García Márquez esconde el trabajo de la Inteligencia de los Castro para conocer sobre los preparativos de la invasión a Bahía de Cochinos por la Brigada de Asalto 2506

 

 Desde Baracutey Cubano:


Gabriel García Márquez: Recuerdos de periodista.


Gabriel García Márquez parece que  sentía tal miedo de que se afectara su amistad con Fidel Castro  que esconde el papel que desempeñó la Inteligencia de los Castro en esta trama. Es inconcebible que Jorge Ricardo Masetti no haya informado a la Seguridad del Estado de los indicios encontrados por el periodista . Rodolfo Walsh en ese cable. De no haberlo informado a la tiranía se hubiera considerado alta traición a la Revolución y Fidel Castro  también lo hubiera tomado de manera personal, pues conocía a Masetti desde que el periodista argentino lo entrevistó en la Sierra Maestra cuando Batista; además Prensa Latina fue creda por Fidel Castro y estaba ligada a la Inteligencia Castrista...

Intentar enviar a Rodolfo Walsh ¨por la libre¨sin el consentimiento de la Inteligencia Castrista   no se lo cree ¨ni aquel que  quiso asar la manteca¨. Así era el ¨Gabo¨ : un avezado periodista que se prestaba a mentir o hacer el papel del tonto con tal de no rozar con el pétalo de una flor al Castrismo....

Gabriel García Márquez escribe sobre la ridiculez del  Presidente Ydigoras Fuentes pero nunca escribió de las ridiculeses de Fidel Castro similares a la que él narra de Ydigoras.

Por cierto, para qué la Inteligencia y la Contrainteligencia Castrista tiene  un aula en el tercer piso del Edificio Felipe Poey de la Universidad de La Habana, equipada y subvencionada por el Ministerio del Interior en la Facultad de Matemática y Ciencias de la Computación, MATCOM,  y mantiene  sus investigaciones y  trabajos en secreto  si puede un individuo, con la capacidad de Rodolfo Walsh, comprarse cuatro libros viejos de criptografía y una computadora vieja , y arruinarles el trabajo de años de estudios.  :-)
La inmediata y anterior información  es tomada del
INFORME DE AUTOEVALUACIÓN INSTITUCIONAL. UNIVERSIDAD DE LA HABANA FACULTAD DE MATEMÁTICA Y COMPUTACIÓN
(página 20)
8.    En la esfera de Defensa, esencialmente destacamos el trabajo realizado en la preparación de cadetes del MININT (4 ya graduados en este curso), lo que aporta profesionales capacitados a la defensa del país, vale la pena señalar los trabajos de investigación de la Unidad Docente de Criptografía (financiada por el MININT) y que desarrolla temas de interés de ese ministerio, en líneas de Álgebra, Computación, tratamiento de datos estadísticos, entre otros y de lo que no podemos reportar los trabajos, por la discreción a que están sujetos.
9.    Estar trabajando en Proyectos AECID con financiamiento en Cuba, los proyectos de la Tarea Triunfo (MINFAR) y otros con entidades del MININT, como DATYS, Criptografía, etc, que han permitido la adquisición de medios para la creación de infraestructura para el desarrollo y la investigación científica, sin afectar la economía del país, favoreciendo el ahorro de recursos y manteniendo los niveles alcanzado en la Educación Superior.
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Tomado de http://elpais.com/diario/1981/12/16/opinion/377305211_850215.html

Recuerdos de periodista
 16 DIC 1981

Por Gabriel García Márquez

   Uno de mis mejores recuerdos de periodista es la forma en que el Gobierno revolucionario de Cuba se enteró, con varios meses de anticipación, de cómo y dónde se estaban adiestrando las tropas que habían de desembarcar en la Bahía de Cochinos.

   La primera noticia se conoció en la oficina central de Prensa Latina, en La Habana, donde yo trabajaba en diciembre de 1960, y se debió a una casualidad casi inverosímil.

   Jorge Ricardo Masetti, el director general, cuya obsesión dominante era hacer de Prensa Latina una agencia mejor que todas las demás, tanto capitalistas como comunistas, había instalado una sala especial de teletipos sólo para captar y luego analizar en junta de redacción el material diario de los servicios de Prensa del mundo entero.

   Dedicaba muchas horas a escudriñar los larguísimos rollos de noticias que se acumulaban sin cesar en su mesa de trabajo, evaluaba el torrente de información tantas veces repetido por tantos criterios e intereses contrapuestos en los despachos de las distintas agencias y, por último, los comparaba con nuestros propios servicios.

   Una noche, nunca se supo cómo, se encontró con un rollo que no era de noticias sino del tráfico comercial de la Tropical Cable, filial de la All American Cable en Guatemala.
(Rodolfo Walsh)

   En medio de los mensajes personales había uno muy largo y denso, y escrito en una clave intrincada. Rodolfo Walsh, quien además de ser muy buen periodista había publicado varios libros de cuentos policiacos excelentes, se empeñó en descifrar aquel cable con la ayuda de unos manuales de criptografía que compró en alguna librería de viejo de La Habana.

   Lo consiguió al cabo de muchas noches insomnes, y lo que encontró dentro no sólo fue emocionante como noticia, sino un informe providencial para el Gobierno revolucionario.

   El cable estaba dirigido a Washington por un funcionario de la CIA adscrito al personal de la Embajada de Estados Unidos en Guatemala, y era un informe minucioso de los preparativos de un desembarco armado en Cuba por cuenta del Gobierno norteamericano. Se revelaba, inclusive, el lugar donde iban a prepararse los reclutas: la hacienda de Retalhuleu, un antiguo cafetal en el norte de Guatemala.

