Un señor paga 80 mil dólares para alquilar el San Martín, porque quiere festejar su cumpleaños ahí. ¿Justo esa noche hay dos funciones? No importa, las levantamos. ¿Quiere algún regalo en especial el señor? Sí, una obra del Ballet Contemporáneo, tome, cómo no. Pregunto: ¿Esto ocurrió realmente? Me dicen que sí, que fue público, que a nadie le pareció raro. No se entiende, no se explica, pero ocurrió. Quiero creer que la renuncia de Kive Staiff tuvo que ver con esto. De lo contrario, no podría entender cómo pudo avalar un hecho que es claramente usurpatorio, delictivo. Es usurpatorio porque el Complejo San Martín es patrimonio del pueblo. Pero al parecer quienes manejan la ciudad lo hacen con tanta impunidad, que consideran normal este tipo de cosas. Olvidan estos señores un detalle, que están cometiendo un delito, nos están sacando lo que es nuestro.
Fuente: Página 12