BBF 2014 (3): Conclusiones del festival.


Tras echar unos cuantos números y rememorar las diferentes cervezas que bebimos, hoy toca cerrar el ciclo de posts referentes al Barcelona Beer Festival 2014 con las conclusiones y reflexiones que extraigo a nivel personal de esta tercera edición.

En primer lugar no podía empezar de otro modo que ligando esta edición con la anterior a través de la organización. Y es que si hay algo que me alegra haber podido comprobar, aunque no tenía duda de que iba a ser así por el interés demostrado en numerosas ocasiones a través de las redes sociales y los guiños a los blogs (entre otros...), es que la organización escucha. Ha escuchado y lo más importante es que sobretodo ha tratado de dar respuesta dentro lo posible a algunos puntos que se criticaron el año pasado: sillas para sentarse, referencias interesantes pinchadas en cualquier momento...

Después de quedar algo despagado el año pasado con el festival, incluso llegando a plantearme si quizás este año era mejor dedicar el tiempo y el dinero a otras propuestas foráneas, finalmente por la seriedad de la organización decidí que debíamos volver y no me arrepiento lo más mínimo de haberlo hecho, más bien al contrario. Y por ello creo que quienes no hayan podido o querido asistir este año deberían replanteárselo para una futura edición.

Pero antes de pasar a ver punto por punto los diferentes aspectos que me parecen más destacables, creo que hay un matiz en lo personal que ha hecho que cambiase la percepción y el disfrute del fin de semana. Hablo de la eliminación por completo de cualquier planning de lo que íbamos a beber dentro del festival (nada de wishlists, ni "sueños eróticos" con tal o cual cerveza...), y por otro lado intentar disfrutar de alguna actividad interesante (el año pasado no asistimos a ninguna), pero también englobar el BBF todavía más en un fin de semana completo a base de visitas puntuales a otros locales, limitando la asistencia al BBF como mucho a media jornada diaria. Todo esto sumado a disfrutar con amigos, charlar con conocidos y también conocer a gente nueva, y también enfocarlo como un gran fin de semana en el que no todo fuera probar cervezas, es lo que en resumen ha hecho que a nivel personal me haya merecido mucho la pena desplazarme hasta Barcelona.

Dicho esto, a continuación quiero dejaros mi opinión sobre diferentes puntos que me parecen destacables sobre la organización, las cervezas y también la localización de este BBF2014.

La sala del festival.

- ORGANIZACIÓN -

Novedades respecto al año pasado.

Beer informer. Desde el momento que me enteré la novedad de los beer informer me pareció un gran acierto ya que hace que el BBF no sea un festival solo para frikis, acercando la cerveza a todo tipo de público. No tuve el gusto de charlar con ninguno de ellos y por lo tanto tampoco puedo opinar sobre su preparación o conocimientos, así que si hay alguien que lo hiciera sería interesante tener opinión al respecto. Pero insisto, este guiño al neófito es para ser aplaudido.

Meet the brewer. Un acercamiento a como funcionan las típicas ferias que tanto abundan en tantos pueblos, interesante para conocer de primera mano a quien está detrás de la cerveza sin tener que sentarse en el típico salón de actos a escuchar una charla magistral. Otro gran acierto.

La guía.

Al igual que el año pasado (incluso más esta vez) estaba muy trabajada, con detalles de las cervezas, horarios, comida, locales para visitar fuera del BBF… Así que no por obvio creo que debe dejar de ser destacado. Había algún nombre mal escrito y también alguna información incompleta, pero es algo nimio en comparación con toda la información útil tanto para neófitos como para aquellos que queremos ir más allá del “folleto-propaganda”.

Cobrar entrada.

Como ya se ha comentado en diferentes foros, creo necesaria la existencia de un precio para la entrada, aunque ello pueda significar renunciar a un grueso de gente potencialmente interesada. Tal y como está montado el festival, en un espacio con aforo limitado, solo por el hecho de evitar a gente que solo quiere pasarse a dar una vuelta sin más, creo que es necesario.

¿El precio? Sinceramente 7 euros por una guía, un vaso personalizado y 2 fichas para consumir me parece más que correcto y más dando acceso para todo el fin de semana. En algunos festivales de fuera (USA, UK, Dinamarca…) se pagan auténticas fortunas por asistencias mucho más restringidas y unas condiciones también mucho menos favorables.

Actividades.

Primeramente quiero volver a dar una palmadita a la espalda a la organización por conseguir que la gran mayoría de actividades fueran gratuitas. Solo las actividades con maridaje y ahora no recuerdo si alguna otra más, tenían coste. Gran trabajo. He leído por ahí algunas críticas al enfoque de algunos ponentes, que si daban poca información útil y demás, pero no puedo opinar al respecto puesto que solo asistimos a dos, que comento brevemente a continuación.

En cuanto a las dos actividades a las que asistimos, ambas de maridaje, la del Racó d'en Cesc y la de La Barricona, costaban 8 euros cada una y las disfrutamos mucho. Quizás nos sorprendió más la de Barricona por el desparpajo de quien hablaba, por desconocer el proyecto, por la calidad y cantidad de platitos que nos dieron a probar, pero también Edgar y Toni del Racó d’en Cesc ofrecieron una gran charla, un tanto diferente a lo que suele ser habitual en esto de los maridajes, sin menos ejemplos a degustar y tratando más aspectos técnicos, pero igualmente interesante. Posiblemente publicaré un post sobre ambas en un post más adelante, pero en resumen felicito tanto a los ponentes como a quienes apostaron por ellos.

Equipo Barricona.
Uno de los platitos del maridaje de la Barricona.


El festival para profesionales.

Me parece destacable conseguir congregar a gente tan interesante en un mismo espacio, desde productores, distribuidores, encargados de bares, tiendas, prensa… tanto foráneos como locales. Es una gozada tener a tanta gente y que solo hayan hecho falta tres ediciones para poner a Barcelona en el mapa en este sentido.

Aún así, es cierto que no me termina de convencer el formato de “todos juntos y revueltos” únicamente identificados por unas acreditaciones que en algunos casos hubo quien prefirió quitarse. Es complicado y echo de menos el contacto que se tiene en la típica feria con el productor delante de tus ojos, pero también es cierto que en según qué ferias el productor no está para muchas charlas ya que tiene que servir su cerveza. El punto de los meet the brewer va en este sentido y me gusta, pero creo que además se tiene que seguir insistiendo en dar visibilidad a alguna gente, sobretodo para quien empieza a adentrarse en este mundo y no conoce a nadie.

También eché en falta más coloquios o debates, enfocados tanto para iniciados como para interesados y un tanto desorientados, así como también debates con protagonistas con experiencia de años en el sector y que pueden ayudar a reenfocar modelos de negocio o aportar ideas mediante su interesante punto de vista.