Idea magistral

Un hombre con el temperamento de Masetti no podía dormir tranquilo si no iba más allá
Jorge R. Masetti (izq) junto a Miguel Angel Asturias y Rodolfo Walsh

de aquel  descubrimiento accidental. Como revolucionario y como periodista congénito se empeñó en infiltrar un enviado especial en la hacienda de Retalhuleu.

   Durante muchas noches en claro, mientras estábamos reunidos en su oficina, tuve la impresión de que no pensaba en otra cosa. Por fin, y tal vez cuando menos lo pensaba, concibió la idea magistral. La concibió de pronto, viendo a Rodolfo Walsh que se acercaba por el estrecho vestíbulo de las oficinas con su andadura un poco rígida y sus pasos cortos y rápidos.

   Tenía los ojos claros y risueños detrás de los cristales de miope con monturas gruesas de carey, tenía una calvicie incipiente con mechones flotantes y pálidos y su piel era dura y con viejas grietas solares, como la piel de un cazador en reposo. 

   Aquella noche, como casi siempre en La Habana, llevaba un pantalón de paño muy oscuro y una camisa blanca, sin corbata, con las mangas enrolladas hasta los codos. Masetti me preguntó: “¿De qué tiene cara Rodolfo?”. No tuve que pensar la respuesta porque era demasiado evidente. “De pastor protestante”, contesté.

   Masetti replicó radiante: “Exacto, pero de pastor protestante que vende biblias en Guatemala”. Había llegado, por fin, al final de sus intensas elucubraciones de los últimos días.

   Como descendiente directo de irlandeses, Rodolfo Walsh era además un bilingüe perfecto. De modo que el plan de Masetti tenía muy pocas posibilidades de fracasar.

   Se trataba de que Rodolfo Walsh viajara al día siguiente a Panamá, y desde allí pasara a Nicaragua y Guatemala con un vestido negro y un cuello blanco volteado, predicando los desastres del apocalipsis que conocía de memoria y vendiendo biblias de puerta en puerta, hasta encontrar el lugar exacto del campo de instrucción.

   Si lograba hacerse a la confianza de un recluta habría podido escribir un reportaje excepcional. Todo el plan fracasó porque Rodolfo Walsh fue detenido en Panamá por un error de información del Gobierno panameño. Su identidad quedó entonces tan bien establecida que no se atrevió a insistir en su farsa de vendedor de biblias.

   Masetti no se resignó nunca a la idea de que las agencias yanquis tuvieran corresponsales propios en Retalhuleu mientras que Prensa Latina debía conformarse con seguir descifrando los cables secretos. 
(Gabriel García Márquez cuando era periodista de Prensa Latina)

Poco antes del desembarco, él y yo viajábamos a Lima desde México y tuvimos que hacer una escala imprevista para cambiar de avión en Guatemala. En el sofocante y sucio aeropuerto de la Aurora, tomando cerveza helada bajo los oxidados ventiladores de aspas de aquellos tiempos, atormentado por el zumbido de las moscas y los efluvios de frituras rancias de la cocina, Masetti no tuvo un instante de sosiego.

   Estaba empeñado en que alquiláramos un coche, nos escapáramos del aeropuerto y nos fuéramos sin más vueltas a escribir el reportaje grande de Retalhuleu. Ya entonces le conocía bastante para saber que era un hombre de inspiraciones brillantes e impulsos audaces, pero que, al mismo tiempo, era muy sensible a la crítica razonable.

   Aquella vez, como en algunas otras, logré disuadirle. “Está bien, che”, me dijo, convencido a la fuerza. “Ya me volviste a joder con tu sentido común”. Y luego, respirando por la herida, me dijo por milésima vez:
-Eres un liberalito tranquilo.

   En todo caso, como el avión demoraba, le propuse una aventura de consolación que él aceptó encantado. Escribimos a cuatro manos un relato pormenorizado con base en las tantas verdades que conocíamos por los mensajes cifrados, pero haciendo creer que era una información obtenida por nosotros sobre el terreno al cabo de un viaje clandestino por el país.

   Masetti escribía muerto de risa, enriqueciendo la realidad con detalles fantásticos que iba inventando al calor de la escritura. Un soldado indio, descalzo y escuálido, pero con un casco alemán y un fusil de la guerra mundial, cabeceaba junto al buzón de correos, sin apartar de nosotros su mirada abismal.

   Más allá, en un parquecito de palmeras tristes, había un fotógrafo de cámara de cajón y manga negra, de aquellos que sacaban retratos instantáneos con un paisaje idílico de lagos y cisnes en el telón de fondo.

   Cuando terminamos de escribir el relato agregamos unas cuantas diatribas personales que nos salieron del alma, firmamos con nuestros nombres reales y nuestros títulos de Prensa, y luego nos hicimos tomar unas fotos testimoniales, pero no con el fondo de cisnes, sino frente al volcán acezante e inconfundible que dominaba el horizonte al atardecer.

   Una copia de esa foto existe: la tiene la viuda de Masetti en La Habana. Al final metimos los papeles y la foto en un sobre dirigido al señor general Miguel Ydígoras Fuentes, presidente de la República de Guatemala, y en una fracción de segundo en que el soldado de guardia se dejó vencer por la modorra de la siesta echamos la carta al buzón.

   Alguien había dicho en público por esos días que el general Ydígoras Fuentes era un anciano inservible, y él había aparecido en la televisión vestido de atleta a los 69 años, y había hecho maromas en la barra y levantado pesas, y hasta revelado algunas hazañas íntimas de su virilidad para demostrarles a sus televidentes que todavía era un militar entero. En nuestra carta, por supuesto, no faltó una felicitación especial por su ridiculez exquisita.

