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Crónica Aniversario Zombier (I): 1er asalto al Drunk.



Como comprenderéis, resumir en un único post todo lo que tuvo lugar este pasado fin de semana es una tarea más bien complicada. Primero, por mi reconocida incapacidad de síntesis. Si no lo he conseguido en anteriores veces, no iba a ser ésta la excepción. En segundo lugar por todas las cervezas que casi sin dejarnos respirar fueron dándonos un gozo continuo y casi infinito a nuestras papilas. Finalmente, y más importante que todo lo anterior, por la cantidad y sobretodo la calidad de los buenos momentos vividos en excelente compañía durante dos días magníficos. Así que curándome en salud por si me olvido de algo, vamos allá con la crónica en tres, sí tres, partes.

Aviso previo a navegantes: cuidado con los cortocircuitos generados por las babas, cubriros los dientes con fundas que impidan que éstos chirríen y bajo ningún concepto sigáis leyendo si como un servidor sois propensos  a las envidias compulsivas.

Nuestro fin de semana particular empezó alrededor de las cinco de la tarde del sábado 26 de octubre. Nos juntamos unos cuantos en un hotel de Mataró. Primero saludamos a Gabriel y Marya de Zombier, quienes a su vez nos presentaron a los diferentes cerveceros venidos de fuera: Glenn de Alvinne, John de De Molen, Valter y Elena de Loverbeer, y finalmente Jens y Helen de Haandbryggeriet. Poco después llegó Ivan de Cinc Titius con Bruno, el maestro de Toccalmatto. Tras las presentaciones nos fuimos todos juntos hasta el Drunk Monk, dónde nos esperaban Juan y Josu de Naparbier, con los deberes bastante avanzados, así como Sven y todo su equipazo. Tras los saludos y los abrazos pertinentes, memorizamos clínicamente cuáles eran los barriles pinchados para seguir algún tipo de orden a la hora de ir probando las cervezas. Sólo hizo falta media hora para que todos esos planes se fueran al garete ya que los vasos iban de mano en mano casi sin tener opción de pensar ni anotar demasiados detalles (Juan no se callaba ni cosiéndole la boca… :P).



Para no aburriros mucho con todas las cervezas bebidas (por número y por los escasos y poco dilatados apuntes…) aquí os dejo algunas de las cervezas que más nos gustaron durante esta primera tarde. Para empezar, la Naparbier Zombreaker. La esperaba mucho más agresiva (en alguna parte leí que era una bomba de relojería…), pero en barril fue toda una gozada, muy aromática y sugerentemente lupulada en nariz, equilibrada en boca, sabrosa y con una buena base malteada. Estos pamplonicas se superan día a día.



Asombrosa también fue la Kernel Chinook. No tengo más que palabras de admiración hacia lo que hace esta gente y en este caso concreto además es muy complicado echar algo en falta o nombrar algo que sobre. Impecable. Otra perla fue la Alvinne Undressed en barrica de Burdeos, muy bien hecha, rebosante de frutos rojos, acidez bien atada, y para nada aparentaba tener los 6.9% de alcohol. Una pasada.



Subiendo de color no puedo olvidarme de la que para mí posiblemente fue una de las mejores cervezas en barril del fin de semana: Struise Black Berry Albert. Una auténtica gozada, aunque desgraciadamente no he rescatado ninguna foto decente! Toque amaderado y muy frutal por la barrica de porto, rebosantes notas a bayas, chocolate y un punto de café, sabrosa y compleja como ella sola. Me entran escalofríos sólo de de recordarla. Y de la misma casa, Struise Rio Reserva 2008, asombrosa, equilibrada como pocas veces he podido probar en este “estilo” (se supone que era algo así como una “quad”), también con paso por barrica (en este caso Bourbon), suavemente acaramelada, fruta dulzona, y un punto especiado entre el que destacaba la vainilla, consiguiendo un trago sublime.


Aunque pocas, también hubieron algunas sorpresas menos gratas. Destacaría la colaboración de Haand con Närke, la Union Øl, con mucho sabor a melaza, notas ahumadas y caramelo, algo que sobre el papel debería haberme gustado muchísimo pero que terminó cansando a unos cuantos por ser un tanto empalagosa. Tampoco nos convenció y por razones similares a la anterior, la colaboración entre Lervig y Mikkeller, Double Eye, muy alcohólica, pesada y corpulenta. Por último, la Loverbeer Papëssa, la cual por lo visto tuvo algún problema en barril ya que quienes la habían probado anteriormente la recordaban realmente buena.

Con un ambientazo genial llegó la hora de una primicia mundial (verdad de la buena…), la presentación de la E.S.B.(de European Sour Blend, y no del estilo británico Extra Special Bitter), una colaboración a cuatro bandas entre Alvinne, Loverbeer, Haandbryggeriet y De Molen. Los diferentes cerveceros nos fueron contando sus razones e implicaciones de forma muy distendida y entretenida. Glenn (Alvinne) contribuyó con su Undressed; De Molen con Lief & Leed, una red flandres; Haandbryggeriet con Haandbic, una lambic con arándanos rojos y grosellas que he podido probar en botella y gustó y mucho; y finalmente Valter (Loverbeer) aporto su Madamin, una amber ale en barrica.

