En la Mesa de Enganche ya extrañan las bufandas de Buzzi
Desde hace tiempo que la patria sojera de la Mesa de Enganche convive con terribles luchas intestinas y ácidos estomacales que le suben hasta el esófago de la discordia, se lanzan en audaz arcada por la faringe de la desunión, y terminan rematando una regia vomitada por la boca de la ruptura inminente. Y es que el titular de la Federación Agraria y comprador compulsivo al por mayor de bufandas, Eduardo Buzzi, viene desmarcándose fuerte de sus colegas, al mejor estilo de Leo Messi frente a la defensa del Getafe, y ahora se le dio por gambetear el olvido, al cumplirse 35 años del golpe, y le asestó un caño tanto a la Sociedad Rural como a Confederaciones Rurales Argentinas por el puesto ocuparon en la cancha de la última dictadura militar.
“No lo entiendo a Buzzi, hace goles en contra de las esclavizaciones; cabecea alegre por la disolución de la ONCCA; le hace el juego a la izquierda con piquetes frente al arco de Cargill; en vez de reventarla para arriba con furia quiere hacer lujos en su área para dedicárselos a la tribuna progre que todavía lo mira con buenos ojos. La verdad es que no sabemos si es un traidor de cuarta, o si es un boludo importante que le gusta jugar a dos puntas”, dijo Mario Llambias a punto de convertirse en hombre lobo, y mientras se contorsionaba espasmódicamente alcanzó a decir ,“me pregunto, si en realidad lo que quiere Buzzi es concretar sus ambiciones personales de ser el director técnico de Quilmes cuando lo rajen a puntinazos limpios a Caruso Poniendo Estaba La Ganza Lombardi”, concluyó el dirigente, ya convertido bajo la luna llena.
“Va a ser una lástima que se cambie de equipo; lo bien que la veníamos pasando. Si no nos queda otra vamos a tener que reemplazarlo por Alberto Fernandez que anda haciendo precalentamiento para el primero que lo llame. Voy a extrañar los tractorazos a su lado porque servía unos mates bárbaros, ni que hablar de cuando entonábamos el himno envueltos en una bandera argentina confeccionada por esclavos patriotas, una lástima... pero lo que más más voy a extrañar son las bufandas que nos regalaba, sobre todo las cuadrillé”, relato con una melancólica voz entrecortada Herr Biolkatten, al tiempo que amagó secarse los ojos con el pellejo que le acababa de quitar a un peón algodonero, para luego decir con una sonrisa burlona “te la creiste pelotudo,ja ja”.