cerveza, el cual hace que la "competencia" entre fábricas haga aumentar la calidad y las ganas de ofertar nuevos productos. Este auge puede tener un gran futuro si lo cuidamos, haciendo las cosas bien y ayudándonos entre todos, ya que siempre habrá alguien que te quiera poner la zancadilla. Si se observa el caso de otros países con mayor recorrido se puede ver que tras muchos años sigue habiendo un gran movimiento.


Dejando los lógicos amiguismos a un lado, nombrad dos cerveceras artesanales de la península que penséis que sean un ejemplo a seguir y por qué.

Es una decisión difícil como para elegir a dos. Naparbier es un buen ejemplo por su trayectoria, han ido de menos a más y siempre manteniendo la calidad y ahora estamos descubriendo cosas nuevas y que pronto darán muchas más sorpresas. Ahora mismo son un punto de referencia y están en un nivel muy alto.


¿Algún consejo para alguien que elabore cerveza en casa y se esté planteando lanzarse al mercado?

Sin tener fábrica propia no podemos dar muchos consejos, solo nuestra experiencia hasta el momento. Humildad y ¡un par! y sobre todo que experimente todo lo que pueda. Si además tiene amistades en este mundillo, son ellos los que mejor pueden resolver sus dudas.

Y ya para terminar, sobre vuestro futuro, ¿algún proyecto o novedad en mente?

Novedades hay muchas pero todavía están bajo desarrollo y esperemos que el año que viene puedan estar preparadas. Paralelamente estamos preparando el proyecto de fabrica de unos 1000L, este es un proyecto lento, pero que se vera recompensado para ambos lados, ya que la demanda actual es demasiado elevada y no podemos tener el stock de producto que quisiéramos.

Muchas gracias por todo es un placer y nos hace mucha ilusión que la gente se moleste.

Un abrazo,
Eneko.

 Foto tomada de su Facebook.


En el próximo post os hablaremos de sus cervezas, algunas de las cuales las pudimos conseguir en la pasada edición de Mediona y que fueron la razón principal que desencadenó esta entrevista.

Pablo Trapero antes de la presentación de su película Carancho

“Hay cosas aún más inverosímiles”

El director disfruta su tercera participación en el festival francés con el atractivo extra de “compartir un lugar con directores que admiro”. Puesto a hablar del proceso de realización de su film, reconoce que se topó con historias difíciles de creer.

Por Oscar Ranzani

Tierra conocida. Eso debe estar pensando Pablo Trapero en estas horas. Es que el cineasta pisará Cannes por tercera vez como director ya que Carancho, su sexto largometraje, se presentará mañana en la sección Una Cierta Mirada del festival de cine más importante del mundo. Trapero ya había participado en la misma sección, pero en 2002, con El bonaerense. Y volvió en 2008 con Leonera, que formó parte de la programación de la Competencia Oficial por la Palma de Oro. Más allá de la experiencia cosechada en las anteriores presentaciones, uno de los máximos exponentes del Nuevo Cine Argentino participa en una sección que tiene a grandes nombres como Jean Luc-Godard y Manoel de Oliveira, entre otros. “Está buenísimo”, se entusiasma Trapero. “En las distintas oportunidades en que fui a Cannes pude conocer a directores que admiraba y ver películas de cineastas que estaban presentando sus largometrajes por primera vez en el festival. Una de las cosas más lindas es estar en la sala compartiendo un lugar con directores que admiro. Y si solamente puedo llegar a conocer a Godard voy a volver muy contento”, confiesa el director de Carancho, que está teniendo muy buena respuesta del público argentino.

