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Viaje por Baviera (1): Munich.


Recién entrados en septiembre y con las pilas bien cargadas me dispongo por fin a relataros las batallitas sobre el viaje que pudimos disfrutar el pasado mes de julio por Alemania, más concretamente por Baviera. He montado los diferentes post por ciudades o temáticas similares para que así os sea más cómodo de leer y también por si alguien se anima a replicar el viaje que no tenga que ir saltando de post en post juntando información suelta tal y como en realidad la vivimos nosotros. Sin más dilación vamos con la crónica y espero os resulte interesante ya que en caso negativo os aguardan varias semanas de tortura a la alemana… ;).

Munich.

Si algo tenía de diferente este viaje con respecto a otros anteriores es que en lugar de ir recorriendo una zona de forma más o menos circular y durmiendo en cada punto del trayecto, nos asentamos en Munich y desde ahí fuimos haciendo las diferentes excursiones. La razón de ello, y en definitiva del propio viaje, la tuvo el buen amigo Diego, a quién seguramente conozcáis por su blog Unacervezaaldía…, y quien en su momento nos ofreció su casa para alojarnos, cosa que evidentemente no dudamos ni un milisegundo en aceptar. Además, hace algunos años visitamos ésta preciosa ciudad alemana y el intenso amor a primera vista que nos generó fue una de las causas principales por las que decidimos volver. Pero dejémonos de rollos y vayamos al lío.

La primera experiencia cervecera que tuvimos en Munich no tardó en llegar. Muchos kilómetros en coche divididos en dos etapas, varios atascos y mucho calor requerían de un buen premio que según Diego tenía un nombre: el Hirschgarten, o jardín de los ciervos. Relativamente apartado del bullicioso centro de la ciudad y rodeado de un inmenso parque, se alojaban las mesas de madera con los ¡8000 asientos! que tiene este enorme pero tan entrañable biergarten, el más grande de toda Baviera.

 
Ambientazo genial.

Por lo visto es uno de los secretos mejor guardados de los muniqueses y una de las razones quizás sea que allí puedes tomar unas cuantas maß (tanto aquí como en otros sitios el único tamaño de jarra disponible era el de litro) de la mítica a la par que deliciosa Helles de Augustiner Brauerei servida por gravedad directamente de las barricas de madera.



Tengo que reconocer que esta Helles está a años luz de cualquier otra lager “rubia” que habíamos probado hasta el momento y así se entienden todas las reverencias que fuimos escuchando sobre ella por parte de tanta y tanta gente. Un inicio sin duda espectacular.


El primer día entero que pudimos disfrutar de la ciudad, con un tiempazo de escándalo, por cierto, no dudamos en visitar el local de Schneider en la calle Tal: el Weisses Brauhaus. Amo las cervezas de trigo que hace ésta gente pero probarlas de barril acompañando cualquiera de sus deliciosos platos es algo bárbaro.

Me encantan estos carteles…

La primera en caer fue la TAP 5 Hopfenweisse de barril, una auténtica locura, una explosión de lúpulo realmente muy fresco y que por un momento nos hizo creer que estábamos ante alguna Pale ale californiana. Una pasada. Luego vinieron dos más, la mítica TAP6 Aventinus (barril), un clásico sobre el que sobran las palabras, y la TAP4 Meines Grünes (botella), muy fresca y ligera. Para comer, Rosana se pidió un schnitzelvienés, el mejor schnitzel del viaje con diferencia (un filete muy tierno de ternera empanado y frito, y no de pollo o cerdo como nos lo sirvieron en algunos locales) y para un servidor el asado de cerdo con cerveza Aventinus, con sauerkraut(chucrut para los amigos) y reiberdatschi(una especie de tortitas de patata rallada). No tengo palabras para describir el gozo que sentimos con esta orgía para los sentidos.


Un buen festín.

Una salsita de Aventinus celestial…

Cualquier escapada a Munich estaría vacía sin la arquetipiquísima visita a la Hofbräuhaus, y aunque ya conocíamos este mítico local fundado ni más ni menos que en el s.XVI y las hordas de turistas eran lo suficientemente aterradoras para no repetir, al final terminamos animándonos al ver un cartel que anunciaba su cerveza estacional veraniega, la Munchner Sömmer, muy fresca, ligeramente cítrica y con un punto a lúpulo muy agradable.

La imponente Festsaal de la planta superior.

