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Mediona 2013 - La crónica.



Otro año más y la que posiblemente sea la feria cervecera más grande en todos los sentidos, el gran sábado de junio, el eje sobre el que se han vertebrado tantas y tantas ferias posteriores, Mediona, ha quedado atrás.


Fueron muchas horas de placer rodeados de cerveza y buena gente venida de tantos rincones y por ello no tengo suficientes palabras en mi diccionario para describir lo que significa disfrutar a todos los niveles de esta feria celebrada en l’Alt Penedès. Aún así, y ni que sea por dejar constancia de lo que fue nuestra experiencia y sobretodo por incitaros a visitarla en futuras ediciones si aún no lo habéis hecho, os voy a comentar “más o menos” lo que allí pudimos vivir.

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Si hace cosa de mes y medio os hablaba de mi ligera sensación de insatisfacción por no haber disfrutado en Noblejas tanto como hubiera querido, la previa de Mediona no me hacía ser mucho más optimista dado su terrorífico número (53) de productores. Además, y por añadir más épica al asunto, los partes meteorológicos se empeñaban en aguar la fiesta con anuncios realmente agoreros. Aún con todo, nada evitó que pasadas las 6 de la madrugada tomáramos la carretera dirección Sant Joan de Mediona y tras algunas pequeñas trombas de agua y algún que otro atasco, por fin, poco después de las 10 de la mañana, llegamos.

Dispuestos a pasarlo en grande, cruzamos el puente previo a la llegada a la plaza donde se sitúan la mayoría de los cerveceros, sin dejar de observar el enorme caudal y el vivo color rojizo del río que lo cruzaba por debajo. La tromba de agua que lo había causado era también la responsable de que en la plaza todo estuviera retrasado. Muchos stands ultimando ajustes, la carpa central para el público sin montar, Carlos de Agullons con el ánimo un tanto abatido… Una estampa sin duda difícil de olvidar. Lo más sorprendente, que hablaras con quien hablaras, no faltaba ilusión y ganas de que el día fuera inolvidable. Y puestos a empeñarse, por qué no cumplirlo…

Tras saludar igual que el año pasado a los amigos navarros de Naparbier (es lo que tiene encontrartelos a la entrada de la plaza) y tras dar un par de vueltas de reconocimiento con las que aprovechamos para hablar con unos cuantos elaboradores y también con dos grandes amigos como son el “birrapédico” Txema y el “patillero” Joan Birraire, decidimos empezar a calentar motores ya que por momentos el tiempo mejoraba y las papilas estaban sedientas. El objetivo previo: intentar no pedir más que medias cañas en cada stand para no terminar por los suelos antes de mediodía. Sobre el número de cerveceros previstos a poner el “tick” de visitado, nada, por si las moscas. Y a ello fuimos.

¡Por fin, codo con codo en Mediona!

Tras una furtiva y sorprendente Glops Ale con lúpulo Cascade que nos satisfizo mientras terminábamos el reconocimiento de la plaza, inauguramos la ronda con los viejos conocidos El Oso y el Cuervo(eran de los pocos que ya estaban listos), donde probamos una Vendetta con lúpulo Summit de barril que no nos terminó de convencer, y Oso Negro, una Imperial stout rica y suntuosa que ya conocíamos pero no por ello dejamos de disfrutar. De los también toledanos Domusprobamos su Pacific Ale de barril, la segunda colaboración con la gente de Marina pero que en este caso, y a pesar de la tentadora nariz lupulada ofrecida, no nos sacó los colores como en su momento su hermana Lager.


La tercera parada iban a ser los turolenses de Castel, donde vino una de las gratas sorpresas de la feria, tanto por sus cervezas, de las cuales probamos únicamente la Toast (muy bien atada por todas partes, con recuerdos acaramelados, a regaliz, una ligera y suave calidez redondeando una trago nada empalagoso), como también por el trato de Rebeca y Paco, dos valencianos exiliados a tierras aragonesas. Un encanto de personas. Sus números, 4000L/mes y vendiendo desde finales de 2012. Habrá que seguirles la pista, sin duda.


Siguiendo el recorrido geográfico peninsular de oeste a este, llegamos a un clásico que admiro como bien he declarado en más de una ocasión. Hablo de Isaac y sus lagartas Reptilian, de las cuales probamos Cocoa’s Dark Side (una stout rebosante de lógicas notas a cacao, pero terriblemente fácil de beber, muy bien hecha), y Marranada 3.1., una sour envejecida en barrica durante más de 9 meses, elaborada con 7 cereales malteados y sin maltear, y un curioso añadido de hierbaluisa, con notas florales, a frutos rojos como fresa y grosella, carbonatación ajustada y terriblemente refrescante. Sin duda, dos gratísimas revelaciones.