Otro dato no menor es que Trapero trabajó por primera vez con un actor de renombre como Ricardo Darín, que comparte la dupla actoral con Martina Gusmán. Productora y esposa de Trapero, Gusmán ya había demostrado solvencia artística en Leonera componiendo a Julia, una mujer que debía criar a su pequeño hijo en la cárcel. En este caso, Darín encarna a Sosa, un abogado con oscuro pasado que “trabaja” para una mafia dedicada a captar clientes en los accidentes de tránsito con el objetivo de cobrar parte de las indemnizaciones de las aseguradoras. Por otro lado, Gusmán interpreta a Luján, una médica recién recibida que reparte sus horas de trabajo como emergentóloga en la calle y en guardias de hospitales del conurbano. Justamente en un accidente de tránsito se conocen Sosa y Luján, y pronto comenzarán una relación afectiva en medio de un contexto difícil. En principio, al conocer a Luján, Sosa tendrá la posibilidad de redimirse. Sin embargo, ella se involucrará en el mundo de esta “ave carroñera” y la sombra del pasado de Sosa acechará sobre sus destinos. “Cuando estaba terminando Leonera empecé a hacer los primeros apuntes de esta historia de amor, que ya existía antes de investigar sobre el universo de las emergencias y de los abogados especialistas en accidentes de tránsito”, cuenta Trapero, quien tenía en mente la historia de amor entre un abogado y una médica “en un contexto muy fuerte y muy contrastante con lo que pasa en su intimidad. Con esta idea investigué en el mundo de los accidentes de tránsito y en lo que sucede detrás de las víctimas”, agrega.

–¿Cómo fue el proceso de investigación acerca de los “caranchos”? ¿Cuánto conocía del tema antes de pensar la película?

–Conocía lo que todos podemos conocer por películas que vimos o por lo que se lee en los diarios. La cantidad de accidentes diarios y de víctimas quizá no las tenemos tan claras, pero es imposible que desconozcamos lo que sucede porque básicamente es una locura. Empecé por donde empezaría cualquiera: por informarme personalmente cómo era este universo. Después tuve entrevistas con abogados, médicos, víctimas, con las distintas partes involucradas. Y como siempre pasa en estos procesos de investigación, hay cosas que son todavía más inverosímiles que las que cuenta la película. Entre el proceso de investigación y el traspaso a la escritura, tenés que encontrar un promedio entre lo real y lo que resiste la ficción.

–El film presenta las dos caras de las profesiones: por un lado, el costado puro de los médicos que todos los días salvan vidas, y por otro, el de los abogados que aprovechan las tragedias. ¿Por qué decidió cruzarlas en una misma historia?

–Porque la realidad misma las cruza. Ese es el resultado de la observación y la investigación de este tiempo. Parte del método de estos abogados consiste en estar vinculados con los ambulancieros, con los médicos, con la policía, con las casas funerarias, con gente del barrio. La parte oscura de este negocio existe atrás de esta cadena de información y de favores que se generan. Y de hecho, muchos de estos abogados también son medio temidos dentro de los hospitales porque, a veces, frente a una situación “X”, inventan una mala praxis contra los médicos. Cualquiera que esté haciendo su residencia de medicina puede comentar anécdotas de cómo estos abogados andan por ahí.

–La historia los presenta en principio como personajes bastante antagónicos, pero, ¿qué tienen en común Luján y Sosa, más allá de que los dos están presentes en los accidentes de tránsito?

–Lo que tienen en común al principio de la película es que Sosa es un hombre al que rápidamente podemos ver que las cosas no le salieron del todo bien. Claramente podemos entender que no está muy feliz en el lugar donde está y, por lo tanto, está queriendo salir y, aparentemente, tratando de buscar otra vida. Un poco en la punta inversa, Luján es una mujer que estudia medicina, que es una profesión que necesita mucha dedicación y mucho amor. Y también la vemos muy incómoda con lo que la realidad de su trabajo le está dando y con lo que probablemente haya sido su anhelo cuando estudiaba. Hay algo de esa sensación de desilusión que, en un primer momento, comparten sobre objetivos que quizá no se cumplieron. Y sobre todo, hay mucha comprensión: los personajes no se juzgan, se acompañan y, de alguna manera, se protegen.

–Su cine siempre es resaltado por el costado social que deja entrever. Es decir, por el aspecto público, si se quiere. En este caso, eso también está pero, a la vez, se logra una intimidad muy profunda de los personajes.

–Fue pensado así como una manera de fortalecer la historia de amor: cuanto más conocés el exterior de estos personajes y qué es lo que les toca vivir, más querés que estén solos en la habitación. Funciona como un contrapunto entre el universo que se describe del exterior y lo que se puede ver de ellos en su intimidad. También esta idea de lo social y lo privado es algo que a todas las personas les toca vivir. Una cosa es cómo es esta médica en su intimidad y otra es cómo es frente a sus pacientes. De estos dos mundos construye un personaje en la ficción. Lo mismo pasa con Sosa: una cosa es él solo o con ella, y otra cosa, con sus casos y con todo lo que le toca vivir. En ese sentido, esto de la mirada de lo social es como que se mete a través del trabajo de ellos.