Justo enfrente de la acaparadora Hofbräuhausse encuentra el local que la cervecera Ayingertiene en Munich, el Ayingers Speis und Trank, dónde se puede disfrutar de su amplísima gama de buenas cervezas (a cual, mejor) y de su comida también excelente. Lógicamente y por estar fuera de temporada no pudimos pedir su totémica doppelbock, la Ayinger Celebrator, pero una estupenda Jahrhundertde barril (ligeramente lupuladita, muy sabrosa y de trago muy fácil) y una Altbayrisch Dunkel (muy suave, entraba como la seda) regaron maravillosamente bien un leberkäse (una especie de pastel de carne) pasado por plancha muy rico y una crema de champiñones sublime con una especie de rebanadas de una albóndiga gigante de pan. Los precios, al igual que en la Hofbräuhaus, un poco más subidos que en Schneider o Augustiner, pero mereció y mucho la pena visitar este local.




Una tarde que nos tuvimos que tomar más relajadamente por razones que no vienen al caso, nos animamos a visitar el Augustiner Braustuberl, o lo que es lo mismo, el restaurante que tiene alojado la tan querida Augustiner en el mismo edificio de la fábrica donde elaboran la cerveza. Aquí volvimos a pedir la maravillosa Helles tirada por gravedad directamente de la barrica de madera y nos animamos con una muy buena Dunkel de barril (no hay comparación posible con respecto a la versión en botella). Para comer elegimos un riquísimo codillo con salsa de cerveza oscura (supuestamente de la Dunkel) y una especie de plato tipo “familia feliz” pero a la alemana, con mucha carne de cerdo asada pero también pato, salchichas… Sin duda nos pusimos las botas.

Come hasta reventar…

La verdad es que admirar los exteriores de la fábrica con sus chimeneas humeantes y oler el intenso y embriagador perfume del mosto cociéndose es una experiencia realmente inolvidable, y lo más sorprendente es que este edificio está pegado al centro de una ciudad tan grande como Munich.

Edificio austero pero con cierto encanto.

Otra de las tardes que estuvimos por la ciudad también nos acercamos al biergarten de la conocida y “leonil” Löwenbräu, el Löwenbräukeller, perfecto para resguardarse del tórrido sol veraniego de mediodía e ideal para descansar tras un paseo por la zona de Königsplatz, con su Glyptothek o el pequeño pero muy interesante museo de paleontología (siendo de ciencias, el mítico Archeopteryx tira y mucho…). Pero más allá de eso y de ver los bonitos exteriores del edificio, por el excesivo ruido y humo del tráfico colindante, en mi opinión no merece demasiado la pena acercarse hasta aquí..

El bonito (y cableado) edificio.

Radler y Helles

Si algo tiene Munich además de cerveza son muchos jardines y parques. El más conocido y grande es el Englischer Garten(jardín inglés), dónde se encuentra uno de los biergarten más turísticos de la ciudad junto con la Hofbrauhaus, el de la Chinesischer Turm o torre china. El hecho de que sea uno de esos centros “atrae-turistas” nos llevó a hacer una visita rapidita y a marcharnos sin tomar la muy cara maß de Hofbräu helles que aquí sirven. Lo mejor y que sí merece la pena es ver la torre china, admirar el cercano Monopteros o, por qué no, echarse una siestecilla rápida en cualquier rincón del inmenso jardín.

La torre china antes del embrollo turístico.

En Munich y en general en toda Alemania es poco común ver tiendas de cervezas como las que conocemos por aquí pero en su lugar existen interesantísimos getränkemarkt (supermercados de bebidas en general, no solo alcohólicas) por todas partes donde puedes comprar cervezas de la zona, pocas de otros lander, casi todas ellas son de 50cl. y a precios realmente muy bajos (entre 0,65€ y 1€ la inmensa mayoría). El que más nos gustó en Munich fue el Getränke Oase, relativamente cerca de la estación central de tren y en el que se pueden encontrar auténticas rarezas de microcerveceras que se desmarcan del triplete alemán weiss/helles/dunkel. Local pequeño pero repleto de joyas y además el tipo que lo llevaba era un cachondo muy simpático que medio chapurreaba el castellano…

Dos pequeños pasillos repletos de joyas.
Una pequeña selección de cervezas de nueva ola.

Y con este auténtico must damos por finalizado el post recopilatorio sobre lo que dio de sí a grandes rasgos Munich en cuanto a locales. Se nos quedaron en el tintero algunas visitas a algunos clásicos muniqueses como Hacker-Pschorr, Paulaner o Spaten y también algunas micros pero a cambio dedicamos ese tiempo a disfrutar de no pocas cervezas en casa y sobretodo a visitar algunos sitios maravillosos de los que ya os iremos hablando en los sucesivos post.