   Masetti estaba radiante. Yo lo estaba menos, y cada vez menos, porque el aire se estaba saturando de un vapor húmedo y helado y unos nubarrones nocturnos habían empezado a concentrarse sobre el volcán. Entonces me pregunté espantado qué sería de nosotros si se desataba una tormenta imprevista y se cancelaba el vuelo hasta el día siguiente, y el general Ydígoras Fuentes recibía la carta con nuestros retratos antes de que nosotros hubiéramos salido de Guatemala.

   Masetti se indignó con mi imaginación diabólica. Pero dos horas después, volando hacia Panamá, y a salvo ya de los riesgos de aquella travesura pueril, terminó por admitir que los liberalitos tranquilos teníamos a veces una vida más larga, porque tomábamos en cuenta hasta los fenómenos menos previsibles de la naturaleza.

    Al cabo de veintiún años, lo único que me inquieta de aquel día inolvidable es no haber sabido nunca si el general Ydígoras Fuentes recibió nuestra carta al día siguiente, como lo habíamos previsto durante el éxtasis metafísico.
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BBF 2014 (2): Las cervezas que probamos.


Como seguro que la sesión de contundente numerología y estadística de la semana pasada os dejó sedientos, a continuación tenéis a modo de “pica pica” la mayoría de las cervezas que pudimos probar dentro del Museu Marítim, evidentemente no todas, porque ni la memoria ni los indescifrables apuntes, o directamente por haberlas tomado como decimos en mi tierra “de rapafuig” (con prisas y superficialmente), me permiten el más mínimo detalle.

Pero antes de entrar en materia quería matizar que el hecho de haber probado muy pocas cervezas locales se debe a que viviendo en Valencia uno no tiene ocasión de probar prácticamente nada foráneo interesante y además dentro de nada me resarciré con varias ferias.

Sin más, aquí va el listado.

- Against the Grain Dork Lard (USA). Su nombre evoca rápidamente la mítica Three Floyds Dark Lord, pero desgraciadamente todo termina ahí, en el nombre. Dulce, alcohólica y poco más. Tampoco esperaba demasiado.
- Against the Grain Atilla the Hen (USA). Bourbonaco muy rico y equilibrado con los 12 graditos de alcohol bien escondidos.
- Amager Wrath (Dinamarca). Tener la oportunidad de probar una saison con uva Pinot Noir no se puede desaprovechar, aunque a priori esa mezcla parezca de todo menos una tradicional saison. Una pena que las expectativas no se cumplieran y más que ira (wrath) la sensación provocada estuviera más cerca de la indiferencia.
- Anarchy Citra (Inglaterra). Me gusta el lúpulo Citra y su sola presencia es razón para que me decida por una cerveza que lo contenga. En este caso, por ligera, refrescante y, como no, rebosante de notas cítricas, sin ser ninguna barbaridad, me convenció.
- Anarchy Smoke Bomb (Inglaterra). El ahumado es otra de mis perdiciones, y en este caso también cumplió. Sorprende que tenga tan poco alcohol (3,7%) porque para nada se echa en falta. Recomendable.


- Bad Attitude Dude (Suiza). Si el año pasado era BFM, en esta tercera edición del BBF Suiza quedaba representada con Bad Attitude, y en este caso se trataba de una Imp. IPA dulzona en la que destacaban los recuerdos a fruta tropical.
- Bernard Celebration (R. Checa). No se pueden dejar escapar las pocas checas sin pasteurizar que nos llegan a la península aunque en mi caso reconozco que la ristra de cervezas previas me impidieron disfrutarla como era debido. Aún así nos gustó.
- Boon Framboise (Bélgica). Boon, lámbica, frambuesas... ¿Hace falta decir algo más? Pues eso, que aunque me suelen gustar más las Kriek, habitualmente más secas y también menos dulces, esta la disfruté.
- Braukunstkeller Amarsi (Alemania). Guardaba muy buenos recuerdos de esta cerveza en botella desde que la probáramos el pasado verano en Munich, y reconozco que me decepcionó al estar un pelín oxidada.
- BrewDog Lumberjack Breakfast Stout (Escocia). Imperial stout suntuosa y contundente pero no cansina pese a los 15% de alcohol, con recuerdos a chocolate, regaliz… Una grata sorpresa pese a que últimamente esta cervecera no es santo de mi devoción.
- Buxton Axe Edge (Inglaterra). IPA británica con corazón estadounidense, cítrica, seca y amarga. Realmente muy rica.


- Cantillon Foufoune (Bélgica). Amo cualquier cerveza de esta casa y esta joya con las notas delicadas de los albaricoques usados en su elaboración, menos ácida que otras de la casa, me tiene loco perdido. Cantillon, je t’aime!


- Charlevoix Vache Follie (Canadá). Curiosa IPA con el característico toque que aporta el centeno. Me gustó.
- Chimay Dorée (Bélgica). Trapense diferente, más ligera y especiada que sus hermanas mayores. Una gozada poderla probar tan lejos de la fábrica.
- Coronado Blue Bridge Coffee Stout (USA). Rica stout cafetera. Suave, elegante y sugerente.
- Coronado Idiot IPA (USA). Fruta tropical y menos intensa de lo esperado.
- Darkstar Hophead (Inglaterra). Menos lupulada de lo que hace creer el nombre, cítrica, ligera y refrescante pero nada aguada pese a tener solo 3.8% de alcohol.
- De Arn Iris Pale Arn (Holanda). IPA cítrica y afrutada correcta a la que quizás se le eche en falta algo de base.
- De Molen Tsarina Esra (Holanda). La palabra "petróleo" y la cervecera holandesa De Molen son una garantía de éxito, y esta Porter subidita de tono, rebosante a fruta oscura, torrefactos y un punto de chocolate es muy grande, con el alcohol bien escondido.
- Due South Categorie 3 (USA). Lo único que tengo apuntado de ella es “grata sorpresa”.
- Edge Brewing Barretina Amber (Barcelona). Me esperaba bastante más de esta cerveza por lo bien que se está hablando de estos cerveceros, aunque la misma tarde-noche del sábado la volvimos a repetir en Ale&Hop y nos gustó bastante, lo que me lleva a preguntarme qué pasó con algunos barriles o cómo se sirvieron.
- Emelisse White Label Aceto Balsamico (Holanda). Posiblemente la cerveza más curiosa que probé del festival. Super acética, como me dijo Andrés de Cervecearte, era como estar tomando el vinagre balsámico de una ensalada…
- Emelisse White Label Imperial Russian Stout Sorachi (Holanda). Curioso el toque que le daba el Sorachi Ace a esta suntuosa y envolvente IRStout.
- Evil Twin Imperial Biscotti Natale (Dinamarca). Su hermanita pequeña fue de las mejores cervezas que tomé el año pasado en botella pero esta, aun gustándonos, nos dejó esperando mayor presencia de la cereza que contenía.
- Fifty Fifty California Pale ale (USA). Posiblemente el sorpresón del festival. No conocía esta cervecera y al ver las caras de algunos conocidos y sobretodo las recomendaciones de Juan de Napar y Antonio Bravo, no dudé en probarla… y por dos veces. Maravillosa, ligera, bien equilibrada pero repleta de lúpulo fresco (esta vez sí)… De veras, mil veces recomendable.