–El film invita a una reflexión sobre los aspectos ominosos que rodean a los accidentes de tránsito. ¿Pensó en concientizar a la hora de plantear el argumento o es algo que puede producirse espontáneamente en el espectador, más allá de la ficción?

–Cada vez que elijo un tema tiene que ver un poco con muchas cosas. Me parece que es al revés: la película no es producto de la idea de concientizar, porque eso ocurre en campañas de otro estilo y es responsabilidad de otros y no de un director o una película. Sí creo que la película puede funcionar como un disparador, como una reflexión sobre el tema. Me encantaría que la película pudiera tener el poder en sí misma de concientizar a la gente, pero me parece que es pedirle demasiado. Siento que no es mi métier: sí quiero que las películas puedan proponer un tema y generar un debate, pero concientizar es una palabra mucho más amplia que eso. De lo que estoy seguro es de que quería hablar de algo de lo que se habla bastante poco en relación con la gravedad que tiene.

–¿Qué reflexión le disparó ver el funcionamiento de las mafias que lucran con el dolor ajeno? ¿Cree que es posible pelear con esto o todo está tan corrompido y su funcionamiento tan aceitado que no se puede controlar?

–Yo creo que las cosas no son siempre responsabilidad de otros. Todos debemos tener un poco de responsabilidad en que eso siga pasando, porque si bien es verdad que hay un montón de cosas en una sociedad que nos exceden individualmente como ciudadanos, también tenemos la posibilidad de hacer que las cosas sean un poco mejor. Siempre pienso que podemos hacer que las cosas cambien. No depende solamente de otras personas. Los accidentes no se provocan porque hay alguien que quiere que se provoquen, y de eso habla la película: se producen un poco por fatalidad y otro poco por la responsabilidad de los que manejamos. Entonces, una manera de solucionar este problema sería evitando que ocurran los accidentes. Y ahí no sé si la mafia o todo lo que sucede atrás desaparecería, pero seguro sería menor, porque habría menos lugares donde buscar estos casos.

–¿Por qué pensó en la dupla Gusmán-Darín?

–Era muy importante en esta película la diferencia de edades de dos personas que están pasando por una situación con cierta afinidad, pero en distintos momentos de sus vidas. Y con Ricardo hacía bastante que quería trabajar. Como espectador, me gustan sus películas y su trabajo como actor. Era algo que quería hacer desde hace bastante tiempo. Nunca sentí que en los personajes previos hubiera lugar para él, pero en este caso sentía que, incluso todo lo que traía Ricardo previamente a ser Sosa, ayudaba mucho a este personaje que, a medida que lo vas descubriendo, vas viendo que tiene un pasado medio de leyenda. Todos hablan de Sosa como un personaje que tiene una historia que aparentemente todos conocerían, menos Luján. Y parte de esa historia que Ricardo trae y de lo que representa su figura, en la película también funciona a favor de la narración. De hecho, la película todo el tiempo debate entre ese pasado de Sosa y lo que el personaje intenta hacia adelante.

–¿Lo modificó en algo trabajar con un actor de renombre?

–En cuanto al proceso, no mucho. Lo único que nos modificó un poco fue que en los exteriores de día teníamos un circo de gente que se paraba atrás a pedirle autógrafos a Ricardo. Lo que me llevo como un lindo aprendizaje de esta película es todo lo que Ricardo sabe como actor, conocer su forma de trabajo. Fue muy abierto a las propuestas que yo le hice. Por supuesto que fue un laburo donde cada uno tenía que hacer su trabajo, pero muy en equipo. Esa fue una de las cosas más lindas de la experiencia con Ricardo. Es una persona que tiene mucha experiencia, muchos años de oficio de actuar, y yo también aprendí.

–¿Cómo trabajaron los actores las características de las profesiones de sus personajes?