Maibock, cerrando la primavera con cerveza.



Aunque ya hemos dejado atrás medio mes de mayo, no quería dejar pasar la oportunidad de hablar de uno de esos interesantísimos estilos estacionales que nos ofrece el calendario cervecero y así de paso también engrosar la sección de estilos históricos. Como anticipa el título del post, hablo de las Maibock, que evidentemente y como desvela su nombre se trata de Bock elaboradas para ser consumidas durante mayo.

Imagen tomada de aquí.


Historia y origen de las Bock.

Se cuenta que las Bock tienen su origen en Einbeck, ciudad alemana de la Baja Sajonia que durante la Edad Media pertenecía a la liga Hanseática. Esto último significaba formar parte de numerosas rutas de comercio, especialmente marítimas pero también terrestres, lo cual permitió que este estilo de cerveza se extendiera con suma facilidad por toda Europa al tiempo que se labraba una gran fama.

Algunas ciudades de la Hansa en el s.XV. Imagen tomada de aquí.

Pero en el sur de Alemania, allá por el s.XV, los ya por entonces reputados cerveceros muniqueses y también los nobles acaudalados que podían permitirse probarlas, admiraban y envidiaban a partes iguales esas elaboraciones norteñas. En 1540, el duque de Baviera Luis X, receloso de esa fama, consiguió que un maestro cervecero de Brunswick, ciudad vecina de Einbeck, viajara hasta Munich para intentar replicar con detalle esas Bock.

Posavaso de la Einbecker Brauerei.
Tomado de aquí.

Con el tiempo, y con mucho empeño también, los cerveceros bávaros fueron mejorando su propia receta pero no fue hasta 1612, con la liga Hanseática colapsándose y la consiguiente reducción de las exportaciones de Bock desde Einbeck hastaa Munich, cuando el por entonces duque de Baviera, Maximiliano I, invitó al mismísimo maestro cervecero de Einbeck, Elias Pichler, a su tierra. Lo que este último no imaginaba es que en lugar de recibirle con honores le iban a detener y obligar a reproducir con detalle esas Bock auténticas del norte para que por fin los bávaros pudieran gozar de Bock propias y de reconocida calidad. Tan solo dos años después, en 1614, las Bock elaboradas en la cervecera real muniquesa, la Hofbräuhaus, se habían ganado mucha fama y tenían poco que envidiar a las versiones sajonas aunque en lugar de ser Ales fuertes y oscuras elaboradas con cebada y trigo se tratara de versiones igualmente corpulentas pero con un color más claro, de baja fermentación y sin trigo.

Tal fue el éxito de las versiones de las Bock elaboradas en el sur de Alemania que un subestilo hoy en día tan conocido, las Doppelbock, nacieron en Munich allá por el s.XVIII, cuando unos monjes de la orden de Paula idearon una cerveza para las épocas de Cuaresma y Adviento en las cuales no podían comer nada sólido y una cerveza tan nutritiva les sería un sustento más que suficiente.

Posavaso de 1947 de Paulaner Salvator, la
considerada Doppelbock pionera. Foto tomada de aquí.


Maibock.

Las Maibock son un estilo muy reciente y muy probablemente tuvieran su origen a mediados del s.XIX, cuando los estilos de cervezas más claros empezaban a desplazar a los oscuros, siguiendo la moda empezada por las Pils y las lagers pálidas. Por ello, en aspecto no dejan de ser Bock en las que en lugar del color marrón o cobrizo, ofrecen un rango que va desde el dorado intenso al ambarino ligero debido al uso de maltas menos tostadas.

Se elaboraban en invierno para ser consumidas entre finales de abril y mayo y de hecho fue la Hofbräuhaus quien empezó con esta estacionalidad relacionando esta Bock más clara con la conocida fiesta del Día de Mayo celebrada alrededor del conocido Maibaum o palo de mayo.

Ketterer Maibock con el Maibaum de fondo. Poster HB tomado de aquí.

A diferencia de las Bock genéricas, una característica muy particular de las Maibock es que poseen un relativo protagonismo del lúpulo, el cual corta con un final más fresco las típicas notas acarameladas y tostadas de la malta, tan presentes en las Bock. Así tenemos un subestilo más ligero ideal para el tránsito entre el frío inverno y el verano en el que las protagonistas en los biergarten pasan a ser las Helles o las Weizen. Aún así no hay que olvidar que estamos hablando de un tipo de cervezas cuyo contenido alcohólico no es nada desdeñable, entre 6.3% y 7.4%.