- Flying Monkeys Smash Bomb Atomic IPA (Canadá). IPA maltosa, acaramelada, con fruta tropical y algo resinosa pero tenue.
- Founders All day IPA (USA). Me dejó mejores sensaciones que la Centennial, equilibrada, con una base bastante maltosa y un lúpulo sugerente y poco arrollador, muy ligera, refrescante y bien hecha. Ya lo dice el nombre, y es que podría tomarla perfectamente para el día a día…


- Founders Centennial IPA (USA). Esperaba más de ella puesto que un lúpulo tan apagado no es lo esperable de una IPA tan bien valorada.
- Hitachino Expresso Stout (Japón). Conocía esta cerveza de botella, y los buenos recuerdos me llevaron a repetir, cosa que me alegro de haber hecho. Me encanta esta cerveza, como estar tomandote un buen café, amargo, y ligeros recuerdos a chocolate amargo. La volvería a repetir.
- Hof ten dormaal Sherry (Bélgica). Siempre es interesante probar la influencia de un tipo de barrica sobre una cerveza, y más en este caso con el Jerez. Me gusta todo el mundo del Jerez, también me gustó la cerveza, aunque la esperaba más compleja.


- Lagunitas IPA (USA). Tras la Stone IPA, esta Lagunitas fue la segunda estadounidense que cayó el domingo y posiblemente fuera la cerveza que más ganas tenía de conocer. Mentiría si dijese que no me decepcionó un poco, porque al igual que otras estadounidenses la esperaba más arrolladora, con el frescor del lúpulo y la intensidad como principales protagonistas. Según me comentaron varios que la habían probado en Estados Unidos, este barril no estaba en las mejores condiciones.


- Le Trois Mousquetaires Sticke Alt (Canadá). Fue la primera cerveza que tomé en todo el festival, acaramelada, tostada y con un punto a chocolate y frutos secos muy agradables que combinaban bien con un amargor moderado y el lúpulo leñoso/terroso.


- Lindheim / Port Brewing Nacho Libre (Noruega). A priori una Imperial IPA hecha con estos maestros californianos del lúpulo suena muy apetecible, y cumplió con creces lo esperado, mucho lúpulo  cítrico y recuerdos a pino, con un final amargo intenso y largo.


- Maximus Highhops (Holanda). Buena IPA, ligera, fresca, cítrica y afrutada, con un final amargo.
- Mikkeller & Prairie - American Style (Dinamarca). Sonaba bien eso de una IPA con brett, ya que las combinaciones de lúpulos estadounidenses con levadura saison, o con brett, o con paso por barrica o todo ello junto y revuelto las suelo disfrutar, y el resultado en este caso es una de esas “farmhouse” (como las llaman las yanquies) cítrica y con ese punto "salvaje" del brett, aunque en mi opinión le faltaba algo más de chispa…
- Mikkeller BA Big Worster Chardonnay Edition (Dinamarca). Una de esas cervezas que sobre el papel posiblemente no la hubiera tomado por su contenido alcohólico (18 “graditos”) pero al final el amigo Txema hizo los honores y quedé gratamente sorprendido, menos extrema de lo esperado, contundente pero no cansina, quizás porque no tomé más que varios sorbos. Mucha fruta en confitura, caramelo…


- Mikkeller El Celler de Can Roca (Dinamarca). Cierto que esta cerveza tiene bien poco de Pilsner por los recuerdos a fruta tropical, pero reconozco que me gustó.


- Mikkeller Wheat is the new Hop Wild Yeast (Dinamarca). La primera del sábado. Había que levantar los ánimos tras una velada del viernes llamémosla durilla, y esta IPA decente elaborada con trigo y Brett lo consiguió.
- Nogne & Stone & Jolly Pumpkin - Special Holiday Ale (Noruega / USA). Si te gustan las cervezas especiadas y con ingredientes peculiares, como es mi caso, esta cerveza es una gran elección, aunque el recuerdo a endrina (a mi me parecía jengibre) termina cansando.

Special Holiday (izq.) y Kriek of Telemark (dcha.).

- Nogne Kriek of Telemark (Noruega). Para quienes amamos las kriek esta cerveza es un tanto peculiar, con una acidez mucho menos marcada, y también menos compleja que sus paisanas belgas, incluso diría que algo dulzona y empalagosa. No me terminó de convencer.
- Red Church Great Eastern IPA (Inglaterra). Antes del BBF no había probado nada de esta cervecera y me sorprendió muy gratamente, en este caso a base de lúpulos cítricos y recuerdos tropicales sobre una base maltosa importante.
- Red Church Old Ford Export Stout (Inglaterra). Si la IPA de esta casa me gustó, esta Export Stout me pareció aún más destacable, con un marcado carácter lupulado sustentado por una rica base torrefacta y un final amargo y algunos recuerdos a café. Muy buena.