–Martina hizo un trabajo de investigación de seis meses, una vez a la semana en guardias de veinticuatro horas en hospitales. Hizo un curso de resucitación cardiopulmonar. Además compone a una médica de emergencias, donde hay una rutina muy particular que no es la de un médico clínico en un consultorio. Necesitaba mucho entrenamiento, desde cómo mover las manos hasta cómo interrogar a un paciente en emergencia. Un montón de situaciones bastante técnicas. Ricardo anduvo por el mundo del Derecho en varias películas. Lo que más trabajamos con él fue lo que le pasa a Sosa y lo que hace por salir de ahí. Nuestro trabajo era más de conversar las escenas. Fue un laburo bastante diferente porque cada personaje tenía un estado de cosas distintas, y cada actor busca su método de trabajo. Y eso también fue lindo, porque siento que el método de Ricardo compartido con el de Martina enriquecía mucho las escenas. Hicieron laburos muy diferentes pero en el momento de las escenas se nutrían mutuamente.

–Los personajes se conocen en medio de situaciones difíciles y sostienen su relación en medio de un gran riesgo. Esta historia de amor es lo menos parecida a una relación ideal. ¿Coincide?

–Es una de las preguntas que hace la película. O sea, ¿cuáles son las condiciones ideales para establecer una historia de amor? ¿Cómo sería un amor ideal? Cuando te hacés esa pregunta y, al mismo tiempo, se habla de accidentes de tránsito, parecerían ser de universos distintos. Y justamente lo que propone Carancho es eso. Las historias de amor pasan en las situaciones más inverosímiles, en los momentos más angustiantes... En la historia en general hubo situaciones muy tristes o violentas y la gente ha encontrado a través del amor la posibilidad de salir de ellas.

Fuente: Página 12

Maricel Alvarez: Blanda como la arcilla

ENTREVISTA

Aunque Maricel Alvarez sea una actriz de carácter, maleable como la arcilla se entregó al director Alejandro Iñárritu en su primer papel cinematográfico como protagonista, junto a Javier Bardem. Esa confianza que depositó en quien la eligió para su película Biutiful, que se estrena la próxima semana en el Festival de Cannes, le permitió atravesar un personaje complejo y doliente y también le da la tranquilidad necesaria para enfrentar la alfombra roja sin alarma.

Por Federico Sierra
Imagen: Constanza Niscovolos

Ante la mirada inmóvil de un enorme ciervo disecado en el medio de la sala, Maricel Alvarez se prepara para viajar al Festival de Cannes, donde se estrenará Biutiful, el último film de Alejandro Iñárritu, que coprotagoniza junto a Javier Bardem. Su tono es afable, sin alarmas. Pero tanta calma ya genera suspicacias en su entorno. Incluso su madre llamó para preguntarle “con qué se iba a medicar” cuando deba afrontar a la prensa internacional en la alfombra roja de Cannes. Maricel se ríe de la ocurrencia: claro que no tomará nada. “Me preparé como creo que corresponde hacerlo: con mucha tranquilidad y un hermoso vestido diseñado por Martín Churba.”

Tal como la dupla que formaron durante muchos años la artista performática yugoslava Marina Abramovic con su pareja Ulay, Maricel ha recorrido un largo camino experimentando distintos lenguajes teatrales junto a su pareja, Emilio García Wehbi. Antes de su reciente experiencia en manos del magistral Alejandro González Iñárritu, su nombre ya era bien conocido en la escena independiente local, por sus experimentos intensos con el teatro. Allí indagó en las grietas del lenguaje teatral y los espacios que lo separan de otras artes visuales. Junto a Wehbi, funcionan como pareja artístico-amorosa que comparte, según palabras de Maricel, “además de un proyecto de vida, una búsqueda ética y estética”, que marcó fuertes apuestas en la experimentación de las artes escénicas de la última década.

¿Cómo pudiste combinar toda esa experiencia previa con una película de la gran industria como es Biutiful?

–Son universos distintos, hay que encontrar aquellos lugares que tienen en común. Creo que pude acercar esa experiencia a la película. Y esto lo digo humildemente, yo me acerqué como soy: con mi historia, mi recorrido artístico, mi cultura y mi idiosincrasia. Quise presentarme ante ellos tal como soy, no traté de adaptarme a priori ni transformarme para encajar dentro de una maquinaria. Lo que yo traje previo al rodaje podía servir siempre que esté al servicio de lo que el director quisiera usar para contar su historia.

¿Cómo fue el vínculo con Iñárritu?

–Al llegar le explicité: “Soy arcilla en tus manos y estoy a tu absoluta disposición”. El no hizo abuso de esto, todo lo contrario, lo tomó y lo supo aprovechar para guiarme y ayudarme a llevar esto adelante. Sé que en todos los ámbitos hay maestros y directores que pueden hacer abuso de esa relación, hay gente que no comprende la calidad de ese rol, y abusa del poder que ese rol otorga. Es importante y bello guiar a una persona, los que entienden esto trabajan con grandes dosis de humanidad y generosidad. Es de esos vínculos que salen los mejores trabajos.