Poster de Pschorr-Bräu tomado de aquí.


Helles Bock vs. Maibock.

En principio y aunque ambas denominaciones se mantienen con el paso de los años, entre Maibock y Helles Bock no hay más diferencia que la temporalidad. Las Maibock se elaboraban para tomarse en mayo, como decíamos entre el tránsito de finales del invierno y principios del verano, y de ahí sus características más suaves que otras Bock. Pero con el tiempo y su popularización, su consumo se fue extendiendo más allá del citado mes de mayo y se decidió directamente tratarlas como lo que son: Bock más claras o Helles Bock (Helles = clara en alemán).

Lowënbräu Heller Bock de 1962.
Etiqueta tomada de aquí.
Löwenbräu Mai Bock.
Etiqueta de Jorge Solana, blog Cerveriana.


En realidad los más puristas afirman que las Maibock poseen un color más ambarino que las doradas Helles Bock, pero como decía, ambas denominaciones muchas veces se utilizan como términos equivalentes al igual que ocurre con otros estilos como las Märzen y las Oktoberfestbier.


Simbología y nombre.

Independientemente del subestilo, todas las Bock comparten una misma simbología, una cabra levantada sobre sus patas traseras, ya que Bock significa cabra en alemán y de ahí que por ejemplo en las Doppelbock (doppel = doble) aparezcan dos cabras.

Poster de Frankfurter Bürgerbräu Bock tomado de aquí.

Pero como comentábamos al principio, el término Bock proviene de una derivación del nombre de su ciudad de origen, Einbeck, y de hecho “Ein Bock” es como se pide esta cerveza en alemán. Pero a pesar del más que razonable parecido, hay quienes insisten en relacionar el nombre y su símbolo caprino a través de leyendas e historias a cual más increíble. Una de ellas explica que el uso de la cabra como símbolo tendría su origen en el hecho de que las Bock se elaboraban en la época correspondiente al signo del horóscopo Capricornio, que en definitiva es una cabra. Pero más curiosa es una anécdota según la cual el duque de Baviera retó a un caballero de la norteña Brunswick a beber Bock en el casco de su oponente. Tras unas cuantas rondas el caballero no pudo aguantar mientras que el duque se mantuvo imperturbable, y como excusa el caballero no tuvo otra ocurrencia que culpar de su debilidad a una cabra que se había encontrado de camino.

Sea cual fuera el origen, y a pesar de su aparente inocencia, este símbolo no estuvo exento de polémica desde sus inicios ya que a los monjes bávaros no les gustaba por aquello de que la cabra siempre fue un animal relacionado con temas satánicos. Aún así, el símbolo logró rebelarse a los embates de la iglesia y hoy en día se sigue usando tanto en Alemania, como en otros muchos países, especialmente en los Estados Unidos, donde las Maibock gozan de una segunda juventud.

Maibock de Capital Brewery. Etiqueta tomada de aquí.
Berghoff Maibock elaborada con miel.
Etiqueta de Jorge Solana, blog Cerveriana.


A continuación os dejo unas cuantas joyas en papel, todas ellas alemanas y detalle de Jorge Solana del blog Cerveriana, buen amigo y grandísimo coleccionista a quien agradezco la ayuda con las etiquetas para el post.

Etiquetas de Jorge Solana, blog Cerveriana.


Y con esto damos por cerrado este post sobre las Maibock. Espero que os haya gustado y recordad que aún estáis a tiempo de probar alguna de estas cervezas antes de que el tórrido verano llegue a nuestras neveras o sino tendréis que esperar al año que viene…

"Nada mejor que una buena Maibock!!"
Imagen tomada de aquí.


Algunas de las fuentes consultadas.

- El libro de la cerveza. M. Jackson (1994).
- The Brewmaster’s Table. G. Oliver (2003).
- http://allaboutbeer.com/learn-beer/styles/stylistically-speaking/2006/07/maibock-to-helles-and-bock/
- http://allaboutbeer.com/learn-beer/styles/stylistically-speaking/2012/03/maibock-and-helles-bock/
- http://beer.about.com/od/boc1/a/BockHistory.htm
- http://www.germanbeerinstitute.com/Maibock.html
- http://www.germanbeerinstitute.com/Urbock.html
- http://www.bjcp.org/2008styles/style05.php