- Rogue Chocolate Stout (USA). En su día la probé en botella y me gustó a medias. Esta vez de barril me pareció tremenda, con el recuerdo a chocolate todavía más marcado, pero muy elegante. Una gran alegría para la mañana de domingo. Gracias Leti y Antonio!
- Stone IPA (USA). La primera del intenso ramillete de estadounidenses que cayó el domingo por la mañana. Muy maltosa, como casi todas las Stone, con un lúpulo no muy intenso en aroma, pero sí intenso en amargor y muy persistente. Muy buena.


- Tilquin Gueuze (Bélgica). Ojalá todos los recién llegados a este mundillo tuvieran las mismas manos de oro… Esta Gueuze posee los clásicos recuerdos del estilo (paja, cítricos…) pero con una acidez muy bien atada.
-Tiny Rebel Dirty Stop Out (Gales). Otra de las sorpresas que descubrí hace unos meses en botella. Chocolate con un punto ligero ahumado y textura cremosa. Destacable.
-Two Roads Igor’s Dream Unorthodox (USA). Esperaba bastante más de esta imperial stout envejecida en barrica, por ejemplo complejidad y equilibrio.
- Westbrook Gozu (USA). Las Gose son uno estilo de cerveza realmente peculiar e interesante y en este caso me gustó por la acidez elegante, el toque cítrico del Yuzu y el final ligeramente salado nada molesto.

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Y así cierro nuestro mi particular listín con 48 referencias, copado por un gran dominio de estadounidenses (uno no tiene ocasión de probarlas todos los días…), seguido por Inglaterra y Dinamarca, y en menor medida Holanda y Bélgica.

Al ir a salto de mata no me di cuenta de la cantidad de IPAs y Pale ales que llegamos a tomar, cosa poco habitual en mi menú cervecero de los últimos meses, pero en general estoy bastante satisfecho con lo probado y me alegro de no haber llevado ningún tipo de whishlist (aunque la Reina Lúpula se curró algo similar) y esta es una de las razones de que lo pasásemos mucho mejor que el año pasado. Aún así, nos quedamos sin probar grandes cervezas como la Agullons Extra Pura, La Pirata Black Block Barred Aged y también Mayo Brett, entre otras, pero a ver si con un poco de suerte algunas caen en Mediona ;).

En unos días tendréis el último post referente al BBF, esta vez con las conclusiones y reflexiones de lo que ha significado para mí esta tercera edición.


BBF 2014 (1): Los números cerveceros del festival.


Tras unos días de descanso para recuperar el hígado y el aliento (y también la voz), hoy quiero compartir con vosotros el primero de los tres posts que dedicaré al Barcelona Beer Festival. En este, al igual que hice el año pasado, tenéis un “mini-análisis” (que me perdonen los estadistas…) tomando los números y las cervezas que facilitó la organización en su web. En un siguiente post os hablaré de las cervezas que pudimos degustar dentro del Museu Marítim y finalmente en un último post daré mi opinión a modo de conclusiones de lo que ha sido la edición de este año.


Países.

Para empezar, este año el número total de cervezas aumentó del año pasado desde las 302 a las 343 referencias (contando las 25 referencias estadounidenses de la Brewers Association), y en cuanto a número de países este año con 19 casi dobla a los 12 del año pasado. Además, si el año pasado los protagonistas tras las locales eran Bélgica y en menor medida UK y Alemania, este año USA se ha colado al segundo escalafón, siendo Alemania la gran perjudicada ya que baja hasta la octava posición.


Por situación geográfica, el año pasado había un 43% de referencias locales mientras que en esta edición el número ha bajado hasta el 34%.


Y ya mirando dentro de casa, Catalunya ha bajado un poco su gran dominio (tampoco demasiado, de 88 a 75 cervezas, aunque este año este número se diluye un número mayor).



Fichas.

En cuanto a fichas, el año pasado había prácticamente dos terceras partes de cervezas con dos fichas, y este año la cosa se ha repartido mucho más con casi un empate técnico entre las referencias de 2 y 3 fichas, en perjuicio de las referencias más baratas. En cuanto a las de cuatro fichas, a diferencia del año pasado hemos pasado de 11 a 3 referencias con el máximo coste, con lo cual ha habido una importante bajada.


Si miramos la distribución de fichas por países quizás lo más llamativo sea que haya 6 países con todas sus referencias a 2 fichas y otro más con más del 80%. Por otro lado también es cierto que hay 5 países con todas sus cervezas a 3 fichas y un sexto (USA) casi también con 2 de 42 referencias costando 3 fichas.



Tipo de fermentación.

Si el año pasado el trozo de pastel se lo quedaban las cervezas de fermentación alta, con 257 de las 302 referencias (85%), este año la cosa aún se acentúa más con un 89% del total. La baja fermentación sube un punto porcentual y las lámbicas también pierden porcentaje. Este es uno de los puntos que lejos de mejorar empeora y no creo que sea nada positivo. La explicación, pues que a diferencia del año pasado las alemanas y las checas han perdido bastante representación.


En la categoría “otros” he incluído algunas como las “common”, “mead” y “gose” (aunque esta última podría incluirse en Ale).


Estilos.

En cuanto a estilos la cosa sigue más o menos como el año pasado, con clarísimo predominio de las cervezas tipo “pale ale” y variantes (IPA, Imperial, Half IPA, Bitter…) y en un escalafón secundario las belgas claras y las porter/stout, aunque estas últimas han crecido porcentualmente con respecto al conjunto.