¡Gran, Isaac!

Por esas alturas se nos unió al grupo bloguero otro conocido compañero de faenas, David (Homolúpulus y Labirratorium) junto con su amigo Jose, con quienes compartiríamos gran parte del día. Pero sigamos con la cerveza. Mucho estábamos tardando en visitar a las txapelas andantes, es decir, a los amigos de Laugar, así que a ello fuimos, no sin antes cruzar una mirada complice con Txema, quien me anticipó lo que allí nos esperaba. Probablemente, y en nuestra opinión, la mejor cerveza de todas las que probamos en la feria: Tovarisch, una imperial stout de 11º, envejecida con astillas de roble, levadura de vino… una barbaridad cuya espuma tiraba para atrás por su color oscuro y buen aguante, compleja en nariz y boca como ella sola, mucha madera, ligera acidez que recordaba a un vino tinto y muchos frutos rojos, chocolate, torrefactos… ¡Qué gozo de cerveza y más acompañándola con unos cachos de chocolate negro que se sacó el labirratorio de la chistera! También disfrutamos una muy bien terminada Pale ale, rebosante de sabor y tremendamente fácil de beber, pero tras entrar en el lado oscuro a ver quién se andaba con “rubitas”… ¡Enhorabuena “txapelones”, sois unos artistas!

De haberla dejado una hora la espuma seguiría igual...

Tras despedir a Txema y a su colega Joan Albert, que desgraciadamente tenían que dejar la feria, saltamos al stand situado justo enfrente para visitar al “pulpero” vikingo, Kristian de Popaire. Allí nos aguardaban unos curradísimos tiradores y sobretodo unas grandes cervezas. La primera, una alucinante Treumal, cuya bandera, unos elevados 12º de alcohol, se encontraban alucinantemente bien integrados en un conjunto en el que sobretodo destacaban las notas derivadas del uso de pomelo y naranja, lógicamente ofreciendo muchos recuerdos cítrica y golosos. También probamos una versión de su Tramuntanahecha con café, nuevamente muy redonda y con el café de lógico protagonista. ¡Grande Popaire y no solo por la altura vikinga!

Rica, rica esta Treumal.

Fue entonces cuando nos cruzamos con Dani (CerveTV), quien había dejado sus bártulos por un día y únicamente quería dedicarse a menesteres más lúdicos. Tras separarnos de él momentáneamente todo el contingente bloguero seguimos hacia otra micro de Blanes, Marina. Fue allí donde probamos la tercera cerveza que nos marcó la jornada junto con las anteriormente citadas Tovarisch y Treumal. Se trataba de una versión muy mejorada de Vinya Hop, una cerveza experimental elaborada con uvas y fermentada con levadura de cava, rebosante de recuerdos a uva, madera, cítricos, ligera acidez pero bien compensada, marcada astringencia y sequedad que recordaba a un cava, muy refrescante. Sinceramente, muy curiosa pero toda una señora cerveza. ¡Mi más sincera enhorabuena, “marinos”! El único pero, que con tanto charreteo se me pasó la foto...


El mediodía abrasaba los cogotes y decidimos hacer un alto en el camino para proceder a  uno de esos trapicheos paralelos que no pueden faltar en toda buena feria. Ya de vuelta en la plaza, y tras aguardar una de las numerosas rondas de babeo de los compañeros de comparsa al admirar los encantos británicos de la “brewdoguera” Josie, proseguimos esta vez separados de los citados compañeros. Los gruñidos gastrointestinales pedían algo de sustento así que fuimos para el stand de los navarros Naparbier a disfrutar de su terriblemente adictiva Pils para regar nuestras viandas. También tomamos Akerde barril, muy fresca y rebosante de lúpulo resinoso, pero mucho menos agresiva de lo que me había parecido en botella, la cualme dejó la garganta bien contenta en su momento… A esta conversación y a la comilona se nos unió Birraire antes de que volviéramos a separarnos para continuar nuestro odisea particular.

David y Jose en plena sesión hormonal...
Un tio muy grande con una birra enorme.

Con un ritmo pausado pero alegre seguimos con los amigos asturianos de Cotoya. Diego y Javi “el presi” (por la CAAC) nos esperaban, otro año más sin botellas pero con dos barriles que cumplieron con lo esperado: una Ordinarymejorada con respecto a la versión que trajeron a Noblejas y una curiosa cerveza de castañas, ésta última con un marcado recuerdo a este fruto pero nada pesada de tomar. Dos cervezas muy bien terminadas, sin pegas que ponerle y para beberse sin problemas unas cuantas.