¿Cómo crees que te veían ellos?

–Ellos estaban contentos y muy sorprendidos conmigo. No esperaban encontrar en la Argentina, en una actriz totalmente desconocida para el publico masivo, que había limitado su experiencia al campo del teatro experimental o independiente, a la intérprete para ese papel.

Y de parte tuya la sorpresa también habrá sido fuerte.

–Yo también estaba asombrada y sorprendida y deseaba fervientemente que ellos no se hubieran equivocado (se ríe). Ese era mi mayor temor: estar a la altura de las circunstancias, no porque no pueda estarlo, sino que hubiese fricción entre nuestras diferentes formaciones, realidades y maneras de ver el mundo. Encontramos un punto en común para sacar afuera lo mejor del otro. Fue una experiencia gratificante y de mucho aprendizaje, sobre todo en términos técnicos. Eran jornadas largas, agotadoras: cada una de ellas era explotada al máximo.

Tenés poca experiencia en cine y muchísima en teatro, dos lenguajes muy diferentes.

–Son lenguajes y espacios muy diferentes. Las herramientas a las que apelar son distintas. Pero Iñárritu decidió filmar esta película en términos cronológicos. Había un armado cronológico del plan de rodaje, y fue un viaje similar al que uno hace cuando prepara un espectáculo teatral: empieza por las primeras escenas y va avanzando hasta llegar al final. Además, prácticamente no filmó en estudio, sino que en su mayoría fueron en sets reales. Esto ayudó mucho, el actor así no debe enfrentarse al cartón pintado y hay algo del objeto real que remite a una emoción y un estado más contundente y concreto. Por último, Alejandro filma infinita cantidad de tomas, no tiene ningún reparo en pedirte lo mismo una y otra vez, y yo no puedo más que agradecer eso. Para mí cada toma era un ensayo. A la toma quince uno ya tenía un ensayo hecho. Así, entrábamos en un estado profundo, que nos dejaba totalmente expuestos y entregados a cada escena. Estos tres puntos fueron decisiones del propio director con las que yo estaba feliz. Del cansancio de hacer muchas tomas uno se recupera, de lo que no te recuperás nunca es de una mala toma.

¿Cómo decidiste abordar el gran dolor que atraviesa a esta mujer de Biutiful?

–El personaje es complejo, pasa por toda una serie de estados diferentes. Y esa gimnasia, el poder entrar y salir de esos estados, es lo que llevó más trabajo. Pero una vez encontrado el tono y el gesto, hay algo muy íntimo de ella. Eso surge cuando el actor entiende y a partir de ahí hay que ir profundizando. El vínculo entre director y actor es complejo: hay que confiar y entregarse al otro, no defenderse, ni ser autorreferido ni vanidoso. Alejandro te dice: “Vamos por este camino, que puede ser difícil, oscuro, pero yo te acompaño”. Y eso no lo dice superficialmente. Iñárritu es un hombre que no te larga la mano, él se compromete contigo, te acompaña, te orienta conceptualmente. Agota las dudas, contiene tus temores, en ese sentido vale decir que “se ensucia”: porque el trabajo del actor es también es un trabajo muy sucio.

Y vos contabas con una vasta trayectoria en personajes atravesados por el dolor.

–Bueno, hay en los personajes de Iñárritu esta capacidad de sentir el dolor en carne viva y expresarlo maravillosamente. está en sus películas: evidenciar el dolor y narrarlo. Eso está muy presente en Biutiful también. Sin dudas, tener a Javier Bardem de compañero fue de lujo. Ya nomás con lo bien que él hacía su trabajo no sabés todo lo que me ayudó a mí. Si además es buena gente y se preocupa por sus compañeros, eso es un plus enorme que facilitó mucho las cosas.

¿El viaje que realiza la protagonista de Dolor exquisito (obra de Sophie Calle, protagonizada por M. A. y con dirección de Emilio García Wehbi) anticipó de alguna manera el viaje que luego debiste hacer para filmar Biutiful?

–Esa es una analogía muy linda (sonríe). Sophie Calle estaría encantada con eso, ella entiende e insiste en que la vida y el arte están siempre relacionados, en un juego continuo.