El salto lo han dado saison, que el año pasado las incluí entre las belgas claras y este año alcanzan la cifra de 13 referencias. También suben las ahumadas, con 7 referencias.

Además, en la categoría “otros” aparecen cervezas realmente variopintas, desde algunas elaboradas con mosto de txacoli, otras con jengibre y mirra, winter ales, cervezas con jalapeños, de estilo gose, con castañas, salvia, tipo mead, con piñas de aveto o flor naranjo… Muy interesantes y que dan algo de chispa al conjunto de las referencias.


Alcohol.

Sin contar las estadounidenses de la Brewers Association de las que no se poseía información, ni la cerveza sin alcohol, las referencias se mueven entre un mínimo de 2.7% y un máximo de 18.3%. La distribución es la lógica, habiendo el grueso de referencias entre 4% y 8%, siendo las más alcohólicas y las menos las puntas de la campana.


Las cervezas con más del 10% de alcohol han bajado del 12% al 5% y llama la atención la cantidad de referencias con menos de 5% (48 cervezas), de las cuales 9 están entre los 3 y los 3.9% y 6 por debajo de los 3%. Sorprende y me gusta esa apuesta por las cervezas con poco alcohol.


IBUs.

Obviando las 139 cervezas de las que no disponíamos de su nº de IBUs (aunque de tener los datos de las estadounidenses supongo que habrían alterado al alza los porcentajes), destaca que haya una tercera parte con menos de 30 IBUs, y otro tercio del total las cervezas con 31-50 IBUs.



Al igual que ocurría con las cervezas más alcohólicas, el número de cervezas con más IBUs también disminuyen (correspondientes a las categorías “81-100” y “más de 100”), lo cual (aunque la selección depende de la organización) creo que puede estar mostrando como el mercado va queriendo menos cervezas extremas. 

Solo como curiosidad, las Brunehaut Bio, al menos en la información facilitada por la organización, no tienen IBUs.


Color.

Y ya para terminar, en cuanto al color, la cosa está exactamente como el año pasado, con algo más de dos terceras partes de las cervezas claras (rubias hasta ambarinas) y el tercio restante con cervezas más subidas de tono.



Y con el color doy por cerrado el post. En resumen, lo que me ha parecido más llamativo es esa disminución de cervezas de baja fermentación y también la bajada de cervezas extremas (alcohólicas y amargas). Aumenta la variedad de países, con algunas gratas sorpresas, y también de estilos pero esto no merma el gran dominio (otro año) de las cervezas tipo Pale ale / IPA.

Espero que os hayáis entretenido mirando las gráficas y sino siempre me quedará el consuelo de que me lo pasé pipa haciéndolo… En unos días publicaré el segundo post dedicado al BBF, esta vez como decía con las diferentes cervezas que probamos.

El contra-post del Barcelona Beer Festival 2014.


Un año (y un mes) después vuelve a llegar el fin de semana del Barcelona Beer Festival, un festival que tanta polvareda ha levantado en numerosos medios: webs y blogs, radio, periódicos, revistas, TV… Esto no puede ser bueno y estoy seguro de que hay alguna razón conspiranoica detrás de tantos posts, artículos, portadas y minutos en prime time… Así que al igual que hice el año pasado, a continuación os dejo unas cuantas razones para que el próximo fin de semana estéis lo más lejos del Museu Marítim de Barcelona.


El clima.

Empecemos por lo más obvio. No quiero se agorero pero ya se sabe los encargados de dar el pronóstico del tiempo no fallan nunca y viendo las previsiones de lluvia para este fin de semana, no se me ocurre nada mejor que quedarse en casa tirado en el sofá viendo refritos en la tele o grandes clásicos del cine como “Sor Citroen” o incluso el gran Alfredo Landa en “Vente a Alemania, Pepe”, obra inspiradora para tantos jóvenes ávidos de oportunidades hoy en día…

Foto tomada de aquí.

Además, eso de conducir con lluvia es muy peligroso, con el temible aquaplanning, el gasto de reponer esos limpiaparabrisas resecos… Y por un segundo imaginar que cae tal aguacero que terminan cortándose los accesos y no podéis escapar de la ciudad, con la poca oferta en todos los sentidos que tiene Barcelona…


La localización.

Foto tomada de aquí.

No hay que ser un lumbreras para saber que el Museu Marítim es de todo menos un lugar indicado para un evento como tal. Bien es sabido por todos las enfermedades que se contraen en alta mar (escorbuto, fiebre amarilla, mono por no tener birra…) así que en ese pozo de infección debe quedar algún resquicio de todo aquello del mismo modo que se esconde el Bretten las barricas de las cervezas lámbicas. Además, siempre se ha dicho que en las Antigues Drassanes Reials (Antiguas Atarazanas Reales) había galeras, pero no de esas que surcan océanos, no, sino esos crustáceos que tan buen sabor dejan en los caldos marineros. Pues bien, el nombre científico de este bicharraco es Squilla mantis, con lo cual ir a este museo te asegura como poco terminar sin cabeza…

No menos evidente es que les Rambles son un sitio peligroso. Pero no por los centenares de robos que se dan a cada hora en cualquiera de sus tramos… Eso no es nada… Lo peligroso es el ataque de corazón que le pueda dar a alguno al pasar cerca de Canaletes, donde los culéscelebran (-mos) los triunfos, o qué decir de los cientos de paradas de La Boquería ofreciendo infinidad de zumos multicolor… ¿Y esas estatuas humanas…? Hablaban mucho del peligro de las paradas de pájaros enjaulados, pero el verdadero enemigo a temer son esas figuras inertes que en ocasiones incluso se mueven… Y por último, y no menos importante: las ramblas son un cauce con caudal temporal u ocasional, debido a las lluvias… (gracias Wikipedia)… Yo no es por nada, pero no quiero volver a mencionar cual es la previsión meteorológica…

Con lo tranquilas que parecen…
Foto tomada de aquí.