Comida.

El año pasado la oferta no era muy amplia y los precios me parecieron caros. Esta vez la oferta fue muy pobre en número (solo tres stands: uno con quesos, otro con comida asiática, y otro con comida llamémosla local a base de croquetas, ensaladilla, quiche, trinxat…). Y aunque la calidad en algún caso fuera realmente destacable, tengo que reconocer que los precios en general volvieron a ser caros (pagar 4 euros por un trozo de quiche muy pequeño o un plato con algunas mini-croquetas, como ejemplo) y eché en falta variedad en plan bocadillos, hamburguesas o comida por el estilo.

Los tres puestos de comida.

Insisto en que la calidad no es el problema, sino poder ampliar esa oferta con otras opciones y sobretodo con un rango de precios menos excluyente. Entiendo que no se pueda tener cocina caliente por tema de extracción de humos pero no me parece excusa suficiente, y como soluciones se me ocurren mil: desde bocadillos fríos, paninis, embutidos, encurtidos… Así que en resumen el tema de la comida es en mi opinión uno de los grandes puntos a mejorar en esta edición.

El trinxat, uno de los platillos que más repetimos.


Las colas.

Uno de los temas más comentados fueron las enormes colas que tuvieron que soportar quienes no disponían de acreditación, y quizás debería haberse encontrado alguna solución más flexible para quienes habían pagado su entrada y tras salir por cualquier razón querían volver a entrar. No sé, alguna entrada paralela o algo así.

Desconozco la solución, pero también hay que entender las limitaciones y complicaciones de organizar algo en un espacio cerrado no demasiado grande (aforo, seguridad…). Como creo que dijeron los compañeros de Cervecearte, quizás un lugar como el Palau Sant Jordi, cerrado por arriba para evitar las inclemencias del tiempo, pudiera ser buena opción, pero también intuyo que más cara. La organización deberá valorar pros y contras, posibles gastos e ingresos, impacto público, accesos… pero sin duda creo que se debe apostar más a lo grande. Hay demanda, esto va a más y debe ofrecerse algo en consonancia.

El coleccionismo, ese gran olvidado…

Creo que el tema del coleccionismo, aún siendo aparentemente minoritario, va íntimamente ligado a la cerveza y en mi opinión debería ser tenido más en cuenta. Había merchandising del festival (cristalería, camisetas…). A diferencia de las típicas ferias este es un festival únicamente con barriles y todos lo entendemos, y a nivel personal lo valoro porque muchas referencias mejoran en barril, pero repito que ni que sea algo insignificante, sería grato para los coleccionistas tener algún guiño más al mundo de la breweriana.

Quizás alguna solución sea dar una pequeña charla sobre el tema, para “corromper” a los que no conozcan el tema, o montar alguna actividad tipo meeting con o sin intercambio dependiendo de espacio… Mediona es un buen ejemplo de que se puede hacer y Barcelona y también el BBF tienen un poder de convocatoria mucho mayor, no hay duda. Lo dejo en el aire, a quien corresponda… ;)


- LA LOCALIZACIÓN: Museu Marítim de Barcelona -


El Museu Marítim vs. Las Arenas.

Tras haber quedado más que contento el año pasado con Las Arenas (por buena comunicación, servicios, lavabos, aireado…) creo que en general hemos empeorado con el cambio. Quise entender que el cambio era para alojar a mayor gente porque la cúpula del año pasado se quedó pequeña. Pues bien, aún habiendo menor afluencia de gente que el año anterior el espacio volvió a quedarse pequeño.

Hacía bastante más calor que en Las Arenas al estar mucho menos aireado, llegando a momentos en los que el ambiente se cargó demasiado pareciendo más una jaula de búfalos sudorosos ;).

No todo fue negativo puesto que el local tenía su encanto, era más acogedor que Las Arenas, y sobretodo estaba situado justo al lado de les Rambles, en pleno centro de Barcelona, muy bien comunicado con el transporte público y con infinidad de locales de hostelería y de alojamiento en los alrededores.

Mesas y sillas.

A uno de los puntos más flojos del año pasado se le puso solución habilitando unas mesas con sillas en una de las esquinas del festival, cosa que se agradece, y sabiendo las implicaciones de seguridad y asistencia que ello limita. Aún así, tampoco había muchas y creo necesario seguir mejorando este punto para quienes quieren disfrutar una jornada (o varias) completas y no tener que estar de pie horas y horas. Pero en global veo el cambio como muy positivo.

Zona de mesas altas con la pizarra al fondo.

Punto de agua.

Salvando el punto de incomodidad de tener que cruzarse toda la sala de punta a punta cada vez que querías limpiar el vaso para volver otra vez al otro extremo donde estaba la pizarra, creo que el tema del punto de agua fue más que suficiente. No salía el agua a borbotones, ni los pocos grifos hubieran dado de sí en caso de una mayor afluencia de gente, pero en ningún momento tuve que hacer cola. Además, el servicio de limpieza evitó que aquello se convirtiera en una pocilga.


Lavabos.

Posiblemente uno de los puntos más criticados del festival junto con el de la comida y el del calor dentro del local. Y es que habilitar cabinas portátiles abiertas por arriba estando situadas en el exterior es algo muy mejorable puesto que un chaparrón hubiera puesto aquello perdido… Está claro que no siempre se pueden tener los servicios que ofrecía el año Las Arenas, pero un festival referente debe cuidar más este punto.

Tamaño del vaso.

Este tema es pura conjetura, pero con unos cuantos coincidimos en apreciar que nos pareció ver que el vaso de este año era más pequeño. No me he puesto a medirlo ni se si la diferencia existe ni si es muy grande pero no quería olvidarme esta mención por si alguien se percató o sabe algo al respecto.

La pizarra.

Aunque este punto podría haberlo tratado más arriba dentro del bloque de la organización, lo menciono dentro de la localización puesto que creo que el Museu fue crucial para que las sensaciones con esta genial idea fueran distintas a las del año pasado.


Para quien no sepa de que hablo, el sistema mediante el cual se nos informaba de las cervezas pinchadas en cada uno de los diferentes tiradores, la famosa pizarra y esa especie de azafatas con campanas indicando cada cambio, es realmente útil y se me ocurren pocas cosas para mejorarlo con bajo coste. Siempre se pueden diseñar aplicaciones para móviles, ponerse las pilas con actualizaciones en las redes sociales… pero supongo que la logística y el coste será también mayor, así que en global la veo muy útil.