Te imagino escribiendo largas cartas y mails a Emilio.

–Sí, por un lado incrementó muchísimo nuestra relación epistolar: nos escribimos muchísimo, como nunca antes en los once años que estamos juntos. También nos reíamos y veíamos las analogías entre nuestra situación y aquella que ficcionalizábamos en Dolor exquisito, que a su vez también es una historia verídica que vivió Sophie Calle (se ríe). Creo que lo único que tenía prohibido Emilio era dejarme. Era lo único que no íbamos a permitir para que el proyecto no quede como un maleficio sino como una bendición en nuestras vidas.

¿Cannes era un lugar en tu mente donde soñabas estrenar la película?

–No, ni remotamente. Me alegra mucho que Alejandro haya decidido estrenarla en un marco como éste, un festival muy prestigioso. Es una película dura, difícil, una obra cruda y arriesgada. Cannes es un marco fantástico para esto, un lugar muy adecuado.

¿Esta vez viajás acompañada de Emilio?

–Sí (suspira). Claro que sí, necesito que me ayude, que me acompañe y me baje a tierra. Nadie es infalible de caer en el temor y la inseguridad. Todo lo que allí sucede aparentemente es muy conmovedor y es hermoso ir con alguien como él. Necesito que mi compañero esté allí conmigo. (Piensa) Tengo la fantasía de que allí todo está al servicio de “lo otro”, de aquello que está más allá y más lejos de uno: la fachada, las formalidades, el protocolo. ¡Es como ir a una cumbre de presidentes! (se ríe). Sólo que allí somos todos artistas, entonces me tiento y por momentos puede darme mucha risa.

Fuente: Página 12

“Aquí, el deporte principal es la descalificación”

CINE › ENTREVISTA A GABRIEL GOITY

“Hoy en día, el que puede trabajar de actor en el país es un valiente”, señala el Puma, que ha transitado con comodidad y sin conflictos el éxito masivo en comedias de televisión y el drama teatral y cinematográfico.

Por Emanuel Respighi
Imagen: Bernardino Avila

Hay actores que por razones que ni la propia razón, ni tampoco el corazón, pueden explicar, suelen ser celebrados por el gran público cada vez que se los cruzan en una obra, película o programa de TV, pero nunca terminan de salirse de cierto lugar periférico de la memoria individual y colectiva. O sea: grandes actores que no poseen el reconocimiento que por su trayectoria deberían cosechar, amén de que nunca resultan piezas inadvertidas de los espectáculos en los que participan. En ese extraño e inexplicable espacio se lo puede ubicar a Gabriel Goity, el actor de pelada brillante que ha recorrido un largo camino en teatro, cine y TV, con el denominador común de haber dejado una huella en cada interpretación. Basta acercarse a los dos personajes que actualmente lo tienen en cartel en cine (Rompecabezas) y teatro (Un Dios salvaje) para constatar que “el Puma” es mucho más que un actor de comedia: es un todoterreno que jamás deja pagando a sus personajes. O, como prefiere definirse acorde con sus códigos de barrio, una “suerte de bodegón que te saca pastas, carne al horno, minutas y picadas con igual fruición”.

Tal vez esa versatilidad para transitar por diferentes registros sirva como explicación para comprender por qué Goity ocupa ese curioso lugar de la conciencia. No se trata de un actor que construyó su carrera sobre un único registro o medio. O quizá su “karma” sea el hecho de haber alcanzado masividad a través de programas de humor como Poné a Francella o Los Roldán, con el consabido menosprecio que acompaña a los que hacen reír a carcajadas a grandes masas. Goity ensaya su propia explicación. “Siento que soy un actor que puede hacer todos los géneros que se ocurran”, confiesa en la entrevista con Página/12. “Y por suerte a lo largo de mi carrera me convocaron para distintos registros. Lo que pasa es que he tenido el mérito y el privilegio de haber hecho éxitos masivos en la comicidad: meter 30 puntos diarios en Telefe tapa cualquier cosa.”

–A los actores que trabajan el registro humorístico se les demora más el reconocimiento, en comparación con los que privilegian el drama. ¿Usted sintió esa diferencia?