La cerveza.

¡Bah! Total… ¿Por más de 340 cervezas vais a moveros hasta Barcelona? Ni ese número ni el poder probar por primera vez esas Lagunitas o Stone de barril, ni toda la serie de las Sinner Series de Amager pinchadas simultáneamente, o las Cantillon, Struise, Mikkeller, Siren, Närke, Magic Rock, infinidad de elaboraciones locales… Incluso aquellos que seáis celíacos o queráis cerveza sin alcohol de calidad… No os dejéis tentar… No!!!



Actividades.

Meet the brewer… Estos modernos se creen que con palabrería yanqui nos van a engatusar… Como si alguien quisiera tener la oportunidad de charlar e intercambiar sensaciones con los responsables de Baladin, Alvinne, Brewfist, De Molen… Lo nunca visto…

Foto tomada de aquí. 

¿Y lo de los maridajes? Estando ya todo inventado con la caña perfecta y el plato de aceitunas, ¿quién quiere disfrutar pasarlo tan mal probando y combinando cervezas con platos que tienen una pinta aparentemente deliciosa pero que todos sabemos que en realidad saben horriblemente mal? ¿O a caso por qué creéies que cerró el Bulli? Eh? Eh? Por no hablar de ese maridaje sensorial… Como si tantos años veraneando en Gandia y los discos de Camela y el Fari destruyendo vuestros tímpanos mientras pedíais una caña “glacial” en vaso de tubo no hubieran sido suficiente maridaje sensorial… Anda ya…!!!

Foto tomada de aquí.


Más allá del BBF.

Es cierto que desde fuera se nos vende que Barcelona tiene una tremendísima oferta en cuanto a cervecerías y restaurantes, con cartas alucinantes tanto para beber como para comer… Nada, no hagáis ni caso… Saben venderse, nada más… Mirad sino como aún se recuerdan los juegos olímpicos del 92 como unos de los mejores… Pero la auténtica realidad dista mucho de ser la que se nos vende al exterior… ¿A qué santo esa campaña de “Barcelona, posa’t Guapa” (Barcelona, ponte guapa) si tan ejemplar es? ¿Y cómo se explica que el pobre RCD Espanyol se fuera de uno de los barrios pijos de la ciudad, Sarriá, hasta Montjuïc, lejos de todo, y no contento terminara en Cornellà-El Prat, cerca del aeropuerto para pirarse a la primera de cambio? Pobres pericos… ¿Y el escándalo del Palau de la Música, o la connivencia del heraldo con el bodorrio indio de diciembre, o Joan Laporta en la sala Luz de Gas, o aquello de las cinco primeras copas de Europa de fútbol amañadas…? Ay no, que esto último fue en Madrid… ;)

Pues eso, que no hagáis caso a Ratebeer porque ni BierCaB, ni Rosses i Torrades, ni AleHop ni todo el enorme etcétera que les siguen merecen la pena. Nada. Hacedme caso. Todo mentira. Ni cerveza, ni comida, ni nada de nada de nada… Todo una tapadera, y Manolo (ex-Freiburg, ahora BierCaB), es el capo de la trama, sino que alguien me explique por qué siempre está sonriendo…

A saber lo que maquina Manolo...
 Foto tomada de aquí.


Así que con todo, espero haberos hecho desistir para que os ahorréis todo ese tiempo y dinero valioso que de otro modo hubierais quemado. Desgraciadamente, y como me han dado una acreditación, creo que lo más justo es que vaya simplemente para cumplir… Realmente no me apetece nada, ni por los amigos, ni por beber tantos birrotes tan poca cerveza, ni visitar locales… Nada… Pero es lo que hay, tengo que hacerlo… Hay que asumirlo… Así que espero que lo paséis muy bien aquellos que podáis libraros del BBF y sobretodo que os apiadéis de mi… Me espera un fin de semana muy duro…

Un fin de semana por Roma (II): Open Baladin y Donkey Punch.


Como bien reza el título, en esta segunda entrada de la escapada a Roma los protagonistas van a ser el Open Baladiny el Donkey Punch - Nel buco del mulo; uno más conocido, resplandeciente y ostentoso con su mega-barra de cervezas, y otro con un aspecto más humilde, pequeño y aparentemente sin tanto interés, pero en ambos casos muy recomendables.


Open Baladin.

Tras hacer un poco de turisteo por el bohemio Trastevere cruzamos el río Tíber para visitar este local situado muy cerca del antiguo gueto judío, a medio camino entre la piazza Navona y el Trastevere. Nos costó un poco encontrarlo ya que estaba en una calle muy tranquila, sin ningún cartel que lo anunciara, y las callejuelas colindantes, serpenteantes y poco luminosas, tampoco ayudaban.

Para que os hagáis una idea del nivel del local, detrás del proyecto se encuentran Teo Musso de Baladin, Leonardo di Vincenzo de Birra del Borgo (de ahí que ambas cerveceras estén ampliamente representadas), y también Gabriele Bonzi de Pizzarium.


Ya en sus entrañas me dejó asombrado su enorme barra con más de 40 grifos y las enormes estanterías de detrás, atestadas de botellas, con una estética muy cuidada y atractiva y cuya estructura se divisaba desde cualquier rincón del enorme local.


A pesar del gigantesco tamaño del local y que el ambiente era bastante animado, nos sorprendió gratamente que fuera más acogedor de lo esperado (quienes queráis más intimidad, ya de vuelta a casa vi que en la plata de arriba tienen varias salas un tanto decadentes pero con bastante encanto). En nuestro caso nos sentamos en la sala grande, en una mesa de los laterales, justo debajo de la pared tipo pizarra donde se anunciaban las referencias pinchadas en barril.