Pero hablaba de la localización puesto que esta vez se situó en uno de los extremos de la sala, y o bien estabas delante o era imposible verla bien desde la otra punta por los pilares situados en medio. En este sentido insisto que la cúpula era ideal, sin pilares de por medio y con un ángulo de visión espectacular.


- LAS CERVEZAS -

Aquí entramos en el punto quizás más comentado el año pasado por ser bastante mejorable. A priori el año pasado la selección de cervezas (y hablo desde mi opinión, como todo lo demás) era más que interesante, pero al final por “h” o por “b” hubo bastantes referencias que me quedé esperando, mientras que algunas que no gozaron del beneplácito del público se quedaron sin una rotación más viva, dejándonos sin saber qué elegir en algunos momentos. Así que tras el fin de semana nos quedó una sensación de insatisfacción que tapó otros puntos positivos. Es cierto, y creo que también es justo reconocerlo, que parte de la culpa fue nuestra por hacernos nuestras listas de cervezas a probar como quien pretende ir a un supermercado e ir tachando productos a medida que los va metiendo en el carrito, pero como decía arriba del todo, por ello este año he comprendido que había que valorar el poder tener el listado previamente, con sus explicaciones y su coste en número de fichas, para simplemente organizarse, pero la clave sobretodo era intentar improvisar más y no obcecarse con probar una cerveza a no ser que esta tuviera algún momento asignado durante el fin de semana.


Pero creo que en general coincidiré con muchos si digo que objetivamente el número de referencias sobre el papel más interesantes en cualquier momento era más que suficiente, al menos así coincidimos con mucha gente que hablamos. Por si fuera poco, la guinda del fin de semana, la selección de cervezas estadounidenses traídas en colaboración con la Brewers Association estadounidense, hizo que durante la mañana del domingo muchos hiciéramos ojos chiribitas con referencias de Stone, Lagunitas, Founders, entre otras…

La selección local.

Un punto también bastante comentado fue el del elevado número de referencias locales, sobretodo de cervezas catalanas. Aquí entraríamos en si el festival debe ser un espejo de la realidad local más cercana o si bien debe ir enfocado a gente con más recorrido y especializada.

Mi opinión se encuentra entre ambos extremos, ya que por un lado creo que debe haber más moderación y filtro con las locales, y no dejarse llevar por amiguismos puesto que existen sobradas ferias para darles visibilidad a todas y cada una de las cervezas existentes, pero por otro lado creo que no debemos olvidar que este festival debe ser una ventana para el exterior también para las cervezas locales. Puede que me equivoque y realmente lo mejor sea ofrecer únicamente productos que rayen un nivel excelso, pero creo que aún estamos lejos de poder ofrecer tantísima variedad de cervezas de un nivel 10 y sobretodo creo que hace falta más tiempo para que el público poco iniciado pueda valorarlas suficientemente.

La selección internacional.

Quizás para la gente más curiosa que suele visitar y consumir cervezas con regularidad en bares de Barcelona el interés del BBF era menor que para otra gente de otras zonas con una oferta menor o inexistente como fue mi caso. Y digo esto puesto que en los Biercab, Ale & Hop, Resistència, Cerveteca, La Més Petita… pudimos ver no pocas cervezas referencias que también estaban en el BBF. Entiendo y creo que hay que reconocer la dificultad para la organización de conseguir referencias suficientemente llamativas para ese público “malacostumbrado” a tantas novedades por el hecho de estar en un mercado cada vez más globalizado, pero aún así creo que tanto por lo de las cervezas estadounidenses del domingo, como lo de las Amager Sinner Series simultáneas, como también las referencias de países o cerveceras poco conocidas (Lindheim, Compaan, Brekkeriet, Maximus, las portuguesas o la eslovaca…) había alicientes de sobra para terminar el fin de semana más que satisfecho.

Reparto de las cervezas durante el fin de semana.

Otro de los puntos que escuché a alguna gente que solo pudo asistir el viernes o el sábado y que por tanto se perdió la "bacanal" de las cervezas estadounidenses del domingo, es que quizás estas referencias se podrían haber repartido más. No todos pueden permitirse un fin de semana completo viniendo desde fuera, pero en este punto creo que fue un detalle que durante el viernes y el sábado se pincharan algunas de las estadounidenses.

También se ha comentado que no es justo anunciar tantas cervezas si luego no las tienes todas pinchadas en cualquier momento, y aunque veo parte de razón aquí vuelvo a lo de antes y al enfoque personal, y es que creo que hay que tratar de disfrutar de lo que había (porque por haber referencias interesantes nadie creo que se pudiera quejar) y obsesionarse menos para evitar frustraciones.



El estado de los barriles y todo lo que los rodea.

Es cierto, y así lo comentamos en varios corrillos a lo largo del fin de semana, que aún asumiendo el hecho de que siempre hay cervezas que por alguna razón salen estropeadas (les pasa hasta a los más grandes y no creo que haya que darle más importancia) desgraciadamente hubo algunas cervezas en un nivel mejorable. No hablo de contaminaciones, que personalmente no vi ninguna, sino al estado de unas cuantas estadounidenses, y en mucha menor medida también europeas o locales. Entiendo que poco o muy poco podía hacer la organización más allá de rezar para que llegasen bien los barriles y a modo de feedback informar al productor a posteriori para que no se repita o que éste trate de solucionarlo en un futuro.

También en este sentido creo importante seguir insistiendo en quienes sirven la cerveza desde los grifos para que sigan mejorando ese giro de muñeca (uno tiende a ser muy tolerante con gente poco experimentada, pero dejando claro que no tengo ni idea de tirar cerveza, en algún caso me entraron ganas de saltar la bancada y servírmela yo mismo...).

Así que en resumen, y dejando claro que los frikis pagamos gustosamente el poder probar una Lagunitas en un local pegado a las Ramblas, también es cierto que si unas referencias distan de ser lo que deberían (algunos barriles estadounidenses tenían toda la pinta de ser restos de restos de restos…) por ser cervezas que sufren tanto si no se tratan con el mimo necesario (frescor, temperatura de conservación, golpes…) al final no son más que cartel y poco más. Así que la conclusión es que para tener algunas referencias de ese modo sería preferible no tenerlas, mal que nos pese y que lloremos con melancolía aquellas maravillosas estadounidenses del 2014 cuando en realidad todos sabemos que de maravillosas algunas tenían solo el nombre.

Precio en fichas.

Sobre el papel es de agradecer que el festival hiciera sus números para conseguir que hubiera pocas referencias caras (4 fichas), pero también es cierto que el año pasado hubo el 60% de cervezas con dos fichas y este año han pasado a un 50% en pro de las cervezas de 3 fichas, pasando del 37% el año pasado a un 48% este año.