Tras despedirnos y dirigirnos al stand vecino, Rustica Bufona, donde tomamos su torrefacta y rebosante de carácter Export Stout, otra de las también gratísimas sorpresas de la feria, el cielo decidió que la fiesta estaba siendo demasiado plácida. Así que como venidos de la nada, unos nubarrones negros empezaron el espectáculo de lluvia y truenos… ¡Tromba de agua al canto! Todos quedamos refugiados en los stands codo con codo junto con los cerveceros. Pero lejos de amilanarnos, medio escabulléndonos fuimos pasando de unos stands a otros (La Segarreta, Whym, La Pirata, Yakka…) sin dejar de lado el beber, el comprar y, cómo no, la correspondiente petición de etiquetas (que llueva cuanto quiera que uno no se olvida de la colección… ;) ).


Una media hora después de que empezara la tormenta, el cielo empezó a abrirse nuevamente, cuando nos encontrábamos en el stand de otro de los clásicos feriales: Zulogaarden. Pudimos tomar una de sus novedades, Riw-aka 47, una NZ Pale ale de la cual olvidé tomar notas (las cervezas empezaban a acumularse y los despistes también…).

Sin texto, pero con foto...

Entonces fue el momento de visitar a otros conocidos, los “ausetans” de Ausesken, donde no dudamos en pedir su novedad, una IPA muy cítrica y ligeramente resinosa, con final seco y ligeramente astringente, que no se quedó nada timorata pese al recorrido personal acumulado.


Tras saludar a viejos conocidos y conocer alguna gente nueva seguimos el tour cervecero en el stand de la extremeña Jara, junto con el amigo Ivan (5 Titius) y su colega Francesc (Cervesa Poch). En este caso, al igual que con la Zulogaarden, las notas quedaron en fugaces recuerdos mentales, del mismo modo que con las venideras. Pasamos brevemente por La Font del Diable, Holzbräu, Populus (de aquí recuerdo especialmente una terriblemente bien hecha Pale ale) y Far West, para detenernos más tiempo en Birra 08 y hablar con Jordi y Jaume, este último ya lo conocimos el año pasado. Tomamos su edición especial Mediona 2013, muy aromática, fresca y lupuladita y con un curioso toque aportado por el lúpulo El Dorado.

 
 

La tarde avanzaba y el tiempo se nos agotaba y fue entonces cuando nos juntamos nuevamente con David y Jose, y también con Albert Teixidó, en el stand dels gironins de Moska. Allí tomamos (si mis apuntes no fallan con el nombre) Gala de flors, una cerveza elaborada lógicamente con varias flores (hibisco, violeta y saúco), muy fresca y floral (qué si no…), ligera de cuerpo, ideal para cuando las temperaturas empiezan a subir; y Moska d’Estiu, ésta, sumándose a la amplia oferta de cervezas frescas y fáciles de tomar existente en la feria, pero en este caso destacando por su agradable y sugerente lúpulo cítrico y herbal sobretodo en nariz, y mayor protagonismo de cereal y pan en boca, y hacia el final cítrica y un punto seca. Muy bien hecha esta Moska, como coincidimos en opinar con varios más.


Pasaban de las nueve y media y aún faltaban las despedidas, muchas y muy largas, así que decidimos dar por cerrada la jornada juntándonos, cómo no, nuevamente con Birraire en el stand de Laugar. No apetecía marcharse, y menos con tales compañeros, discutiendo de lo humano y lo divino y con una temperatura espectacular. Pero todo tiene su fin y este, con algún doble de Javier Cámara de por medio, fue el nuestro, dando, eso sí, el último abrazo a los mismos que habíamos saludado al principio de esta edición y la anterior, los amigos de Naparbier. ¿Para qué romper con las buenas tradiciones, no creéis?

Evidentemente no podía cerrar el post sin dar las gracias a todos y cada uno con los que compartimos un instante, una mirada cómplice o en definitiva una cerveza. Mi memoria de pez me impide citaros a todos pero permitidme la licencia de felicitar en especial a esa gran pareja que son Montse y Carlos, de Masia Agullons, por llevar a Mediona a un escalafón por encima de todo, consiguiendo que más que una feria donde presentar novedades para beer hunters y coleccionistas, sea la excusa que muchos esperamos durante todo el año.

¡Un enorme placer compartir jornada con dos grandes!

P.D. Tampoco podía olvidarme de agradecer a todos aquellos que aguantasteis mis pesadillas de coleccionista en forma de etiquetas especialmente, pero también en algunos casos en bolsas o cajas de botellas vacías, como los pobres Joan e Ivan.