"Un Rito que fue camino seguro de santidad durante siglos no puede convertirse repentinamente en una amenaza, si la fe que en él se expresa sigue siendo considerada válida".
"el Motu Proprio Summorum Pontificum nos muestra que la liturgia de la Iglesia debe tener una continuidad intrínseca, pues lo que antes Ella creía que era la Misa no puede no creerlo ahora. Por eso, para ser legítimos ambos Misales, deben ser ambos "expresiones validas de la misma fe católica" y de ningún modo podrían presentarse como reflejo de visiones opuestas -y menos aún inconciliables- acerca de la acción litúrgica".