–Puede ser que haya cierta injusticia del bulbo. Hacer reír es muy difícil. De todas maneras, yo no actúo para la mirada del otro: actúo por mí. Si hago humor, lo que pienso es en hacer la mejor comicidad del mundo para la obra que hago; si me das un drama, trato de aportar mi cuota al drama de la obra. No pienso mi carrera en términos de conveniencia. No me puedo meter en la cabeza de los demás. ¿Qué es ser prestigioso? ¿Hacer drama toda la vida? ¿Acaso no es más prestigioso mostrar que uno puede tener diferentes facetas con cierta solidez? El que juega bien al fútbol muestra su calidad en el Milan o en Argentinos Juniors.

–¿Pero no influye en el trabajo actoral la mirada del otro?

–A veces creo que muchos actores conviven con el miedo a que los descubran. Entonces, prefieren quedarse en el registro que transitaron toda su vida por miedo a ser objeto del deporte principal de este país, que es la descalificación. Si un actor vive pendiente de la mirada del otro, se vuelve loco. Porque además la mirada del otro no es más que eso: una opinión. A veces escucho que colegas dicen que no hacen TV porque no les gusta. ¡Es mentira! ¡No hacen TV porque no los llaman! El actor debe convivir con las mezquindades humanas del medio sin que lo afecten.

–Habría que preguntarse, en todo caso, si es más valorable un actor que se mueve con soltura en diferentes roles y medios, o si lo es aquel que es bueno en un determinado registro.

–Hoy en día un actor que pueda trabajar de actor en el país es un valiente. Es muy difícil vivir de esta profesión y tener vigencia. ¿Se puede agradar a todo el mundo? Los actores debemos hacer lo que se nos canta, lo que a uno le gusta. Porque, además, como decía mi abuela: hagas lo que hagas, siempre van a hablar mal de vos. O porque hacés teatro off, o porque hacés teatro comercial, o porque hacés siempre drama, o porque hacés lo mismo, siempre hay un pero. ¿Por qué si hacés teatro off sos un grosso y si hacés teatro comercial sos un choto? Hay cierto discurso injusto. Hacer teatro comercial es lo más difícil que hay: la responsabilidad de bancar toda esa parafernalia detrás de una obra en la calle Corrientes es muy grande. El teatro comercial, además, no te da tiempo ni te permite equivocarte, es cruel: si la obra no funciona, se levanta. En cambio, en el off, lo que se privilegia no es la cantidad de público que va a ver una determinada obra sino el “hecho artístico”. Si no da, pasamos la gorra y listo. Hacer reír puede ser tan complejo como conmover a alguien. Yo ya me resigné y sé que no puedo agradar a todo el mundo.

La jungla y el sosiego

La versatilidad de Goity es insoslayable, fácilmente comprobable en los trabajos en los que actualmente se lo puede ver. En Un Dios salvaje (de jueves a domingo en el Paseo La Plaza), el actor interpreta a Miguel, un vendedor de cacerolas y artículos para inodoros que junto a su mujer (María Onetto) recibe a los padres de un amiguito de su hijo que le bajó dos dientes a su primogénito. Una de esas reuniones que se suelen organizar con aires protocolares, pero en la que entre malentendidos y absurdos varios la educación le cede lugar a una llamativa violencia. En la obra, cada reacción de Goity –que comparte cartel con Florencia Peña, Onetto y Fernán Mirás–, cada gesto corporal es un fósforo más que se tira al fuego de ese gran grotesco creado bajo la dirección de Javier Daulte.

La contracara de ese mundo de irracional violencia es, casualmente, Rompecabezas, la película de Natalia Smirnoff que cuenta la vida de una ama de casa que descubre, ya de grande, que posee un enorme talento para armar rompecabezas. En la pantalla grande, Goity se pone en la piel de Juan, el esposo de María (también a cargo de Onetto), un tipo de una simpleza absoluta, cuya felicidad pasa por la rutina de ir a diario a su negocio, amar a su mujer, reunir a la familia los domingos y, muy de vez en cuando, ir a pescar a Chascomús. En Rompecabezas, lejos de los exabruptos que despliega su personaje en el teatro, el actor compone con gestos mínimos a un personaje de una sencillez incuestionable.