 De izquierda a derecha, Gabriel (Zombier), John (De Molen), Glen(Alvinne), Valter (Loverbeer), Jens (Haand) y Sven (Drunk). ¡Menuda quíntupla!


El resultado, un blend verdaderamente redondo, nula espuma, con claro protagonismo del sello Alvinne en boca, una carbonatación muy ajustada, acidez marcada pero bien atada, muy frutal y vinosa y tremendamente fácil de tomar. Gusto mucho.



Tanta cerveza requería algo sólido para empapar y fue entonces cuando Sven y su equipazo se marcaron un buen surtido de excelentes embutidos que disfrutamos enormemente, aunque no sabría decir si nosotros más o los cerveceros internacionales (el jamón, de calidad enorme, voló en pocos segundos). Para “acompañar”, entre otras pedimos una ronda de Toccalmatto: B Space Invader (una “black IPA” impresionante), Zona Cesarini (una IPA con lúpulos neozelandeses que se convirtió en una de las mejores de la noche) y Skizoid (una IPA rollo yankie sobre la que varios coincidimos en que esperábamos más).

Más o menos por esas alturas llegó el amigo Txemacon su colega Pere. Con ellos pasamos un rato estupendo, quizás un tanto fugaz, pero ya se sabe que lo bueno si breve… También estuvieron la gente de Marina, con quienes también tuvimos un rato de agradable charla. Más gente se fue uniendo a la mesa, unos majísimos Antonio Bravo (el diseñador de las etiquetas de Zombreaker) y Joan Montasell (de quien os hablaré mejor en el siguiente post)... charlando de política, linguística, cerveza... En fin, de lo divino y lo humano.

Con Txema aún en la mesa, Gabriel se acercó con una mirada pícara y casi volando saltamos de la mesa corriendo hasta la parte posterior del Drunk, dónde Sven tiene su almacén. Allí nos encontramos con una maravillosa sorpresa. Eric, un amigo estadounidense de Virginia que había venido expresamente para este aniversario, se había traído consigo una caja con cervezas que no llegan a Europa ni en sueños, todas elegidas a conciencia y muy frescas aún con lo que eso conlleva a nivel de lúpulo, entre otros aspectos. Aunque me reiteraré en mis agradecimientos en el último post de este trío de crónicas, aprovecho desde aquí para dar las gracias a Eric por traerse todo lo que trajo y sobretodo por compartirlo con cuantos más, mejor. Un tipo realmente espléndido como pudisteis comprobar aquellos que le conocisteis.

La primera de sus cervezas fue una Firestone Wookey Jack, que según rezaba la etiqueta se trataba de una black rye IPA. Desde ya os digo que es una de las mejores cervezas que he probado nunca, maravillosa, lúpulo cítrico mascable, el punto inconfundible del centeno, amargor bien compensado, en definitiva impecable en todos los sentidos.


Arriba, así pintaba la birra. Abajo el personal revolucionado por ella. A la derecha Juan (Naparbier) mirando de reojo a Txema con cara de pensar “menuda cara de felicidad se le ha quedado al probarla…” ;).



Seguidamente vino otro joyón, The Bruery Fruet, la edición aniversario de este año de la cervecera, madurada en barrica de Bourbon y elaborada añadiendo cada año un poco de cerveza joven al blend de años anteriores, de un modo similar al que se utiliza con los vinos de Solera. Yo no se las veces que lo he dicho en este mismo post, pero sin duda sería de lo mejor que he probado nunca. Textura oleosa, complejísima, con pasas, higos, ciruelas, chocolate, madera, bourbon… aportando un posgusto cálido larguísimo. Un locurón de cerveza.


Arriba, repartiendo gozo… Abajo, Eric y una chiquilla muy guapa que andaba por allí ;).



Para acompañar, vino otro detalle en forma de tarta de chocolate para felicitar a Gabriel por su 1er Aniversario. Cosas como éstas hacen que cualquier halago hacia el Drunk Monk se quede corto.


 
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, BrunoCarilli, el maestro cervecero de Toccalmatto, presentó brevemente algunas de sus cervezas, atractivas tanto por dentro como por fuera. Poco después nos sirvió una de sus joyas, la Toccalmatto Russian Imperial Stout Bretta, añejada 13 meses en barricas de Sagrantino (un vino dulce italiano), y cuya presentación de la botella era maravillosa. Chocolate, torrefactos y un punto de fruta oscura dulzona, así como cierto toque astringente y amaderado. Sin palabras, y van…

 A la izquierda, la joya, y a la derecha, el orfebre.


Ya bien entrada la madrugada, Eric volvió a sacar otra bomba, The Bruery Tart of Darkness, una curiosa sour negra con paso por barrica, con mucha fruta oscura, cerezas, marcada acidez y astringencia potente, pero con un buen contrapunto por a la malta torrefacta. Excelente.


Y así, con algunas que otra cerveza más dimos por concluido el primer round. A la mañana siguiente nos esperaba Manolo y todo su equipazo en el Freiburg, así como la segunda ronda en el Drunk Monk ya por la tarde, pero cada cosa a su debido momento…

 La cara de satisfacción de Sven lo dice todo…