Fragmento de la bonita pared-pizarra.

No tardamos mucho en pedir una Birra del Borgo Re Ale (muy aromática, rebosante de cítricos, cuerpo ligero y muy bebible y refrescante) y una Birra del Borgo Prunus, elaborada como su Duchessapero con cerezas, con lógicos recuerdos a cereza y algo de ciruela también, acidez láctica nada agresiva y bien equilibrada (quizás incluso demasiado para quienes amamos las espontáneas más estridentes).

B. del Borgo Prunus y Re Ale.

Al rato pedimos la carta de comida y tras pedir recomendación nos decidimos por unas hamburguesas que tenían en una hoja aparte, bastante caras (14 euros) pero que me nos alegramos infinitamente de haberlas pedido puesto que terminaron siendo alucinantes, de las mejores que hemos comido nunca. Y ya se sabe, la calidad se paga y un día es un día…

Ma-ra-vi-llo-sas!

Además de las hamburguesas también nos pedimos unas alitas de pollo con salsa de Birra del Borgo Re Ale (realmente muy buenas) y un plato a base de mozzarella de Bufala con tomate (parecido a una ensalada Caprese pero sin albahaca). El queso también era de otro nivel, fresquísimo y con un sabor asombroso.


Para regar el ágape nos pedimos una Birrificio del Ducato Victoria IPA (muy floral y lupulada en nariz, tremendamente fácil de beber con unos insignificantes 3,5% de alcohol, pero algo falta de punchen boca) y Lambratte Quarantott (una doble IPA con la fruta tropical como protagonista, amargor persistente y final seco, bastante corpulenta pero muy rica).

Buenas cervezas con mejores hamburguesas.

Y tras asentar todo el festín cerramos velada con una Baladin Terre, una barleywine maravillosa envejecida en barrica de vino, muy dulce, con mucha presencia de caramelo, toffee, pasas, ciruelas, y un final larguísimo. También nos pedimos una Birra del Borgo Imperiale, una Imp. Russian Stout rebosante de torrefactos, cacao, café, un punto ahumado, corpulenta y con un final también largo. Esta Baladin es de las mejores cervezas de la casa que he probado y también una de las mejores italianas.

Foto muy mejorable, pero la Baladin Terre (derecha) tenía que aparecer.

Y con estos dos copones cerramos nuestra visita a este local cuyos puntos fuertes son su amplísima oferta de cervezas en barril (la mayoría de nivelazo) pero también la comida. En varios bares de Roma comimos muy bien (y eso que desgraciadamente no pudimos visitar uno de los más conocidos, el Bir&Fud, por estar cerrado por reformas), pero en Open Baladin la comida merece una mención a parte. Otro punto a destacar es que antes de la visita, y por las pocas fotos que quise ver, imaginábamos que sería un local más helado, con un ambiente incluso algo snob y para gente pudiente, y aunque estaba lejos de ser el Ma Che Siete, al final estuvimos realmente muy a gusto. En esa sensación también influyó que el personal, en particular la camarera que nos atendió, era bastante agradable y cercano.

Algo que no nos gustó fue que no se indicara el precio de las cervezas ni en la carta ni en la pizarra, algo sorprendente puesto que cada cerveza tenía auténticas notas de cata en la carta, lo cual ayudaba a elegir bien lo que querías, algo que he visto en muy pocos lugares. Aún así, por suerte la cerveza tampoco era tan cara dentro de lo que es el nivel estándar de la ciudad (según compruebo en el ticket, todas costaron 5 euros). Además, en la carta de comida si se indicaba el precio. Otro punto, el precio de la comida, quizás para alguien pueda ser algo negativo, pero por la enorme calidad y por el precio medio que se mueve en la ciudad al menos a mí no me parece ni mucho menos algo negativo.

Así que con todo no dudaría en recomendar muy mucho este local, por la variedad y calidad de cervezas pero también por la enorme calidad de la comida.


Donkey Punch / Nel Buco del Mulo.

Y para cerrar el post de hoy quiero hacerlo con un local situado cerca del Ma Che Siete, en pleno corazón del Trastevere, y que teníamos apuntado como opción de socorro para pillarnos algún bocadillo o sándwich de esos que uno suele tomar deprisa y corriendo cuando el dinero y/o el tiempo escasean. Y así fue como llegamos aquí.


Pero cual fue nuestra sorpresa cuando lejos de encontrarnos con un local de comida rápida en realidad se trataba de un pequeño templo con una carta de cervezas no muy larga pero sí muy cuidada, con bastantes referencias interesantes de micros italianas y también algunas craftestadounidenses o europeas.


Pero tampoco os voy a engañar ni quiero generaros falsas impresiones a quienes podáis visitarlo en un futuro. No se trata más que de un local minúsculo especializado en paninos, pero de verdad, su carta de cervezas en botella era muy destacable y llevan a esta “bocatería” un nivel más allá. De hecho, y sin saberlo, para beber nos pedimos una Lariano La Grigna porque nos hizo gracia el gato de su etiqueta, y ya de vuelta a casa nos enteramos que este año le habían dado el premio a la mejor lager en el Birra dell’Anno justo por encima de mi queridísima Birrificio Italiano Tipopils.

Cerrano jornada a base de paninos y birrotes... 

Además, la buena música (Led Zeppelin, ACDC…) y las pinturas y objetos en las paredes de grupos y cantantes como Freddy Mercury, Black Sabbath, Kiss, Jimmy Hendrix, Lynyrd Skynyrd… le daban un punto extra para quienes amamos este tipo música. Por si fuera poco, al final de la cuenta rezaba la siguiente frase: “let’s rock…” ;).


Así que también os recomiendo este local, por ejemplo tras una visita al cercano Ma Che Siete, ya que allí no sirven comida.