Un punto interesante, el de pedir medias cañas para poder probar más referencias, esta vez no lo intentamos al asumir que las matemáticas no salen demasiado bien con las referencias de 3 fichas. Creo que algo en ese sentido debería ser tomado en cuenta y si así lo estaba, debería haberse informado en la zona de grifos porque no me enteré.

Las cervezas en botella.

Para finalizar no quería olvidarme del estuche de botellas, una de las pocas cosas “físicas” que junto con los vasos nos dieron un momento de placer a los coleccionistas, aunque su función fuera más bien didáctica, en consonancia con el mensaje dado por la organización en todo momento.

Sobre el precio, aún siendo cierto que las cervezas eran encargos específicos a cuatro microcerveceras, lo cual tiene un precio, y también el envoltorio de madera, creo que tratándose de elaboraciones de cerveceras de proximidad y con las posibilidades que hay para venderlas juntas (cartón mismo) humildemente me pregunto si esos 14 euros no podrían ajustarse un poco más.

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Así que para terminar, y haciendo balance de todo, el resultado global de este BBF creo que es más que positivo. Es justo destacar el enorme esfuerzo en la difusión (no es fácil congregar a tanta gente, desde frikis hasta gente ajena completamente a este mundillo) y también tiene mucho mérito conseguir un espacio tan significativo como es el Museu Marítim, pero no menos importante es que todo parezca tan fácil, con las actividades o al solucionar o evitar cualquier tipo de problema (no vi ningún altercado pese a que cuando hay alcohol de por medio…). He percibido un cambio a mejor y estoy seguro de que la próxima edición volverá a ser así, por lo que sin lugar a dudas puedo afirmar que ¡¡nos vemos en el BBF15!!




García Márquez esconde el trabajo de la Inteligencia de los Castro para conocer sobre los preparativos de la invasión a Bahía de Cochinos por la Brigada de Asalto 2506

 

 Desde Baracutey Cubano:


Gabriel García Márquez: Recuerdos de periodista.


Gabriel García Márquez parece que  sentía tal miedo de que se afectara su amistad con Fidel Castro  que esconde el papel que desempeñó la Inteligencia de los Castro en esta trama. Es inconcebible que Jorge Ricardo Masetti no haya informado a la Seguridad del Estado de los indicios encontrados por el periodista . Rodolfo Walsh en ese cable. De no haberlo informado a la tiranía se hubiera considerado alta traición a la Revolución y Fidel Castro  también lo hubiera tomado de manera personal, pues conocía a Masetti desde que el periodista argentino lo entrevistó en la Sierra Maestra cuando Batista; además Prensa Latina fue creda por Fidel Castro y estaba ligada a la Inteligencia Castrista...

Intentar enviar a Rodolfo Walsh ¨por la libre¨sin el consentimiento de la Inteligencia Castrista   no se lo cree ¨ni aquel que  quiso asar la manteca¨. Así era el ¨Gabo¨ : un avezado periodista que se prestaba a mentir o hacer el papel del tonto con tal de no rozar con el pétalo de una flor al Castrismo....

Gabriel García Márquez escribe sobre la ridiculez del  Presidente Ydigoras Fuentes pero nunca escribió de las ridiculeses de Fidel Castro similares a la que él narra de Ydigoras.

Por cierto, para qué la Inteligencia y la Contrainteligencia Castrista tiene  un aula en el tercer piso del Edificio Felipe Poey de la Universidad de La Habana, equipada y subvencionada por el Ministerio del Interior en la Facultad de Matemática y Ciencias de la Computación, MATCOM,  y mantiene  sus investigaciones y  trabajos en secreto  si puede un individuo, con la capacidad de Rodolfo Walsh, comprarse cuatro libros viejos de criptografía y una computadora vieja , y arruinarles el trabajo de años de estudios.  :-)
La inmediata y anterior información  es tomada del
INFORME DE AUTOEVALUACIÓN INSTITUCIONAL. UNIVERSIDAD DE LA HABANA FACULTAD DE MATEMÁTICA Y COMPUTACIÓN
(página 20)
8.    En la esfera de Defensa, esencialmente destacamos el trabajo realizado en la preparación de cadetes del MININT (4 ya graduados en este curso), lo que aporta profesionales capacitados a la defensa del país, vale la pena señalar los trabajos de investigación de la Unidad Docente de Criptografía (financiada por el MININT) y que desarrolla temas de interés de ese ministerio, en líneas de Álgebra, Computación, tratamiento de datos estadísticos, entre otros y de lo que no podemos reportar los trabajos, por la discreción a que están sujetos.
9.    Estar trabajando en Proyectos AECID con financiamiento en Cuba, los proyectos de la Tarea Triunfo (MINFAR) y otros con entidades del MININT, como DATYS, Criptografía, etc, que han permitido la adquisición de medios para la creación de infraestructura para el desarrollo y la investigación científica, sin afectar la economía del país, favoreciendo el ahorro de recursos y manteniendo los niveles alcanzado en la Educación Superior.
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Tomado de http://elpais.com/diario/1981/12/16/opinion/377305211_850215.html

Recuerdos de periodista
 16 DIC 1981

Por Gabriel García Márquez

   Uno de mis mejores recuerdos de periodista es la forma en que el Gobierno revolucionario de Cuba se enteró, con varios meses de anticipación, de cómo y dónde se estaban adiestrando las tropas que habían de desembarcar en la Bahía de Cochinos.

   La primera noticia se conoció en la oficina central de Prensa Latina, en La Habana, donde yo trabajaba en diciembre de 1960, y se debió a una casualidad casi inverosímil.

   Jorge Ricardo Masetti, el director general, cuya obsesión dominante era hacer de Prensa Latina una agencia mejor que todas las demás, tanto capitalistas como comunistas, había instalado una sala especial de teletipos sólo para captar y luego analizar en junta de redacción el material diario de los servicios de Prensa del mundo entero.

   Dedicaba muchas horas a escudriñar los larguísimos rollos de noticias que se acumulaban sin cesar en su mesa de trabajo, evaluaba el torrente de información tantas veces repetido por tantos criterios e intereses contrapuestos en los despachos de las distintas agencias y, por último, los comparaba con nuestros propios servicios.

   Una noche, nunca se supo cómo, se encontró con un rollo que no era de noticias sino del tráfico comercial de la Tropical Cable, filial de la All American Cable en Guatemala.
(Rodolfo Walsh)

   En medio de los mensajes personales había uno muy largo y denso, y escrito en una clave intrincada. Rodolfo Walsh, quien además de ser muy buen periodista había publicado varios libros de cuentos policiacos excelentes, se empeñó en descifrar aquel cable con la ayuda de unos manuales de criptografía que compró en alguna librería de viejo de La Habana.