“Hice los personajes muy diferentes para que no me digan que hago siempre lo mismo”, dispara el actor que cumple 30 años de carrera. Y arranca contando sobre el papel que hace en Rompecabezas. “Juan es un tipo muy simple, como la gran mayoría de la gente, que es un hombre que está enamorado de su mujer. Creo que el principal valor de Rompecabezas es que no coloca a este personaje en el rol de machista-objeto, que nunca se enamora. Juan está enamorado perdidamente de María, la elige como es y vive muy feliz con su trabajo y su familia. Me encantó trabajar ese mundo sencillo, porque uno como actor está acostumbrando a transitar universos por mundos tortuosos, con personajes psicoanalizados. Y gracias a Dios la mayoría de la gente no es así”, analiza.

–¿Cree que Rompecabezas describe un mundo en el que la terapia es una excentricidad de los personajes de la TV o el cine?

–La terapia es potestad de unos pocos con muchas carencias. La mayor parte de los argentinos no necesita mayores investigaciones o análisis para justificar todo lo que hace y/o deja de hacer. Estar en la piel de este personaje es fantástico. El acierto de Smirnoff es justamente no caer en el arquetipo de mujer sometida por un tipo que no la quiere y ejerce un fuerte poder sobre ella. De todas maneras, me costó mucho encontrar el personaje, porque Juan es hincha de River, por lo que tuve que lograr una gran composición: ¡Nadie me lo ha valorado como corresponde a mi fanatismo por Huracán! (risas).

–En cambio, en Un Dios salvaje, Miguel parece querer a su mujer pero en el punto en el que los miembros de la pareja se soportan mutuamente.

–Es un tipo que también ama a su mujer, lo que le ocurre es que parece estar atravesado por la tensión de la vida cotidiana en la urbe. Es un personaje que tiene contradicciones, que tuvo que negociar con su mujer, que parecería provenir de un estrato socio-cultural más elevado. En ese punto, la obra plantea una tensión interna histórica dentro del matrimonio que no existe en la película. Mientras ella parece provenir del mundo de la intelectualidad y el raciocinio, él tiene recursos más elementales. Lo interesante en la obra es que ella es tan limitada como él, sólo que provista de un discurso que la sitúa en una posición más elevada. Tiene un discurso más florido pero muestra su limitación cuando les exige a los padres del chico que le pegó al nuestro que le pida perdón de rodillas. Mientras Miguel intenta suavizar y darle naturalidad al hecho, ella no para hasta que el chico vomite su perdón.

–La obra de Yasmina Reza parece partir de la premisa de Jacques Rousseau de que en la naturaleza del hombre está ser salvaje, por más sociabilidad a la que se atenga.

–Es muy interesante ver cómo a esos cuatro personajes tan disímiles en algún momento les surge la bestia que parecen controlar en su interior. En nuestra esencia, somos todos iguales y no existen mecanismos culturales que nos borren nuestra naturaleza salvaje.

–¿Considera que Un Dios salvaje es un ensayo que explica buena parte del estado de cosas de la sociedad actual?

–La obra se queda corta en cuanto al nivel de violencia que existe en la sociedad. La realidad supera ampliamente a la ficción: cada vez por razones más banales, la bestia se presenta en la vida cotidiana.

–¿Cree que en el complemento entre el universo que cuenta Rompecabezas y aquel que narra Un Dios salvaje surge la síntesis del mundo actual?

–El de Un Dios salvaje parecería representar al mundo mediático, mientras que el de Rompecabezas muestra el mundo que no tiene cámara. Las familias simples, que se reúnen a comer los domingos, que se ayudan y se rompen el lomo laburando o estudiando son la mayoría, pero los medios nos muestran que el salvajismo es lo habitual. La necesidad de vender hace que los medios exacerben la vida salvaje. En las villas miseria, menos del 10 por ciento puede estar en cuestiones oscuras; el resto se las rebusca para sobrevivir con laburo o changas. Pero la noticia siempre es sobre el 10 por ciento. Existen los hechos de inseguridad, pero que haya un par de casos diarios en una ciudad desproporcionada como la de Buenos Aires forma parte de los manuales de la sociedad moderna. No es justo que los medios reflejen la excepción negativa. La noticia no puede estar matizada con tanta oposición por los que están a favor del Gobierno y los que no. Hoy, si defendés alguna política del Gobierno sos oficialista y si criticás algo sos golpista o clarinista. El antagonismo es una de las características más reconocibles de la historia argentina. Vamos a festejar 200 años de contradicciones y antagonismos. El Bicentenario nos encuentra tan desunidos como antaño.

Fuente: Página 12