   Lo consiguió al cabo de muchas noches insomnes, y lo que encontró dentro no sólo fue emocionante como noticia, sino un informe providencial para el Gobierno revolucionario.

   El cable estaba dirigido a Washington por un funcionario de la CIA adscrito al personal de la Embajada de Estados Unidos en Guatemala, y era un informe minucioso de los preparativos de un desembarco armado en Cuba por cuenta del Gobierno norteamericano. Se revelaba, inclusive, el lugar donde iban a prepararse los reclutas: la hacienda de Retalhuleu, un antiguo cafetal en el norte de Guatemala.

Idea magistral

Un hombre con el temperamento de Masetti no podía dormir tranquilo si no iba más allá
Jorge R. Masetti (izq) junto a Miguel Angel Asturias y Rodolfo Walsh

de aquel  descubrimiento accidental. Como revolucionario y como periodista congénito se empeñó en infiltrar un enviado especial en la hacienda de Retalhuleu.

   Durante muchas noches en claro, mientras estábamos reunidos en su oficina, tuve la impresión de que no pensaba en otra cosa. Por fin, y tal vez cuando menos lo pensaba, concibió la idea magistral. La concibió de pronto, viendo a Rodolfo Walsh que se acercaba por el estrecho vestíbulo de las oficinas con su andadura un poco rígida y sus pasos cortos y rápidos.

   Tenía los ojos claros y risueños detrás de los cristales de miope con monturas gruesas de carey, tenía una calvicie incipiente con mechones flotantes y pálidos y su piel era dura y con viejas grietas solares, como la piel de un cazador en reposo. 

   Aquella noche, como casi siempre en La Habana, llevaba un pantalón de paño muy oscuro y una camisa blanca, sin corbata, con las mangas enrolladas hasta los codos. Masetti me preguntó: “¿De qué tiene cara Rodolfo?”. No tuve que pensar la respuesta porque era demasiado evidente. “De pastor protestante”, contesté.

   Masetti replicó radiante: “Exacto, pero de pastor protestante que vende biblias en Guatemala”. Había llegado, por fin, al final de sus intensas elucubraciones de los últimos días.

   Como descendiente directo de irlandeses, Rodolfo Walsh era además un bilingüe perfecto. De modo que el plan de Masetti tenía muy pocas posibilidades de fracasar.

   Se trataba de que Rodolfo Walsh viajara al día siguiente a Panamá, y desde allí pasara a Nicaragua y Guatemala con un vestido negro y un cuello blanco volteado, predicando los desastres del apocalipsis que conocía de memoria y vendiendo biblias de puerta en puerta, hasta encontrar el lugar exacto del campo de instrucción.

   Si lograba hacerse a la confianza de un recluta habría podido escribir un reportaje excepcional. Todo el plan fracasó porque Rodolfo Walsh fue detenido en Panamá por un error de información del Gobierno panameño. Su identidad quedó entonces tan bien establecida que no se atrevió a insistir en su farsa de vendedor de biblias.

   Masetti no se resignó nunca a la idea de que las agencias yanquis tuvieran corresponsales propios en Retalhuleu mientras que Prensa Latina debía conformarse con seguir descifrando los cables secretos. 
(Gabriel García Márquez cuando era periodista de Prensa Latina)

Poco antes del desembarco, él y yo viajábamos a Lima desde México y tuvimos que hacer una escala imprevista para cambiar de avión en Guatemala. En el sofocante y sucio aeropuerto de la Aurora, tomando cerveza helada bajo los oxidados ventiladores de aspas de aquellos tiempos, atormentado por el zumbido de las moscas y los efluvios de frituras rancias de la cocina, Masetti no tuvo un instante de sosiego.

   Estaba empeñado en que alquiláramos un coche, nos escapáramos del aeropuerto y nos fuéramos sin más vueltas a escribir el reportaje grande de Retalhuleu. Ya entonces le conocía bastante para saber que era un hombre de inspiraciones brillantes e impulsos audaces, pero que, al mismo tiempo, era muy sensible a la crítica razonable.

   Aquella vez, como en algunas otras, logré disuadirle. “Está bien, che”, me dijo, convencido a la fuerza. “Ya me volviste a joder con tu sentido común”. Y luego, respirando por la herida, me dijo por milésima vez:
-Eres un liberalito tranquilo.

   En todo caso, como el avión demoraba, le propuse una aventura de consolación que él aceptó encantado. Escribimos a cuatro manos un relato pormenorizado con base en las tantas verdades que conocíamos por los mensajes cifrados, pero haciendo creer que era una información obtenida por nosotros sobre el terreno al cabo de un viaje clandestino por el país.

   Masetti escribía muerto de risa, enriqueciendo la realidad con detalles fantásticos que iba inventando al calor de la escritura. Un soldado indio, descalzo y escuálido, pero con un casco alemán y un fusil de la guerra mundial, cabeceaba junto al buzón de correos, sin apartar de nosotros su mirada abismal.

   Más allá, en un parquecito de palmeras tristes, había un fotógrafo de cámara de cajón y manga negra, de aquellos que sacaban retratos instantáneos con un paisaje idílico de lagos y cisnes en el telón de fondo.

   Cuando terminamos de escribir el relato agregamos unas cuantas diatribas personales que nos salieron del alma, firmamos con nuestros nombres reales y nuestros títulos de Prensa, y luego nos hicimos tomar unas fotos testimoniales, pero no con el fondo de cisnes, sino frente al volcán acezante e inconfundible que dominaba el horizonte al atardecer.

   Una copia de esa foto existe: la tiene la viuda de Masetti en La Habana. Al final metimos los papeles y la foto en un sobre dirigido al señor general Miguel Ydígoras Fuentes, presidente de la República de Guatemala, y en una fracción de segundo en que el soldado de guardia se dejó vencer por la modorra de la siesta echamos la carta al buzón.

   Alguien había dicho en público por esos días que el general Ydígoras Fuentes era un anciano inservible, y él había aparecido en la televisión vestido de atleta a los 69 años, y había hecho maromas en la barra y levantado pesas, y hasta revelado algunas hazañas íntimas de su virilidad para demostrarles a sus televidentes que todavía era un militar entero. En nuestra carta, por supuesto, no faltó una felicitación especial por su ridiculez exquisita.

   Masetti estaba radiante. Yo lo estaba menos, y cada vez menos, porque el aire se estaba saturando de un vapor húmedo y helado y unos nubarrones nocturnos habían empezado a concentrarse sobre el volcán. Entonces me pregunté espantado qué sería de nosotros si se desataba una tormenta imprevista y se cancelaba el vuelo hasta el día siguiente, y el general Ydígoras Fuentes recibía la carta con nuestros retratos antes de que nosotros hubiéramos salido de Guatemala.

   Masetti se indignó con mi imaginación diabólica. Pero dos horas después, volando hacia Panamá, y a salvo ya de los riesgos de aquella travesura pueril, terminó por admitir que los liberalitos tranquilos teníamos a veces una vida más larga, porque tomábamos en cuenta hasta los fenómenos menos previsibles de la naturaleza.

    Al cabo de veintiún años, lo único que me inquieta de aquel día inolvidable es no haber sabido nunca si el general Ydígoras Fuentes recibió nuestra carta al día siguiente, como lo habíamos previsto durante el éxtasis metafísico.
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BBF 2014 (2): Las cervezas que probamos.


Como seguro que la sesión de contundente numerología y estadística de la semana pasada os dejó sedientos, a continuación tenéis a modo de “pica pica” la mayoría de las cervezas que pudimos probar dentro del Museu Marítim, evidentemente no todas, porque ni la memoria ni los indescifrables apuntes, o directamente por haberlas tomado como decimos en mi tierra “de rapafuig” (con prisas y superficialmente), me permiten el más mínimo detalle.

Pero antes de entrar en materia quería matizar que el hecho de haber probado muy pocas cervezas locales se debe a que viviendo en Valencia uno no tiene ocasión de probar prácticamente nada foráneo interesante y además dentro de nada me resarciré con varias ferias.

Sin más, aquí va el listado.

- Against the Grain Dork Lard (USA). Su nombre evoca rápidamente la mítica Three Floyds Dark Lord, pero desgraciadamente todo termina ahí, en el nombre. Dulce, alcohólica y poco más. Tampoco esperaba demasiado.
- Against the Grain Atilla the Hen (USA). Bourbonaco muy rico y equilibrado con los 12 graditos de alcohol bien escondidos.
- Amager Wrath (Dinamarca). Tener la oportunidad de probar una saison con uva Pinot Noir no se puede desaprovechar, aunque a priori esa mezcla parezca de todo menos una tradicional saison. Una pena que las expectativas no se cumplieran y más que ira (wrath) la sensación provocada estuviera más cerca de la indiferencia.
- Anarchy Citra (Inglaterra). Me gusta el lúpulo Citra y su sola presencia es razón para que me decida por una cerveza que lo contenga. En este caso, por ligera, refrescante y, como no, rebosante de notas cítricas, sin ser ninguna barbaridad, me convenció.
- Anarchy Smoke Bomb (Inglaterra). El ahumado es otra de mis perdiciones, y en este caso también cumplió. Sorprende que tenga tan poco alcohol (3,7%) porque para nada se echa en falta. Recomendable.


- Bad Attitude Dude (Suiza). Si el año pasado era BFM, en esta tercera edición del BBF Suiza quedaba representada con Bad Attitude, y en este caso se trataba de una Imp. IPA dulzona en la que destacaban los recuerdos a fruta tropical.
- Bernard Celebration (R. Checa). No se pueden dejar escapar las pocas checas sin pasteurizar que nos llegan a la península aunque en mi caso reconozco que la ristra de cervezas previas me impidieron disfrutarla como era debido. Aún así nos gustó.
- Boon Framboise (Bélgica). Boon, lámbica, frambuesas... ¿Hace falta decir algo más? Pues eso, que aunque me suelen gustar más las Kriek, habitualmente más secas y también menos dulces, esta la disfruté.
- Braukunstkeller Amarsi (Alemania). Guardaba muy buenos recuerdos de esta cerveza en botella desde que la probáramos el pasado verano en Munich, y reconozco que me decepcionó al estar un pelín oxidada.
- BrewDog Lumberjack Breakfast Stout (Escocia). Imperial stout suntuosa y contundente pero no cansina pese a los 15% de alcohol, con recuerdos a chocolate, regaliz… Una grata sorpresa pese a que últimamente esta cervecera no es santo de mi devoción.
- Buxton Axe Edge (Inglaterra). IPA británica con corazón estadounidense, cítrica, seca y amarga. Realmente muy rica.


- Cantillon Foufoune (Bélgica). Amo cualquier cerveza de esta casa y esta joya con las notas delicadas de los albaricoques usados en su elaboración, menos ácida que otras de la casa, me tiene loco perdido. Cantillon, je t’aime!


- Charlevoix Vache Follie (Canadá). Curiosa IPA con el característico toque que aporta el centeno. Me gustó.
- Chimay Dorée (Bélgica). Trapense diferente, más ligera y especiada que sus hermanas mayores. Una gozada poderla probar tan lejos de la fábrica.
- Coronado Blue Bridge Coffee Stout (USA). Rica stout cafetera. Suave, elegante y sugerente.
- Coronado Idiot IPA (USA). Fruta tropical y menos intensa de lo esperado.
- Darkstar Hophead (Inglaterra). Menos lupulada de lo que hace creer el nombre, cítrica, ligera y refrescante pero nada aguada pese a tener solo 3.8% de alcohol.
- De Arn Iris Pale Arn (Holanda). IPA cítrica y afrutada correcta a la que quizás se le eche en falta algo de base.
- De Molen Tsarina Esra (Holanda). La palabra "petróleo" y la cervecera holandesa De Molen son una garantía de éxito, y esta Porter subidita de tono, rebosante a fruta oscura, torrefactos y un punto de chocolate es muy grande, con el alcohol bien escondido.
- Due South Categorie 3 (USA). Lo único que tengo apuntado de ella es “grata sorpresa”.
- Edge Brewing Barretina Amber (Barcelona). Me esperaba bastante más de esta cerveza por lo bien que se está hablando de estos cerveceros, aunque la misma tarde-noche del sábado la volvimos a repetir en Ale&Hop y nos gustó bastante, lo que me lleva a preguntarme qué pasó con algunos barriles o cómo se sirvieron.
- Emelisse White Label Aceto Balsamico (Holanda). Posiblemente la cerveza más curiosa que probé del festival. Super acética, como me dijo Andrés de Cervecearte, era como estar tomando el vinagre balsámico de una ensalada…
- Emelisse White Label Imperial Russian Stout Sorachi (Holanda). Curioso el toque que le daba el Sorachi Ace a esta suntuosa y envolvente IRStout.
- Evil Twin Imperial Biscotti Natale (Dinamarca). Su hermanita pequeña fue de las mejores cervezas que tomé el año pasado en botella pero esta, aun gustándonos, nos dejó esperando mayor presencia de la cereza que contenía.
- Fifty Fifty California Pale ale (USA). Posiblemente el sorpresón del festival. No conocía esta cervecera y al ver las caras de algunos conocidos y sobretodo las recomendaciones de Juan de Napar y Antonio Bravo, no dudé en probarla… y por dos veces. Maravillosa, ligera, bien equilibrada pero repleta de lúpulo fresco (esta vez sí)… De veras, mil veces recomendable.


- Flying Monkeys Smash Bomb Atomic IPA (Canadá). IPA maltosa, acaramelada, con fruta tropical y algo resinosa pero tenue.
- Founders All day IPA (USA). Me dejó mejores sensaciones que la Centennial, equilibrada, con una base bastante maltosa y un lúpulo sugerente y poco arrollador, muy ligera, refrescante y bien hecha. Ya lo dice el nombre, y es que podría tomarla perfectamente para el día a día…


- Founders Centennial IPA (USA). Esperaba más de ella puesto que un lúpulo tan apagado no es lo esperable de una IPA tan bien valorada.
- Hitachino Expresso Stout (Japón). Conocía esta cerveza de botella, y los buenos recuerdos me llevaron a repetir, cosa que me alegro de haber hecho. Me encanta esta cerveza, como estar tomandote un buen café, amargo, y ligeros recuerdos a chocolate amargo. La volvería a repetir.
- Hof ten dormaal Sherry (Bélgica). Siempre es interesante probar la influencia de un tipo de barrica sobre una cerveza, y más en este caso con el Jerez. Me gusta todo el mundo del Jerez, también me gustó la cerveza, aunque la esperaba más compleja.


- Lagunitas IPA (USA). Tras la Stone IPA, esta Lagunitas fue la segunda estadounidense que cayó el domingo y posiblemente fuera la cerveza que más ganas tenía de conocer. Mentiría si dijese que no me decepcionó un poco, porque al igual que otras estadounidenses la esperaba más arrolladora, con el frescor del lúpulo y la intensidad como principales protagonistas. Según me comentaron varios que la habían probado en Estados Unidos, este barril no estaba en las mejores condiciones.


- Le Trois Mousquetaires Sticke Alt (Canadá). Fue la primera cerveza que tomé en todo el festival, acaramelada, tostada y con un punto a chocolate y frutos secos muy agradables que combinaban bien con un amargor moderado y el lúpulo leñoso/terroso.


- Lindheim / Port Brewing Nacho Libre (Noruega). A priori una Imperial IPA hecha con estos maestros californianos del lúpulo suena muy apetecible, y cumplió con creces lo esperado, mucho lúpulo  cítrico y recuerdos a pino, con un final amargo intenso y largo.


- Maximus Highhops (Holanda). Buena IPA, ligera, fresca, cítrica y afrutada, con un final amargo.
- Mikkeller & Prairie - American Style (Dinamarca). Sonaba bien eso de una IPA con brett, ya que las combinaciones de lúpulos estadounidenses con levadura saison, o con brett, o con paso por barrica o todo ello junto y revuelto las suelo disfrutar, y el resultado en este caso es una de esas “farmhouse” (como las llaman las yanquies) cítrica y con ese punto "salvaje" del brett, aunque en mi opinión le faltaba algo más de chispa…
- Mikkeller BA Big Worster Chardonnay Edition (Dinamarca). Una de esas cervezas que sobre el papel posiblemente no la hubiera tomado por su contenido alcohólico (18 “graditos”) pero al final el amigo Txema hizo los honores y quedé gratamente sorprendido, menos extrema de lo esperado, contundente pero no cansina, quizás porque no tomé más que varios sorbos. Mucha fruta en confitura, caramelo…


- Mikkeller El Celler de Can Roca (Dinamarca). Cierto que esta cerveza tiene bien poco de Pilsner por los recuerdos a fruta tropical, pero reconozco que me gustó.


- Mikkeller Wheat is the new Hop Wild Yeast (Dinamarca). La primera del sábado. Había que levantar los ánimos tras una velada del viernes llamémosla durilla, y esta IPA decente elaborada con trigo y Brett lo consiguió.
- Nogne & Stone & Jolly Pumpkin - Special Holiday Ale (Noruega / USA). Si te gustan las cervezas especiadas y con ingredientes peculiares, como es mi caso, esta cerveza es una gran elección, aunque el recuerdo a endrina (a mi me parecía jengibre) termina cansando.

Special Holiday (izq.) y Kriek of Telemark (dcha.).

- Nogne Kriek of Telemark (Noruega). Para quienes amamos las kriek esta cerveza es un tanto peculiar, con una acidez mucho menos marcada, y también menos compleja que sus paisanas belgas, incluso diría que algo dulzona y empalagosa. No me terminó de convencer.
- Red Church Great Eastern IPA (Inglaterra). Antes del BBF no había probado nada de esta cervecera y me sorprendió muy gratamente, en este caso a base de lúpulos cítricos y recuerdos tropicales sobre una base maltosa importante.
- Red Church Old Ford Export Stout (Inglaterra). Si la IPA de esta casa me gustó, esta Export Stout me pareció aún más destacable, con un marcado carácter lupulado sustentado por una rica base torrefacta y un final amargo y algunos recuerdos a café. Muy buena.


- Rogue Chocolate Stout (USA). En su día la probé en botella y me gustó a medias. Esta vez de barril me pareció tremenda, con el recuerdo a chocolate todavía más marcado, pero muy elegante. Una gran alegría para la mañana de domingo. Gracias Leti y Antonio!
- Stone IPA (USA). La primera del intenso ramillete de estadounidenses que cayó el domingo por la mañana. Muy maltosa, como casi todas las Stone, con un lúpulo no muy intenso en aroma, pero sí intenso en amargor y muy persistente. Muy buena.


- Tilquin Gueuze (Bélgica). Ojalá todos los recién llegados a este mundillo tuvieran las mismas manos de oro… Esta Gueuze posee los clásicos recuerdos del estilo (paja, cítricos…) pero con una acidez muy bien atada.
-Tiny Rebel Dirty Stop Out (Gales). Otra de las sorpresas que descubrí hace unos meses en botella. Chocolate con un punto ligero ahumado y textura cremosa. Destacable.
-Two Roads Igor’s Dream Unorthodox (USA). Esperaba bastante más de esta imperial stout envejecida en barrica, por ejemplo complejidad y equilibrio.
- Westbrook Gozu (USA). Las Gose son uno estilo de cerveza realmente peculiar e interesante y en este caso me gustó por la acidez elegante, el toque cítrico del Yuzu y el final ligeramente salado nada molesto.

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Y así cierro nuestro mi particular listín con 48 referencias, copado por un gran dominio de estadounidenses (uno no tiene ocasión de probarlas todos los días…), seguido por Inglaterra y Dinamarca, y en menor medida Holanda y Bélgica.

Al ir a salto de mata no me di cuenta de la cantidad de IPAs y Pale ales que llegamos a tomar, cosa poco habitual en mi menú cervecero de los últimos meses, pero en general estoy bastante satisfecho con lo probado y me alegro de no haber llevado ningún tipo de whishlist (aunque la Reina Lúpula se curró algo similar) y esta es una de las razones de que lo pasásemos mucho mejor que el año pasado. Aún así, nos quedamos sin probar grandes cervezas como la Agullons Extra Pura, La Pirata Black Block Barred Aged y también Mayo Brett, entre otras, pero a ver si con un poco de suerte algunas caen en Mediona ;).

En unos días tendréis el último post referente al BBF, esta vez con las conclusiones y reflexiones de lo que ha significado para mí esta tercera edición.


BBF 2014 (1): Los números cerveceros del festival.


Tras unos días de descanso para recuperar el hígado y el aliento (y también la voz), hoy quiero compartir con vosotros el primero de los tres posts que dedicaré al Barcelona Beer Festival. En este, al igual que hice el año pasado, tenéis un “mini-análisis” (que me perdonen los estadistas…) tomando los números y las cervezas que facilitó la organización en su web. En un siguiente post os hablaré de las cervezas que pudimos degustar dentro del Museu Marítim y finalmente en un último post daré mi opinión a modo de conclusiones de lo que ha sido la edición de este año.


Países.

Para empezar, este año el número total de cervezas aumentó del año pasado desde las 302 a las 343 referencias (contando las 25 referencias estadounidenses de la Brewers Association), y en cuanto a número de países este año con 19 casi dobla a los 12 del año pasado. Además, si el año pasado los protagonistas tras las locales eran Bélgica y en menor medida UK y Alemania, este año USA se ha colado al segundo escalafón, siendo Alemania la gran perjudicada ya que baja hasta la octava posición.


Por situación geográfica, el año pasado había un 43% de referencias locales mientras que en esta edición el número ha bajado hasta el 34%.


Y ya mirando dentro de casa, Catalunya ha bajado un poco su gran dominio (tampoco demasiado, de 88 a 75 cervezas, aunque este año este número se diluye un número mayor).



Fichas.

En cuanto a fichas, el año pasado había prácticamente dos terceras partes de cervezas con dos fichas, y este año la cosa se ha repartido mucho más con casi un empate técnico entre las referencias de 2 y 3 fichas, en perjuicio de las referencias más baratas. En cuanto a las de cuatro fichas, a diferencia del año pasado hemos pasado de 11 a 3 referencias con el máximo coste, con lo cual ha habido una importante bajada.


Si miramos la distribución de fichas por países quizás lo más llamativo sea que haya 6 países con todas sus referencias a 2 fichas y otro más con más del 80%. Por otro lado también es cierto que hay 5 países con todas sus cervezas a 3 fichas y un sexto (USA) casi también con 2 de 42 referencias costando 3 fichas.



Tipo de fermentación.

Si el año pasado el trozo de pastel se lo quedaban las cervezas de fermentación alta, con 257 de las 302 referencias (85%), este año la cosa aún se acentúa más con un 89% del total. La baja fermentación sube un punto porcentual y las lámbicas también pierden porcentaje. Este es uno de los puntos que lejos de mejorar empeora y no creo que sea nada positivo. La explicación, pues que a diferencia del año pasado las alemanas y las checas han perdido bastante representación.


En la categoría “otros” he incluído algunas como las “common”, “mead” y “gose” (aunque esta última podría incluirse en Ale).


Estilos.

En cuanto a estilos la cosa sigue más o menos como el año pasado, con clarísimo predominio de las cervezas tipo “pale ale” y variantes (IPA, Imperial, Half IPA, Bitter…) y en un escalafón secundario las belgas claras y las porter/stout, aunque estas últimas han crecido porcentualmente con respecto al conjunto.


El salto lo han dado saison, que el año pasado las incluí entre las belgas claras y este año alcanzan la cifra de 13 referencias. También suben las ahumadas, con 7 referencias.

Además, en la categoría “otros” aparecen cervezas realmente variopintas, desde algunas elaboradas con mosto de txacoli, otras con jengibre y mirra, winter ales, cervezas con jalapeños, de estilo gose, con castañas, salvia, tipo mead, con piñas de aveto o flor naranjo… Muy interesantes y que dan algo de chispa al conjunto de las referencias.


Alcohol.

Sin contar las estadounidenses de la Brewers Association de las que no se poseía información, ni la cerveza sin alcohol, las referencias se mueven entre un mínimo de 2.7% y un máximo de 18.3%. La distribución es la lógica, habiendo el grueso de referencias entre 4% y 8%, siendo las más alcohólicas y las menos las puntas de la campana.


Las cervezas con más del 10% de alcohol han bajado del 12% al 5% y llama la atención la cantidad de referencias con menos de 5% (48 cervezas), de las cuales 9 están entre los 3 y los 3.9% y 6 por debajo de los 3%. Sorprende y me gusta esa apuesta por las cervezas con poco alcohol.


IBUs.

Obviando las 139 cervezas de las que no disponíamos de su nº de IBUs (aunque de tener los datos de las estadounidenses supongo que habrían alterado al alza los porcentajes), destaca que haya una tercera parte con menos de 30 IBUs, y otro tercio del total las cervezas con 31-50 IBUs.



Al igual que ocurría con las cervezas más alcohólicas, el número de cervezas con más IBUs también disminuyen (correspondientes a las categorías “81-100” y “más de 100”), lo cual (aunque la selección depende de la organización) creo que puede estar mostrando como el mercado va queriendo menos cervezas extremas. 

Solo como curiosidad, las Brunehaut Bio, al menos en la información facilitada por la organización, no tienen IBUs.


Color.

Y ya para terminar, en cuanto al color, la cosa está exactamente como el año pasado, con algo más de dos terceras partes de las cervezas claras (rubias hasta ambarinas) y el tercio restante con cervezas más subidas de tono.



Y con el color doy por cerrado el post. En resumen, lo que me ha parecido más llamativo es esa disminución de cervezas de baja fermentación y también la bajada de cervezas extremas (alcohólicas y amargas). Aumenta la variedad de países, con algunas gratas sorpresas, y también de estilos pero esto no merma el gran dominio (otro año) de las cervezas tipo Pale ale / IPA.

Espero que os hayáis entretenido mirando las gráficas y sino siempre me quedará el consuelo de que me lo pasé pipa haciéndolo… En unos días publicaré el segundo post dedicado al BBF, esta vez como decía con las diferentes cervezas que probamos.